Technobabylon

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En su momento Twin Peaks supuso lo que se podría denominar transición de las series a los tiempos modernos. Seguramente encontraríamos más, pero pocas con la incidencia que tuvo la serie de Lynch en el futuro narrativo de las series. Pasamos de una empalagosa inocencia a un discurso brutalmente realista en su núcleo pese a que estuviera decorado con los surrealismos propios del creador norteamericano. A Wadjet Eye games también la podríamos poner en primera línea del cambio narrativo en las aventuras gráficas. Tampoco han sido los primeros, pero sí los más constantes ofreciendo aventuras de calidad, de temática adulta, y de un realismo extenuante, tanto sí se trata de ciencia ficción, como lo sobrenatural o como en el juego que nos ocupa, cyberpunk.

Y eso que se debe ir con cuidado cuando se tratan atmósferas tan recurrentes en el mundo de los videojuegos como esta; desde Blade runner a Neuromancer, pasando por DreamWeb. Pero Wadjet Eye games apuesta de nuevo y de manera brillante por un juego desarrollado por Technocrat Games y lo considera con la calidad suficiente como para publicarlo y ponerle su sello. Actualmente y con la cantidad de aventuras de alta calidad que llevan, Wadjet Eye games se consolida como una de las grandes firmas del género. Si no habéis tenido ocasión, Gemini Rue, Resonance, A Golden Wake y en menor medida la saga Blackwell, son imprescindibles en las casas de cualquier amante de las aventuras.

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Nos encontramos en el año 2087, en la ciudad de Newton. Un mundo distópico donde la corrupción, el hackeo de mentes, dispensadores de comida basura y el control, están a la orden del día. Durante nuestra aventura tomaremos el control de tres personajes: el doctor Charlie Regis, Max Lao y Latha Sesame. Los dos primeros son agentes del CEL, algo así como un cuerpo de policía dirigido por una inteligencia artificial, y Latha es una adicta al Trance, una especie de realidad virtual donde podemos interactuar con los programas informáticos a primer nivel. Lo que en principio no deja de ser una trama detectivesca en un mundo alternativo, pronto se convierte en algo mucho más grande que cruzara las vidas de los tres protagonistas.

Como comentábamos, el juego utiliza un discurso adulto. Desde un inicio queda claro nuestro papel, vamos a la caza de un hackeador de mentes sin escrúpulos, capaz de cometer los más brutales crímenes. Lo interesante es el inteligente uso de los diferentes puntos de vista de nuestros personajes, y la cantidad de subtramas que en un principio podrían apartarnos de la historia principal, pero que en este caso consigue engancharnos por completo. Nos encontraremos inmersos en un mundo oscuro, donde las subtramas nos llevaran al pasado de Regis, o nos encontraremos chantajes, sangre y conspiraciones; en definitiva, los mejores ingredientes para hacer un excelente relato cyberpunk. Poco a poco el argumento va creciendo y  todas las piezas encajan enriqueciendo la trama.

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Es complicado hablar de la historia de Technobabylon sin hacer spoilers. La historia debe degustarse como un buen vino, sorbo a sorbo y cualquier detalle de más puede arruinar el continuo elemento sorpresa que se utiliza en muchas de las localizaciones en nuestra búsqueda de ese asesino en serie hackeador de mentes. Sin entrar mucho en detalles nos ha encantado particularmente una situación donde para resolver lo ocurrido debemos hackear nosotros mismos a un robot sirvienta cambiándole su personalidad después de hackear un dispensador de vinos y de comida. La originalidad es de apreciar en un mundo cyberpunk donde podemos tener la tentación de caer en tópicos.

Technobabylon es una aventura gráfica que como todas las de Wadjet Eye, juega con bajos presupuestos y utiliza como motor el  AGS (Adventure game studio). Un engine libre que da excelentes resultados, pero qué evidentemente, no puede competir con propuestas específicas y más modernas. El resultado gráficamente es una aventura de la vieja escuela, con poco detalle y baja resolución. Pero la excelencia gráfica no es lo que se busca en estas aventuras, si no una experiencia apasionante y en este sentido Technobabylon cumple con creces. El mundo que nos envuelve, como buen cyberpunk, está marcado por el verde pálido, oscuro y gris, con neones débiles y la mayoría de entornos claustrofóbicos. El juego apenas da margen en las localizaciones, cada una tiene un sentido y probablemente un puzle, y no hay lugares que sirvan para profundizar más en la atmosfera aunque no tengan importancia en la trama final.

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Los puzles son realmente atractivos a lo poco que te guste este tipo de ambientación. No son complicados para un aventurero experto, pero su amplia gama de situaciones (tenemos puzles en el Trance, puzles de hackeo, puzles clásicos, o de dialogo para seguir avanzando) dan mucho juego sin llegar a resultar facilones o aburridos. Sin embargo, una cosa es cierta, casi todos los puzles se resuelven con objetos que se encuentran en la misma localización, facilitando en exceso el resolverlos. La parte positiva es su lógica, y es que por desgracia actualmente pocas aventuras pueden estar libres del horrible “intenta y falla” de todos los objetos de tu inventario hasta dar por casualidad con la solución. En Technobabylon, los puzles suelen resolverse con lógica aplastante (si quiero cambiarle la personalidad a un robot, antes debo descargarme otra de alguna máquina), e incluso en los puzles más físicos no necesitaremos un pollo de goma con polea en el centro. También es positivo el no cargarnos el inventario con treinta mil objetos innecesarios. 

El juego viene totalmente en inglés tanto en texto como en doblaje y requiere de un nivel medio-alto por la cantidad enorme de tecnicismos que hay. El doblaje es excelente, con detalles espectaculares en la voz de los “sinteticos” y parece que buena parte del presupuesto se ha ido en dobladores porque su trabajo es perfecto para el presupuesto tan bajo que parece tener el resto del producto. Los efectos especiales están a la altura de una ambientación cyberpunk, con todos los ordenadores, robots y utensilios electrónicos que podamos imaginar, y la música si bien no será recordada, sí que busca extender ese mundo mecánico-electrónico con acierto.

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