Fantasia: Music Evolved
- PlataformaXBO73607
- GéneroPuzle
- DesarrolladorHarmonix
- Lanzamiento24/10/2014
- TextoEspañol
Fantasia Music Evolved
La obra maestra de la filmografía Disney se adapta a los tiempos de hoy con un Yen Sid tridimensional dispuesto a enseñarnos a mezclar, crear y transformar temas clásicos de Bach o Mozart, con grandes hits del rock de Queen o The Who y temas contemporáneos de Avicii o Bruno Mars. Harmonix fusiona ideas en las consolas Xbox con Kinect.
Los estudios Harmonix son un pleno referente en los videojuegos musicales. Marcas como Guitar Hero, Rock Band o Dance Central han salido de este inventivo equipo de mentes y músicos afincado en Massachusetts y que tan buenos momentos de fiestas en el salón nos ha regalado. La música entrelazada a propuestas arcade muy accesibles y naturales de ejecutar pero bastante profundas a la larga y que cuesta dominar crean desafíos cruciales donde el jugador siente que controla el sonido y tiene que tener destreza y reflejos para actuar en consonancia a lo que ve y oye. Ahora, tras los potentes Dance Central en consolas Xbox, llega a las mismas Xbox One y Xbox 360 Disney Fantasia: Music Evolved, la evolución de su fórmula con Kinect y la que probablemente sea su propuesta más creativa y libre, no por ello la más adictiva y desafiante, tampoco como fórmula en compañía. Y a un precio recomendado algo elevado de 59,95 euros.
Un mundo de color, viveza y formas inimaginables que se ponen en movimiento bajo los destellos de nuestra batuta virtual y al ritmo de grandes canciones de todos los tiempos, de la historia del pop-rock y de las tendencias electrónicas más actuales. Éste es el listado de singles que tendremos que manejar con nuestros brazos y sus trazos, cual directores de orquesta, en plena referencia al Clásico de Walt Disney de 1940, Fantasía. Y al episodio El Aprendiz de Brujo, donde Mickey Mouse controla las escobas mágicas que limpian el castillo del mago Yen Sid.
Music Evolved nos convierte en directores de orquesta, llevando el ritmo y entradas instrumentales, acompañando las melodías con el trazo que hagamos con los brazos en alto, o golpeando al viento junto a los toques de percusión. La sincronización es perfecta y las sensaciones de que todo ocurre y suena según nuestros movimientos, también. Digno de Harmonix, como ya han demostrado trabajar a altos niveles con Kinect en Dance Central, o tan bien hicieron funcionar las guitarras y demás instrumentos de juguete en Guitar Hero y Rock Band. La propuesta aquí es hacer barridos con las manos, trazar senderos con el movimiento exacto y mantenido, o hacer pulsaciones al ritmo de los golpes de música. Y esto, sobre piezas clásicas y adecuadas coreografías en pantalla, es una experiencia más que notable.
El inconfundible mago de barba gris Yen Sid nos lleva a través de diversos mundos de lienzo en busca de las estrellas de cada desafío, consiguiendo al final de cada acto una calificación de 0 a 5 según nuestra actuación, reflejos, sentido del ritmo y aprendizaje de cada coreografía de brazos. La respuesta bastante precisa hace que no se cree frustración al no lograr los objetivos y entendamos que realmente no hemos estado a la altura ni con la suficiente atención en una canción. Y esto es fundamental en juegos solo practicables con Kinect, a menudo injustos con la respuesta y reconocimiento. Aquí funciona muy bien.
Determinadas partes de las canciones nos dejarán interferir sobre su estructura, acordes, instrumentos, matices, modulaciones, sintetizados... Esto genera una experiencia que no solo busca el desafío puro y duro, sino que además nos da carta blanca para hacer arreglos -limitados, eso sí- a fragmentos seleccionados para ello. También podremos fusionar temas o recuperar elementos de uno en los demás, una labor interesante de remezcla. Es una pena que esto no se lleve algo más lejos, de la misma manera que lamentamos no poder interferir o interactucar más sobre la experiencia visual, es decir, sobre los fondos que vemos en las canciones. Son imágenes muy interesantes, videos de viajes, magia y formas oníricas que solo están de acompañamiento, sin afectar en nada a la experiencia sensorial más allá de amenizar el viaje y, a menudo, sorprender al jugador con preciosas creaciones.
Fantasia Music Evolved funciona tan bien que se le echa de menos otra característica imprescindible de todo juego arcade musical, un modo Historia para dos jugadores simultáneos. Solo tenemos opción de desafiar a un rival en una biblioteca de canciones ordenada de forma alfabética y sin demasiadas configuraciones ni detalles que incentiven el reto. Lo que el juego llama Modo Fiesta, pero que no sirve para grupos o competiciones variadas. No hay mucho más. No terminamos de entender la decisión de no incluir un avance en cooperativo o un modo guerra por equipos que involucre a más gente, por ejemplo, entrando y saliendo miembros de cada bando en las canciones. Quizá se deba a que el juego no ha contado con los presupuestos y tiempo de desarrollo que otros grandes del género musical o de los pensados para Kinect. Incomprensible.
Técnicamente el título alcanza las cotas esperadas. Las partículas de polvo mágico en pantalla, la perfecta sincronización imagen-música (modulable según televisor) o la belleza de algunos fondos nos hacen hablar de un apartado gráfico notable. 1080p en Xbox One. Visualmente no es tan brillante como cabría esperar de un juego que parte de la licencia de Disney Fantasía, tampoco en materia puramente técnica, pues no hay efectos de luces sobrecogedores, poligonados a la última o animaciones tan suaves que deslumbran. La versión castellana se queda con voces en español neutro latinoamericano, con doblaje para el narrador/guía a través de los tutoriales, para Yen Sid y algunas otras apariciones, nada importante. Los efectos y la lista de canciones y cómo intervenir en ellas son lo mejor de su aspecto audiovisual.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.