BYE-BYE BOXBOY!
- Plataforma3DS9
- GéneroPuzle, Plataformas
- DesarrolladorHAL Laboratory
- Lanzamiento23/03/2017
- TextoEspañol
Análisis de Bye-Bye BoxBoy!
HAL Laboratory despide al cubo que ya protagonizó dos juegos en la Nintendo eShop con un tercer título que aprovecha lo anterior para introducir sus propias propuestas.
Algo común de las franquicias de Nintendo es la evolución, a lo largo de las diversas entregas de Mario, Kirby o cualquier otra saga, de una mecánica básica que se ve complementada y aumentada con distintas variables. Mario sigue siendo un juego de saltar, y Kirby un plataformas amigable donde podemos absorver los poderes de los enemigos, pero a lo largo de los años los hemos visto hacerse más complejos y distinguirse de la anterior iteración.
Precisamente son HAL Laboratory, los creadores de la bola rosa de Nintendo, los que dicen adiós a BoxBoy tras dos entregas donde se siguió a rajatabla la máxima comentada. La idea detrás de este juego de puzles y plataformas es simple: superar una serie de pequeños niveles controlando a una caja que tiene un movimiento muy limitado (no puede más que desplazarse a izquierda o derecha y su salto es muy corto) que se ve compensado con la habilidad de crear otras cajas, con las que podemos construir caminos, esquivar obstáculos, usarlas como gancho y otras tantas posibilidades.
En Bye-Bye BoxBoy! las mecánicas introducidas en las dos anteriores entregas (las diversas maneras de usar las filas de cajas en el primero y los bebés del segundo, aunque en este caso no pueden construir sus propias cajas) se recogen, mezclan y reconstruyen con los nuevos elementos introducidos. Con esto no queremos decir que tengas que pasar por esos títulos para disfrutar este, pues en los primeros mundos se nos enseñan con acierto, sin prisa pero tampoco entreteniéndose demasiado, todo lo que necesitamos para que las novedades puedan ponerse sobre la mesa. La curva de dificultad es lo suficientemente suave para que no nos estalle la cabeza cuando comienzan a surgir cajas que permiten teletransportarnos, crear bombas, usarlas como cohete o mover una fila de ellas como si jugáramos a Snake.
De hecho, sorprende cómo se nos presentan las diversas propuestas. En cada uno de los 18 mundos (y cuatro más que aparecen al completar el juego, lo que hacen un total de más de 180 niveles), se nos enseña una habilidad o una forma distinta de utilizar una que ya conocíamos. A lo largo de las fases de ese mundo esa base se va haciendo cada vez más compleja, haciéndonos mejores jugadores, haciendo que nos sintamos inteligentes. Y cuando se ha explotado su uso, el conjunto de niveles termina y se abre otro mundo, que introduce otra mecánica novedosa sin olvidar los conocimientos que hemos aprendido por el camino.
Así, Bye-Bye BoxBoy! nos enseña en los primeros compases de cada mundo que podemos usar las filas de cajas para crear escaleras o estructuras para pulsar un botón inaccesible, que no podemos pisar los pinchos, que las cajas se destruyen si se acercan demasiado al humo negro, que las cajas bebé que debemos acompañar a la meta seguirán nuestro camino en paralelo, que las cajas cohete pueden usarse para volar… Y conforme vamos avanzando, tenemos que aplicar esas enseñanzas de maneras menos obvias, conjugadas con otras (por ejemplo, el uso de las cajas como gancho con las cajas de teletransporte) y que nos obligan en ocasiones a dejar los dedos quietos mientras analizamos el espacio de la pantalla.
Sin embargo, no es un juego difícil ni frustrante. Como los mejores Kirby o Yoshi, aquí el reto no está en ver los créditos, sino en estrujarnos los sesos para conseguir las coronas que hay repartidas por cada nivel y que no podemos conseguir si hemos usado más cajas de las estipuladas para llegar hasta ellas. También, por supuesto, en esos ya mencionados mundos extras que se desbloquean al completar el juego y en los desafiantes Desafíos, valga la redundancia.
La pequeña y minimalista historia que nos cuenta el juego sitúa a BoxBoy y sus amigos en una nave espacial que debe viajar por varios planetas para eliminar un metafórico humo negro de ellos. Es en esa nave donde se encuentra la tienda, donde podemos gastar las monedas que obtenemos tras completar cada nivel en pistas de la minimalista y alegre banda sonora, en disfraces para convertir a nuestro protagonista en una caja-calamar o en una caja-detective, en breves tiras cómicas o en - y aquí es a donde queríamos llegar- desbloquear mundos de desafío.
Si en los mundos normales se nos enseñaba a usar diversas mecánicas para después profundizar en ellas, en los cinco mundos desafío se nos adiestra como expertos de las mismas. Lo intuimos ya en el propio apartado artístico de estos niveles: los colores y la banda sonora animada se deja de lado por una paleta blanquinegra y una música más pausada. Lo comprobamos cuando cada uno de estos desafíos nos quitan una habilidad básica, prohibiéndonos saltar o lanzar cajas, por ejemplo. Con la sustracción de esas mecánicas que ya llevamos insertas en la parte del cerebro que se ocupe de ello, el juego nos obliga a analizar el nivel de otra manera y a buscar soluciones distintas a las aprendidas.
En definitiva, Bye-Bye BoxBoy! es un ejemplo breve y conciso de lo que Nintendo como marca y HAL Laboratory como estudio representan: el videojuego con base en las mecánicas, el uso de habilidades y escenarios como si tuviéramos un juguete en las manos, la precisión en la ejecución y la sonrisa que queda en la boca del jugador causada por superar un reto o por las notas de humor desperdigadas aquí y allá.
Excelente
Un título referente en su género, que destaca por encima de sus competidores y que disfrutarás de principio a fin, seguramente varias veces. Un juego destinado a convertirse en clásico con el paso de los años. Cómpralo sin pestañear.