Ya puedes imprimir y cocinar en 3D tu comida
Las impresoras 3D llegan hasta la cocina, literalmente. Y ahora son capaces de cocinar por tí y diseñarte la comida con las formas que tú quieras crear.
En sí, una impresora 3D es una máquina capaz de realizar réplicas de diseños en 3D, creando piezas o maquetas volumétricas a partir de un diseño hecho por ordenador, descargado de internet o recogido a partir de un escáner 3D. Y desde sus inicios para la arquitectura o diseño industrial (la compañía de automoción Ford lleva usándolas desde los años 80) hasta su adopción a nivel más popular con los modelos acomodados al mercado doméstico, las impresoras 3D han revolucionado campos como la Medicina, que las usan para crear medicamentos, prótesis, trasplantes e incluso órganos vivos.
Comida impresa
El uso de una impresora 3D en el formato culinario no es nuevo, ya que por ejemplo una impresora 3D por fundido es igual a una manga pastelera, y se han usado para tallar esculturas de azúcar, e incluso ha habido startups que han creado máquinas para imprimir y cocinar pizzas como Natural Machines hizo en 2013 con su prototipo (aunque sólo la base, ya que el queso y el orégano había que ponerlos a mano). Pero hablamos de una nueva dimensión en cuanto a la capacidad no crear alimentos y hasta platos más complejos, algo posible con la máquina diseñada por un equipo de investigadores de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos.
Acompañando a la cocina convencional
Para sus autores, "las impresoras de comida no son un reemplazo de la cocina convencional, no resolverán todas nuestras necesidades nutricionales, ni cocinarán todo lo que deberíamos comer. Pero sí producirán una infinita variedad de comidas frescas y nutricionales a la carta, transformando recetas digitales e ingredientes básicos suministrados en cartuchos congelados en platos sanos que puedan complementar nuestra dieta diaria".
Ampliamente aceptadas ahora que cualquiera puede ir a una tienda y hacerse con una, las impresoras 3D son también objeto de polémica por casos de gente que se han impreso armas plenamente funcionales con materiales aparentemente inofensivos y al alcance de cualquiera, o los tres hackers que recrearon las llaves maestras usadas por la TSA americana, la Administración de Seguridad en el Transporte, para abrir e inspeccionar el equipaje de los pasajeros.