Strike Suit Zero: Director's Cut
- PlataformaPCPS47XBO7
- GéneroAcción
- DesarrolladorBorn Ready Games
- Lanzamiento08/04/2014 (XBO)09/04/2014 (PS4)
- TextoEspañol
- VocesInglés
Strike Suit Zero: Director's Cut
Las batallas en el espacio vía Kickstarter llegan ahora a la nueva generación de consolas. Playstation 4 y Xbox One reciben una versión ampliada, pero no mejor, del juego de Born Ready Games.
Uno de los exitosos proyectos de Kickstarter que apareció enero para PC y que ahora llega a la Next Gen con Playstation 4 y Xbox One a la cabeza. Un título que quería trasladar el amor por los juegos de acción en medio del espacio, y con cierto sabor añejo, a las plataformas actuales de la mano de Born Ready Games. Strike Suit Zero: Director’s Cut propone batallas a gran escala en medio de las estrellas, donde deberemos cumplir una serie de objetivos para poder avanzar a lo largo de sus misiones, tanto de intercepción como de escolta. La idea de conducir una nave que se convierte en un meca siempre se hace tremendamente atractiva, aunque el resultado no acabe siendo del todo satisfactorio.
El juego nos ubica en un futuro lejano, concretamente en medio del año 2299, donde la humanidad se encuentra buscando nuevos caminos en el universo. Nuestra raza, un clásico, acaba dividida en dos facciones. La UNE, naciones de la tierra, y los coloniales. Tocará defender nuestro planeta de los enemigos que intentarán acabar con nosotros. La premisa se queda en ello, en premisa, porque el desarrollo argumental está de pasada en cada una de la docena de misiones –más el tutorial- de las que se compone el juego. Sí, a través del HUD nos explicarán que algo pasa y que por eso tendremos que escoltar una de las naves aliadas y asaltar a enemigos. El resultado de las misiones acaba siendo casi siempre el mismo, luchar y vencer. Aunque gozaremos de algún que otro giro argumental, eso sí.
La adaptación de los controles a los mandos de la consola es un tanto extraña, aunque es cierto que nos acabaremos acostumbrando al poco de jugar. Con los dos sticks analógicos podemos controlar nuestra nave, tanto sus giros a 360 grados como sus movimientos más normales. Al principio cuesta hacerse con el movimiento totalmente libre sobre nuestro eje, pero poco a poco aprenderemos a frenar, hacer giros cerrados, etc. Los botones superiores izquierdos sirven para acelerar y frenar, dejando R3 para el turbo (algo incómodo, la verdad, porque ese analógico también marca nuestra dirección). Al otro lado, los superiores de la derecha permiten disparar arma principal y secundaria. Con los botones del panel derecho fijaremos enemigos, cambiaremos de forma nuestra nave, y con la cruceta controlaremos al Suit Strike y podremos cambiar el tipo de arma.
No es precisamente un sistema de control accesible de buenas a primeras teniendo en cuenta la disposición clásica de los shooters en consolas, pero poco a poco nos hacemos con él. La gran virtud jugable del título es que a medida que avanzamos descubriremos nuevas naves con poderes interesantes: se convierten en un meca con gran capacidad de destrucción. Ambas formas tienen sus pros y sus contras, ya que el meca no está hecho para perseguir a toda velocidad a los enemigos pero tiene disparos poderosos, se puede mover hacía cualquier lado y seguir automáticamente al enemigo fijado además de fijar a varios enemigos. La nave en modo normal cuenta por ejemplo con elementos que permiten evadir misiles gracias a un sistema PEM.
El meca se puede usar mientras tengamos flujo, una barra que recargamos eliminando enemigos. Tanto la nave como su forma de Meca cuenta con un escudo que se recarga pasado un tiempo sin recibir daños y que nos proteje de nuestra barra de vida, que cuando baja al recibir impactos ya no vuelve a subirse. Además, los sistemas de disparos son variados y diversos, y también pueden necesitar recargar una barra de energía para poder disparar de nuevo con la cadencia deseada. Esto hace que el juego no sea un simple arcade en el que disparamos sin ton ni son, sino que debemos saber utilizar perfectamente cada una de nuestras habilidades. Perseguir enemigos móviles y recargar la barra de flujo, convertirnos en Meca cuando estemos cerca de naves enemigas de gran envergadura, cambiar de arma si su alcance no es el deseado…
El principal problema del título, comparado con su predecesor, es que sigue teniendo un desarrollo que se hace repetitivo y a la larga le hace perder interés. Podemos intentar mejorar nuestras puntuaciones en los niveles, desbloquear nuevas armas y nuevas naves –tenemos de hecho algunos Suit Strike nuevos en esta versión del director- pero el título no invita a ser rejugado en exceso porque las fases son demasiado similares en propuesta, en desarrollo. Nos sentiremos haciendo lo mismo una y otra vez, y eso pesa al final. A nivel de duración, el juego cuenta con las misiones Heroes of the Fleet, algo que añade más longevidad al título y que lo hace más atractivo para los que quieran disfrutar de este tipo de mecánicas, interesante en estrategia y posibilidades pero mejorable en desarrollo por lo comentado y por el hecho de que algunas veces la frustración por tener que repetir media hora de juego porque los aliados no están a nuestro nivel en la misión estará también presente.
A nivel visual el título no ofrece nada demasiado destacable en las versiones de consolas. Lo que nos rodea en medio del espacio cumple con su cometido, pero si nos vamos al detalle el resultado dista mucho de ser el más adecuado para las plataformas que nos ocupan. El diseño de algunas naves peca de excesiva simpleza, y cuando vemos grandes estructuras en pequeñas escenas que se intercalan en la acción nos daremos cuenta que las texturas son planas y poco convincentes. El título se ve bien en momentos como explosiones de grandes naves y va a 1080p, pero la tasa de frames tiene algunos bajones en momentos puntuales. El modo en primera persona cuando pilotamos la nave es más atractivo, dicho sea de paso. La banda sonora, con sus melodías, los efectos especiales y su interacción en las misiones vuelve a ser uno de sus grandes puntos fuertes. De la mano de Paul Ruskay, compositor de Homeworld.
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.