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Espías en los videojuego: Superando a la realidad

La conspiración cambia Hollywood por la consola. Kaspersky, consejera en realismo de Ubisoft Metal Gear Solid V y el "espionaje definitivo"

Para los más ‘conspiranoicos’, el concepto de sociedad distópica explorado por autores de ciencia-ficción como George Orwell (‘1984’) o Aldous Huxley (‘Un mundo feliz’) no era más que un vaticinio de lo que esperaba a la sociedad futura, un bocado literario a lo que estaba por venir. Con el paso de los años, las oscuras tramas de sociedades secretas, espionaje y artimañas políticas bajo el telón oficial se han trasladado al mundo del cine, donde han encontrado una espectacular morada en Hollywood. Pero los videojuegos son el nuevo canal donde el miedo a la sociedad vigilada se transforma en el caldo de cultivo perfecto para idear las historias de superventas.

A los responsables de marketing de ‘Watch Dogs’, el próximo gran proyecto de Ubisoft, les viene como anillo al dedo la polémica con los programas de vigilancia masiva de la red filtrados por Edward Snowden, exempleado de la CIA, y que ponen en jaque la administración Obama en EE. UU., acusada de acceder a datos privados de usuarios registrados en servicios como Skype, Facebook y Google a través del sistema PRISM orquestado por la Agencia Nacional de Seguridad (NSA). El videojuego para consolas y ordenador versa precisamente sobre su equivalente ficticio virtual llamado ctOS, una compleja red de análisis de datos que controla a la población al minuto.

En plena crisis de la seguridad de datos en Internet no solo en EE. UU., sino también en Brasil, donde los servicios secretos vigilan lo que se dice en redes sociales, Aiden Pearce, protagonista de ‘Watch Dogs’, se cruza con esta coincidencia que le pondrá en el objetivo de los medios atentos a la conspiración social. Pero Ubisoft ya había hecho los deberes antes de la filtración de PRISM, pues el ‘hacker’ del videojuego se ha apoyado en Kaspersky Labs, tecnológica del antivirus, para afinar la credibilidad en la aventura, que replica la fórmula del mundo abierto de ‘Grand Theft Auto’ para recrear una sociedad en la Chicago actual. Mucho antes de ‘Watch Dogs’, otros muchos videojuegos han recurrido al espionaje como elemento clave en su argumento narrando tramas que mezclan realidad, conspiración y ficción.

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Fue en 1987 cuando el japonés Hideo Kojima daba forma a la primera entrega de la serie ‘Metal Gear’ de la mano de Konami. Aquel primitivo videojuego bidimensional ha derivado en una de las licencias superventas con tintes cinematográficos más célebres en la industria del videojuego y en la creación de su personaje protagonista, el espía Solid Snake, soldado de ideales conectado a la tecnología de comunicación códec (una suerte de walkie-talkie adherido a la oreja) y en liza contra los PATRIOTS, organización en la sombra equivalente a la mitología Illuminati que controla la sociedad por tecnología microscópica de nanotecnología, uno de los campos de actualidad en la ciencia.

Tomando como telón de fondo momentos históricos contemporáneos como la Guerra Fría, con la Crisis de los Misiles de Cuba como escenario, o la Sociedad de la Información y el nacimiento de Internet, ‘Metal Gear’ ha generado su propio imaginario colectivo que se expandirá con el próximo episodio para las nuevas consolas, Playstation 4 y Xbox One, con ‘Metal Gear Solid V: The Phantom Pain’. La trama de la saga de videojuegos ha tomado el armamento nuclear como eje partiendo de eventos reales para crear una ficción que transmite un mensaje pacifista a pesar de la guerra y los disparos que se muestran en pantalla.

La industria del ocio digital también se ha atrevido con el movimiento nazi y la Segunda Guerra Mundial, partiendo de la creencia de los planes e investigaciones secretas y paranormales de las fuerzas del Eje durante el conflicto con ‘Castle Wolfenstein’ de Muse Software, que allá por 1981 colocaba al jugador en el papel de un espía infiltrarse en un castillo donde se realizaban experimentos. Hasta la mítica SEGA, que dejó de fabricar sus consolas para dedicarse a la producción de videojuegos para terceros, apostó por la temática del espionaje con 'Alpha Protocol' protagonizado por un agente norteamericano a  Jason Bourne especialista en dar caza a terroristas.

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Precisamente a partir de la Segunda Guerra Mundial se gestó la mayor red de espionaje conocida hasta la fecha, ECHELON, tecnología capaz de captar comunicaciones telefónicas y digitales para dar caza a terroristas. Sam Fisher, espía virtual protagonista de la serie ‘Splinter Cell’ de Ubisoft y competencia directa de Snake de ‘Metal Gear’, representa el rol del agente secreto que impide ataques terroristas gracias a sus decenas de herramientas de espionaje. Creado a partir de la mente del novelista Tom Clancy para el juego, Fisher utiliza sus icónicas gafas de visión nocturna, el bolígrafo-cámara o los ‘drones’ de control remoto para acabar con la amenaza terrorista acrecentada a partir de los atentados del 11 de septiembre del 2001 en EE. UU.

Armas de espía virtuales convertidas en realidad

Sean elegantes al estilo de James Bond o asesinos cuerpo a cuerpo como Bourne, todos los espías de videojuegos cuentan con su propio arsenal de herramientas que, en muchas ocasiones, se basan en tecnologías del futuro recreadas según la mente de los diseñadores. De estas interpretaciones, algunas son hasta visionarias como el camuflaje óptico de Snake en‘Metal Gear’ que le permite mimetizarse con el territorio para evidir a los enemigos ganando una invisibilidad posible en 2013 con un presupuesto low cost.

El arte de la seducción asociada al trabajo del espía también marca sus territorio en el ocio digital con versiones de Mata Hari actualizadas a los conflictos actuales. Dar una mordida a la manzana de EVA, la agente doble que encandiló a Big Boss en la Guerra Fría reinterpretada de‘Metal Gear Solid 3: Snake Eater’ no tiene nada que envidiar al caso real de Anna Chapman, la seductora que intentó encandilar a un funcionario del FBI. Hasta los ‘drones’ que Sam Fisher utilizó en las primeras entregas de‘Splinter Cell’ hace una década son familiares de la tecnología que mató a siete personas, incluyendo al número dos de los talibanes, en Pakistán el pasado mes de mayo.

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