Madden 17, Análisis

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El fútbol americano vuelve y lo hace con todas las de la ley en nuestro país. Después de algunas entregas que no se distribuían oficialmente en España –suerte de las tiendas digitales y de propuestas como EA Access- La compañía ha decidido volver a dar una oportunidad a una franquicia que en Estados Unidos tiene tanto o más tirón que FIFA en Europa, aunque es cierto que en nuestra casa queda muy lejos esto del fútbol americano salvo por la Superbowl (y muchas veces, ni esto). En todo caso, los amantes de los deportes están de enhorabuena porque ante nosotros tenemos no solo una recreación más que fiel del deporte rey norteamericano, sino ante un gran exponente del género.

Madden es una saga longeva como pocas (en 2013 se celebró la decimoquinta entrega con Madden 25) y sigue al pie del cañón con una fórmula que los amantes de la simulación destacan por sus múltiples posibilidades y por ser lo suficientemente accesible para que los que quieran más “acción” puedan disfrutarlo. Es cierto que aquellos que no estén familiarizados con el deporte pueden perderse con ciertas sanciones, desconocer cuándo se acaba la posesión de ataque de un equipo y demás, pero no es nada que se pueda aprender navergando por Internet si el juego realmente llama la atención.

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La hora de los héroes

Una de las muchas diferencias que hay ente el fútbol americano y el rugby radica en que en el primer caso, la figura de la estrella puede brillar en ciertos momentos por encima del colectivo, algo que no es tan presente en el deporte de corte más europeo (debido a las normas de pase que uno y otro deporte tienen, entre otras cosas). Y eso se traslada perfectamente a la jugabilidad del juego. Empezando por las tareas ofensivas, tenemos ante nosotros un sinfín de mecánicas para intentar conseguir nuestro principal objetivo: el touchdown. Contamos con una gran cantidad de jugadas de estrategia que marcan qué harán los compañeros cuando el balón esté en movimiento y en manos de nuestro Quarterback. Las posibilidades no se acaban, y en este sentido recuerda mucho a NBA 2K.

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El Quarterback es el jugador que canaliza todo lo que sucede en el campo. Mientras se intenta bloquear a la defensa de los rivales, con él tenemos que tomar decisiones en escasos segundos. Si lo que queremos hacer es mandar un balón a alguno de nuestros compañeros, tendremos primero que seleccionar cuál de ellos es; lo segundo, el tipo de recepción. Hay una de posesión para intentar guardar el puesto, otra que nos permite seguir corriendo si lo atajamos en el momento justo y una de agresiva que es para forzar un salto de altura, por ejemplo, si vamos a caer dentro de la zona de puntuación. Esto implica que más allá de la estrategia y de la toma de decisiones, el jugador tiene que saber qué tipo de recepción hacer, controlar la carrera y ser preciso a la hora de conectar el pase con el corredor.

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Las sensaciones con estos controles son muy buenas, y aunque sufriremos al principio para avanzar yardas con pases que se cortan ante las defensas, otros que no atajamos bien y otros que directamente van fuera, a la que uno empieza a jugar durante largas sesiones acaba atrapado por una fórmula sencilla y muy eficaz: la toma de decisiones te pone en tensión, pero la satisfacción por un avance correcto es enorme. Naturalmente, no solo del pase vive el ataque de la NFL.

Nuestro QB también puede decidir empezar a correr para buscar la gloria eterna y romper la defensa de jugadores rival. En anteriores entregas se intentó apuntalar esta mecánica con varios movimientos y fintas que han quedado algo más simplificadas en esta ocasión. Una vez arrancamos la carrera podremos frenar, hacer quiebros e  incluso algunos pequeños saltos en ciertos momentos para superar las defensas enemigas. Aquí hay que tener en cuenta las jugadas de estrategia y las formaciones, ya que las hay pensadas para buscar el pase y otras son para invitar al QB a correr con el balón en las manos.

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Una vez anotemos o tengamos que devolver el balón porque se nos han acabado las posesiones de ataque, tocará patear la bola. La mecánica es muy sencilla, calculando la trayectoria según el viento y la longitud a la que queremos mandar el balón ovalado y luego pulsando el botón de disparo en una barra como si de un típico juego de golf se tratara. Aquí es cuando empieza probablemente lo más complicado de dominar en Madden 17: la defensa.

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La defensa nos permite escoger el tipo de formación y seleccionar mediante varios comandos las acciones que cada una de los integrantes del equipo queremos que realicen. Tenemos muchas opciones, y cuando parece que todo está controlado, toca entrar en acción y ser hábiles con nuestros movimientos. Es lo más interesante de Madden: te obliga a usar la pizarra como pocos deportivos –ninguno, diríamos- pero también te exige que la ejecución esté a la altura del plan. No es un juego de estrategia que trazas y sucede lo planeado, ni mucho menos. Y eso le aporta una doble experiencia reconfortante.

Cuando el QB rival tiene el balón ya en movimiento es cuando nosotros empezamos a defender. Podemos escoger controlar cualquiera de los jugadores del equipo y pulsando los botones correspondientes podemos forcejear con los rivales e intentar superarlos para ir a por el placaje al QB. Cuando nos acercamos a quién tiene el balón, una marca nos indica hacia donde cubriríamos el espacio en un supuesto placaje o movimiento de defensa.  Pulsar el botón para encimarnos al contrincante en el momento justo es lo que marcará el éxito o el fracaso. Y un jugador en el suelo mientras el rival va a la carrera es una ventaja tremenda. 

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Más allá del uno contra uno, tendremos un control absoluto de los jugadores que todos se mueven con lógica, siguiendo a sus marcas como debe ser. A la que el QB rival lanza el pase nosotros podemos seleccionar quién controlar para intentar interceptarlo, molestar al receptor o empezar a recortar terreno antes de que se escape definitivamente. El problema de la defensa es que exige mucha precisión, y si no controlamos bien el espacio que cada jugador tiene que ocupar, podemos dejar huecos que la IA enemiga aprovecha sin compasión incluso en nivel Rookie y ya no decimos nada en el online.

¿Os interesa a la par que os abruma todo esto? No hay problema. El tutorial de Madden 17 es extenso y muy completo. No solo te explica las bases de todo lo que hemos comentado, sino que además cuenta con un gran abanico de pruebas que sirven para aprender formaciones, situaciones de ataque y defensa avanzadas y mucho más. Dedicar algunas horas a esta modalidad para sacar las medallas sirve como aprendizaje, pero también es divertido para superar nuestros propios récords al estilo pruebas de habilidad de FIFA.

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Carrera en la NFL

No faltan los modos de juego marca de la casa en el título, empezando por los que podemos disfrutar en solitario. El modo carrera cuenta con las posibilidades de juego y entrenador que hemos comentado a lo que se suma la competición de las temporadas en las que tenemos que gestionar el club en todos sus frentes: economía, gestión de equipo, nuevos jugadores, etc. Tomaremos muchas decisiones que pueden afectar al resultado final de los partidos. Jugadores tocados que son importantes pero que si se lesionan los perdemos semanas, un elenco de estadísticas sobre cómo juegan los rivales y como van en la liga y la posibilidad de practicar antes de jugarnos un partido de competición. También se ha añadido el play de moment, donde vamos a jugar situaciones concretas que tenemos que solventar a modo de desafío.

A nivel online podremos competir contra jugadores de todo el mundo –americanos básicamente- en partidas que funcionan de manera sólida y en las que destaca sobre todo el modo Ultimate Team, que funciona como conocemos pero con particularidades propias: cromos y chapas para coleccionar, disputar partidos y competiciones de todo tipo pero también desafíos concretos, pagar altas cantidades de dinero para jugadores en las subastas, vender aquellos que pueden darnos algún rédito y decenas de horas por delante con la emoción de conseguir cada vez mejores jugadores y mejor química entre ellos.

Apartado técnico

El motor Ignite que se estrenó en esta generación para sagas deportivas de EA como FIFA sigue siendo la vía que tiene EA Tiburon para realizar una entrega que luce especialmente bien en las consolas de nueva generación. Todo lo que rodea el campo está cuidado con muchos detalles que nos recuerdan -sobre todo en la zona de banquillos- a los partidos de la NFL. A ello se añade una iluminación ejemplar y una sensación de solidez que siempre está presente, sea preparando las jugadas o con la cámara más cercana en repeticiones y celebraciones. Es cierto que hay algunas animaciones en ciertos movimientos rápidos que tal vez no son tan fluidas como podría esperarse, pero en términos generales el trabajo es notable. A nivel de sonido, todo lo que se refiere a los efectos especiales, griterío del público, celebraciones, golpeo de balón e impactos está a un gran nivel. Los comentarios también acompañan sin fisuras, aunque solo están en inglés como pasa con los textos de menús y demás.