Dragon Ball: Xenoverse 2
- PlataformaPCPS47.7XBO7.7NSW7.5STDPS5XBS
- GéneroAcción
- DesarrolladorDimps
- Lanzamiento28/10/2016 (PC, PS4, XBO)22/09/2017 (NSW)17/12/2019 (STD)24/05/2024 (PS5, XBS)
- TextoEspañol
- VocesInglés, Japonés
- EditorBandai Namco Entertainment
Dragon Ball Xenoverse 2, Análisis para PS4, PC y Xbox One
Cuando Dimps tomó el testigo de Dragon Ball en la presente generación de consolas, la comunidad quedó dividida pero esperanzada de los pasos que se habían dado. Ahora el camino se vislumbra más claro, con decisión y sabiendo dar una respuesta al jugador, al fan. Sin embargo, el conservadurismo y la falta de innovación alejan a este Xenoverse 2 de lo que podría haber sido.
Enfrentarse a un nuevo Dragon Ball no se puede considerar como algo banal. La saga cuenta con tal cantidad de fans y detractores en la escena del videojuego que se antoja casi imposible contentar a todo el mundo. No obstante, ahora llega Dragon Ball Xenoverse 2 con la intención de convertirse en el título definitivo de los últimos años en la licencia de Akira Toriyama, que con ya más de treinta años a sus espaldas lo sigue intentando en la industria del ocio electrónico.
Han sido diversas betas y pruebas en ferias de todo el mundo, muchas tomas de contacto con la secuela de un título que nos esperanzó e ilusionó, pero que no terminó de rematar y perfilar lo que podría haber sido el sucesor definitivo de la última gran obra de Bola de Dragón en consolas, Tenkaichi 3. Tras cerca de dos decenas de horas con Xenoverse 2 ya estamos preparados para emitir una primera conclusión, no definitiva, sobre qué es en realidad este título y cómo se contextualiza en la saga. ¿Merece la pena comprarlo? ¿Es verdaderamente un digno sucesor? Vamos a intentar pulir puñetazos, patadas y algún que otro Kame Hame en las siguientes líneas.
Xenoverse 2, un olor demasiado familiar
Lo primero que tenemos que dejar claro es que esto no es una continuación al uso; digamos que ese dos que lleva al final del título no responde completamente a lo que significa realmente o a lo que estamos acostumbrados. Dragon Ball Xenoverse 2 es una ampliación de arriba abajo de todo lo que vimos en la obra del año pasado. El trabajo de Dimps se puede comparar con una lista de tareas donde, tras apuntar todas las quejas y sugerencias de los fans, han preferido aceptar el feedback y reinterpretar algunas de las partes que no funcionaron en la fórmula de 2015.
Lo que sí consiguió Dimps fue ponernos a todos de acuerdo: ese juego prometía, podía llegar a ser algo grande. Dejar el condicional para convertirse en tiempo presente no es fácil, especialmente cuando estás rodeado de una serie de obras basadas en manganime tan cercanas al sobresaliente como las de CyberConnect 2 con el Ninja de Konoha, Naruto. Xenoverse nos puso de acuerdo porque dio visos de esperanza y nos puso en el papel de nuestro propio héroe, quiso que fuésemos nosotros, los jugadores, quienes asumiésemos de verdad la responsabilidad de salvar el mundo, de interrumpir los hechos escritos por Toriyama en los ochenta y nos sumergiésemos en una historia original, no demasiado bien contada, pero con ese alter ego virtual que había sido creado por nosotros y no por Bandai Namco.
Esta vez tenemos un nuevo selector de personajes con diferentes razas, donde encontramos terrícolas, saiyans, la raza de Freezer, namekiano o monstruo estilo Bu; ninguna adición. Se puede cambiar el color de absolutamente todo con una variedad tonal exquisita: hay peinados de todo tipo y accesorios en cantidades abrumadoras, casi innecesarias, pero que están ahí para quien las quiera. El argumento principal comienza tal como sucedió con Xenoverse; demasiados parecidos a nuestro parecer al volver a utilizarse el mismo tema principal de fondo para algunos de los menús, algo que afea el resultado final porque no hace sino mostrar cierta dejadez o falta de interés por renovar su producto. Aunque los valores de producción de la obra sean correctos, es siempre de recibo ver una renovación en la banda sonora en los pequeños detalles y efectos sonoros.
Dimps, un ejercicio de riesgo y conservadurismo
Reparar el orden cronológico vuelve a convertirse en la tarea principal. Nada nuevo bajo el sol. Los acontecimientos en los que Towa y Miira han intervenido ponen la Tierra patas arriba, con un plan que pretende acabar con todo en el mundo de Dragon Ball. Fechorías, maldad, ambición y ansias de poder; un argumento simple que se cuenta de manera muy mejorable, aunque se agradecen las escenas de anime, espectaculares a nivel visual y muy disfrutables si sois amantes de la animación nipona. Nuestro patrullero del tiempo, aquel que consiguió concentrar de nuevo el orden en el mundo, se ha convertido en un héroe, cuya estatua estará presente en la nueva ciudad, que viene a suplir la antigua y limitada Toki Toki City, rebautizada como Conton City.
Entre los nuevos aliados de Towa y Miita encontramos a Turles y el Súper Namekano Slug, caras que todos reconocemos de las películas originales de Toei. También tenemos personajes creados para la ocasión en Xenoverse 2, como un tipo enmascarado del cual no vamos a decir nada para ahorrarnos spoilers innecesarios. Decir simplemente que nos ha gustado mucho la inclusión de los personajes en esta secuela, algo a lo que no siempre nos han acostumbrado pero que termina siendo un verdadero acierto en muchos casos. Dicho lo cual, en nuestro bando también tenemos nuevos aliados, como Trunks o los Kaiyoshin del Tiempo y Anciano. En cuanto a los nuevos personajes, el roster hace ahora más casillas, haciendo que dé la sensación de que haya más de los que en realidad son. Se agradece ver la forma imperfecta de Célula, Majin Vegeta o el Androide 16. La cifra total de luchadores, si no vamos errados, es de 85, un dato que mejora considerablemente los 47 del original -con el matiz comentado de las casillas repetidas con escasas diferencias-.
El problema principal es al cabo de las cinco o seis primeras horas de juego sentimos que nada ha cambiado. A pesar de ser más directo que su antecesor, yendo más al grano en aspectos como el sistema de combate o explicación de las mecánicas y movimiento por Conton City, la sensación de déjà vu no cesa; es demasiado similar. Una orquesta con los mismos instrumentos y mismas canciones pero diferentes artistas. Conton City no sorprende, no termina de llenar las expectativas de los tráilers. Diríamos incluso que se hace más tediosa en el desplazamiento. Mientras que la anterior era redonda y pequeña, al menos se recorría rápido; pero ahora no, y el vehículo que nos dan al inicio es terriblemente lento.
Y una vez más, todo comenzará con los hechos de Dragon Ball Z, la llegada a la tierra de los Saiyan, etc. Todo el lore del manganime se respira desde el primer minuto, respetando a las sagas del anime y asumiendo que el juego está siendo jugado por fans, por amantes de Dragon Ball. Hacer que algunos sucesos terminen con un final distinto a como se contaron en los noventa o que sean otros los que ahora muerdan el polvo tras machacar los botones de nuestro mando aporta interés y personalidad a Xenoverse 2.
Un sistema de combate con poco al que reprochar
Yendo ahora sí más a fondo con las mecánicas jugables, que es lo que más nos importa al fin y al cabo en lo que no podemos olvidar es un juego de lucha, decir que el combate se convierte en una de las piedras angulares sobre las que se sostiene en todo momento el título. Y menos mal. Ha sido una desagradable sorpresa encontrarnos con un Xenoverse 1.5 en casi todos los puntos, pero saber que el sistema de combate se ha mejorado tan notablemente nos invita a creer que una tercera parte será “la definitiva”. Los fans de Dragon Ball no aprendemos, creyendo siempre que el siguiente será el bueno. Podemos confirmar que a pesar de ser un juego más centrado en su aspecto Action RPG que en un juego de lucha al uso, tenemos nuevas opciones de combos, mejores persecuciones y la posibilidad de conectar ataques Ki dentro de combos de manera más ágil. No estamos ante un título que tenga las posibilidades de combos, resets y opciones de fórmulas como Tenkaichi 3 (o en su estilo, Budokai 3), pero sí que quien quiera podrá profundizar algo más de lo que puede parecer en un primer momento.
El concepto de barras de vida con sus respectivas especiales y cajas de Ki se mantiene intacto, El juego ha ganado en verticalidad; los entornos son grandes y amplios, no demasiado interactivos pero sí dinámicos y vivos. La libertad de movimiento deja leer entre líneas que la amplitud de los escenarios no es sino para fomentar las batallas largas, que no haya tanto énfasis en el cuerpo a cuerpo e intentemos los ataques a distancia, que midamos el tempo a nuestro modo y cosamos batallas bonitas, batallas que aúnen la consecución de combos infinitos con las técnicas más espectaculares visualmente aprendidas de los héroes de nuestra infancia. En esta ocasión, tener un Maestro que nos proporciones esas técnicas es un calco con pocas novedades. Desde Krillin al Capitán Ginyu pasando por Freezer a Gohan Niño; la cantidad no es muy elevada (unos doce) y oscila entre el nivel Fácil hasta el Super, que es el que vendrá una vez completemos los entrenamientos de nivel Dios.
La combinación de cuadrado/X y triángulo/y se conjuga a la perfección con las técnicas derivadas y configurables de los gatillos. Esto puede gustar más o menos, pero no cabe duda que funciona y se ha hecho querer entre los amantes del género, un buen equilibrio entre simular la fórmula Dragon Ball y combate cuerpo a cuerpo también intrínseca en el mando utilizado. La barra de Ki es la dirigida a los ataques especiales; la de Resistencia se fija en el apartado defensivo. Sigue echándose en falta algo de interés por defender, por basar la pelea en la estrategia y las evasivas para pillar a la CPU a la inesperada. Esa Inteligencia Artificial, al menos en la mayoría de casos, es algo más inteligente y menos tosca que la anterior. Os invitamos por ello a dominar los teletransportes y la consecución de golpes físicos terminados con especiales, siendo así la única manera para combatir en las misiones secundarias más exigentes y ser competitivos en cualquier momento. Dragon Ball Xenoverse 2 es un juego más gratificante que el anterior porque es más agradecido con el usuario, nos premia más si le dedicamos horas y esfuerzo al sistema de combos. Podemos reprocharle muchas cosas, y el ser tan parecido a la primera toma de contacto de Dimps con la saga en las consolas actuales hace que sea imposible regresar a aquél. Si alguno de vosotros tenía pensado comprar ahora el primero y luego dar el salto al segundo, recomendamos que no lo hagáis, porque el factor sorpresa habrá desaparecido y al cabo de las horas habréis perdido el interés por Xenoverse 2, una versión mejorada de un título ambicioso… pero no lo suficiente; un buen juego, pero no lo suficiente. Un quiero y no puedo que mantiene un perfil notable pero no sobresaliente.
Acertado para todo tipo de públicos, Xenoverse 2 y su aporte RPG
La estructura al más puro estilo JPRG es un acierto. Ganar experiencia sin abrumar al jugador que se agobie con innecesarios árboles de habilidades en algo que han tenido en cuenta desde Bandai Namco, que ha jugado estratégicamente en el mercado japonés y Occidental, un término medio que no abruma ni echa hacia atrás a ningún tipo de público. Las dosis de fanservice son elevadas pero no agobiantes; Dragon Ball Xenoverse 2 no necesita recurrir al absurdo para convencer, y eso le hace sumar puntos para describirlo como, sobre todo, un buen videojuego. Conton City, el mapa que quiso y no pudo, cuenta con algunas miniaturas temporales para trasladarnos a lugares céntricos del lugar, algo que hace que las inmediaciones estén más a nuestro alcance y que las horas dedicadas exclusivamente a la sucesión de misiones secundarias, mejora del personaje, personalización del mismo y vuelta a empezar no se haga terriblemente lenta, solo un poco mejorable. En ese camino seguirá existiendo un elenco infinito de ítems que no sirven para nada más que un cambio visual: decenas de gorras, pendientes, botas… Elementos inservibles en la práctica de cara a la batalla. Mención aparte para las QQ Bang, que mediante la combinación de diferentes materiales y dependiendo de cómo de raros sean, más poderoso será el QQ Bang elegido. Lo mejor sin duda es como podemos personalizar nuestro personaje y la manera de atacar y combatir según nuestras necesidades. Algo heredado del primer Xenoverse pero ampliado aquí.
Así pues, tal como decíamos las reminiscencias son excesivas por la forma en que se nos invita a completar la historia. Insistimos: es gratificante, el personaje se adapta a lo que le pedimos y será más o menos versátil en los diferentes apartados dependiendo de cómo distribuyamos los puntos. ¿Quieres un Patrullero experto en golpes físicos? Notarás los cambios con el paso de las horas. El proceso, no obstante, es algo más ágil en la subida de puntos si lo comparamos con el primer Xenoverse, pero sigue siendo algo largo en niveles altos. Las misiones secundarias están en ocasiones por encima de las de la historia principal al ser un desafío mayúsculo, acomplejando las cosas e incentivando hacerlo siempre lo mejor posible, buscar la perfección, que es la única manera de llevarnos los mejores botines de esas sidequests. Por desgracia se repite el sistema de recompensa totalmente aleatorio, y aunque podemos tener la sensación que nos recompensan la mayoría de veces, pasará más de una vez que una sola misión no nos dará lo que esperamos aunque la juguemos muchísimas veces.
La inclusión de villanos de Dragon Ball GT o de la canónica Dragon Ball Super ha sido un caramelo difícil de no probar. Agradecemos que la obra no haya enfocado toda su atención a la nueva creación de Akira Toriyama, y aunque ya os hablaremos más adelante del DLC del juego, al menos sí vemos un interés en incluirlo como algo extra. Esto es asimismo un arma de doble filo, porque al tener en mente tantos DLC supondrá una barrera inasumible por algunos jugadores, quienes no pasarán por caja solo por ampliar el roster de luchadores y sumar unas cuantas horas de juego en un momento donde quizá el interés por el producto haya desaparecido.
Otro punto que no podemos olvidar es el pequeño toque de MMO que tiene Dragon Ball Xenoverse 2. A nuestro alrededor podremos ver en todo momento diferentes avatares de jugadores de todo el mundo deambulando por Conton City, aunque si no vamos a jugar con ellos -se pueden reclutar o unirnos a sus grupos- esto no deja de ser una mera excusa visual que no mejora nuestras impresiones con el lugar, mejorable tanto en navegación como en accesibilidad. Perder tanto tiempo en la época en la que estamos, donde prima la inmediatez y velocidad, es un punto que empeora el resultado final. En este punto es importante destacar las misiones experto, sidequestes para equipos de hasta seis jugadores contra enemigos de gran envergadura. No solo de tamaño como pueden ser los Ozaru, sino también por particularidades únicas como ser invencibles hasta que rompemos una serie de objetos, capaces de controlar como IA enemiga un personaje aliado mientras el jugador real está encerrado en otra dimensión o la opción de devolver ataques de energía como hacíamos antaño en otros jugos de la saga. Es sin duda una de las grandes novedades, destacado por su dificultad elevadísima y por la recompensa a nivel de experiencia.
Las fallas temporales son un buen añadido para condimentar el modo para un jugador. A modo de recados, tendremos que alimentar a Bu en su casa hasta que se sacie, completar misiones especiales en la Kame House o ayudar a entrenar a Vegeta en la Capsule Corporation. La más divertida, sin embargo, es la que tiene lugar en la nave de Freezer, donde tendremos que ir subiendo de rango al enrolarnos en su ejército de secuaces. Sin aportar demasiado, puede que haya quienes le vean atractivo a esta serie de “What if…?” introducidos en Xenoverse 2.
Contundente en lo visual, Dimps vuelve a dividir a la comunidad
Gráficamente, Dragon Ball Xenoverse 2 apuesta por un estilo muy personal, que o lo odias o lo amas. Las comunidades de jugadores y foros de medio mundo no se ponen de acuerdo en cómo debería ser un juego de Bola de Dragón en consolas. Hay que tener en cuenta que la Alta Definición es cada vez más sorprendente, permitiendo cosas inimaginables por el lápiz y el papel o lo que veíamos en el televisor. Un entorno tridimensional tan colorido tiene la responsabilidad de ser fiel al producto original aunque dándose el lujo de cambiar algunas cosas. En nuestra opinión no se trata de la mejor representación posible, con unos juegos de lcues y sombras que no son demasiado vimos. Por algún motivo, Xenoverse 2 está apagado, priorizando una cierta neblina de ocres y grises que contrasta de forma mejorable con la acertada saturación de los colores primarios. Es creíble, es cierto, porque los efectos visuales, chispas y resquicios de los impactos son espectaculares, pero algunas animaciones dejan mucho que desear.
El diseño de los escenarios es correcto, pero mientras algunos son una recreación que nos invita a estar ahí durante horas simplemente presenciando lo que hay a nuestro alrededor, otros parecen más estáticos y sin esfuerzo. El comportamiento de los personajes es igualmente mejorable, pero este punto se compensa por la mejora en la interacción con los escenarios. Esa interactividad invita desde el primer minuto a romper cosas, y en Dragon Ball lo normal es que todo termine hecho un desastre, aunque no sea al nivel que podríamos conseguir con las plataformas actuales. Quizá el problema, aunque sea algo sujeto a interpretaciones, venga en la iluminación de los modelados, demasiado blanca y similar a un barnizado. Si se hace bien, puede quedar incluso mejor que el arraigado Cel Shading, pero no creemos que el equilibrio buscado por Dimps sea ni mucho menos el definitivo en un juego de Dragon Ball ni en cuestiones visuales ni tampoco en las sensibles. Cabe decir que hemos notado abstante clipping en algunos momentos, sobre todo cuando hay peleas con muchos elementos en pantalla o los entornos montañosos. En definitiva: no es un problema del hardware; PS4 y Xbox One pueden dar mucho más de sí. No jugamos a las adivinanzas y las especulaciones, es que la propia compañía ha realizado encargos a otros estudios que, cogiendo otras franquicias del manganime contemporáneas, han superado con creces a Xenoverse 2 en algunos aspectos.
A nivel sonoro alanza el notable con un aceptable doblaje al inglés. Nosotros hemos preferido dejar de lado el rico lenguaje de Shakespeare en pro del japonés original, aunque en todo momento tendremos subtítulos en castellano con simpáticos juegos de palabras y guiños a la serie original. La variedad de gritos para el Patrullero es muy amplia, así como el repertorio de efectos sonoros en los impactos y ataques; mucho más heterogénea que en el Xenoverse original. Hubiese sido de agradecer -de hecho podría implementarse en un parche-, que ese surtido de gritos se reproduzca con más frecuencia en las batallas, aportando más identidad a un personaje que se acerca más a una skin hecha a nuestro gusto y semejanza pero sin terminar de nacer del todo. La banda sonora cuenta con grandes temas, pero ni el juego tiene la mejor intro -véanse aquellas de antaño que no saltábamos nunca por su elaboración y apariciones de grupos de música conocidos en Japón- ni tampoco las canciones más pegadizas posibles. Tener la OST original es utópico, lo hemos asumido, pero esta vez sigue sin ser la mejor y deseable. Si jugáis solos, quizá no sea mala idea coger unos buenos cascos y ponerse de fondo la banda sonora de la serie. Tampoco queremos decir que los temas incluidos no sean disfrutables, pues si hay algo cierto en todos ellos es que son complejos y con muchos efectos electrónicos.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.