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Dragon's Dogma: Dark Arisen

Dragon's Dogma: Dark Arisen

  • PlataformaXBO7.5NSWPS47.53608PS38PC8
  • GéneroAcción, RPG
  • DesarrolladorCapcom
  • Lanzamiento26/04/2013 (360, PS3)15/01/2016 (PC)03/10/2017 (XBO, PS4)23/04/2019 (NSW)
  • TextoEspañol
  • VocesInglés
  • EditorCapcom

Dragon's Dogma: Dark Arisen, Análisis

Dragon's Dogma Dark Arisen llega cuatro años más tarde a PC con las mismas bondades jugables de antaño y mejoras gráficas que, eso sí, no están a la altura teniendo en cuenta las capacidades de los ordenadores actuales.

Capcom presentó hace cuatro años un videojuego que tenía un aura especial. La compañía se alejaba de sus grandes franquicias y éxitos y se presentaba con una nueva propiedad intelectual que quería aprovechar el tirón de juegos tipo Action RPG de corte occidental. Dragon’s Dogma se le comparó con Kingdoms of Amalur, con Dark Souls y con muchos otros nombres de corte similar. Pero la realidad es que el juego de Capcom tenía muchas más sorpresas en su interior de las que podían parecer a simple vista, y se convirtió en una grata experiencia para aquellos que lo pudieron probar. El juego, eso sí, no estaba del todo pulido y tenía algunos elementos mejorables. Varios de ellos se tocaron con Dark Arisen, expansión que apareció después y que completaba un juego notable de manera más sólida en todos los frentes. Cuatro años más tarde Capcom lanza su Action RPG en PC, y lo hace con lo mismo que vimos a nivel jugable pero con una optimización que se puede considerar correcta y que permite disfrutar del juego sin los problemas de otros ports de desarrolladoras japonesas. 

El juego empieza exactamente como lo recordábamos y como era en las consolas de pasada generación. Estamos controlando a un héroe que se adentra junto a otros personajes en un lugar repleto de enemigos y que no deja de ser el tutorial del título en el que vamos a hacernos con los controles. A pesar de haberse adaptado al control con teclado y ratón, el título funciona perfectamente con un mando, ya que fue conebido de esta manera y al menos en nuestro caso nos parece la más ágil de todas. En todo caso, después de la introducción casi metafórica del mundo de Dragon’s Dogma nos trasladaremos a la época “real” que nos tocará vivir y combatir con un héroe elegido que habremos creado y personalizado previamente. Cassardís es nuestro lugar de inicio, donde aparece un dragón rojo de manera cíclica para acabar con todo el mundo. Aquí empieza nuestra aventura. 

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Como los clásicos Action RPG, contamos con una personalización de personaje que nos permite escoger una de las tres vocaciones de inicio: luchador, strider o mago. La elección no es baladí, ya que los estilos de combate y movimientos son distintos entre sí. El luchador es el guerrero de toda la vida con su espada y escudo, ideal para luchar a corta distancia y para aguantar los envites de los enemigos más poderosos. El strider es para nosotros el perfil más atractivo: rápido, veloz y pensado para luchar a distancia. El mago también cuenta con algunos hechizos para curar a los compañeros y atacar con el fuego como gran protagonista. Posteriormente podremos ampliar nuestra vocación con otras que mezclan habilidades y atributos de dos de las clases originales.

El sistema de combate es bastante sencillo, nos permite hacer dos tipos de ataque, cambiar entre las armas que tenemos, algunos movimientos ágiles y evasivos en combate y también dar algunas órdenes a los peones. Dragon’s Dogma está pensado para la experiencia single player clásica, y esto que puede parecer algo raro cuando conocemos el concepto de peones, acaba siendo una de sus virtudes: un título para disfrutar uno mismo de principio a fin. Los peones son unos no humanos que parecen humanos que nos acompañan a lo largo de la aventura. Tendremos uno creado por nosotros mismos y otros se pueden reclutar desde las fallas o encontrándolo por las calles y aldeas que visitamos. El peón es un NPC autónomo que lucha por su cuenta y que tiene sus atributos y debilidades bien marcados. No es recomendable coger peones striders si nosotros somos de esta clase, ya que nadie asaltará en el cuerpo a cuerpo a los enemigos, por ejemplo. el sistema de peones es intereante porque podemos ir reclutando algunos de todo tipo, nos ayudan a descubrir secretos y lugares en zonas inexploradas y aportan mucho más que un simple apoyo en combate. 

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Además, sirven para explotar muchas mecánicas que hacen del combate de Dragon’s Dogma una experiencia distina a la de otros Action RPG. Podemos combinar ataques con ellos mientras nos dicen que agarremos un monstruo que ellos lo liquidan o al revés, se encargarán de detener un enemigo para que hagamos la estocada final. La presencia constante de enemigos es la tónica general de un juego en el que iremos avanzando en la trama principal pero tendremos que desviarnos en tareas extras para ganar experiencia y mejorar nuestro equipo. Exigente desde un primer momento -la primera vez que nos enfrentamos a un cíclope dentro de una cueva entendemos que esto no será ni por asomo un paseo- y pensado para explorar todas las combinaciones posibles con los peones. Verlos colgados de un enemigo, distraerlo desde distintos puntos de vista y actuar con lógica según sus atributos es uno de los grandes logros del juego. Destacar que podemos compartir y reclutar peones vía online también en PC, obteniendo así recompensas como tesoros o pistas para avanzar en la aventura.  

Es en el combate donde vemos que nuestro héroe tiene más habilidades de las que puede parecer en un primer momento. Además de las particularidades de cada vocación (el guerrero tiene escudo y hace contragolpes, el strider tiene un arco para disparar a distancia) tendremos la habilidad de, al más puro estilo Shadow of the Colossus, colgarnos de los enemigos, subir por su espalda y atacar a los puntos débiles que tengan los monstruos de más envergadura. Esto junto a las -limitadas- indicaciones que podemos dar a los peones hacen que las batallas con mid-bosses y con jefes finales sean una auténtica pasada…. salvo por varios matices. La IA de los peones es francamente mejorable, y a veces tienden a realizar acciones que no se comprenden o que pueden ser peligrosas para el equipo. Mayor precisión en los comandos de órdenes habría sido la guinda a un sistema original.

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Todo en medio de un vasto mundo (a veces se hace pesado tanto caminar si no tenemos piedras de teletransporte) repleto de enemigos y bestias salvajes que nos asaltan desde la primera hora de juego. Morir en Dragon’s Dogma es lo habitual, tanto por falta de conocimiento de los controles y posibilidades al principio como por necesidad de mejorar el equipo (y aquí se incluyen los peones) como también al desconocimiento de cuál es el camino correcto para seguir. La gran capital de este mundo de dragones nos ofrece un primer vistazo de lo que estamos a punto de descburir: extensos valles, fortalezas, bosques, mazmorras y muchos enemigos y misiones por realizar en las más de 25 horas de juego sin detenernos en exceso en extras más allá de lo necesario. 

El oscuro mundo de Bitterblack
La versión del juego que llega a PC es Dark Arisen, que añadía una nueva localización pensada por héroe que tenga ya nivel 50 y aun así se encontrará con dificultades. La nueva zona cuenta con varios jefes finales, caminos a seguir sin saber cuál es el correcto y varias misiones secundarias que se pueden consultar en un tablón a las afueras de la isla. La presencia de enemigos gigantes es constante en Dark Arisen y se amplía la experiencia de manera importante: una quincena de horas más. Uno de los detalles más interesantes de la expansión es que las zonas, al más puro estilo Souls, están interconectadas entre sí y podremos encontrar varios atajos que evitan el tener que volver hacia atrás con largas andaduras. La fauna medieval fantástica de Dragon’s Dogma sigue presente en esta expansión:  dragones, leones con cabeza de gallo, cíclopes enormes estructuras que no sabríamos definir, esqueletos de todo tipo y otros derivados de lobos y similares. En PC también llegan los modos díficil y contrarreloj que se añadieron con la versión Dark Arisen, más cantidad de habilidades, nivel de las mismas, más de un centenar de elementos de equipamiento, nuevos peones, mejor personalización de personajes y las voces en japonés si lo deseamos.

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Optimización sin alardes
Dragon’s Dogma Dark Arisen es un título que se ha optimizado de manera correcta y al que hemos podido jugar a 1080p y 60 frames por segundo sin problemas (permite altas resoluciones incluso 4K). El juego se adapta bien entre otras cosas porque no era ningún portento técnico cuando salió y porque sus requisitos recomendados tampoco son demasiado elevados:  Intel Core i5 660/AMD Phenom II X4 840, 4GB RAM y una Radeon HD 5870/GeForce GTX 480. Lo mejor, sin duda, es la subida de resolución y como la nitidez que impregna el mundo de Dragon’s Dogma brilla con luz propia desde un primer momento. En general, el juego luce especialmente mejor cuando estamos al aire libre, con campo por correr y los detalles de vegetación llenan la pantalla de todo tipo de colores. 

Pero tan cierto es esto como que el título podría dar muchísimo más de sí. Tiene sincronización vertical, podemos ajustar antialiasing, calidad de las sombras, filtros de texturas y mayor FOV, pero es insuficiente. El juego ya era justito para las consolas de la pasada generación en animaciones, expresiones faciales y detalles como la ropa de los personajes y peones, y aquí la subida de resolución y mejora de algunos elementos visuales no consigue acabar con la sensación de estar ante un juego de 2016. El rendimiento del juego es correcto, pero el acabado podría dar mucho más de sí ya que se mantienen algunos errores de clipping o popping entre otros.

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8

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.