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Ciencia y tecnología

ONE VS ONE S

¿Merece la pena comprar la Xbox One S?

Con el estreno de la revisión de One comparamos los dos modelos que coexisten en el mercado ahora mismo para ver si es mejor actualizar o quedarse con la que tenemos.

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¿Merece la pena comprar la Xbox One S?

Dividiendo opiniones desde que se supo de sus existencias, el hecho de encontrarnos apenas tres años después de su estreno con una revisión de Xbox One y de PlayStation 4 dice mucho del mundo de tecnología ferozmente rápida y desfasable en el que nos movemos. Dicho de otra forma, la One y la PS4 que compramos hace menos de tres años se han quedando antiguas, viejas, obsoletas, y toca mejorarlas. Pero no simplemente en el apartado estético haciéndolas más pequeñas, sino tocando en el apartado interno, en las especificaciones, que es lo que ha cabreado a aquellos que pasaron por caja para entrar en 8ª Generación y hoy se les plantea comprar casi la misma consola.

Es exactamente ese clip estupendo de Los Simpson con Bart y el remedo Atari-PSX, pero hecho realidad. Eso sí, haciendo de abogados del diablo hemos de decir que en realidad se trata de un paso lógico dada la velocidad a la que los estándares se reajustan. La era Full HD, en la que muchos entramos con la Xbox 360 y la PS3 hace una década, se ha quedado pequeña, y ahora tocan las 4K, la ultra resolución HD, algo para lo que esta Xbox One S está más que preparada.

El reproductor más barato

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Empezamos por una de sus bazas, el soporte para resoluciones 4K. Pero ojo, que en sí la consola sigue emitiendo los juegos a 1080p, es solo que en One S las cinemáticas de Gears of War 4 o los videos de Forza Horizon 3 podrán verse a 4K nativo mientras la parte jugable seguirá a 1080p. Aunque también One S ofrece la opción de hacer un reescalado manual y de que los juegos también lo veamos a 4K, aunque no nativo, si tenemos una TV compatible.

En términos gráficos y visuales, One S se diferencia de la Xbox One en que tiene un ligero aumento en la potencia de procesamiento como resultado de contar con una CPU y una GPU nuevas. En sí esto no afecta tanto al rendimiento como a la parte visual, ya que One S hace uso de la tecnología HDR para mostrar en los juegos un mayor ratio de contrasto luciendo fondos y tonos negros mucho más oscuros, al tiempo que los colores son más nítidos y vìvidos. Pero repetimos, en el apartado de rendimiento del juego, la cosa se reduce a un reescalado 4K y un potenciamiento visual (que no gráfico) de los elementos.

Lo que sí debe reseñarse es que hablamos de un sistema que trae un lector de Ultra HD Blu ray y permite recibir contenido por streaming en 4K de servicios como el de las plataformas Amazon Instant Video o Netflix, además de emitir en Ultra HD. Y por su precio se convierte en uno de los reproductores 4K más baratos del mercado actual, costando un tercio de un Samsung o un Sony actual, y además con el hecho de que es una consola de juegos actuales con retrocompatibilidad para el catálogo de Xbox 360, lo que de por sí hace más atractiva la oferta.

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Adios Kinect

Dándose cuenta del error cometido al obligar a los primeros compradores a adquirir sí o sí el sensor Kinect 2.0, Microsoft comercializó después la Xbox One 100€ más barata sin este. Y para que os deis cuenta de en qué punto está el uso de la cámara, Xbox One S no tiene un sólo puerto dedicado a Kinect, sino que si queremos enchufarlo tenemos que hacerlo mediante un adaptador para el puerto USB de One S, que ahora está al fin delante y no en el lateral al igual que el botón para emparejar los mandos wireless. Eso sí, perdemos el panel táctil de encendido por un botón físico, preguntándonos el motivo de ello.

Menos peso más funciones

El cambio más evidente es la reducción de tamaño y peso que One S representa con respecto a su antecesora, siendo un 40% más pequeña y con ventajas como poder ponerla en vertical junto a la TV, lo que nos ahorra un espacio considerable. Otra ventaja es la inclusión de la fuente de alimentación dentro de la consola, ahorrándonos también el hacer hueco al alimentador externo. El nuevo diseño exterior presenta una carcasa con muchos más 'agujeros' practicados en ella con el fin de aumentar su capacidad de enfriamiento, que mejora al ponerse en vertical. Y en cuanto al mando, el diseño ha sido retocado ligeramente para conseguir un pad con un mejor agarre al tiempo que añadirle el doble de alcance en la señal wireless, junto con un bluetooth que nos permite usarlo en otros dispositivos como PCs, tablets y móviles con Windows 10.

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¿Merece la pena?

Llegados a este punto queda claro que Xbox One S tiene mejoras respecto a One, los juegos se ven mejor y es capaz de emitir cinemáticas en 4K nativos y subir la resolución a 4K reescalados en las partes jugables con títulos venideros como Gears 4 u Horizon 3. A nivel estético ocupa mucho menos espacio y está mejor dispuesta, pero la duda es ¿merece pasar de nuevo por caja? Eso depende de cada cliente:

- Si no tenéis una Xbox One, este modelo se presta ideal para empezar por todas las novedades comentada, aunque una Xbox One de 2013 está 150€ más barata.

- Si tenéis One y queréis pasaros a One S por tener la última consola del mercado, tened en cuenta que la mayoría de sus mejoras necesitan una pantalla 4K para sacarles partido, y que de momento en el mercado sólo está el modelo de 2TB de 400 euros.

- Si tenéis One pero no reproductor de 4K y queréis uno, la One S es casi el lector 4K de discos y contenido por streaming más barato del mercado en la actualidad. así que si tenéis pantalla compatible con la resolución Ultra HD y sois unos geeks de las nuevas tecnologías, es una opción atractiva

- Si lo que queréis es pasaros a un sistema con resolución nativa 4K en la parte jugable de los títulos, One S no es capaz de eso. Sólo Project Scorpio, el sistema Microsoft que saldrá a finales de 2017 con 4K gaming y soporte para Realidad Virtual, es capaz, aunque su precio será considerablemente más alto que el de Xbox One S.