¿EN SERIO?
La chorrada de la semana: un Salero inteligente con altavoz
No, no echa la sal sola, sino que tenemos que usarlo como un salero normal. Eso sí, tiene luces y música.
Uno de los fines de la Tecnología en cualquiera de sus ámbitos -Transporte, sector Alimentario, Construcción, Electrónica, Medicina, etc- es el de facilitar la vida al ser humano, hacérsela menos cuesta arriba y permitirle disfrutar de ella. En los últimos diez años, los sectores tecnológicos han aprovechado a fondo la tecnología ‘Smart’ nacida con los teléfonos móviles inteligentes, y hoy día vemos cómo cualquiera puede hacerse una casa inteligente sin necesitar el presupuesto de Steve Jobs o Bill Gates.
Un Salero inteligente con altavoz
¿La clave? Elementos como poner bombillas, lámparas y electrodomésticos con Bluetooth y WiFi, y conectarlas a Internet además de tener un asistente físico como el Echo de Amazon o el HomePod de Apple, altavoces inteligentes en cada habitación que lo mantienen todo conectado. Pero lo que esta compañía nos propone se sale un poco del ámbito de lo ‘útil’ y ralla en lo muy absurdo, porque ¿alguien nos explica para qué demonios necesitamos un salero inteligente que no echa la sal sola, sino que necesita ayuda?
El gadget es así: Imaginad un salero de gran tamaño que viene equipado con luces LED, un altavoz, dispensador, Bluetooth y batería para dos horas de autonomía. Smalt trae una app para el móvil con la que podemos cambiar la luz y poner el tono que queramos dar al ambiente, hacer que reproduzca música por el altavoz, y ordenarle que agite la sal en su interior o que deposite un poco en el dispensador. Sí, exacto, necesitamos coger el móvil, agitarlo físicamente o darle a la pantalla para que el salero deposite sal en el depósito, luego cogemos el depósito y lo echamos sobre la comida. También se puede conectar a Amazon Echo para darle una orden al salero de verter sal en su dispensador a través de Echo.
Proceso de vertido manual
Pero en el fondo todo se reduce a una cuestión: hay que coger el dispensador o el propio gadget para echarnos sal a nuestro gusto. No se trata de un salero-dron que aparece de repente, echa la sal y se va, sino de un salero que podemos manejarlo directamente o a través del móvil para la tontería del siglo de pedirle a través del smartphone que eche sal a su dispensador… Cuando con un salero normal lo cogemos, lo vertimos y tardamos cuanto, ¿de 1 a 3 segundos? Y sin tener que usar el móvil de intermediario además.
Quizás que su función más destacada es la registrar la cantidad de sal que llevamos echada en las comidas, pero de nuevo hace falta usar el móvil, ya que no se puede leer en el propio dispositivo. Por si a alguien le interesa esta muestra de absurdo hipsterismo tecnológico, el Smalt cuesta nada menos que casi 200 euros. Aunque en plena campaña de Indiegogo está a menos de 100€, y de la cual apenas ha recaudado un 32% de la cantidad que sus creadores necesitan para apoyar el proyecto, aunque aún tienen un mes por delante para lograrlo.