Kona
Análisis de Kona
Tras un largo periodo de desarrollo, Kona aterriza en el mercado para intentar desmarcarse del resto de aventuras narrativas. Lucharemos contra la madre naturaleza en pos de sobrevivir y disipar todas las incognitas alrededor de un pequeño pueblo rural al norte de Quebec, Canadá.
La factoría independiente sigue gozando de una salud excelente. Tras su explosión allá por 2009, la bandera de la libertad creativa sigue hondeando —y cada vez más— en aquellos estudios que deciden adentrarse en este desafío por sus propios medios. Gracias al auge de diversos portales de financiación colectiva, hoy podemos disfrutar de títulos de la talla de Pillars of Eternity, Wasteland 2 o Star Citizen —entre muchos otros—. La obra que trataremos en las próximas líneas ha seguido la misma senda de los anteriormente citados, consiguiendo por fin alcanzar la orilla tras meses y meses de arduo trabajo.
Parabole, un pequeño estudio canadiense, deja atrás el largo periodo de acceso anticipado en Steam por el que ha pasado su proyecto para poner por fin todas las cartas sobre la mesa. Estamos ante una aventura narrativa un tanto atípica, pues si bien su principal intención es desarrollar los diversos hilos argumentales a través de la interacción del usuario con el entorno, el producto plantea una serie de facetas que permiten construir una experiencia compleja en comparación con el resto de competidores directos —o al menos lo intenta—. De esta forma, Kona aterriza en nuestros hogares.
Antes de comenzar nos gustaría recalcar que el texto se encuentra libre de revelaciones argumentales.
Detective a tiempo completo
Octubre de 1970. Encarnaremos a Carl Faubert, un afamado detective privado que acude a un recóndito pueblo al norte de Quebec, Canadá, con el fin de investigar la oleada de vandalismo sufrida por la parte contratante. Nuestra llegada parece estar marcada por la mala fortuna, y tras un largo trayecto terminamos accidentando a pocos kilómetros de nuestro destino. La nieve invade de repente los vírgenes bosques alrededor del lago Atamipek, extraño suceso que no nos pasará desapercibido. Los primeros pasos por el mundo de Kona estarán marcados por la confusión que supone encontrarnos en un lugar inhóspito, indefensos ante la ventisca que azota el lugar.
Pronto descubriremos que nuestras acciones estarán acompañadas por la voz de un narrador en tercera persona, el cual hará las veces de guía durante todo el desarrollo. Gracias a sus intervenciones, mantendremos un mejor orden de lo que ocurre en pantalla, aportando consejos y curiosidades útiles para la aventura —diseccionadas dentro de nuestro diario—. Tras unos sucesos que no revelaremos, la investigación dará un giro de ciento ochenta grados. ¿Qué está ocurriendo en este pueblo? ¿Por qué ha desaparecido todo el mundo? Las incógnitas alrededor de sus habitantes surgen a medida que ahondamos en el misterio.
La mayor parte del pueblo y sus alrededores estarán disponibles para explorarlas con completa libertad tanto a pie como en vehículo, aunque el avance de la trama estará establecido principalmente dentro de la mayoría de hogares. Más allá de ellas, tendremos la oportunidad de alargar nuestra estancia con la búsqueda de los diferentes coleccionables, pero son solo tareas opcionales que no interfieren con el grueso de la trama. Nuestros esfuerzos para sacar la verdad a la luz se centrarán en descubrir las cuatro escenas retrospectivas localizadas en la zona mientras nuestro conocimiento del trasfondo aumenta.
Sin embargo, el título vive demasiado de sus primeras impresiones. Tras la sorpresa inicial, las diferentes pesquisas que iremos descubriendo por nuestra cuenta serán confusas, careciendo de valor real en su mayoría. Son loables los esfuerzos de la compañía por formar una narrativa basada en diminutas piezas literarias descubiertas por el hacer del jugador, pero no sentimos que esté bien construida; se convirtiéndose en historias separadas con lagunas que no terminan de encontrar un sitio de referencia en el arco principal. Esto afecta de forma directa al ritmo del juego, siendo irregular conforme pasan las horas. Lamentablemente las sensaciones no mejoran en su desenlace, donde nos encontraremos envueltos en un suceso que choca respecto a todo lo vivido con anterioridad. Lo abrupto que resulta deja una sensación amarga.
Al calor del fuego de mi hoguera
En materia jugable, como comentábamos previamente, Kona intenta desmarcarse de los demás planteando varias mecánicas que permiten ofrecer mayor profundidad a la travesía. Carl contará con tres barras de estado que vigilaremos en todo momento: salud, calor corporal y concentración. Serán las dos últimas las más susceptibles a cambios, afectando a la jugabilidad cuando descienden a ciertos puntos. Si no cuidamos nuestra temperatura terminaremos muriendo de frío, al igual que el estado mental del investigador; cuanto más bajo sea menos acciones podremos realizar, disminuyendo también el campo visual.
Para sobrevivir, buscaremos cobijo alrededor de las diferentes hogueras encontradas a nuestro paso, las cuales harán las veces de puntos de guardado. Para encenderlas deberemos reunir varios objetos concretos dentro de nuestro inventario —en este caso unas cerillas y algo de leña—. La gestión de la mochila será una de nuestras responsabilidades dentro de Kona. Su límite es un tanto escaso, y dependiendo del ítem ocupará un mayor o menor espacio. Como añadido, tendremos a nuestra disposición el maletero del vehículo personal de Carl para aliviar nuestra carga.
Las buenas intenciones a la hora de plantear esta serie de facetas terminan quedándose precisamente en eso, intenciones. Al poco tiempo descubriremos que sobrevivir en la estepa se convierte en una tarea trivial. El estudio otorga demasiadas concesiones al jugador, por lo que nos veremos en muy contadas ocasiones amenazados por los peligros climáticos. Además del frío, los lobos serán nuestros mayores adversarios. En algunos momentos nos toparemos con una manada de ellos si nos encontramos alejados de los puntos habitados.
Combatirlos no siempre es la opción más adecuada; ahuyentarlos al disparar armas de fuego al aire o lanzando pequeños filetes a sus pies serán técnicas útiles. Las posibilidades son variadas, pero pocas veces nos veremos en esta tesitura. Es una lástima que el combate deje bastante que desear. El uso de hachas o palancas como herramientas de defensa se ve mermado por unas inconsistentes animaciones. Algo parecido ocurre con las armas balísticas, resultando erráticas a los mandos.
El número de hogueras es excesivo, y a poco que exploremos nos veremos con una buena cantidad de los recursos necesarios para sobrevivir. Tenemos la sensación de que el título se encuentra en tierra de nadie. Por una parte está claro que su principal atractivo son las pesquisas argumentales y el modo de narrarlas, pero por otro ofrece una mayor profundidad jugable para aquél sector de la comunidad con recelos ante este tipo de propuestas. Este deseo de satisfacer a sendas partes repercute directamente en el producto final, pues no termina de cuajar en ninguna de las dos facetas.
El misterio del lago Atamipek
Completar la aventura principal nos llevará alrededor de cuatro o cinco horas dependiendo de nuestro ritmo, alcanzando las ocho si queremos completar cada uno de los coleccionables que propone. Pese a las malas sensaciones comentadas, Kona no se hace pesado en ningún momento, de hecho es ligero de jugar y dura exactamente lo que necesita. Por la parte visual, se ve empañado por un irregular rendimiento. La versión que hemos tenido la oportunidad de analizar corresponde a la de PlayStation 4 Pro, y al menos en ella la tasa de fotogramas por segundo varía demasiado —sobre todo en interiores—. En la parte gráfica resaltan las costuras a simple vista, pero la representación del entorno y el tranquilo pero acertado acompañamiento musical sorprende en una producción de este calibre.
El buen trabajo recreando la atmósfera de los poblados rurales canadienses en plena década de los setenta es sin duda una de sus principales bazas. Consigue transmitir con acierto la soledad a la que nos vemos sometidos, manteniendo ese aura de misterio a cada minuto que pasamos en él. Todos los hogares han sido mimados casi al milímetro para que de un solo vistazo podamos entender cómo es la vida en el lugar. Como apunte, las ayudas visuales son escasas y en pocos momentos facilitan la navegación. Nos valdremos del entorno y las pistas que encontremos para resolver con acierto los obstáculos que nos encontraremos.
A ello hay que sumarle los diversos puzles y el backtracking que en algunas ocasiones se planteará. Lo cierto es que en nuestro periplo no nos hemos visto forzados a realizarlo, pues una vez llegábamos a nuestras metas nos vimos pertrechados con los objetos necesarios para superar las pruebas. Pero no a todos los usuarios les ocurrirá lo mismo. Existen algunas recompensas por completarlas que nos harán nuestra travesía un poco más amena. Recordemos que todos los textos de Kona se encuentran en castellano, mientras que el doblaje puede cambiarse entre el inglés o el francés.
Correcto
No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.