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Captain Toad: Treasure Tracker

Captain Toad: Treasure Tracker

  • PlataformaNSW7.8WiiU8.4
  • GéneroPlataformas, Puzle
  • DesarrolladorNintendo
  • Lanzamiento02/01/2015 (WiiU)12/07/2018 (NSW)
  • TextoEspañol

Captain Toad: Treasure Tracker

Puede que no sepa disparar flores de fuego, planear en el aire o saltar porque su mochila pesa más que él mismo, pero si algo no le falta a este Capitán Toad es desde luego el mismo valor que un Mario o un Donkey Kong demuestran en sus aventuras. Huir de peligros, encontrar tesoros ocultos y derrotar jefes finales 20 veces más grandes que él. Todo eso y más en otro exclusivo de Wii U a tener en cuenta.

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Es bajito, pequeñito, con un desproporcionada cabeza en forma de champiñón que certifica su origen . Y, al igual que Yoshi, su nombre es el mismo para él y para su especie. Conoced a Toad, el habitante más ilustre del Reino Champiñón, y también uno de los secundarios Nintendo que prácticamente lleva toda la vida junto a Mario, Peach y compañía, desde el primer Super Mario Bros. para la mítica NES. De hecho suya es la frase de “la princesa está en otro castillo” que el pobre fontanero tenía que aguantar una y otra vez al terminar cada castillo en su primera aventura estrenada en 1986. En la versión europea de Mario Bros. 2 se convertía en personaje jugable, tenía un papel en lo sminijuegos de Super Mario Bros. 3 y era también seleccionable en Mario Kart. A partir de aquí, Toad ha sido siempre un secundario jugable o en versión NPC en no pocas IPs y juegos del universo Nintendo como los más recientes Super Mario 3D World o Mario Kart 8.

Ilustre secundario como pocos de la gran N, le ha costado mucho, muchísimo, pero al fin, tras treinta años, la gran N le recompensa como el viejo Toad se merece dándole un videojuego solamente para él, un protagonista destacado en una nueva IP nacida a partir del gran éxito que sus apariciones jugables en Mario 3D World de Wii U tuvieron. A diferencia de Mario, su incapacidad para saltar hacía que sus niveles tuviesen que ser resueltos tirando de más imaginación, y su estructura de puzle le daba una agradecida frescura al ritmo del juego. Precedido de un buen éxito crítico en otros mercados, al fin tenemos por aquí al pequeño champiñón en un título a su medida tan simpático como divertido y 100% Nintendo en un juego a no perder de vista en el ya de por sí estupendo catálogo de Wii U, que en 2014 ha tenido su mejor año.

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Un Paso pequeño para un champiñón,
un gran Paso para el Reino Champiñón

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Demostrando que el terreno de las aventuras de caza-tesoros no es coto exclusivo de la acción más intensa ni de los acabados más realistas, Captain Toad: Treasure Tracker hace suyo el espíritu de buscar fabulosos tesoros sin importarle los pesos pesados como Lara Croft o Nathan Drake, y mirando más a cosas como el clásico universo de PatoAventuras y Monument Valley –el indie del año-, este exclusivo de Wii U extiende lo visto en Mario 3D World a través de alrededor de 70 niveles de ingenio, desafíos y ‘aparente’ sencillez. Pero luego explicaremos esto. Empezamos por su historia, una pequeña excusa argumental en la que el pajarraco Wingo quiere quitarles a Toad y a Toadette un tesoro que acaban de encontrar. Y lo malo no es que lo logra, sino que encima se lleva a la amiga del capitán con él, por lo que nuestro Toad se lanza corriendo a rescatarla.

En su camino atravesaremos todo tipo de entornos, escenarios temáticos y pruebas variadas. De vez en cuando veremos breves escenas de video, algunas interactivas, y siempre con el mérito de contar una pequeña historia sin diálogo, solamente recurriendo a la animación, música y efectos de sonido. Suficiente para las intenciones narrativas limitadas que tiene, atravesar Treasure Tracker no nos llevará más de 6 horas si vamos directos a por el final. Pero tiene truco: La tarea en sí no parece complicada, y de hecho en los primeros compases es bien sencilla , aunque sí para algo ha sido concebido Treasure Tracker es para precisamente lo que su título cuenta: Encontrar todos los tesoros que cada nivel oculta, y que ya aumenta considerablemente tanto la dificultad como la vida útil del juego. Recomendado en todas las fases es hallar tres diamantes, pero cada vez que terminemos una, un objetivo secundario aparecerá para que lo completemos.

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Encontrar el champiñón de oro, conseguir cierto número de monedas o vencer a todos los enemigos son los retos que podríamos considerar fáciles, pero otros como no romper ningún elemento del escenario, pasar inadvertido ante los enemigos en una fase particularmente llena de estos al más puro estilo Metal Gear Solid, o resolver puzles táctiles estilo Monument Valley  en el menor número de movimientos posible ya no nos pondrán las cosas tan fáciles. Y por si alguno no desea coleccionar tesoros, sino solamente avanzar, decirle que en un principio parecen algo secundario, pero más adelante uno se da cuenta de que para seguir avanzando hacen falta un cierto número de diamantes para desbloquear el paso hacia nuevas fases, así que a veces no queda más remedio que ponernos a escudriñar todos los sitios que veamos más los que en muchas ocasiones no puedan verse.

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Y es que aquí radica el secreto del juego,  su rejugabilidad, ya que cuando lo terminamos, aunque no necesitemos más diamantes, simplemente puede que queramos completarlo al 100% o solo volver a disfrutar otra vez de esas fases con las que nos lo hemos pasado tan bien. Resolver cada nivel puede ser cosa de 10 minutos, pero destripar todos los secretos de cada fase ya nos tendrá más tiempo ocupados. Aunque ojo, que su aspecto infantil no os confunda, puesto que Captain Toad nos ofrece algunos de los puzles del año, ciertamente no tanto por su dificultad sino por su originalidad y planteamiento.

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Pero lo más curioso es definirlo como un plataformas cuando ni siquiera hay un botón de salto. Toad no puede saltar, y la razón se justifica por la enorme mochila que lleva. En cambio si puede subir escaleras, mover cosas, arrancar nabos del suelo en un clarísimo guiño a Mario Bros 2, y coger items que lo conviertan en una máquina de matar shy guys o de destrozar paredes para abrir nuevos caminos. Es esta aparente falta de capacidad de Toad la que define la jugabilidad básica de todo el juego, transformando nuestro avance en una sucesión de geniales pruebas de habilidad a la par que puzles de ingeniosas soluciones, que expande el concepto que ya vimos en los niveles de Super Mario 3D World.

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Presentados en forma de dioramas que podemos ver en 360ª al estilo de Echochrome –pero sin el juego de unir estructuras imposibles–, en los niveles de Treasure Tracker nuestro objetivo es encontrar la salida de cada fase que vamos desbloqueando. En todo momento tenemos control completo de la cámara para rotar el escenario y hacer un zoom sobre Toad para ver mejor algunos sitios, pero por desgracia el mover la cámara es algo asignado tanto al stick derecho como al propio giróscopo del GamePad, que no se puede desconectar en opciones, provocando que a veces giremos la cámara sin querer porque olvidamos que si movemos el mando también moveremos la cámara. De hecho no se entiende por qué no hay opción para desconectar el sensor, cuando hubiera sido algo lógico. Mejor implementado está en las ocasiones que subimos a una vagoneta, pudiendo usar para apuntar y disparar nabos en una vista FPS el stick o el propio GamePad.

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Una cosa de las que más nos ha gustado es la variedad a la que hacemos frente: Podemos comernos una cereza y que nos salga un gemelo –o tres- que se controla al mismo tiempo que nosotros con el mismo mando, y nos reta a llevar a dos personajes a la vez con los que sortear peligros y llegar a la meta al mismo tiempo. También tocar en la pantalla plataformas que componen una estructura que nos cierra el paso como en los juegos de puzles habituales de un móvil o tablet; soplarle al micrófono para hacer aparecer elementos; paralizar temporalmente a enemigos tocándolos; cegar a unos con la linterna que llevamos en la cabeza, disparar como decíamos a discreción nabos desde una vagoneta; rotar los escenarios sobre sí con manivelas para ver dónde está el tesoro oculto. A cada determinado número de fases nos tocará lidiar con un enemigo final en un escenario más difícil y con mayores retos, pero la misma mecánica de avance y puzles/pruebas.

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Al estilo de la serie LEGO, lo cierto es que a la hora del desafío apenas se nos castiga, ya que el personaje aguanta dos golpes, y luego pierde una vida. Cuando las perdemos todas, en vez de Game Over tenemos un minijuego que al completarlo nos traerá de vuelta al nivel que nos habíamos quedado. Y si andamos torpes y perdemos hasta 5 vidas –puede ser fácil en un par de niveles con lava, balas de cañón y muchos enemigos-, aparecerá un champiñón de invencibilidad para facilitarnos la consecución del final. El camino en sí es fácil, pero descubrir todo lo que el camino tiene para ofrecer es lo que lo convierte en una experiencia no muy exigente pero sí placentera, entretenida y divertida.

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A nivel visual estamos ante uno de esos juegos que entra por los ojos. Con una estética propia que los fans de Nintendo tan bien conocen, quizás Treasure Tracker no es lo más potente del mercado en cuanto a potencia puramente gráfica –es fácil compararlo directamente con Mario 3D World por ejemplo-, pero nunca lo busca y sí consigue que el colorido, vistosidad y detalle de cada uno de los niveles lo conviertan en un título que conquista a golpe de vista, sobre todo con el entrañable Toad y sus animaciones –esa enorme mochila con la que tiene que cargar- y detalles tan divertidos como esa panda de goombas durmiendo sobre flotadores en un tranquilo riachuelo. Solamente le ponemos el ‘pero’ en la cámara, que constantemente exige reorientarla y el añadido del sensor que no se puede desactivar en estas tareas, además de que algunos niveles parecen diseñados para verse mejor en la pantalla del mando que en la TV a la que tengamos conectada Wii U.

En cuanto al sonido, el trabajo es encomiable puesto que no hay voces en todo el juego, convirtiendo a este apartado en un elemento de narrativa. La banda sonora parte de un desenfadado tema de aventuras y va introduciendo temas y subtemas, algunos viejos conocidos como ese Underground de Super Mario Bros. y otros que no desvelaremos. Funcional y adecuada, aunque no tan brillante como la de por ejemplo Donkey Kong Country: Tropical Freeze, tenemos música divertida para entornos playeros, de estilo circense para otros, inquietante para templos perdidos, chill-out para instantes relajados, frenética para los Jefes Finales, alegre para Toad y Toadette, algo de Jazz por aquí y de cuento infantil por allá, y siempre siempre con ese toque Upbeat tan característico made in Nintendo.

7.8

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.