Con una consola de sobremesa estancada en ventas si se compara con su inmensamente exitosa antecesora, Nintendo ha replanteado las previsiones para el final del presente año fiscal, reflejando que será un año con pérdidas. La estimación inicial de ventas para el final del año fiscal en curso eran de 18 millones de portátiles 3DS vendidas y de 9 millones de consolas Wii U , pero tras un estudio de la situación, Nintendo ha reducido el margen de unidades que espera vender, siendo ahora de 13,5 millones para 3DS, y una cifra más acusada todavía en el caso de Wii U, ya que la gran N prevee vender apenas 2.8 millones de consolas de los 9 millones iniciales. En cuanto a ganancias netas previstas, el beneficio que la compañía esperaba obtener de 55 billones de yenes (unos 390 millones de euros) se va a transformar en unas pérdidas de 25 billones de yenes (176 millones €), siendo este año un ejercicio fiscal marcado por las pérdidas. En la reunión con los inversores, Satoru Iwata ha explicado que las ventas previstas para los mercados europeo y americano de las pasadas Navidades fueron menores de lo esperado. Ni siquiera 3DS, un sistema que "no alcanzó los objetivos de ventas en los mercados internacionales". "No fuimos capaces al final de alcanzar nuestra meta de brindar un empujón masivo de ventas a Nintendo 3DS en el período navideño. Usando el mercado americano como ejemplo, 3DS se convirtió en la plataforma más vendida en 2013" , aunque ello no fue lo bastante para alcanzar las cifras de venta que Nintendo se había fijado al inicio del año fiscal. Iwata-san ha pedido disculpas a los inversores de la compañía, aceptando toda responsabilidad de los malos resultados. Acallando rumores, el directivo ha afirmado que seguirá como presidente.