Poochy & Yoshi's Woolly World
Análisis Poochy & Yoshi’s Woolly World para Nintendo 3DS
Good-Feel hizo un trabajo encomiable el pasado año 2015 con Wii U. Artísticamente teníamos un título para quitarse el sombrero, y por suerte es exactamente lo mismo que tenemos que hacer ahora con este ejemplo de cómo hacer un gran port, un tránsito de libro sobre cómo migrar de sobremesa a portátil. Analizamos Poochy & Yoshi’s Woolly World.
Nintendo vuelve a apostar por migrar algunos de sus grandes proyectos de esta generación a territorio portátil. Es lógico, Wii U no ha vendido lo suficiente y los fans de la marca se están perdiendo obras que todo amante de las franquicias de la firma de Kyoto deben conocer. Sí o sí. Con Yoshi’s Woolly World la tarea no era fácil, pues hablamos de uno de los juegos más preciosos e idiosincrásicos a nivel visual y jugable de los últimos tiempos. ¿Cómo hacer para que Good-Feel traslade todas esas ideas, todo ese fenómeno de la lana, sin perder los ovillos por el camino? Tras completar Poochy & Yoshi’s Woolly World, podemos decir que el trabajo ha sido sencillamente fantástico.
En palabras de sus creadores
Queremos rescatar unos fragmentos de la entrevista que concedieron a Game Informer tanto el productor del título original como su diseñador, los señores Takashi Tezuka y Emi Watanabe, donde hablaron sobre el uso de la lana y las posibilidades de este material en un videojuego como éste.
“Creo que el atractivo de la lana es que todo el mundo ha interactuado con ella, la ha tocado antes”, comenzaba diciendo convencido el veterano Watanabe, “La gente puede imaginar cómo sería deshacerla, así que es ese tacto que podemos imaginar al mismo tiempo que estamos jugando, lo que se convierte en el gran atractivo para los usuarios. Es algo que yo mismo disfruto”, finalizaba. No cabe duda que desde Good-Feel intentaron hacer de Yoshi’s Woolly World un juego donde el apego y la dilección priorizasen por encima de cualquier otra cosa.
Y eso se deja ver en el resultado final. A pesar de no sentirse prácticamente nada en algunos casos la presencia de la lana, pues muchas texturas han perdido esas líneas perpendiculares que se veían en la versión HD de Wii U, precisamente por la falta de resolución de las pantallas de Nintendo 3DS; pero el juego ha cuenta con una más que decente paleta de colores y un buen juego de iluminación, por lo que técnicamente estamos ante uno de los títulos más bonitos de la consola. Se acerca el final de vida de la portátil estereoscópica de los de Kyoto, nos guste o no, y se nota que ahora todas las desarrolladoras entienden mejor su arquitectura.
Sin rodeos: el mejor Yoshi jamás lanzado en una portátil
No solo hablamos de juegos que lucen mejor en lo gráfico, con texturas sensiblemente más definidas y sin tanto aliasing y dientes de sierra como en las obras de los años 2011 y 2012; hablamos también del rendimiento de los títulos. En nuestro caso, el juego se ha analizado bajo una New Nintendo 3DS XL, usando siempre el efecto 3D al máximo, y la tasa de imágenes por segundo no ha sido menos que sobresaliente. En ningún momento hemos sufrido caídas de frames ni errores gráficos; nada de Yoshi atravesando paredes a pesar de ser un modelado tridimensional, nada de fondos dinámicos con movimientos intermitentes, nada de animaciones incompletas y poco definidas. El juego es honesto en su propuesta porque luce lo mejor que puede, sin querer ser más de lo que puede dar de sí una Nintendo 3DS; pero tampoco quedándose corto como lo hicieron obras como New Super Mario Bros. 2, ahora evidenciada por lo mucho que se han esforzado por mejorar esos resultados obras como los dos Kirby originales de esta generación o este mismo Poochy & Yoshi’s Woolly World.
Insistimos: es una lástima que no se haya podido alcanzar un mejor resultado visual, pero a nivel de definición. La lana se siente, sí, pero no en planos cercanos. Su comportamiento está intacto, pero en un panel en alta definición es donde más vivo está el material, la idea original de los genios Watanabe y Tezuka.
Jugabilidad “made in Nintendo”
Good-Feel quiso aderezar con amor este título, cuya jugabilidad es sencillamente fantástica. La experiencia con Kirby’s Epic Yarn les sirvió para entender que con algo más de recursos iban a poder ofrecer a sus fans un videojuego que llamase a las puertas de la definición de arte. Desde nuestro punto de vista esto se puede asemejar al arte en movimiento que ya clamó en su momento Yoshi’s Island (SNES); y el tiempo es precisamente quien les ha terminado dando la razón, porque ese Super Mario Bros. 2: Yoshi’s Island se sigue viendo igual de bien, sin una sola arruga, veinticinco años más tarde. ¿Conseguirá esto Yoshi’s Woolly World?
Posiblemente el tiempo le ponga en su sitio, pero desde luego no vamos desencaminados si decimos que este producto es el mejor Yoshi de la historia de la saga en una consola portátil. Es un port, correcto, pero no por ello puede categorizarse como excepción, como si jugase en otra liga. El juego se ha adaptado a la perfección a una naturaleza portátil, donde las partidas son más cortas, donde lo normal son pantallas más cortas. La esencia del juego, donde no hay cronómetros ni vidas, invita a jugar en cualquier momento y en cualquier parte. 6 mundos con 8 niveles cada uno (6 jefes finales y 6 jefes de mitad de mundo), con decenas de coleccionables que tienen un matiz que nos gusta mucho.
Rejugable, bien adaptado a una naturaleza portátil
Un recurso recurrente en un juego de plataformas, véase Donkey Kong, es la presencia de elementos escondidos, difíciles de alcanzar y que precisan de gran habilidad en según qué saltos; en este título concreto de Yoshi la dificultad es casi inexistente –su mayor pecado, especialmente para los que vengan aquí esperando algo similar al título de los noventa-, y los ovillos escondidos se consiguen tras la compleción de pequeñas sidequest en los niveles como pueden ser la eliminación de todos los Shy-Guy rojos de una plataforma, hacer aparecer una nube invisible tras el lanzamiento de un ovillo… Es un juego calmado.
Desde Good-Feel no entraban en los planes las prisas, es un juego calmado; un calco con la personalidad de Tezuka. La obra te pide que te tomes con calma todos los niveles, que cuando los termines los vuelvas a jugar para completar esos marcos vacíos que representan la presencia de más desbloqueables. Es posiblemente un aliciente insuficiente para muchos jugadores, pero los que quieran exprimir al máximo este cartucho tendrán más de una docena de horas por delante. A partir de ahí, tampoco hay mucho que hacer si no le encontráis el gusto a los contenidos exclusivos de Poochy & Yoshi’s Woolly World, donde Poochy toma un protagonismo un poco forzado, a nuestro parecer, con un modo de juego que no deja de ser un runner para smartphones donde hay que terminar las fases consiguiendo la máxima puntuación posible o superar retos impuestos por la consola.
Creemos que lo más natural, lo más orgánico, hubiese sido la introducción de más niveles donde Poochy hiciese acto de presencia de manera real, donde su aparición fuese necesaria para completar las fases. Asimismo, echamos de menos más presencia de zonas con transformaciones, que no sean tanto algo excepcional como recurrente. Y, por desgracia, Good-Feel optó más por lo primero, por hacer que todas las cámaras enfocasen al dinosaurio del Reino Champiñón y que el diseño de los niveles tomase el rol de coprotagonista. La jugabilidad y los saltos son sublimes, pero una mayor variedad de situaciones en las fases hubiese sido ese punto de sal que le falta a este plato.
El lenguaje del juego se aprende muy deprisa, y se justifica constantemente con la exploración. En nuestro caso, inmersos en una segunda vuelta tratando de completar todas y cada una de las esquinas, empezamos a notar cierta sensación de vacío, quizá por lo cerca que está nuestra experiencia con Yoshi’s Woolly World para Wii U, pero que se palia con la satisfacción de desbloquear el nivel oculto de cada mundo. Si hubiese pasado más tiempo entre ambos, muchos jugadores seguramente habrían caído también en este port, pero creemos que el producto se dirige más al público que se perdió el lanzamiento de hace año y medio. Precisamente por este motivo es menester decir que el diseño de niveles está a la altura de los mejores plataformas bidimensionales de la era moderna de Nintendo.
Demasiado sencillo, un paseo de júbilo
La curva de dificultad está bien conseguida, destacando especialmente el sexto mundo del juego, cuando de verdad puede llegar a ser un desafío. Eso sí, en la pantalla táctil tendremos en todo momento acceso a una suerte de súper guía en la que invertir los diamantes conseguidos para comprar mejoras. Por ejemplo, podremos iniciar niveles con tantas sandías como podamos, con Poochy desde el principio o incluso un potenciador de vida que nos hará recibir menos daño. En nuestra opinión estas adiciones no eran necesarias por una razón muy simple, y es que el título es lo suficientemente accesible y fácil de por sí como para introducir estas ayudas. Si el juego va a ser disfrutado por los más pequeños de la casa, siempre se puede activar el “Modo Relajado”, donde Yoshi adopta unas alas que le harán casi invulnerable… y se pierde absolutamente toda la gracia.
La personalización es uno de los puntos característicos de Poochy & Yoshi’s Woolly World y que convierten a esta versión en mejor que la original si nos ceñimos en lo que ofrece realmente cada uno de ellos. Aquí podemos hacer que Yoshi sea verdaderamente nuestro Yoshi, con una interfaz en la que dibujar, literalmente, lo que queramos con una gran variedad de colores. Esto dará como resultado el estampado de la lana del Yoshi que elijamos. Además, en los niveles se esconden diferentes diseños, todo con el fin de hacer de este dinosaurio algo más nuestro y diferente al habitual verde clásico. Hay también otros predefinidos; nosotros hemos completado casi toda la aventura con uno rojo.
A nivel de extras, Poochy & Yoshi’s Woolly World no se queda corto. Si ya se anticipó la presencia de los cortos al estilo stop-motion, una vez vistos solo queda decir que es un trabajo muy notable, que se ve bien en las pantallas de Nintendo 3DS, pero que cuentan con un punto en contra: están en YouTube. Si tenéis a mano un dispositivo con pantalla en Alta Definición podréis ver con mucho más detalle y calidad los 31 vídeos, además de no tener que esperar un día entero para desbloquear el siguiente; y es que es así: toca esperar 24 horas para ver un nuevo corto. Finalmente, tenemos una galería de imágenes en forma enciclopédica, con todos los enemigos y personajes del juego en modelados tridimensionales. Y si gustáis de la banda sonora del juego, siempre podréis escuchar los temas que hayáis desbloqueado como si de un reproductor de música se tratase.
Los jefes finales pueden interpretarse de muchas maneras. Están bien diseñados, creemos que eso es algo que nadie puede dudar; de hecho, cuentan con mucha personalidad y con patrones divertidos, pero los antecedentes dicen que Nintendo es capaz de dar más de sí en este sentido. Su apartado sonoro conjuga perfectamente con lo que se muestra en todo momento en pantalla, transmitiendo sincronía, sinergia y sentido, pero les falta algo para ser esos jefes inolvidables que otras franquicias de Nintendo como un Donkey Kong Country puede ofrecer; ya no solo por la dificultad sino por su comportamiento y diseño. Vale que la dificultad no deba ir de la mano con un juego de Yoshi, eso es algo que podemos asumir y comprender, pero a cambio deberían contar con más personalidad y carisma que la media.
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.