¿Qué se puede hacer para evitar que tus hijos pequeños jueguen a Call of Duty ? Esa pregunta se la hizo Carl-Magnus Helgegren, periodista y profesor de universidad sueco, cuando sus dos hijos, Leo y Frank, de 10 años, le propusieron comprar la última entrega de la exitosa serie (para mayores de 16 años según la clasificación PEGI), este les propuso una idea: visitar una zona de guerra real, vivir la realidad del día a día y luego dejar que los hijos decidieran a la vuelta si aún querían disfrutar de la violencia virtual de Call of Duty. Helgegren decidió visitar con sus ojos la zona de Golan Heights en Israel, donde acudieron a un campo de refugiados palestinos y vivieron de primera mano la tragedia de la guerra. Al volver a casa, sus hijos le comentaron que ya no querían jugar a Call of Duty. Sin embargo, al compartir sus vivencias en su blog personal, Helgegren recibió muchos mensajes críticos con su tarea y en los que se le acusaba de traumatizar a sus hijos al llevarlos a una zona en guerra, a los que respondió afirmando que, si bien "los videojuegos en sí mismos no son malos" , en "Suecia y Europa somos muy privilegiados" al tener "toda esta riqueza, derechos y servicios sociales. Y eso conlleva la responsabilidad de educarnos a nosotros mismos y no ser simples zombies que juegan a videojuegos y consumen hamburguesas." Según Helgegren, para los suecos "los videojuegos son una buena niñera. Pero, en lo esencial, los padres suecos son muy permisivos."