¿En qué se parece Breath of the Wild al primer Zelda?

Zelda: Breath of the Wild tiene mucho en común con el primer Zelda

Queda tan solo una semana para que se lance The Legend of Zelda: Breath of the Wild, y la expectación es alta por ponernos de nuevo en la piel de Link en su aventura de mundo abierto más ambiciosa hasta la fecha.

Desde el E3 2016 hemos ido conociendo, a base de pildoritas, más y más información sobre la nueva entrega de la saga para Nintendo Switch y Wii U. De estos datos y de nuestras primeras horas probando el juego hemos podido extraer una conclusión.

A pesar de verse influido por juegos de mundo abierto occidentales y de ser el proyecto más ambicioso de la franquicia creada por Shigeru Miyamoto, Breath of the Wild se parece en muchos aspectos al juego lanzado en 1986 para NES.

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Un gran mundo abierto en el que explorar y donde perderse

En los últimos días hemos vuelto a aquel primer Hyrule de 8 bits sin recordar muy bien dónde estaban las mazmorras y los secretos. Nos hemos perdido muchas veces, sí, pero también hemos sentido eso que nos hace querer viajar a otros mundos y sentirmos un niño: la curiosidad. El mundo abierto de The Legend of Zelda puede parecer pequeño actualmente, pero en si tiempo fue todo un prodigio; el de Breath of the Wild cuenta con un horizonte poblado, intenteresante y curioso que explorar. Podremos ir desde el principio donde queramos con libertad total y la exploración tendrá mucho peso. Además, como pasaba con las cuatro primeras mazmorras en el primer Zelda, en Breath of the Wild tendremos santuarios (desafíos en forma de puzle repartidos por todo Hyrule) que podremos completar a nuestro placer.

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La dificultad y el combate

El primer Zelda no era un juego sencillo no solo por la posibilidad de pasarte días buscando la pista que te llevaría a la siguiente mazmorra, sino también por los propios peligros en forma de criaturas que poblaban el mundo. El combate se componía de pocos elementos, pero entrar al comienzo del juego, con pocos corazones, en una zona repleta de Moblins o Leevers azules se correspondía con una muerte casi instantánea. En Zelda: Breath of the Wild, el entorno natural, con enemigos desperdigados aquí y allá, formando campamentos en ocasiones, será igualmente hostil. Un ecosistema en el que podremos movernos libremente pero donde costantemente nos veremos amenazados, sabiendo que somos una especie que no tiene cabida en él. Moriremos, por esta razón, una y otra vez.

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El uso de objetos y su búsqueda

La parte central del desarrollo de The Legend of Zelda se basaba en la búsqueda de los diversos objetos que nos harían más poderosos y capaces de afrontar mayores desafíos. El escudo, la espada plateada, el bumerán, el arco y las flechas... En Breath of the Wild también iremos obteniendo cada vez más objetos con versiones upgradeables, además de las propias armas que dejarán atrás ciertos enemigos. Asimismo, sabemos que las mazmorras, al contrario que como viene ocurriendo en las últimas entregas de la saga, no giran en torno a un objeto concreto, sino que se basan más en nuestra habilidad mental y nuestra pericia.

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Lugares y elementos comunes

El propio productor de la franquicia, Eiji Aonuma, ha mencionado en sucesivas ocasiones que Zelda: Breath of the Wild sería en ciertos aspectos una vuelta a los orígenes. Y lo será no solo por hallarnos en unmundo que sentimos enorme y extraño, sino por referencias directas al título de NES. Todo un guiño al fan con canas en la barba. Algunas de ellas son el vendedor old man, que lo vemos aquí más detallado y siniestro que nunca; o la barca para cruzar el mar y los lagos, un elemento que nos abría muchos caminos en el primer The Legend of Zelda.

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Cuando tengamos el juego en nuestras manos el próximo 3 de marzo seguro que identificamos más similitudes y referencias pero, de momento, ¿qué otros aspectos del primer The Legend of Zelda os gustaría ver en este trigésimo aniversario de la saga?

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