The Walking Dead: Amid the Ruins

Ampliar

The Walking Dead ya lo tiene todo listo para dar el cerrojazo definitivo, y esperamos que brillante, a su segunda temporada. Telltale publicó esta semana el cuarto capítulo, penúltimo de la trama protagonizada por Clementine. El recuerdo está muy presente y las comparaciones con la primera temporada son inevitables. Este Amid the Ruins no consigue un clímax como el cuarto capítulo de la anterior temporada, pero sí deja un escenario lo suficientemente interesante para que nos asalten diversas dudas sobre cómo va a acabar el desenlace de una aventura atropellada y llena de contratiempos como la que ha vivido la ya no tan pequeña Clem.

El tercer capítulo ya dejaba las puertas abiertas a muchas posibles situaciones y variantes para el inicio del episodio que nos ocupa hoy. El caos que vive el grupo para intentar escapar de dónde están –intentamos destripar lo menos posible- acaba con cada personaje intentando sobrevivir como puede. Pasados los primeros diez minutos, The Walking Dead parece volver a sus orígenes con personajes que tensan la situación echando un ojo a su propia situación personal. Kenny juega un papel clave, como es habitual. Pocos han acabado tan machacados como él a lo largo de las dos temporadas, pero se mantiene de pie. Que no es poco. Junto a él, toca vivir el desenlace de muchos otros personajes que están en situaciones muy personales. Jane y su pose en plan “llanero solitario”, Rebeca a punto de dar a luz o la temerosa Sarah y los problemas que acarrea.

Ampliar

El grupo se rompe. Eso es lo que opina Jane y en cierta parte tiene razón. Clementine ha acabado en medio de un conjunto de gente que tiene como gran virtud no parecer tan sólido –con matices- como el que consiguió tener en la primera temporada, y esto hace que haya diálogos, reacciones y situaciones poco previsibles en muchos de los casos. Amid the Ruins no es un capítulo lleno de duras decisiones casi de vida o muerte, sino que el sentido común nos lleva a adoptar, llegados a este punto, los caminos más lógicos ante los dos o tres momentos de tensión máxima que viviremos durante la hora y media que dura el episodio. Y es precisamente esto lo que desemboca en un final inesperado.

Ampliar

A nivel jugable nos toparemos con un par de momento de acción en el que tenemos que apuntar y pulsar los botones correctos en el momento adecuado y sobre todo mucha exploración. Por motivos de guión tendremos que ir a explorar en un par de ocasiones, y allí deberemos interactuar con el escenario hasta dar con la tecla que nos permita avanzar. No es nada complejo aunque es cierto que deberemos tomar decisiones rápidas en algunos casos, resolviendo también algún que otro pequeño puzle. Los diálogos no tienen el peso de otras entregas, aunque reforzarán dos figuras muy interesantes como son las de Jane y Kenny.

The Walking Dead: Amid the Ruin no nos sorprenderá en exceso, muchas de las cosas son consecuencia de lo que ya esperábamos hacía en episodios anteriores, pero sabe mantener la tensión y además nos permite vivir un final que lo deja todo, absolutamente todo, en el aire. Tal vez no tenga la fuerza que vimos en otras capítulos, pero es cierto que la cara que se nos queda cuando la pantalla se pone en negro en “ese” momento ya vale lo suficiente la pena. El juego llega totalmente en inglés como toda esta temporada y a nivel visual se mantienen las mismas virtudes y defectos ya conocidas y recordadas infinidad de veces en cada análisis episódico.