Análisis, Rise of the Tomb Raider

Rise of the Tomb Raider se convirtió por méritos propios en uno de los grandes juegos de 2015. Lo hizo convirtiéndose, además, en una excelente aventura que dejaba atrás esas sugerencias de que el reboot de Tomb Raider, en realidad, era una inspiración al modelo Uncharted. La secuela protagonizada por Lara Croft demostró hace pocos meses que tiene entidad propia y que es capaz de ofrecer mecánicas y situaciones distintas a las de otras aventuras de acción. La exclusiva temporal de consolas Xbox llega a su fin esta semana con el estreno de esta gran aventura en PC, donde llega con los mismos elementos que lo hicieron triunfar en las consolas de Microsoft y una cabado visual más potente y sólido, algo lógico teniendo en cuenta las diferencias que hay entre los compatibles de gama alta actuales y las consolas de sobremesa.  

Lara Croft vuelve a la carga, ahora en PC, con una aventura que deja muy claras sus intenciones en sus primeras horas. Las zonas de plataformas son constantes, se combinan perfectamente con elementos de exploración, con rompecabezas y también con tiroteos. Pero a diferencia de las aventuras de acción modernas, los disparos no son los grandes protagonistas y el equilibrio jugable de Rise of the Tomb Raider durante las doce horas que dura la aventura es una de sus grandes virtudes. Todo lo que no es disparar importa y mucho en este juego y tiene un peso tan capital como el arsenal disponible. Y eso, en un momento como el actual, se agradece.

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El argumento se centra en la búsqueda que ronda la cabeza de Lara desde hace tiempo, de antes de que muriera su padre. Pero como es habitual en estas aventuras, nada es tan sencillo como llegar al punto concreto de un mapa y siempre hay alguien que está buscando lo mismo… y además tiene más recursos que tú. La Trinidad, una organización no muy transparente, también busca el mismo artefacto. Además de Lara y sus enemigos conoceremos a los Rebeldes, aliados necesarios de Croft que tienen el objeto contrario al de los demás: que nadie consiga dicho objeto. El argumento es sencillo, tiene momentos muy efectistas, flashbacks y alguna pequeña sorpresa. No estamos ante la mejor trama pero acompaña perfectamente. 

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Junto a ello se añade un componente de exploración importante. Habrá varias zonas abiertas con libertad de movimiento en los que primero observaremos y luego actuaremos. Sin llegar a ser un juego Open World, sí es cierto que se nos abren muchas posibilidades en este sentido. Tanto para avanzar en la trama como para encontrar decenas de los extras que llenan el universo del juego. Suministros para conseguir mejorar armas o crear munición, elementos curativos y otros; coleccionables que nos explican el contexto histórico de donde estamos, auténticas reliquias que dan ganas de examinar desde el menú por su belleza y, como no, acceso a lugares que amplían la aventura de Lara en forma de cuevas y tumbas. 

No faltan las armas, tanto cuerpo a cuerpo como las de fuego… y el arco. El sistema de tiroteos es similar a lo que podemos imaginarnos en cualquier aventura moderna, con coberturas más o menos sólidas, sistema de apuntado eficaz y la posibilidad de intercambiar disparos a media distancia con golpes cuerpo a cuerpo, lanzar objetos o utilizar elementos contextuales a nuestro favor. Aunque no es lo más inspirado del juego, es cierto que las posibilidades que nos brindan compensan la sencillez de los tiroteos: siempre podemos intentar pasar con sigilo por varias zonas, despistar a enemigos con objetos ubicados estratégicamente en el escenario o salir en plan Rambo ante enemigos duros pero con una IA poco trabajada. En todo este papel el arco tiene un rol fundamental, tanto para jugar en modo sigilo como para acabar con enemigos a distancia.

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Los rompecabezas completan el elenco de mecánicas que vamos combinando entre fase y fase (además de algunos QTE y jefes finales). Mover elementos a nuestro antojo para llegar a un punto inaccesible, hacer explotar varias estructuras para crear un camino que no se veía de inicio o saltar entre engranajes gigantescos serán el pan de cada día. No son muy exigentes en lo que campaña principal se refiere, pero cuando nos centramos en las tumbas (ampliadas y mejoradas en cantidad y calidad) veremos puzles más desafiantes y satisfactorios. Cuando encontramos una de estas tumbas lo mejor es detenerse a hacerla: vale mucho la pena porque son divertidas y ofrecen propuestas distintas las unas con las otras. 

Lara Croft lucha para mejorar y ser todavía más fuerte en medio de condiciones de lo más contrarias, y eso se traduce en un sistema de farmeo que nos permite recoger todo tipo de recursos para mejorar nuestras armas y equipamiento. A medida que hacemos acciones en el mundo subimos la experiencia de Lara, ganamos puntos y podemos desbloquear nuevas habilidades de combate, de supervivencia y de caza. Todo sea para ampliar horizontes y poder realizar con mayor tasa de éxito las varias misiones secundarias que también abundan en Rise of the Tomb Raider y que complementan la fauna y flora de la zona, los coleccionables o las tumbas ya mencionadas. Una vez terminado el juego podremos seguir con las misiones y extras que nos hayamos dejado por el camino (podemos hacer viaje rápido a través de hogueras) y disfrutar del Time Attack, expediciones donde se nos ofrecen varios retos basados en puntuaciones y un sistema de tarjetas que sirve para añadir desafíos a estas pruebas. 

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Nota: si quieres profundizar en lo que ofrece el juego, consulta nuestro review original de la versión de Xbox One 

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Destacar que Nvidia ya tiene preparados drivers para la salida del juego mediante los cuáles se consiguen resultados realmente convincentes en la tecnología HBAO+ que permite recrear sombras más realistas. De hecho, todo lo referente al juego de luces y sombras es de lo que más partido saca de los PC. Es cierto que el juego ya lucía muy bien en Xbox One en términos generales, pero el acabado en esta ocasión es mucho más completo y repleto de detalles por todo lo mencionado anteriormente aunque la base siga siendo la misma. Para los que tengan el equipo preparado también permite soporte para resoluciones de hasta 4K. 

Las especificaciones mínimas para hacer correr el título son: Windows 7, Intel Core i3-2100 o AMD equivalente, Nvidia GTX 650 o AMD HD7770 2GB GPU, por lo menos 6GB of RAM y 25GB de espacio libre en el Disco Duro, ya que el juego (que en Steam llega compatible con logros de la plataforma) ocupa unos 18 gigas de peso. A nivel sonoro mantiene las virtudes de la entrega original, incluido el buen doblaje al castellano que acompaña (y que suena convincente salvo en algunos momentos muy concretos).