Mr. Shifty, Análisis

Las cosas a veces no son lo que parecen: ni tener superpoderes te hace inmortal, ni tener una mecánica aparentemente de puzle te impide ser un juego de acción arcade. Porque más allá de comparaciones con otros títulos por su aspecto gráfico o jugabilidad, Mr Shifty destaca por tener ese toque arcade que hace que vuelvas a intentar una y otra vez esa sección que te resiste. El game over es tu amigo, ese que te da una palmada en la espalda y te recuerda que tú puedes, solo hace falta intentarlo una vez más.

La jugabilidad manda

Aunque recuerda a propuestas de acción rápida como Hotline Miami o la sección del Nakatomi Plaza de Die Hard Trilogy, aquí el ritmo de la acción es en general endiablado, pues estamos literalmente esquivando balas que silban sobre nuestra cabeza (y en el caso de grandes ametralladoras, no una cantidad pequeña). A ello se le añade esquivar rayos laser en movimiento, ametralladoras automáticas… 

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Por suerte a veces podremos parar un momentito antes de lanzarnos a masacrar a nuestros enemigos, pero una vez empiece la trifulca, nuestra precisión a la hora de teletransportarnos antes de que nos alcance de pleno una bala marcará la diferencia entre la vida y la muerte. Y es que nuestro personaje no tiene ninguna barra de vida: cualquier golpe supone la muerte, y eso a su vez repetir desde el último punto de control. 

Tampoco podemos usar armas de fuego y tendremos que conformarnos o bien con nuestros puños o con utensilios variopintos como escobas, palos, cabezas de estatuas, extintores y hasta latas de refresco. También contaremos con la habilidad que da nombre a nuestro protagonista: su capacidad para teletransportarse hasta cinco veces consecutivas (se vuelve a recargar cuando no la estamos usando).

Para obtener estos últimos en muchos casos deberemos romper elementos del escenario, el cual es casi plenamente destructible, desde mesas y cajas hasta cristales e incluso paredes. También podremos servirnos de elementos del entorno, como estampar puertas cerradas en la cara de los enemigos apostados al otro lado, o las ventanas que dan a la calle para arrojar a nuestros enemigos al vacío.

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La inteligencia artificial está bastante conseguida, de forma que no solo se limitan a perseguirnos sino que si desaparecemos tras una pared intentarán deducir donde estamos, o dividirse para emboscarnos. Esto juega a nuestro favor si sabemos organizarnos para aplicar la vieja técnica del divide y vencerás. 

También se alertarán si hacemos ruido al romper algo, incluso detrás de paredes, lo que podemos usar en nuestro beneficio. Pero a pesar de ello, el juego no saca partido a estas mecánicas de sigilo puesto que para avanzar a la siguiente sección siempre debemos acabar con todos los enemigos, y una vez empecemos a atacar a uno, el resto reaccionarán automáticamente.

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Para ayudarnos cuando las cosas se ponen difíciles, el juego cuenta también con un modo de cámara lenta que se activa automáticamente cuando alguna bala pase silbando junto a los oídos de Mr Shifty si hemos encadenado suficientes ataques antes. Una habilidad que nos sacará de más de un apuro pero que habría sido incluso más útil se hubiera podido elegir manualmente cuándo usar.

Los controles en sí buscan la máxima sencillez, con apenas tres botones (teletransporte, puñetazo y coger/usar arma) con los que no cuesta ningún esfuerzo acostumbrarse desde el primer momento.

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Técnicamente cumplidor

Dejando a un lado la jugabilidad, gráficos y sonido se dedican exclusivamente a cumplir su papel, sin alardes en ninguno de los dos casos pero sin que supongan tampoco un lastre para la experiencia. Sí destaca lo fluido que se mueve todo, lo que en este caso es importante de cara a la jugabilidad.

Los niveles se distribuyen en capítulos de unos diez minutos más o menos de duración, con una dificultad creciente pero un desarrollo similar. Entre ellos (y durante, gracias a los mensajes de una hacker que nos apoya de forma remota) se nos cuenta una historia olvidable y llena de clichés que sin embargo cumple su cometido de ambientar el título sin más pretensiones.

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No se puede decir lo mismo de la localización, que como viene siendo la tónica de muchos títulos indie recientes, se conforma con calcar el inglés con frases confusas y múltiples erratas, aunque en este caso no parece que la traducción haya sido automática.

Este análisis se ha realizado a partir de la versión PC.