J-Stars Victory VS + , análisis

Y al fin llegó. Pese a las expectativas más pesimistas fundamentadas con casos anteriores, Bandai Namco Entertainment, en su nueva era más atenta a las peticiones directas del jugador, ha traído a Europa J-Stars Victory VS, en una versión Plus que acaba siendo la más completa respecto a la original del año pasado en Japón y, por supuesto, traducción y más personajes, música, entornos... Todo dispuesto para que el fan de los mangas y animes más populares se una a este acto de celebración del 45º Aniversario de la revista Weekly Shonen Jump y 20º de V Jump, fenómeno de la animación y los cómics japoneses que engloba títulos tan importantes como Bola de Dragón, Naruto, Bleach, One Piece, Caballeros del Zodíaco o El Puño de la Estrella del Norte. Edición completa para PlayStation 4, PS3 y PSVita y que no por ello es una edición revisada y perfeccionada en sus pilares gráficos o jugables.

La buena noticia, como decía, es que llegue a nuestro territorio teniendo en cuenta que los precedentes de Nintendo DS se quedaron en Japón. Este último J-Stars Victory, por si queda alguien que no conoce su formato y proporciones, propone batallas crossover entre licencias en un dos contra dos con escenarios abiertos y totalmente destruíbles donde cada bando lucha por hacerse con más segmentos de la barra de victoria que el rival, utilizando técnicas cuerpo a cuerpo y a distancia e incluso con espectaculares ataques conjuntos con su compañero. Esto, en una vasta plantilla de casi 40 personajes jugables todos ellos con sus propios patrones y más de 25 escenarios sacados de las sagas, crea un gameplay directamente llamativo y muy intenso para quien conoce bien las licencias que se dan cita.

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Individual, cooperativo y competitivo, aunque en ninguna de sus tres posibilidades se lleva a los límites que todos desaríamos para hablar de un absoluto imprescindible. Algo muy bueno de esta edición VS + es que incorpora modo Aventura, modo Arcade, modo Camino a la Victoria, Libre, Personalización, Galería y, por supuesto, Online. Entre el contenido por desbloquear, que incluye variaciones y skins para todos los personajes así como artworks exclusivos o melodías, y el contenido en cuanto a modos de juego, el tamaño vuelve a ser uno de los alicientes automáticos. Ahora bien, hay modos directamente por encima del resto, que dejan a los de atrás en entredicho ya que está claro que J-Stars Victory VS se concebió para el 2 contra 2, pues en las opciones 1vs1 no funciona muy bien ni alcanza los mínimos exigibles a un juego de lucha sofisticado. Hay modos competitivos 1v1, claro, pero no son los centrales.

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Vamos con los números, que marean y celebran por todo lo alto los aniversarios de Jump. Más de 30 sagas y 52 personajes, 39 controlables y 13 de apoyo. Son éstos:

One Piece

Naruto Shippuden

Dragon Ball Z

Bleach

Toriko

Rurouni Kenshin

Kochikame

Gintama

Yu Yu Hakusho

Hunter x Hunter

Chinyuki

Medaka Box

Katekatekyo Hitman Reborn!

Beelzebub

Assassination Classroom

JoJo’s Bizarre Adventure

Hell Teacher Nube

Saint Seiya

El Puño de la Estrella del Norte

Dr. Slump

Saiki Kusuo no Psi Nan

Bobobo

Tottemo! Luckyman

Sakigake!! Otokojuku

Haikyu!!

To Love-Ru

Nisekoi

Sket Dance

Neuro – Supernatural Detective

Kuroko’s Basketball

D.Gray-man

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Y lo mejor del plantel es que cada uno es de su padre y de su madre, de su serie, con técnicas, ritmos, movimientos y motores del carisma perfectamente diferenciados. Un ejemplo universal, Goku y sus patadas, puñetazos, llaves y hasta el Kame Hame Ha no tienen nada que ver con las ofensivas de Naruto y artes marciales, pero nada que ver. El pequeño de Konoha es más ágil que Goku, más rápido, más resbaladizo... Y esto se nota en su gama de movimientos y tiempos de ejecución. Ahora bien, los botones para los comandos de ambos personajes son los mismos, con golpe rápido y golpe fuerte, combinados de diversas maneras y en cadenas de combo, dejando el R1 para los especiales, el Voltaje y las acudidas del personaje de soporte. R3, en cambio, dispara la máxima combinación, como las Ráfagas Victory en sintonía con nuestro aliado.

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Y mejor jugar con alguien y así evitar la IA aliada que nos impone el juego en los modos 2vs2. Veremos que el personaje manejado por la CPU como si tuviéramos a alguien con un mando al lado tiene un comportamiento absolutamente irregular, pudiendo dar la del pulpo a los adversarios o quedándose apamplado durante unos segundos sin ayudarnos ni cooperar como debería. El problema viene en que cuando juguemos acompañados, la pantalla dividida no está del todo bien resuelta y resulta algo excesiva la presencia de la interfaz. También que online, probablemente la opción más usada a medio y largo plazo, echaremos de menos un modo "pareja contra el mundo", es decir, donde podamos junto a nuestro acompañante en el mismo televisor retar a parejas desconocidas a través de internet o que se formen aleatoriamente. No se puede hablar del online completo y con todas las combinaciones posibles que desearíamos.

Tampoco termina de ser agradable el 1vs1 por la propia naturaleza del juego. En J-Stars colar un combo al adversario lo es todo y con ello conseguimos tirarlo al suelo, dejándole unos largos segundos sin poder moverse y con una recuperación posterior que le concede invulnerabilidad temporal. Esto crea una mecánica y ritmo de combate donde buscamos continuamente la oportunidad de clavarle la cadena de golpes a un adversario, y salimos corriendo para que no nos alcance en su recuperación. Jugado en un dos contra os donde pueden cambiarse los objetivos, interferir en plena secuencia, etc. todo funciona bien, pero en un uno contra uno no tiene sentido ni es satisfactorio. A esto se suma que no hablamos, en ningún caso, de un juego de lucha profundo y cargado de comandos como sí son Tekken, Street Fighter o BlazBlue. A los habituales a las peleas virtuales les puede decepcionar, es más plano.

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Lo importante en J-Stars viene con las técnicas especiales, algunas ejecutadas con generosas cinemáticas y zonas de impacto o efecto desmesuradas. Aquí sale a la luz otro de los problemas de este juego tan volcado con el fan service y la fidelidad a los mangas y que deja aparcadas otras cosas. Y ese problema es el insuficiente balanceo. Hay luchadores directamente pésimos al lado de las grandes estrellas, potenciadas y con técnicas demasiado desequilibrantes. Es cierto que al menos 25 de los 39 personajes jugables se perciben como poderosos y con posibilidades, además de que los 13 de apoyo son más o menos de la misma eficacia. Pero en el online competitivo veremos abundancia de Narutos, Freezers, Gokus, Ichigos, Luffys y Torikos, también debido a su popularidad internacional. Esta homogeneidad nunca es buena.

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En modalidades de historia, como Camino a la Victoria o Aventura-J, todo esto de las distintas potencias de unos y otros personajes, o las irregularidades jugables del 1 contra 1 pierden importancia. El primer modo basa su esquema en un recorrido en barco a través de localizaciones conocidas, una buena forma de empezar a descubrir las posibilidades del gameplay, hacernos con muchos desbloqueables y recoger las primeras cartas para gastar en la tienda. Elegir unos y otros caminos para nuestro navío nos lleva por diversos momentazos que todo fan del anime conocerá. Algo parecido ocurre en Aventura-J, con cuatro arcos argumentales de Namec, La Aldea de la Hoja, etc. que nos dejan jugar contra personajes específicos y en situaciones y batallas conocidas. Aquí los objetivos cambian y hay diversas misiones que nos harán preferir a unos personajes u otros.

Jugado en compañía, una de sus mejores bazas reside en los ataques combinados con nuestro aliado, los especiales desatando el Voltaje cuando tengamos rellena esa barra, y todas las acciones coordinadas que tendremos que simultanear mientras la Ráfaga de Victoria zarandea su aguja para un bando y patra otro. Se crean situaciones interesantes, como romper entre los dos un ataque cargado a un enemigo amenazante o calcular exactamente cuándo invocar a los personajes de apoyo. Los golpes que tiran lejos, por los aires, son determinantes en casi todos los enfrentamientos, pues también tenemos ataques combinados para sacar más partido a éstos y al vuelo del rival alcanzado.

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La música, las animaciones, los efectos de sonido con cada bola de energía o espadazo, las menciones, guiños, etc. son una delicia para el fan de estos animes. Se nota que es total el respeto a las sagas de donde parte todo el juego. Eso sí, no alcanza las lindes gráficas que otros de su género y estética cel shading-manga como Dragon Ball Xenoverse o Naruto Shippuden Ultimate Ninja Storm 3. Gráfciamente hay muchos detalles que deslucen enormemente, más aún en PS4 donde se ve casi igual que en PS3. Así como las animaciones o el tratamiento de partículas son fantásticos, quedan empobrecidos por un sistema de destrucción de los entornos con físicas extrañas y que hace incorpóreos a los elementos en cuanto se desprenden, o una iluminación con poca ambición de hacer algo llamativo. Eso sí, que todo se pueda destrozar, el nivel de detalle de algunos interiores o cómo se consigue expresividad en los protagonistas, es un trabajo técnico notable.

Puesto que hablamos de una versión revisada, ampliada y con un año de margen para que intervinieran en su código y tocasen lo que menos convencía, sí que tenemos que decir que esperábamos algunos arreglos gráficos y jugables dignos de un port tan tardío. Por ejemplo, el balanceo de personajes debería estar mejor medido, la IA aliada más ajustada a cada momento o las posibilidades y configuraciones del matchmaking online puestos al nivel esperado. En cambio, nos encontramos con un producto que llega aumentado en tamaño pero no en calidad, conformista en todos los sentidos pese al feedback que podrían haber recogido y aplicado con tantos meses y rotundo éxito en el mercado nipón. Ya no digo añadir más movimientos a los luchadores o nuevas técnicas, pero al menos hacerle estable el framerate y potenciar la iluminación y sombreado.