Tras varios escollos en el camino y con casi 6 meses de retraso respecto
a Japón, parece que Abril de 2017 es la fecha escogida para exponer al
mundo a otra temible amenaza parapsicológica. ¿Te animas a luchar contra
ti mismo y salvar el mundo?
Mucho ha llovido en el mundo de los videojuegos desde que en el lejano 1987 el retoño de la novelista Aya Nishitani y Atlus viese la luz en tierras niponas. En el primitivo Digital Devil Monogatari – Megami Tensei, se nos enfrentaba con una crisis esotérica sin precedentes, en el que el mundo se ve invadido por demonios invocados por accidente a través de un programa informático y sólo su creador, acompañado por una compañera de clase que resulta ser la reencarnación de la diosa Izanami, será capaz de detenerlos. Durante el juego somos capaces de usar armas, magia e invocar y reclutar demonios para luchar en nuestro bando, lo que unido a la vista en primera persona consiguió crear un título único y novedoso para la época, en la que pocos juegos contaban con una narrativa tan lóbrega y pesimista.
Esta combinación de elementos únicos ha cosechado muchos éxitos para la saga Shin Megami Tensei, pero también ha sido la artífice de su maldición. A pesar de ser una saga prolífica en cuanto a títulos, remakes y spin-offs, a menudo lo difícil de su temática, su elevada dificultad y su gusto por poner al jugador ante situaciones moralmente complejas ha hecho que los “Megaten” se hayan convertido en una saga de culto a menudo conocida por un sector minoritario de la comunidad gamer, en especial fuera de las fronteras niponas, donde las ventas de estos juegos son mucho más discretas que en su país de origen. Para solventar este problema, Atlus, que nos tiene acostumbrados a juegos con un nivel de originalidad elevado, hizo una jugada arriesgada: reinventar la saga para darnos los mismos conceptos pero bajo puntos de vista nuevos y frescos. De este esfuerzo por llevar el oscuro mundo de Megami Tensei al gran público surgieron nuevas sagas, tales como Devil Survivor, Devil Children, Devil Summoner o el recientísimo Tokyo Mirage Sessions. Pero sin duda, la saga que ha conseguido robar nuestros corazones es sin duda, la Saga Persona.
Bienvenido a la habitación de terciopelo
"It's Time to make history, yeah!"
En este título, nos ponemos en la piel de Yu Narukami, un adolescente que debe ir a pasar un año con su tío en Inaba, una pequeña población rural mientras sus padres están fuera del país por motivos de trabajo. Tras adaptarse a su nueva situación y empezar a hacer amigos, ocurre un truculento asesinato y el cadáver de una de las chicas del instituto aparece colgado en una antena de televisión. Los estudiantes comienzan a relacionar el asesinato con un extraño rumor, que dice que si enciendes la televisión a media noche durante un día de lluvia, se aparecerá la silueta de la persona que más te ama en el mundo. Llevado por la curiosidad, el protagonista decide comprobarlo y descubre que cuando su mano toca el televisor, es capaz de traspasarlo, pudiendo entra así en “el otro lado”, un mundo retorcido y siniestro donde los peores temores se hacen realidad.
Dancing All Night
Quizá el cambio más interesante llega con el tercer juego de la saga. Persona 3 inicia lo que será la tónica de los juegos venideros, en los que un color y su significado inherente es el protagonista y modulador de la dirección de arte de todo el juego. El “color central” de Persona 3 es el azul, color que simboliza tristeza, quietud, reflexión, la noche y la inmortalidad. Fijándonos cuidadosamente, podemos ver como todos estos atributos impregnan todos los rincones del título causando desasosiego y tristeza, pero hace que podamos inclinarnos aún más a la reflexión. Nuevamente, la cuidada selección de temas de su banda sonora nos mete en una montaña de sensaciones, en la que los temas de pop elegante y los easy-listening se alternan, metiéndonos de lleno en la cotidianeidad del instituto, los momentos de relax... y también de cabeza en la oscuridad del Tártaro.
El color predominante en Persona 4 es el amarillo, que evoca energía, vida y optimismo. En el cuarto título de la saga nos encontramos un grafismo mucho más cercano al anime y a la comedia estudiantil, con un mayor peso del día a día en la narrativa del juego. Es precisamente este factor el que modula el tono del juego, ya que a pesar de ser conscientes de la grave amenaza a la que se enfrentan, los personajes intentan vivir una vida lo más feliz y normal posible, y no son pocos los momentos distendidos que encontramos durante la aventura. A nivel sonoro nos encontramos con una banda sonora muy variada y con mayor abundancia de temas vocales que en entregas anteriores, con registros que pasan de los temas instrumentales que suelen reservarse para los momentos de amenaza o confrontación, y agradables y enérgicos temas pop que impregnan de esta energía, ganas de vivir y fuerza los momentos cotidianos y mayoría de batallas, en las que lejos de sentirnos amenazados, nos sentiremos fuertes y capaces. Persona 5 da un giro tan brusco como su nueva temática, y pasamos a una peculiar tensión dinámica entre la temática de su banda sonora, formada por pop y acid-jazz fundamentalmente con la temática visual de esta nueva entrega, presidida por el color rojo. Este color evoca furia, enfado y agresión; pero quizá al ser modulado por este tipo de tipo de música más “agradable” y cargada de estilo y elegancia permite que esta carga de agresividad se focalice en nuestros rivales, transformando la furia en fuerza y el sentimiento de agresividad en superioridad y gracilidad; lo cual casa a la perfección con nuestros particulares ladrones justicieros, sensación que se ve reforzada con el estilizado y elegante diseño de personajes.