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The Banner Saga 2

The Banner Saga 2

  • PlataformaXBO8.5PC8.5OSXPS48.5
  • GéneroRPG, Estrategia
  • DesarrolladorStoic
  • Lanzamiento19/04/2016 (PC, OSX)01/07/2016 (XBO)05/07/2016 (PS4)

Análisis de Banner Saga 2

La segunda parte del notable Banner Saga cumple las expectativas de que vaya a convertirse en una gran trilogía.

Banner Saga fue uno de los grandes triunfos nacidos en el tsunami crowdfunding que se formó hace unos años. Un título que encarnaba además los ideales de este movimiento: dos jóvenes ex-Bioware con ganas de alejarse del modelo de AAA y hacer algo personal, con un estilo artístico propio alejado de las tendencias del videojuego y una historia a la vez épica e íntima sobre un mundo de leyendas nórdicas al borde de la destrucción. Su clasicismo a la hora de dar forma a su mundo y personajes, junto a elementos como la poderosa banda sonora formada por un gigante en continuo crecimiento como es Austin Wintory (Journey), terminaron de conformar una experiencia memorable.


Ideado desde el principio como una trilogía y después de cerrar con un final demoledor, había expectación por ver cómo iba a quedar este segundo episodio y cómo seguía una historia que se caracteriza por el convincente tono de desesperación con el que está revestida. No es raro encontrar videojuegos con el fin del mundo de fondo como tema de fondo, pero pocos consiguen crear una auténtica sensación de desolación y miedo ante un acontecimiento tan brutal como debería ser “el fin del mundo”. El gran logro se debe principalmente a que en otros títulos jugamos como el “salvador del mundo” y estamos bastante convencidos de que al final lo salvaremos, porque estamos pre-programados para ello de haberlo visto muchas veces. Pero con Banner Saga, la verdad es que no estamos muy seguros de que esto vaya a ser así, ni siquiera jugamos el papel de un gran salvador, sino de alguien que tiene que tomar decisiones difíciles en situaciones extremas, con la esperanza de que sea la elección menos mala.

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Banner Saga 2 es una continuación directa del primero (y por tanto es imprescindible haberlo completado primero para que todo tenga sentido). La estructura es similar, con un desarrollo lineal que se bifurca en diferentes arcos según el protagonista del momento. En todos los casos, lideramos una caravana formada por civiles y guerreros, siguiendo un camino recto sobre el que no tenemos más control que el de decidir cuándo descansamos, según sea nuestra moral y las provisiones que tengamos. La gracia del planteamiento viene dada porque en todo momento hay que tomar decisiones que tienen que ver con la naturaleza de liderar a docenas de familias desamparadas y guerreros derrotados: peleas, decisiones difíciles, circunstancias especiales y batallas a cada paso.

Como en el primer juego, uno de los puntos fuertes es la incertidumbre de esas decisiones y de los diálogos. La acción y consecuencia en un videojuego no siempre se consigue orientar de la forma más convincente, apostando por decisiones demasiado obvias entre las “buenas” y las “malas”, junto con resultados inmediatos, dejándolo en algo bastante descafeinado. En Banner Saga sin embargo, las decisiones nunca parecen tener una respuesta “fácil” y la consecuencia suele, en algún punto, volver para darnos una patada en el trasero, independientemente de los buenas (o no) que fueran nuestras intenciones. Algunas veces buscamos ser generosos, y se nos paga esa generosidad con una puñalada en la espalda; otras veces buscamos ser duros y decididos, con consecuencias más calamitosas que lo que deberían haber sido. Y otras veces las cosas salen, más o menos, bien, terminando de formar la incertidumbre que alimenta la narrativa y el dramatismo de la situación, aunque a veces un tanto melodramaticamente de más.

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Cuando no estamos pensando en cómo conseguir no perder a otra docena de nuestros protegidos , estaremos combatiendo en un sistema táctico por turnos, controlando a nuestros mejores guerreros en un tablero frente a toda clase de amenazas. No ha habido demasiada evolución al respecto, con un sistema simple y elegante en el que cada luchador tiene dos barras que determina su salud y resistencia, pudiendo orientar golpes a mermar una de las dos. La vida está vinculada a la fuerza, de forma que alguien con la vida completa hará más daño, pero la resistencia determinará cuánto daño realizan los ataques, así que es conveniente tratar de reducirla antes de realizar ataques físicos.

A partir de esa base, disponemos de una amplia variedad de posibilidades gracias a las diferentes clases. Uno de los “defectos”, por así decirlo, de la primera entrega es que nos teníamos muchas opciones de cara a configurar nuestro equipo, contando con un número bastante limitado de clases con habilidades diferenciadas. Stoic ha escuchado nuestras plegarias y ha añadido tanto más clases como más variedad de habilidades especiales, lo que es positivo. Sin embargo, una vez visto el efecto en el juego, podemos comprobar que el problema no era tanto de forma como de fondo. El diseño de los combates en Banner Saga 2 tiende a lo simplista, así que ese aumento de posibilidades no se traduce en combates tácticamente más interesantes. Mantiene un buen nivel, siendo entretenido y arrojando algún reto atractivo de vez en cuando, pero desde luego no es Tactics Ogre ni Xcom, conformándose con algo más ligero.

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Las pocas veces que el título trata de ofrecer algún combate con algo especial para aderezarlos, se aprecia que el modelo de juego e inteligencia artificial no están preparados para ello. Hay momentos puntuales en el combate en el que los rivales no realizan decisiones lógicas, que se ponen a hacer rodeos innecesarios cuando podrían terminar hacer mucho más daño del que han hecho, o cuando no captan bien los obstáculos en el suelo en forma de líquido inflamable y otras trampas que técnicamente no están ocultas. No es regular, pero es lo suficiente como para no considerar seriamente a Banner Saga como un coloso entre otros juegos tácticos del mercado. Es competente, entretenido, y además ha logrado evitar esos momentos de subidas bestiales de dificultad que tenía el primer episodio (especialmente ese desesperante jefe final), pero no llega al sobresaliente en este apartado.

Con todo, sigue siendo un juego que destaca en los mismos puntos que lo hacía el primer episodio. Buena narrativa, excelentes e interesantes personajes, un estilo artístico maravilloso, momentos inspiradores y otra banda sonora para enmarcar. La única pega que podríamos comentar sobre la narrativa es que por un lado se ha hecho un poco más esotérica (y un punto más incomprensible por ello); el primero tenía sus hechiceros, gigantes y criaturas sobrenaturales, pero se mantenía muy con los pies en el suelo a pesar de todo ello, mientras que ahora se ha dejado llevar moderadamente por el elemento místico de la situación en ciertas ocasiones. También tiene sufre de algo de síndrome de la segunda parte en una trilogía, una cierta sensación de estar en tierra de nadie y de no poder cerrar arcos argumentales ni ofrecer conclusiones rotundas, algo que sí pudo hacer la primera parte.

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8.5

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.