Reservoir Dogs: Bloody Days
- PlataformaXBOPC5
- GéneroEstrategia, Acción
- DesarrolladorBig Games
- Lanzamiento18/05/2017
- TextoEspañol
- EditorBig Star Games
Reservoir Dogs, análisis
La obra de culto de Tarantino regresa a los videojuegos con un título de acción disparatado y sangriento que no cumple con las expectativas. Las buenas ideas no terminan de cuajar y el conjunto hace aguas en casi todos los apartados.
¿Has terminado ya?, porque me importa una mierda lo que sepas o no sepas... te voy a torturar de todos modos”.
Nadie dijo que hacer películas clásicas fuera fácil, pero Quentin Tarantino es uno de esos directores que por su talento natural ha conseguido que varios de sus trabajos alcancen ese estatus dorado. Pulp Fiction o Kill Bill son dos de los ejemplos más destacados, aunque también su opera prima, Reservoir Dogs (1992), ha logrado entrar en el Olimpo del séptimo arte. El debut cinematográfico del también director de Malditos Bastardos y de Django Desencadenado ya atesoraba los ingredientes básicos de su cine: violencia, sangre, cigarrillos, música con sentido, estructura no lineal y una buena dosis de locura. Elementos esenciales de una cinta que sigue conservando toda su frescura.
Reservoir Dogs cuenta la historia de varios criminales que no se conocen entre sí, por lo que utilizan seudónimos como “Sr. Blanco” o “Sr. Naranja” para preservar sus respectivas identidades ocultas. El grupo de maleantes es contratado por Joe Cabot y su hijo Nice Guy con el fin de dar un golpe en un almacén de diamantes. Cierto es que sobre el papel los planes siempre suenan más sencillos, pero a la hora de ejecutarlos aparecen los contratiempos. Huelga decir que la jugada no sale exactamente como estaba prevista. La narración no se centra en el atraco en sí, sino en los momentos posteriores, cuando los gánsteres se reúnen en un viejo almacén para repartir el botín y dilucidar quién es la persona que se ha infiltrado y que ha puesto sobre aviso a la policía. De todas formas, la película perfila a los personajes también a través de diversos flashbacks, incluida la magistral escena del desayuno que abre el largometraje.
La década de los dos mil era todavía una época en la que las desarrolladoras tomaban las licencias más importantes y las trasladaban a los videojuegos. Normalmente se trabajaba con productos de actualidad para aprovechar el tirón de la licencia y coincidir con el estreno de las películas en el cine. Así, Harry Potter, El Señor de los Anillos, Peter Jackson’s King Kong, Avatar o Shrek se pasearon por las distintas plataformas del momento. Películas clásicas como El Padrino o 007: Desde Rusia con Amor tampoco se quedaron fuera de la ecuación. En ese afán por recuperar a los clásicos, Reservoir Dogs encontró su refugio particular. SCI y Eidos Interactive publicaron la versión videojuego de la película en PlayStation 2, Xbox y Game Cube. El resultado fue, como solía ocurrir en la mayoría de los casos, mediocre. Era un shooter en tercera persona con fases de conducción y tiroteos poco inspirados. El guion, a pesar de ser bastante fiel a los acontecimientos de la cinta original, profundizaba algo más en algunos aspectos que no aparecían en la película, sobre todo en el sangriento golpe y en la huida posterior. Sin embargo, ni las mecánicas ni los gráficos ni el propio desarrollo del hilo narrativo reunían la calidad necesaria para equipararse y hacer honor a una licencia de este calibre.
Más de una década después, Big Star Games ha recogido el testigo y ha presentado Reservoir Dogs: Bloody Days para Steam y Xbox One. El estudio barcelonés es un equipo que trabaja principalmente con licencias de terceros y adapta películas y series a los videojuegos. Eso sí, lo hace con presupuesto indie y con títulos de pequeña escala. Antes de que se atrevieran con la obra de Tarantino comercializaron Fist of Jesus: The Bloody Gospel of Judas, un desternillante beat’em up clásico basado en una película que a su vez homenajeaba a La vida de Brian. En definitiva: Jesucristo, resurrección de Lázaro fallida y gore, mucho gore.
Sin noticias de Tarantino
Algunos se preguntarán por qué Bloody Days mantiene el nombre de Reservoir Dogs en su título. El nuevo trabajo del estudio de Barcelona es un juego de acción sin pausa, mientras que la película está enfocada en el diálogo de personajes y en la construcción de una historia sólida. De hecho, toda la parte del atraco queda fuera del largometraje. En cambio, el equipo desarrollador ha optado por dejar de lado el guion para centrarse exclusivamente en la jugabilidad.
Queda patente que el argumento no es el punto fuerte de este videojuego. La narración es obtusa y se reduce a un par de diálogos al principio de la misión y en momentos puntuales de la misma. Las conversaciones carecen de interés y están abocadas a que el jugador pase de ellas sin contemplación que valga. Grosso modo se supone que es una especie de precuela de la película, aunque en la práctica es un conjunto de misiones mal entreveradas que comparten personajes con el filme—o nombres más bien—y que conectan finalmente con la obra original.
Las dieciocho misiones disponibles pecan de repetir situaciones una y otra vez. El juego hace uso de la vista cenital y el usuario maneja a unos personajes que se mueven por distintos escenarios en busca de su próximo blanco. Las situaciones siempre desembocan en una oleada de tiros que tiñen de rojo carmesí el suelo y dejan amontonados los cadáveres allá donde caen. Podéis olvidar cualquier intento de negociación, pues en Bloody Days se habla solo con el cañón de la pistola.
El control es muy sencillo. Con un par de teclas del teclado manejamos a los personajes; con el ratón apuntamos y disparamos a casi todo lo que se mueve (respetemos la vida de los civiles siempre que podamos, por favor, pero robémosles el dinero antes). Como el juego también sale en Xbox One, el control se ha adaptado al mando de la consola, y al igual que en el caso del teclado, se pueden elegir dos disposiciones de control diferentes. Aun así, el ratón sigue siendo más preciso.
¿Y si pudiéramos ir atrás en el tiempo?
Reservoir Dogs es una película alocada, delirante, sangrienta y mordaz. Con todo, la crudeza no da paso a la fantasía. Lo contrario ocurre en el título de Big Star. El estudio ha incorporado la mecánica de rebobinado como uno de los elementos clave de la jugabilidad:
En cada misión tendremos que llevar a al menos dos personajes principales, cada uno con sus características específicas (vitalidad, robo y velocidad). Si uno de los atracadores muere la partida llegará a su fin y deberemos volver al último punto de guardado. En algunos encargos nos acompañará un tercer hombre más prescindible, puesto que al caer, la partida continuará sin mayores preocupaciones. No en vano, sus compañeros no reaccionarán ante la muerte y la partida seguirá su curso natural.
El intríngulis será alcanzar los objetivos coordinando a los dos personajes. Es aquí donde entra en juego la mencionada mecánica de rebobinado. De esta forma, al mover al personaje principal por los escenarios aparece un contador de segundos en pantalla. Con una sola tecla podremos volver atrás en el tiempo y manejar al otro personaje, que realizará otras acciones durante el mismo tiempo que han durado los movimientos del anterior delincuente (máximo treinta segundos). Para superar cada fase tendremos que llevar a los dos maleantes a un punto marcado de la pantalla, a veces localizado en el mismo lugar y otras veces en zonas opuestas. Por otra parte, en ocasiones tendremos que amenazar a un rehén a punta de pistola para que abra la siguiente puerta.
Limpiar el escenario de enemigos es más liviano cuando tenemos la posibilidad de utilizar a un personaje primero y luego al otro. Se materializa el toque estratégico, que por desgracia termina difuminándose por culpa de que la mecánica no está bien implementada. Uno podría pensar que es posible utilizar al primer criminar para que se encargue de los enemigos de una zona, de modo que al regresar en el tiempo el segundo pueda hacer lo propio en otro emplazamiento del mapa. Sin embargo, el sistema se rompe porque los enemigos se comportan de forma diferente al rebobinar y te dejan vendido a una muerte casi segura. Sí, el personaje que antes habéis controlado actúa igual, pero los enemigos hacen cosas distintas y te la juegan rápidamente. Tampoco sirve eso de intentar acabar con todos utilizando a un único delincuente, ya que al rebobinar probablemente te topes con el certificado de defunción.
La diversión que brinda esta jugabilidad tan rápida se trunca por culpa de las frustraciones que provoca el azar. Es un sentimiento que surge ante la certeza de que superar un obstáculo no siempre depende de tu habilidad, sino de la suerte. Igual frustración se siente cuando te quedas sin balas y buscas desesperadamente un arma en el suelo. Esa fracción de segundo, ese instante que dedicas a barrer el escenario con la mirada, el lapso de tiempo que empleas para alcanzar el ansiado rifle de asalto…segundos o milésimas de segundo al fin y al cabo, pero suficientes como para que los personajes sucumban de un escopetazo fortuito.
Todas las misiones se gestionan a través de un mapa. Con el dinero ganado en otros atracos podremos desbloquear nuevas tareas y escenarios. Como no podía ser de otra manera, los billetes serán cruciales. Además de robar dinero directamente de las personas, habrá situaciones en las que deberemos hacernos con el dinero de cajas registradoras, armarios o cajones.
A pesar de que las situaciones no son muy variadas, las fases de contrarreloj son intensas. Conseguir algo en poco tiempo es un reto considerable, pero el problema es el antes mencionado: la mecánica de rebobinado está rota. Lo mismo pasa con la dificultad, que no es elevada de por sí, pero que se alimenta de las muertes continuas nacidas, en gran medida, de los errores del propio juego.
A la hora en la que el presente análisis está todavía en proceso de redacción, todavía no se ha activado el modo Tip Challenge, que ofrecerá un reto mensual en niveles especiales.
Apartado técnico
Todo parecido con los personajes de la película es pura coincidencia. O al menos esa es la sensación que se nos queda después de estar largas horas junto a los pistoleros protagonistas de este Reservoir Dogs. Gráficamente está a la altura del resto de la producción, es decir, en un escalón muy bajo. Evidentemente, el presupuesto no ha sido elevado, ya que se trata de un videojuego indie. De todas formas, los diseños cartoon no son demasiado acertados, máxime teniendo en cuenta el tono de la película en la que está basado. Los enemigos y civiles son más de lo mismo, y además se repiten con asiduidad.
El juego se desarrolla en vista cenital. Manejamos a los personajes por escenarios que no destacan por su riqueza ni por sus detalles. Da la impresión de que todo es genérico, como si lo hubiéramos visto ya con anterioridad. Además, en algunos puntos concretos se registran ciertos problemas de rendimiento.
El sonido es uno de los apartados más flojos del título. Varios temas resuenan en bucle. Son melodías de guitarra de corte americano cuyas tonadillas intentan imitar a la obra en la que se basa, no con el éxito esperado. Se echan en falta muchos más temas que acompañen al festival de acción y sangre. Tal y como hemos comentado unas líneas más arriba, la narrativa brilla por su ausencia y los diálogos no han sido doblados. Los efectos son a todas luces insuficientes, ¡y qué decir de los chillidos de los civiles asustados! Mismo grito para todos los personajes extra.
Mejorable
Puede tener elementos aceptables y entretener, pero en general es una experiencia que no dejará huella. Sólo recomendable en caso de sequía de este género de juegos.