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Double Dragon IV

Double Dragon IV

Double Dragon IV: Analisis

Tras un período de hibernación, otro nombre legendario vuelve a la vida, encarnado esta vez en una de sus encarnaciones más populares: la de los juegos para la mítica NES. Un título que cuenta con miembros de los equipos desarrolladores originales intenta rescatar una saga en una propuesta orientada claramente a los jugadores más retro.

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La engrasada maquinaria de la venta de nostalgia ataca de nuevo. Hacía ya tiempo que no sabíamos mucho de la franquicia Double Dragon, punto de partida de un género en horas bajas que necesita cuanto antes una mano salvadora. En pocas ocasiones está más justificado lo de llamar pionero a un videojuego, ya que este exitazo en los salones recreativos hace la friolera de tres décadas lanzaba un guante que Capcom y otras recogerían con Final Fight y sus fabulosos sucesores, emperadores del Beat em up durante años. Gran logro sin duda, aunque lo cierto es que las cosas nunca terminaron de encarrilarse para la la saga de Technos, protagonista de numerosos vaivenes desde 1987. Tras un par de secuelas en recreativas, incluyendo una tercera entrega más bien desastrosa, juegos de lucha para Neo Geo que no estaban mal pero no terminaban de ser portentos, así como la lógica galaxia de conversiones y remakes móviles, llegamos ahora al complicado momento en que nos encontramos: la celebración del treinta aniversario de una franquicia mítica, sí, pero de la que no todo el mundo se acuerda a estas alturas.

Hace un par de años nos enterábamos de una noticia que parecía indicar, a priori, que había llegado el momento de presenciar un Beat Em Up de entidad, que retomase el estilo de los míticos Double Dragon, Final Fight  o Streets of Rage. Arc System Works adquiría los derechos de varias propiedades intelectuales de Technos, incluyendo a los hermanos Billy y Jimmy Lee en el trato. Teniendo en cuenta el historial del estudio y sus creativos, magos en la actualización de lo bidimensional, pioneros en muchos aspectos técnicos con la saga Guilty Gear, capaces de puestas al día más que respetables de sagas añejas, como fue la de Hard Corps Uprising, era el momento ideal: la hora de un Beat em Up que de verdad evolucionase lo que hizo grande al género en el pasado, con unos gráficos actualizados que no recurriesen por ello al minimalismo visual de títulos como Castle Crashers o Viking Squad.

Un género en búsqueda de nuevos héroes

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Lamentablemente, nos equivocábamos con mucho. Alguien ha debido pensar que si una compañía indie (Yacht Club Games, claro) se las apaña para vender más de un millón de copias de un juego con gráficos que hacen de la imitación de la NES su estandarte, o una reedición en miniatura de esta misma consola vende millón y medio de maquinitas en unos meses, no vale la pena arriesgar mucho. Por tanto, en lugar de intentar evolucionar la saga con algo novedoso, atreverse con un remake mejorado y actualizado de los primeros juegos de recreativa, o tomar como base el fantástico olvidado que es Super Double Dragon para SNES, las tres décadas de los hermanos Lee se van a celebrar finalmente con un título que continúa con toda la subsaga que fueron los viejos juegos de 8 Bit en la consola de Nintendo.

El primer Double Dragon destacaba mucho visualmente en los salones de 1987. El juego estaba muy lejos del alcance de las consolas del momento (hasta la llegada de la Megadrive con su conversión casi perfecta), por lo que Technos se sacó de la manga unos nuevos diseños que no pretendían ser totalmente fieles al original para el inevitable paso por la NES. Alternando los combates de un Beat em Up con fases en las que el escenario carecía de profundidad y nos pasábamos al plataformeo, la saga Double Dragon dejó muy buen sabor de boca en la consola de Nintendo, hasta tal punto que la segunda y entonces magnífica entrega ha sido incluida en la propia NES Mini, y no es raro verla en las típicas listas de los mejores juegos del sistema que aparecen cada cierto tiempo.

Envalentonada por estos éxitos ajenos que ya hemos referido, Arc System Works nos propone un viaje radical al pasado, con los riesgos que tal cosa conlleva. Argumentalmente, el juego continúa la historia de una trilogía que ya era mejor leer con el cerebro en algún modo de desconexión, planteando de nuevo un guion absurdo y plagado de todos los clichés posibles a unos ojos actuales. Visualmente, Double Dragon IV luce exactamente igual que un juego que corriese sobre una NES idealizada. Con este calificativo nos referimos a una hipotética máquina de la tercera generación, capaz de desplegar un aspecto de pantalla panorámico, moviendo muchos más personajes simultáneos de lo que era posible en la época de los 8 Bit. También tiene esta hipotética NES ideal más de dos botones de acción en su mando, y sonríe satisfecha a la cámara exenta de los problemas de scroll y parpadeos tan típicos de una NES real. Fuera de esto, todo sigue igual. Demasiado igual, y aquí está, en esta ocasión, el origen de los males para la nueva entrega de la saga.

Solo para los más nostálgicos

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Cuando se habla de juegos retro que vienen de vuelta, sobre todo de una etapa ya anciana como son los 8 Bit, siempre hay que plantearse el grado de vigencia que mantienen hoy sus propuestas, por mucha veneración que cada cual pueda sentir hacia los clásicos. En el caso de Double Dragon IV nos topamos de bruces con la cara menos amable de la nostalgia. Y es que no se trata ya de que esperásemos más de los gráficos, sino de que la propuesta jugable no es, simple y llanamente, aceptable a día de hoy. Mecánicas que podían tener su gracia hace décadas son hoy obtusas, muy toscas y hasta diríamos que injustas. Estos "nuevos" hermanos Lee reencarnados otra vez en su antiguo ser de 8 Bit, cuentan con una variedad de ataques bastante importante, que continúa con la tradición de Double Dragon II. El problema es que los combates son excesivamente simplones para mantener el interés de un jugador actual.  Codazos y cabezazos siempre fueron santo y seña de la saga, pero ahora son golpes totalmente rotos que podemos enlazar una y otra vez hasta acabar con todo bicho viviente en pantalla sin que tenga oportunidad alguna de replicar. Para colmo, como ya no estamos limitados al viejo pad de Nintendo y su curiosa ergonomía, podemos mapearlos a un botón y ejecutarlos con mucha más facilidad que en sus modelos. En cuanto al comportamiento de los enemigos, éstos también se apuntan a ratearnos descaradamente, enlazando en ocasiones derribos sin que nada podemos hacer para evitarlo. Aunque lo compensan lanzándose al vacío de formas más que estúpidas, todo esto podía tener su punto hace años, pero hoy es un a colección imperdonable de fallos de diseño, como imperdonables son también algunas de las secciones de plataformas heredadas de los títulos para la NES, excesivamente ingenuas para lo que hoy tenemos a nuestra disposición.

Dicho todo esto, es justo reconocer que el juego sigue teniendo su atractivo para los aficionados más retro. Aunque parece que estemos jugando con algún recopilatorio vintage, Double Dragon IV es una propuesta divertida y pasaremos un buen rato… mientras nos dure. Hay que añadir por desgracia esta referencia a la duración, ya que se trata del otro gran agujero negro que engulle con furia casi todo el interés que el juego podría generar a un jugador que guste de su estética. Double Dragon no fue jamás el juego más complicado de los sistemas antiguos, y las entregas para la NES no eran para nada excepción en este aspecto. Lamentablemente, ello no justifica que Double Dragon IV pueda completarse casi al primer intento, en poco más de una hora con los cinco créditos de que disponemos de salida. Es un punto altamente censurable, por más que el título pueda resultar rejugable para algunos. Y es que por lo que respecta al contenido adicional, con una especie de modo de supervivencia en el que ascendemos las plantas de una torre y otro en el que nos enfrentamos en unos toscos combates entre dos jugadores, la propuesta no resulta suficiente como para olvidarnos de una campaña tan somera. Todo resulta muy escaso, aunque el modo Torre que se desbloquea al completar los doce capítulos del juego es muy divertido, y ciertamente plantea más desafío que la propia campaña. Aun así, curiosa manera la de Arc System Works de entender esta vez el tema de la duración, un aspecto siempre crucial cuando tocamos propuestas retro.

5

Mejorable

Puede tener elementos aceptables y entretener, pero en general es una experiencia que no dejará huella. Sólo recomendable en caso de sequía de este género de juegos.