Memory Card #28: Dreamcast
La última gran Sega
La Sega que hoy conocemos poco o nada se parece a la que triunfó en los 90 con sus consolas. Como fabricante de hardware, Sega siempre fue a contracorriente, y si consiguió lo que consiguió fue gracias a su empeño, especialmente en occidente, por demostrar que su manera de entender el videojuego era mucho más adulta, agresiva y gamberra que la que había esgrimido Nintendo, con evidente éxito, durante años. Y sin embargo, pese a su ascenso fulgurante y su impacto en toda una generación, ciertas decisiones "dudosas" en momentos clave y una sobresaturación del mercado con sistemas de "dudoso" calado cualitativo, marcaron su destino para mal con la llegada de los 32 bits. Dreamcast fue un último disparo tratando de detener lo inevitable. Un canto del cisne. Un legado de altos vuelos que que sirvió de rúbrica para una historia plagada de grandes momentos y, como en el caso del sistema que hoy recordamos, también grandes máquinas