El futurible y más que esperado GTAV destaca sin duda por sus personajes, aunque esto siempre ha sido así en la saga. Antes de conocer por completo a Franklin, Trevor y Michael, es el momento de homenajear a aquellos que los precedieron, desde el silencioso Claude Speed hasta el “party man” Luís López.
A la hora de construir una buena narración existen muchos aspectos a tener en cuenta. Algunos se centran en características secundarias destinadas a dar solidez y adornar el guion, otros se enfocan en la propia historia, y unos cuantos son de una importancia capital, hasta el punto de que no cuidarlos significa echar abajo la totalidad de la narración, por muy firmes y extraordinarios que sean el resto de elementos que la conforman. Hablamos de las piezas centrales del puzle, y entre dichas piezas, la de los personajes debe ser mimada con especial esmero. Esto es aplicable a cualquier obra de entretenimiento, aunque muy en especial a los videojuegos. En nuestro mundillo no somos espectadores pasivos. Somos nosotros los que dirigimos los actos de al menos uno de los personajes, normalmente el principal, y somos nosotros los que interactuamos con el entorno y el resto de caracteres a través de dicho personaje. En un juego cargado de contenido como es cualquier Grand Theft Auto, la dificultad a la hora de crear personajes interesantes aumenta en buena medida, ya que con ellos llegaremos a pasar decenas y decenas de horas. En Rockstar North bien lo saben, de ahí que centren buena parte de sus esfuerzos al respecto.
Y dichos esfuerzos suelen dar su fruto, ya que son precisamente los personajes quienes acaban calando más hondo en el aficionado una vez ha superado cada GTA, en unas sesiones de juego que pueden exceder fácilmente el centenar de horas si decidimos exprimir a fondo todo lo que se nos ofrece. Prueba de ello es que en cada nueva entrega uno de los deseos más demandados por los usuarios sea el de volver a ver a dichos personajes, aunque sea en forma de cameos de breves segundos de duración. Por poner un ejemplo, en GTA: San Andreas pudimos ver a Claude Speed y Catalina, personajes de GTAIII, aunque esto es una excepción en la norma de Rockstar North, ya que a la hora de enfocar estos guiños el estudio suele preferir vías más indirectas, como una imagen de Claude Speed colgada en la habitación de un hotel (GTA: Vice City), ver a Tommy Vercetti transformado en muñeco de acción (GTA: San Andreas) o pintar unos garabatos en la pared con los nombres de protagonistas de GTAs anteriores (GTAIV). Curiosamente, los protagonistas secundarios suelen dejarse ver más que los principales en títulos posteriores a los que les sirvieron de debut, como el bueno de Phil Cassidy, el cual tiene presencia en GTAIII, Vice City, Liberty City Stories y Vice City Stories. Si nos centramos en la propia evolución de los personajes principales a lo largo de la historia de la franquicia, sin duda el gran salto de calidad a la hora de construirlos tuvo lugar en Vice City, juego que contó con el primer protagonista de GTA dotado de voz (la de Ray Liotta, nada menos), personalidad y carisma propios.
Corría el año 1997 cuando un videojuego golpeó con contundencia en el mercado británico gracias a su tremenda originalidad, absorbente jugabilidad y polémica puesta en escena. En Grand Theft Auto tomábamos el papel de un criminal, en un juego de policías y ladrones en el que por una vez nos encontrábamos al otro lado de la ley. Antes de comenzar el juego se nos daba la posibilidad de seleccionar personaje, aunque dicha selección en realidad no tenía razón de ser alguna, dado que a la hora de jugar todos esos caracteres poseían el mismo sprite y se comportaban exactamente igual, sin característica alguna que los diferenciara. Además, ninguno de ellos decía una sola palabra a lo largo del juego, lo que remarcaba aún más la sensación de que los personajes que controlábamos solo eran fotocopias diferenciadas por el nombre y la pequeña imagen de cada uno que aparecía en el menú de selección.
El tiempo pasó y, tras un par de expansiones del primer GTA (London 1969 y el hoy día buscadísimo London 1961), llegó la secuela. En Grand Theft Auto 2, los desarrolladores de Rockstar North (por entonces aún DMA Desing) ya tomaron cierto interés a la hora de construir un personaje principal algo más definido. Seguía siendo un ladrón de poca monta que debía ascender en el escalafón criminal a base de llevar a cabo los trabajos más sucios y violentos imaginables, pero al menos ya tenía nombre y rostro, siendo éste último incluso el de un actor real. Y es que, por primera y única vez en la franquicia, Rockstar North/DMA Desing encargó el rodaje de varias secuencias de imagen real para usarlas como promoción del título, en un cortometraje de 8 minutos que llevó por nombre GTA2: The Movie y del que posteriormente se tomaron varias escenas para usarlas como vídeo de introducción del propio juego. El protagonista de dicho cortometraje es Claude Speed, personaje que pasaríamos a controlar durante el juego y que en las secuencias de vídeo era interpretado por el actor Scott Maslen. Eso sí, a pesar de esta estelar aparición cinematográfica, durante el juego Claude Speed no se diferenciaba en nada respecto a los protagonistas del primer GTA y sus dos expansiones, dado que no decía una sola palabra a lo largo de su odisea criminal, así como tampoco se nos daba pista alguna sobre su personalidad o su pasado.
Ya en 2001, y aun enarbolando el sello de DMA Desing, la compañía británica puso patas arriba la industria del videojuego con el legendario Grand Theft Auto III, el juego que encumbró a la franquicia al lugar de privilegio en el que actualmente se encuentra. Los que llevaban siendo fieles a la saga desde sus inicios, además de maravillarse como cualquier otro jugador ante aquellos primeros, mágicos e inolvidables minutos en los que conducíamos desde el destrozado puente hasta nuestro primer piso franco, se sorprendieron al encontrarse con que el protagonista del juego no era otro que Claude Speed, ya que tanto su modelado como su rostro y vestimenta recordaban al actor Scott Maslen tal y como apareció en el cortometraje de GTA2. Por si no fuera suficiente indicativo, aquel Claude tridimensional tampoco decía una sola palabra a lo largo del juego, por lo que la asociación estaba clara a pesar de que ninguno de los personajes secundarios llegaba a decir el nombre del protagonista, y por lo tanto el propio jugador no podía saberlo. Sin embargo, el nombre de Claude sí que se mencionaba en el código interno del juego, así que no había lugar a dudas.
Catalina vuelve a hacer acto de presencia en GTA: San Andreas, título que, al estar narrativamente ubicado años antes de los acontecimientos de GTAIII, nos permite conocer no pocos datos acerca de su pasado. Es ahí donde se nos revela que resulta ser prima de Cesar Vialpando, uno de los personajes secundarios principales de San Andreas; también podemos comprobar que ya por entonces era tan lunática y mortífera como acabaría siendo en GTAIII; y ya por último seremos testigos de cómo el protagonista de San Andreas, Carl Johnson, mantiene un tórrido y peligroso romance con tan fatal mujer, relación que CJ decide cortar antes de que la cosa vaya a mayores. Catalina se liará entonces con un hombre parco en palabras llamado Claude, y el resto, como suele decirse, es historia.
Al fin y al cabo es una cuestión de gustos, pero los que gustan de personajes complejos con su propia voz y voto dentro del juego suelen poner a Tommy Vercetti como ejemplo de lo mucho que puede mejorar un título si su protagonista está construido en condiciones. Y es que el salto de calidad que en dicho sentido se dio de GTAIII (y todos los juegos anteriores de la saga) a Grand Theft Auto: Vice City era más que perceptible. De Claude, protagonista sosainas que se limita a ir dando tumbos por el hilo narrativo y a asentir cada vez que le encargan una misión, a Thomas “Tommy” Vercetti, protagonista con voz propia, marcada personalidad, indudable carisma y unos bemoles como los de diez toros de lidia juntos. Tommy puede ser perfectamente considerado como el primer protagonista “verdadero” de la saga. Su pasado y motivaciones no se reducen a “ratero de poca monta que aspira a subir en el escalafón criminal a base de cumplir encargos”, sino que es un personaje mucho más complejo al que da gusto conocer.
Nacido en Liberty City en 1951, y comenzando a cometer actos delictivos desde bien jovencito bajo el paraguas de la familia Forelli, Tommy no tardó mucho tiempo en convertirse en uno de los sicarios más destacados de dicha organización mafiosa. Su preparación militar (participó en la guerra de Vietnam como muchos otros jóvenes norteamericanos en los sesenta) sin duda ayudó a que destacara como soldado de los Forelli. Su meteórica carrera criminal sin embargo quedó en suspenso allá por 1971, cuando un encargo de asesinato salió mal; Tommy mató a 11 personas antes de que la policía lo arrestara, y desde entonces llegó a ser conocido como el Carnicero de Hardwood. 15 años después, ya en 1986, Tommy es puesto en libertad (por lo visto, el sistema penitenciario de Liberty City se parece mucho al de España), y dado que durante su estancia en prisión no abrió la boca en ningún momento para delatar a los Forelli y así reducir su condena, al poco de salir de la cárcel es contactado por Sonny Forelli (el mismísimo Don de la familia), el cual le confía la “sucursal” que la organización mafiosa planea abrir en Vice City, lugar donde el negocio de las drogas está experimentando un boom que ni el ladrillo en los años anteriores a la actual crisis económica.
Así que Sonny deja en manos de Tommy un maletín cargado de billetes para pagar una primera entrega de estupefacientes ya en Vice City. Pero durante el intercambio todo se tuerce y Tommy pierde tanto el dinero como la droga. Así, en una ciudad desconocida en la que las puñaladas por la espalda son el pan nuestro de cada día, con Sonny Forelli exigiendo recuperar su dinero lo antes posible, y teniendo como único aliado al contacto de los Forelli en Vice City, un abogado drogadicto, neurótico y asustadizo llamado Ken Rosenberg, el destino de Tommy Vercetti parece ser en el mejor de los casos el de un par de zapatos de cemento y una estancia permanente en las profundidades marinas de Ocean Beach. Pero Tommy es mucho Tommy, y desde luego no es un hombre que dé su brazo a torcer aunque todas las apuestas estén en su contra.
Inteligente y temperamental, Tommy Vercetti suele ser el personaje favorito de los aficionados a la franquicia Grand Theft Auto, y ya desde su aparición en Vice City se ha demandado su regreso en un nuevo juego aunque éste nunca se haya producido más allá de alguna mención esporádica o la aparición de su imagen en forma de muñeco de acción o estampada en una baraja de cartas. A la hora de elaborar el personaje, los guionistas se basaron claramente en Tony Montana, papel encarnado por Al Pacino en el film Scarface (Brian De Palma, 1983). Las similitudes entre Tommy y Tony son más que claras, y además a lo largo del juego se incluyen no pocos guiños a la película antes mencionada. Añadir como curiosidad que en el fallido Driver 3 (Reflections, 2004) aparece un personaje llamado Timmy Vermicelli, una parodia de Tommy Vercetti entre cuyo atrezzo destacan unos manguitos, clara referencia al hecho de que los personajes de GTA (al menos hasta GTA: San Andreas) no sabían nadar y se ahogaban nada más entrar en contacto con el agua. Driver 3 fue un auténtico desastre de juego, pero ello no impidió que Rockstar North devolviera a Reflections la pullita en GTA: San Andreas. Pero esa es otra historia que ya os contaremos en algún otro momento.
Grand Theft Auto: San Andreas, juego cuya acción trascurre unos seis años después de los acontecimientos narrados en GTA: Vice City, supone una nueva cita con el bueno de Rosenberg. Aquí nos enteramos de que, a pesar de que Tommy y Ken acaban siendo socios, los problemas con las drogas del segundo acaban echando a perder dicha amistad. Rosenberg entra en un centro de desintoxicación ubicado en el estado de San Andreas, y aunque al salir parece curado, el no tener cerca a Tommy para evitar que se meta en líos acaba siendo la perdición del abogado. Ken no tarda mucho en tener serios problemas con las tres familias mafiosas más poderosas de Liberty City. Será en Las Venturas donde acabe encontrándose con otro de los protagonistas de GTA, Carl Johnson, el cual intentará ayudarle a salir del aprieto.
En cuanto al bueno de Phil, en su primera aparición se nos presenta como un veterano de guerra que asegura haber perdido su brazo izquierdo en un conflicto desatado en Nicaragua. Lo que Cassidy por aquel tiempo no sabía es que acabaría convirtiéndose en un personaje recurrente para Rockstar North, haciendo acto de aparición en casi todos los GTA lanzados a lo largo de la generación de los 128 bits. Así, podemos volver a encontrarnos con él tanto en GTA: Vice City como en los dos GTA Stories de PSP. Al encontrarse dichos juegos situados cronológicamente antes de los acontecimientos narrados en GTAIII, nos acabaremos enterando de que Phil ni era un veterano militar curtido en innumerables guerras al estilo John Rambo ni perdió su brazo izquierdo en Nicaragua. En realidad, sus problemas de temperamento y, sobre todo, su amor por la bebida echaron al traste su carrera militar, aunque los contactos que mantuvo durante su estancia en el ejército le permitieron convertirse en un “distribuidor de excedentes militares a pequeña escala”. Su afición a la bebida también le lleva a destilar su propio licor, el Boomshine, y a meterse en toda clase de líos llevando en el cuerpo más alcohol que Barney Gumble tras una visita a la fábrica de cervezas Duff. Lo dicho, si necesitas un lanzagranadas, una gatling o un lanzallamas no lo dudes, acude a Phil Cassidy. Este personaje tiene además el honor de ser el que más veces ha repetido aparición física en la franquicia GTA, lo cual sin duda dice mucho a su favor. Incluso su apellido llega a ser mencionado en Manhunt (Rockstar North, 2003), y no, esta vez no se trata de una leyenda urbana.
Del pasado de CJ sabemos que nació en uno de los barrios marginales de Los Santos, que se convirtió en miembro destacado de una de las bandas más peligrosas e influyentes de la zona, los Grove Street, y que tuvo que emigrar a Liberty City cuando las cosas comenzaban a ponerse especialmente feas. Una vez allí, comenzó a ganarse la vida trabajando para Joey Leone (el hijo del Don de la poderosa familia Leone) como ladrón de vehículos, hasta que unos años después recibe una fatídica llamada por parte de Sweet Johnson, su hermano mayor: Beverly Johnson, la madre de CJ, acababa de morir víctima de un tiroteo llevado a cabo por una banda rival de los Grove Street. Carl regresa a Los Santos para asistir al funeral, y allí se encuentra con que su antigua banda ha sido casi diezmada. La única zona que aún permanece bajo la influencia de los Grove Street es el barrio en el que CJ nació, e incluso eso acabará cambiando en breve debido a la acción tanto de las bandas rivales como de los policías corruptos que las apoyan. Tras enterrar a su madre, CJ decide quedarse en Los Santos, aunque no para vengar la muerte de su progenitora, sino para ayudar en lo posible a su hermano Sweet, su hermana Kendl, y sus pocos amigos de la infancia que aún no han sido asesinados por alguna banda rival.
Cuando CJ regresa a Los Santos, uno de los primeros problemas con los que deberá lidiar tendrá que ver con Kendl, su hermana, la cual se ha echado un novio muy incómodo: el líder de la banda Los Aztecas, Cesar Vialpando. Sweet, el hermano mayor, cabeza de familia y líder de los Groove Street, insta a CJ a terminar con dicha relación de inmediato, así que Carl sigue a su hermana y se encara con Cesar nada más verlo, dispuesto a llevar a Kendl a casa y a dejar claro al líder de Los Aztecas que jamás debe volver a verla. Sin embargo, Cesar deja claro que los sentimientos por la hermana de CJ son sinceros, y Carl acabará dándose cuenta de que, más allá de los prejuicios existentes entre dos bandas rivales, Cesar es un tío legal que incluso le abrirá los ojos ante unos más que preocupantes hechos que desconocía. A medida que todo se desmorona y los problemas para CJ se van acumulando, el protagonista de GTA: San Andreas se verá obligado a romper no pocas alianzas y a forjar otras nuevas. Pero Cesar seguirá a su lado en todo momento, y no solo porque ambos tengan un objetivo en común, sino porque después de todo la hermana de Carl les une en un vínculo: ahora son familia. Eso sí, no todo serán pastos verdes en la relación de CJ con su cuñado, ya que Cesar le presentará a una tal Catalina, su prima, con la que Carl inicia una relación que le acabará dando no pocos dolores de cabeza.
Nos encontramos ante el que posiblemente sea el personaje más pasado de vueltas de toda la franquicia Grand Theft Auto, y con una más que notable diferencia sobre el resto. Tratar de describir a The Truth, sus pensamientos y acciones es como tratar de describir los pensamientos y acciones de un mono epiléptico puesto hasta arriba de speed. Desde que CJ se encuentra con él, The Truth deja bien claro que nos lo pasaremos en grande cada vez que lo veamos. La mitad de las incoherentes frases que soltará (apuntar que es nada más y nada menos que el legendario Peter “Easy Rider” Fonda quien le presta su voz para ello) harán que te quedes con la boca abierta preguntándote qué demonios está diciendo, y la otra mitad te harán soltar sonoras carcajadas de inmediato. Si The Truth conseguirá al fin, ayuda de Carl mediante, destapar la conspiración gubernamental y demostrar la existencia de vida alienígena, es algo que mejor dejamos que descubráis por vosotros mismos. Y por último, un mensaje a Rockstar North: Queremos un GTA ambientado en los 60 y protagonizado por The Truth, y lo queremos ya. A ser posible en Vita, que la pobre sigue sin levantar cabeza.
Toni, como buen hombre de familia que es, tratará en todo momento de hacer cambiar a su madre de opinión, llevando a cabo una serie de acciones arriesgadas destinadas a hacer que Ma se sienta orgulloso de él. Pero Ma es mucha Ma, así que no solo no se deja convencer, sino que acaba contratando a una serie de sicarios para que asesinen a su hijo, a ver si así éste espabila y se convierte de una vez en un hombre. Por lo tanto, Toni no solo tendrá que preocuparse de mantener a raya a las familias rivales, las Triadas, la policía y el resto de peligros que acechan en Liberty City, sino que deberá deshacerse de los asesinos profesionales que continuamente tratarán de abatirle. Ma acabará entrando en razón y revocará la sentencia de muerte que había impuesto sobre su hijo, pero seguirá pensando que Toni es una nenaza y jamás llegará a ser tan hombre como su marido. Así, no es de extrañar que nos encontremos tan desmejorado al pobre Toni tres años después, y es que 36 largos meses de convivencia con Ma Cipriani acaban pasando factura a cualquiera.
Así, Vic se encontrará de patitas en la calle y no tendrá más remedio que comenzar a trabajar para gente de dudosa reputación. Nos encontramos ante otro de los protagonistas de GTA que al menos de inicio no da la impresión de ser un asesino sin escrúpulos o un mafioso de ambición desmedida. Vic no es más que una persona normal empujada a una vida criminal, un cordero que tiene que ponerse una piel de lobo para sobrevivir. El negocio de las drogas acabará proporcionándole muchísimo más dinero y poder del que necesitaba, y aunque los deseos de retirarse no dejarán de rondar por su cabeza, la ambición y quizá el temor por volver a ser un don nadie con los bolsillos vacíos le llevarán a subir cada vez más alto en el escalafón de los distribuidores de narcóticos. Tal y como vimos en la ya mencionada introducción de GTA: Vice City, eso acabará siendo su perdición.
Pero, tal y como sucede en el universo GTA, las cosas nunca salen como estaba previsto. Nada más poner el pie en Liberty City, unos desconocidos roban a Huang la Yu Jiang, lo meten en un coche y lo arrojan al río Humboldt. Así, Huang se presenta empapado y magullado ante su tío, y éste le insta a encontrar a los responsables del robo, recuperar la espada y acabar con ellos. Huang Lee es hasta la fecha el único asiático que ha protagonizado un GTA. Posee una inteligencia muy superior a la media, un afilado sarcasmo que deja salir en cada conversación que mantiene y una marcada arrogancia. Considera absurdas las tradiciones que mantienen los miembros más veteranos de las Triadas, aunque obedece a sus superiores sin rechistar y, a su manera, muestra el debido respeto a su tío Wu, cabeza del clan Lee desde la muerte del padre de Huang.
Little Jacob es uno de los secundarios más importantes de Grand Theft Auto IV. Traficante de armas y droga a pequeña escala, este jamaicano habla una jerga que Niko, quien tampoco posee un inglés demasiado fluido, entiende a duras penas; pero lo que al protagonista de GTAIV sí le queda claro desde bien temprano es que es un hombre de confianza en una ciudad en la que personas así pueden contarse con los dedos de una mano. Salvo su amistad con Real Badman, el cabecilla de una banda jamaicana de Broker, Jacob no tiene tratos o deudas con ninguna organización criminal; aunque sí buenos contactos, gracias a los cuales consigue salvar a Niko de caer en más de una emboscada. Su afición a la marihuana le hace ver la vida de forma peculiar, pero sencilla, y quizá por eso no deja de apoyar y ayudar al protagonista de GTAIV a pesar de que en el fondo no tiene ninguna razón para hacerlo. LJ es una de las personas con las que Niko puede entablar amistad fuera de las misiones principales del juego. Hacerlo es más que recomendable, puesto que entonces Jacob nos venderá armas a un precio más bajo del habitual en las tiendas clandestinas repartidas por Liberty City.
Brucie también hace acto de aparición en The Ballad of Gay Tony, siendo aquí además cuando conocemos a su hermano mayor, Mori, y resolvemos muchos de los interrogantes que nos habíamos hecho en GTAIV acerca de la personalidad y la forma de ser de este peculiar empresario. Brucie siempre ha vivido a la sombra de su hermano mayor, sintiendo un complejo de inferioridad que Mori no hace sino agravar continuamente cada vez que ambos se encuentran. Esa es posiblemente la razón por la que Brucie siempre ha ido hasta más allá del límite. De todas maneras, aunque en su cerebro haya más esteroides que neuronas, Brucie demuestra en todo momento ser un compañero fiel y un buen amigo, aunque no se implica en los problemáticos actos de Niko más allá de las ya mencionadas misiones secundarias en las que el protagonista de GTAIV le facilita algunos vehículos.
Sus temores acaban haciéndose realidad nada más empezar el juego, con Billy comenzando una guerra abierta contra los Ángeles de la Muerte, banda de moteros rival de los Lost. A partir de entonces, Johnny tendrá que tratar de minimizar los daños y achicar las aguas de un barco que sabe que se hundirá irremisiblemente a no ser que logre aplacar las ansias de sangre y venganza de Billy. Johnny es percibido por el jugador como un hombre cansado y resignado a retomar su antigua vida de crímenes cuando creía haber alcanzado cierta paz interior, sobre todo después de conseguir dejar a la que había sido su chica, Ashley Butler, tras dar por inútiles sus continuos intentos para que ésta lograra superar su adicción por las drogas. El único familiar conocido de Johnny es Michael Klebitz, su hermano mayor, un soldado estadounidense de servicio en Iraq. Ambos intercambian e-mails de vez en cuando, en los que Michael se lamenta por la vida de crímenes y exceso que Johnny lleva junto a Billy. En el fondo, Michael se siente culpable por todo lo que le pasa a su hermano, ya que él fue quien presentó a Johnny y Billy cuando el primero aún era un niño de 10 años y Billy un ya problemático adolescente de 15.