Final Fantasy Explorers
- Plataforma3DS7.2
- GéneroAcción, RPG
- DesarrolladorSquare Enix
- Lanzamiento29/01/2016
- TextoInglés
Análisis, Final Fantasy Explorers
La saga de Square Enix se pasa al Action RPG cooperativo con un toque evidente de Monster Hunter y la presencia de invocaciones y héroes clásicos de la saga que le añaden un toque fanservice.
Final Fantasy Explorers se presentó durante el mes de junio de 2014. Posteriormente, el título apareció en Japón con más que buenas ventas en la semana de su salida y ahora, el 29 de enero, el nuevo Action RPG de Square Enix desembarca en las Nintendo 3DS europeas. Lo hace con ganas de recordar la fórmula que la saga mostró en Crystal Chronicles de Gamecube -acción en tiempo real y cooperativo- y que posteriormente se ha visto en otras entregas. Pero Explorers no consigue, a pesar del nombre y de los invitados especiales en forma de puro fanservice, consagrarse como un Final Fantasy de primera ley. No ya en comparación con lo que son los mejores juegos de la saga principal, sino tampoco con el sencillo ejercicio de imaginar qué podríamos esperar de “un Final Fantasy a lo Monster Hunter”.
En todo caso, que no sea un título con la excelencia que representa el legado del nombre Final Fantasy no significa que estemos ante un mal juego ni nada por el estilo. El argumento, que pasará de puntillas y no será precisamente memorable, deja muy claro lo que quiere ofrecer Explorers: Estamos en un mundo donde las reservas de cristales, un material imprescindible como fuente de energía del planeta, y nuestro rol es el de crecer dentro del gremio de los exploradores de élite para evitar que estalle una guerra por estos cristales y para luchar con un único objetivo: conquistar el Gran Cristal, una especie de piedra filosofal que todo explorador desea. Y así, una vez presentados en el pequeño pueblo de Libertias, donde empieza todo, podremos salir ahí fuera a dar caza a monstruos, eidolones y otras bestias.
Porque Final Fantasy Explorers es, principalmente, un juego de caza. Después de unas primeras misiones de tutorial y de unas misiones que a pesar de considerarse de la campaña principal, son un tutorial encubierto, empezaremos a comprender como funciona el título. Habremos creado con un editor algo limitado a nuestro personaje y habremos empezado a coger los contratos de las misiones principales y/o las secundarias para ir ganando experiencia, consiguiendo nuevos materiales, dinero y cristales para poder crecer como explorador. Lo principal, el combate, es en tiempo real y tiene sus propias características.
Contaremos con un botón de ataque y con un botón para correr como principales movimientos. Mediante los botones L y R podremos asignar habilidades para atacar a los enemigos. Éstas consumen puntos de magia que se regeneran automáticamente, con pociones o golpeando de manera normal a los enemigos (la gestión de dicha barra es importante, ya que también se gasta cuando vamos corriendo). Se echa en falta en más de una ocasión un botón de bloqueo o de evasiva para hacer algo más equilibrados los combates, pero en general el sistema funciona gracias a la accesibilidad de las habilidades en cuestión que dependen, en buena parte, del oficio que hayamos escogido previamente (y que podemos cambiar cuando queramos en la base de operaciones).
En total hay 21 oficios que permiten hacer que nuestro personaje adopte un rol distinto en combate. Un caballero está equilibrado en ataque y defensa por su espada y escudo, y permite hacer ataques cuerpo a cuerpo; un Ranger es ideal para atacar a distancia con su arco, aunque también tiene hachas y basa su acierto en la puntería; el mago blanco está pensado para recuperar la vitalidad de nuestros aliados y también para restaurar los puntos de ataque con algunas propiedades únicas; y así podríamos seguir con muchas otras clases como el samurai, ninja, monje, mago del tiempo, ingeniero o alquimista entre otros. También tenemos una clase “libre” que permite combinar habilidades de las otras clases menos las que son estrictamente exclusivas.
El sistema de oficios tiene su razón de ser en la vertiente cooperativa del juego, que permite hacer misiones con hasta cuatro jugadores. Ahí, con dos o tres amigos, es donde realmente se toma otra dimensión con los oficios, ya que la colaboración entre jugadores permite hacer auténticos estragos con los que luchan a primera línea, los que limpian los alrededores y los jugadores de apoyo que están pendientes de las estadísticas de sus compañeros. En solitario esta experiencia es bastante más relativa, no tiene sentido usar según qué oficios porque no seremos todo lo útiles que nos gustaría (debemos encargarnos de liderar los ataques a los monstruos) y porque la gestión del equipo es distinta. Contamos con un Monster Lab que nos permite reclutar -ítems conseguidos previamente- monstruos que hemos vencido en el escenario. Estos monstruos tienen sus propias habilidades, suben de nivel e incluso podemos fusionarlos para hacerlos más poderosos.
La gestión del jugador solitario se debe centrar más en este punto, en estar alerta sobre las acciones que realizan los monstruos que van con nosotros y compaginarlo con las nuestras. Un monstruo encargado de recuperar vitalidad en ciertos momentos es vital, de la misma manera que tener un lagarto fuerte capaz de plantar cara a los eidolones siempre va bien si nos queremos tomar un respiro en medio de la batalla. Destacar que tenemos un atajo en la pantalla inferior para que los monstruos hagan alguna habilidad concreta seleccionada previamente, por lo demás son totalmente autónomos. En todo caso, y aunque el juego es perfectamente superable en solitario (no hay problemas de nivel a poco que vayamos jugando algunas sidequests), es cierto que pierda parte importante del encanto si no se juega en cooperativo por lo mencionado anteriormente.
Tampoco falta el equipo de armas, ropajes y accesorios. Cada clase tiene su propia arma que también se puede mejorar gracias a los materiales que vamos encontrando por nuestras salidas al yermo o matando enemigos. Dependiendo de los materiales que tengamos podremos mejorar nuestro arma de una manera diferente. Un material de Ifrit nos da mayor acierto en ataques por detrás, mientras que un mineral llamado Iron Ore permitirá subir nuestra evasión cuando recibamos ataques físicos. La verdad es que las posibilidades son muchas, invita a probar todo tipo de sets y también a crear varios oficios potentes para ir cambiando entre ellos gracias al equipo, las habilidades, los monstruos de laboratorio y demás.
Y es que el Trance es la otra gran habilidad que tenemos en combate. Mientras combatimos rellenamos una barra de energía que una vez está al máximo nos permite transformarnos durante un tiempo limitado. La barra de Trance nos permite usar el magicite que hayamos equipado (primero atrapamos un eidolon, lo activamos como magicite en el menú y lo tenemos listo) para transformarnos por ejemplo en Ifrit o en Bahamut y atacar con este personaje durante un buen rato. Podremos usar los ataques especiales de nuestro explorador sin gastar barra AP (respetando los segundos de regeneración entre ataque y ataque, eso sí) y cuando se active el Crystal Surge en este estado podremos lanzar ataques devastadores identificativos con el tipo de personaje.
Una vez tenemos atrapado un eidolon siempre estará disponible para equiparse, pero no son los únicos. Además de la docena de eidolones que tenemos disponibles (dos de ellos inéditos) también podemos invocar héroes de la saga Final Fantasy, por lo que más fanservice no puede ser esta propuesta. Cuando se desbloquea la opción en el juego se nos regalará a Yuna (FFX) y a Squall (FFVIII) pero hay muchos más como, naturalmente, Lightning o Cloud. En todo caso, el trance es vital en combates con grandes jefes porque nos dan ventajas importantes durante un tiempo limitado que vienen bien para acabar con los enemigos más duros.
Las misiones se reparten por dificultad (hasta diez estrellas) y el progreso si no hacemos demasiados atajos sigue su curso sin ningún problema. El contratiempo real es el desarrollo en sí de las tareas. Cuando empezamos el juego hicimos unas misiones de acabar con una serie de enemigos a modo de “muestra”. Luego se nos invitó a acabar con cuatro eidolones. Llegábamos sin demasiadas dificultades al lugar y nos enfrentábamos a enemigos bastante duros por la potencia de sus ataques. Una vez terminados, el juego te ofrecía como main quests una réplica de las misiones que acabábamos de hacer. Luchar otra vez con Shiva, otra vez con Ifrit. Luego, para aprender el Trance, lo mismo: encasilla a un eidolon. Y sin darnos cuenta, ya habíamos luchado varias veces con los mismos jefes en muy pocas horas de juego.
Algo que es solo al inicio, pensamos. Pero no. A medida que vamos avanzando se repiten las mismas misiones sin demasiada inspiración. Llega a un punto concreto del mapa para completar la misión, acaba con 5/10/20 monstruos de una región concreta, acaba con Leviatán que luego volverá a ser un enemigo en misiones de mayor nivel, y luego otra vez. Y otra. Y luego en una varainte mutante pero que no esconde que es un poco más de lo mismo. Además, avanzado el juego se nos pide que tengamos al menos un mínimo de misiones del rango anterior para poder completar algunas de las siguientes, y eso significa que sí o sí acabamos repitiendo.
Tampoco ayuda todo el camino hasta los jefes. En general los enemigos que pueblan el mundo que vamos explorando no son excesivamente peligrosos si vamos preparados, y acabaremos esquivándolos para llegar a la zona que nos marca el mapa más pronto que tarde. Tenemos un viaje rápido que permite llegar a zonas que ya conocemos, pero solo sirve la primera vez. Si luego queremos movernos a otro punto del mapa (por ejemplo cuando buscamos una serie de materiales) pues toca caminar de punta a punta sin demasiado desafío. A esto se añaden misiones secundarias que nos invitan a usar ciertos ataques y hacer cosas concretas a cambio de puntos de Cristales. Lo bueno es que se pueden combinar con las misiones principales; lo malo es que en muchos casos es relleno puro y duro.
Que no se malinterprete. Final Fantasy Explorers tiene una base buena y las batallas con los eidolones son divertidas e intensas. El problema es que repite en exceso aquello que funciona hasta llegar a un punto que ya no funciona tanto y que acaba haciéndose algo pesado para el jugador. Ofrece horas de juego entretenidas -con altibajos por lo comentado- pero puede hacerse cuesta arriba la idea de explotarlo al 100%. Por la experiencia en sí más que por la dificultad, que no es demasiado elevada. Naturalmente, es mucho más llevadero en cooperativo. Tanto en local como en online, tendremos salas donde podremos reclutar gente (de manera pública o privada) para disfrutar de las misiones que se escojan. El sistema de Resonance -para utilizar los Crystal Surges- es conjunto en este caso, por lo que se puede trabajar para subirlo entre todos de manera más veloz.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.