En los últimos años hemos visto incontables remakes y updates, una buena manera de mantener con vida el legado de un pasado no tan lejano y presentar viejos juegos a una nueva generación, o bien una buena manera de redescubrir clásicos para los que ya los probaron en su día. Pero cada uno de estos nuevos viejos títulos es su mundo y es injusto meterlos a todos en un mismo saco. Hay diferentes grados de trabajo en estas actualizaciones, dependiendo del juego original, su plataforma original y la plataforma de destino. También existen factores como el número de juegos que contiene el pack si es un recopilatorio, así como otros elementos. Así encontramos desde meras actualizaciones HD o adaptaciones a otros formatos, a trabajos de reconversión mucho más profundos y trabajados en función de las ambiciones del estudio.Oddworld: Abe’s Oddysee New’n Tasty es el tercer trabajo de restauración de la también restaurada Oddworld Inhabitants, que ha despertado en los últimos años de su coma autoinducido con Lorne Lanning volviendo a pisar fuerte y a hablar claro. Después de sentirse abandonados por EA con su último gran juego, Stranger’s Wrath -Lanning incluso sospecha que como parte de una estrategia para forzar el estudio a la venta-, la compañía se alejó de la primera línea de producción y del desarrollo AAA, probando nuevos campos como las películas de animación y otras vía para seguir desarrollando el universo Oddworld. Recientemente, gracias a la reciente viabilidad de la distribución digital y las nuevas posibilidades para ser verdaderamente independiente, Oddworld ha regresado al campo del videojuego de la mano con el estudio Just Add Water, primero recuperando y actualizando sus dos últimos juego -el propio Stranger’s Wrath, y Munch’s Oddysee - y ahora poniendo los beneficios de esos dos títulos en esta completa restauración del juego original.
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Al contrario que los otros dos juegos, actualizados y retocados para ser llevados a otros formatos de forma convincente, New’n Tasty es algo mucho más ambicioso (y costoso) ya que ha supuesto tirar abajo toda la fachada del clásico original y recrearlo de nuevo bajo el motor Unity , pero con sumo cuidado de no afectar a lo esencial si no es para realzarlo. Los jugadores noveles descubrirán un universo con una rica personalidad, personajes repletos de carisma y una historia repleta de matices que engancha desde el principio, además de una mecánica de juego aparentemente simple pero intrincada y con numerosas posibilidades de resolver las situaciones que van apareciendo. Para los que no conozcan el original, Abe’s Oddysee cuenta la aventura del mudokon Abe, uno de los muchos esclavos al servicio de los glukkon, raza conocida por su codicia sin límites. Como tantos otros de su especie, Abe se conformaba con su triste y desesperanzadora vida de esclavitud hasta que descubrió algo que le obligó a lo impensable: a encabezar una rebelión contra sus opresores. Ese “algo” se revela al comienzo del juego pero mejor no destriparlo y que los nuevos lo descubran por ellos mismos, sólo baste con saber que es lo suficientemente traumático para encender una chispa de rebeldía en el pusilánime Abe, algo que le llevará a descubrir sus poderes chamanes, claves para poder salvar a sus compatriotas repartidos por una larga aventura.
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Con esta premisa se abre ante nosotros un juego de platafors, puzles e infiltración en 2D, en cierta parte deudor de títulos como Prince of Persia o Another World -se apreciará en el movimiento, particularmente en los saltos-, pero dotado de su propia identidad e ideas. Una de las principales es que Abe no puede ni atacar ni defenderse, está completamente a merced de los enemigos que aparecen en el escenario en cuanto a combate directo. Otra dificultad que afronta Abe es que tiene que guiar a sus compañeros atrapados hacía la libertad, llevándoles a unas puertas especiales, pero para ello tiene que saber dirigirlos ya que sus congéneres no son muy espabilados y hay que mantenerlos a salvo de las trampas y los peligros del juego. Sabiendo esas condiciones, contaremos con diferentes estrategias y aproximaciones para despejar el camino. Algunas serán ambientales, usando elementos del decorado para poder salvar obstáculos o eliminar enemigos de forma circunstancial aunque conveniente; otras tienen que ver con la infiltración, usando un movimiento de camuflaje o la capacidad de ir despacio para pasar por delante de enemigos que estén durmiendo sin alterarlos. Y la tercera, y más icónica, es por supuesto la posibilidad de cantar para dominar por unos segundos la mente de nuestros enemigos, un arma sorprendentemente brutal para un personaje tan tímido, con la que podemos hacer auténticos destrozos contra nuestros enemigos -siempre y cuando no haya medidas de seguridad-.
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Con este planteamiento, nuestro objetivo principal es conducir a los demás mudokon a la salvación y evitar que caigan en manos del enemigos o mueran víctimas de su propia torpeza. Tendremos que ser astutos, encontrar la forma de resolver los puzles ambientales que vamos encontrando, saber movernos bien entre las sombras y despistar a nuestros enemigos con el lanzamiento de piedras para desviar su atención. El diseño de niveles del original era simplemente fantástico y en New’n Tasty se puede apreciar de nuevo en todo su esplendor. La dificultad puede llegar a ser desesperante ya que Oddworld cuenta con elaboradas secuencias en las que hay que ser meticuloso con la planificación y la ejecución. Parte del problema está en los controles, rígidos y algo torpes, especialmente en lo que se refiere a los saltos, pero eso es parte de la propia personalidad de Abe y de la naturaleza del juego. Ciertamente se aprecia que no es un juego del 2014 en muchos aspectos en lo que se refiere a accesibilidad y desarrollo, además de ser tremendamente severo al castigar los fallos, pero esta mentalidad también tiene su encanto y no es nada que no se pueda solucionar con algo de paciendo.
A sabiendas que 2014 no es lo mismo que 1997 en cuanto a las expectativas medias de los jugadores, lo desarrolladores han incorporado una concesión en los modos de dificultad, introduciendo una barra de energía en los niveles “fácil” y “normal” que nos dará cierto margen de maniobra cuando un enemigo nos dañe -no cuando la fastidiemos en un salto y acabemos triturados-. El modo “difícil” viene a ser lo que era el original, en el que un toque supone la muerte instantánea, y a menudo brutal, del pobre Abe. Pero más allá de este guiño, está todo como estaba, reforzado, realzado y pulido, listo para ser disfrutado en una máquina moderna, con algunas mejoras concretas pero sutiles en el control, ciertos puzles e IA. Pero que nadie espere un cambio radical, conseguir completar el juego en su 100% sigue siendo una odisea -nunca mejor dicho-. Los cambios del juego más evidentes son audiovisuales y de presentación en general, algo en lo que se ha hecho un trabajo masivo y realmente encomiable. La resolución del juego es 1080p y 60 FPS en su versión para PS4, pero más allá de los números, lo primero que destaca es la soberbia recreación de los escenarios. El original se convirtió en uno de los juegos de más personalidad de su época por su soberbia ambientación, por esos variados escenarios que conforman la inmensa aventura de Abe, desde tétricas factorías a siniestras ciudades, pasando por ancestrales ruinas y lugares de naturaleza salvaje. Como ya se ha comentado antes, es una recreación completa para la que se ha descartado todo el trabajo gráfico original, así que lo que vemos es una reinterpretación moderna de la idea original, con las ventajas en cuanto a efectos, grado de detalle, iluminación y efectos que eso supone. El pequeño estudio Just Add Water, bajo la supervisión de Lanning, se ha pasado 30 meses creando y refinando esta versión del clásico, y se nota una gran pasión y gusto por conseguir que las sensaciones del original sean transmitidas con la misma fuerza en esta versión.
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La lista de cambios respecto al original en materia audiovisual es grande. La más importante y notoria es por supuesto el scroll continuo, que es quizás la mayor diferencia que notamos al jugar -en el original existía un barrido de pantalla, similar al de los Prince of Persia y Another World en el que Oddworld se inspiraba-. El cambio le sienta sienta muy bien y nos permite apreciar en mayor medida la inmensidad de cada nivel y la forma en la que está todo conectado -y, por supuesto, el juego ha sido convenientemente ajustado para no encontrarte con algún Slig de golpe y porrazo, es la clase de ajustes finos que hay que hacer en un videojuego cuando se cambian cosas de peso como esta-. A veces sucede que un remake no puede reproducir el nivel de impacto que tenía el juego originalmente, cuando era un título puntero de su época, pero New’n Tasty consigue sorprender e impactar con los bellos momentos que ofrece. La nueva cámara nos permite apreciar también el grado de detalle con el que se ha reproducido a un Abe en HD, y nos permite ver a las criaturas que saldrán a nuestro paso como nunca, con un grado de detalle que retrata su ferocidad y repulsión. Se han recreado todas las escenas cinemáticas, añadido algunas nuevas y, en general, llevado todo el aspecto visual hasta un nivel destacado gracias a un gran sentido artístico que ha aprovechado como pocos el potencial de Unity.
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En cuanto al audio, se puede decir otro tanto de lo mismo. La serie siempre se ha caracterizado por un excepcional aspecto sonoro, caracterizado especialmente a través de los sonidos ambiente, las voces y los efectos. En vez de tratar de rescatar el viejo trabajo, se ha apostado por una recreación completa, regrabando los efectos y remasterizando la banda sonora original para llevarla a 5.1 y elevarla a un nuevo nivel de calidad. Lo que no incluye esta versión son las voces en castellano que sí tenía el original, ya que el juego sólo está en inglés, algo que seguramente muchos lamentarán dados los buenos recuerdos del original. Salvando ese aspecto, el aspecto sonora está a un nivel fantástico.
Ajustes para PC La versión PC recoge el testigo de la entrega original de Playstation 4 aparecida en el mes de julio y se presenta con varias posibilidades a nivel gráfico. Además de las clásicas posibilidades de resolución (1080p y en hardware que lo soporte hasta 4K) y activar V-Sync, podemos toquetear todo tipo de características que funciona con diversas barras. En lugar de marcarnos un nivel medio, alto o ultra, escogemos el nivel de barra que queremos rellenar. La calidad de gráficos sirve para marcar el nivel general del juego: podremos modificar la calidad de las texturas, de las sombras y suavizar bordes. Gráficamente lo cierto es que el juego luce realmente bien, destacando por el lavado de cara que se ha hecho de la versión original con este remake que entra claramente por la vista. En PC al máximo -no es demasiado exigente- se pueden apreciar todo lujo de detalles, con la iluminación como el elemento que más destaca por su buen juego de luces y sombras según cada plano, según cada foco y según cada momento. El título se mueve perfectamente sin problemas ni tirones fruto de una mala optimización o algo por el estilo.
Las especificaciones mínimas piden un procesador i3, una Radeon HD 5700 o similar y cuatro gigas de RAM. En las óptimas lo que el juego pide es un i5, una Radeon HD 6800 y una Nvidia GTX 770. Destacar que por ejemplo con 12 gigas de RAM y una GeForce 680 el juego funcionaba al máximo sin problemas en ningún momento. También se pide al menos diez gigas de espacio en el disco duro (el título ocupa unos cinco en Steam más un parche del primer día de unos 500 megas). Soporta 60 frames por segundo, además de funcionar con marcadores Steam y las cartas de intercambio de la plataforma de Valve. Naturalmente, soporta control con teclado y ratón y también está adaptado a los controles de Xbox 360 y One.