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Killer is Dead

Killer is Dead

Killer is Dead, Análisis

Un asesino a sueldo, una rubia y unas misiones en mundos, por así decirlos, locos. Estos son los ingredientes habituales de los juegos de Goichi Suda y algunos de los elementos que dan forma KILLER IS DEAD, su última propuesta para Playstation 3 y Xbox 360. Llega a España tras su estreno en Japón y lo analizamos katana en mano.

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Pocos diseñadores del videojuego son conocidos por su nombre propio. Casi que se pueden contar con los dedos de las manos y alguno del pie los diseñadores que trascienden a la calificación de “autor” porque sus obras rezuman una serie de elementos característicos. El título que ahora nos ocupa, KILLER IS DEAD, es uno de esos juegos que definen la visión creativa de un autor, la manera que un profesional de las historias digitales tiene para crear mundos peculiares, un apartado visual propio y un tratamiento de temáticas en ocasiones valiente y hasta osado e impertinente. Suena el nombre de Goichi Suda, alias Suda51, y el jugador hardcore, el que está metido en el sector con pasión, identifica todos estos elementos.

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La obra del japonés despuntó especialmente con Killer7 para Game Cube y Playstation 2 de la mano de Capcom; más tarde llegó No More Heroes para seguir la estela. Su secuela, menos sorprendente, no se quedó atrás. Y así Suda51, de quien repasamos su trayectoria con un reportaje, cultivó un diferente Shadow of the Damned junto a Shinji Mikami y un impertinente y estridente Lollipop Chainsaw. Tras estos dos cambios de tercio, KILLER IS DEAD vuelve a las andadas con los elementos inconfundibles del diseñador, especialmente con su pasión por las armas blancas, el estilo visual lleno de sombras y contrastes, y la sangre a borbotones.

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Asesinar es justo

La labor de Grasshoper Manufacture llega a España de la mano de Koch Media, firma que a través de Deep Silver ha querido apostar por el título en el mercado europeo. Y no es un camino fácil aceptar el reto de distribuir un juego de estas características tan peculiares. Mondo Zappa, el protagonista, es un asesino a sueldo experto en el uso de la katana y con un brazo cibernético capaz de disparar y de mutar en otras armas. Viene a ser una versión madura del adolescente Travis Touchdown, un asesino serio que mata por justicia. Es precisamente el opuesto al protagonista de No More Heroes, y un personaje tan opaco que necesita de varias horas de juego para que sea aceptado por el ojo del jugador.

Poco a poco y tras completar los primeros 20 minutos de juego, que pueden resultar algo lentos y hasta faltos de ritmo, Mondo irá desplegando su filosofía de “matar a toda costa” sin cuestionar las órdenes. La jugabilidad es similar a la vista en No More Heroes, con una katana en manos del protagonista que asesta cortes a los rivales, algunos cargados con el medidor de fuerza, golpes cuerpo a cuerpo para desestabilizar a los enemigos, aunque sin ser tan relevantes como en otros juegos de Suda51, y contraataques especiales. La ciber-mano de Mondo disparará desde la distancia y ayudará a curtir a los rivales, que en esta ocasión son robots. Tanto las habilidades con la espada como los estados de Mondo y la potencia de su brazo se pueden mejorar con puntos.



Como juego de acción, el planteamiento está más pensado para el cara a cara que para los combates con múltiples rivales, como suele suceder con otros juegos de Goichi Suda, y limitado por las barreras propias del “mata enemigos para avanzar en el nivel”, aunque con pequeños giros de mecánicas casi anecdóticos que potencian la búsqueda de objetos, o rivales con protección que se deben desestabilizar antes. KILLER IS DEAD es un juego de acción sin vueltas de tuerca al género -tampoco las pretende- donde pulsar el botón justo a su debido tiempo para desmembrar a un enemigo es placentero por el resultado, pero para nada exigente de cara al jugador (los golpes cargados de Mondo le convierten prácticamente en inmortal).

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La estructura de KILLER IS DEAD se basa en misiones principales, las de asesinato que nos llevarán a recorrer el mundo por encargo, y las secundarias, que repetirán zonas de escenarios previamente visitadas para cubrir otros objetivos. Las misiones de encargo las recibimos directamente en la agencia, la Bryan Execution Firm, una especie de ente privado que vive a expensas de lo que cobra al gobierno por cubrir su misión. Aquí es donde entran el propio Bryan, jefe de la agencia, Vivian, una suerte de secretaria-asesina pesetera que lleva las cuentas, Mika, la veinteañera arquetípica de Suda51 y asistenta del protagonista.

Cada uno de los escenarios tiene como objetivo exterminar al jefe de nivel. Son los “asesinos”, esas malas personas que han cometido hechos atroces a sus denunciantes, la última puerta que debe cruzas Mondo Zappa en cada nivel. Muy al estilo de los anteriores juegos de asesinatos de Suda51, los jefes de nivel mezclan lo absurdo de sus diseños con sus particulares filosofías de vida y los delitos cometidos. Volvemos a cruzarnos con enemigos que traspasan la barrera de la locura, con antagonistas que representan roles habituales en los juegos del japonés y que hasta se permiten realizar cierta crítica social de temas como la sobreexplotación de recursos en la Tierra, el olvido de lo viejo, la pérdida de recuerdos, etc.

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Porque KILLER IS DEAD tiene también su parte de crítica social, esta vez actuando con un enfoque más serio y menos humorístico que en sus últimas propuestas, pero sin dejarse llevar por el rigor excesivo. La fórmula es atractiva si te gusta la obra del diseñador, pero no resulta tan sorprendente y chocante como con Killer7 y No More Heroes, más teniendo en cuenta que esta propuesta sigue fallando en ciertos aspectos que perfectamente se podían haber depurado a estas alturas y que son, por desgracia, tan seña de la casa como sus virtudes. Hablamos, por ejemplo, del uso de la cámara, que en ocasiones no es el más idóneo.

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Repetir es gratis

En líneas generales, la aventura principal es diversa y atractiva por los escenarios que cruzaremos, pero en ocasiones podrá volverse algo pesada y cargante, especialmente cuando entremos en las vicisitudes oníricas de Mondo Zappa. Pájaras mentales densas y lentas de jugar, que se repiten en varias ocasiones durante la trama y que no terminan de aportar tanto como debieran. Pero resulta delicioso para una mente made in Suda51 conocer la visión particular que el diseñador tiene de Alicia en el País de las Maravillas, con la reinvención del cuento de Lewis Carroll dotada del ADN del japonés con todo lo que se puede imaginar: una casa deconstruida, un Alicia sexy y bipolar y otras aberraciones en un escenario que, por cierto, nos hace viajar hasta el sur de España.

Llegados a este punto donde la libertad creativa lo es todo para generar un mundo que en el 99 por ciento de las ocasiones no roza lo absurdo, sino que directamente lo traspasa, viajaremos a la Luna, donde se presenta uno de los personajes más relevantes de la trama, acudiremos a Rusia para exterminar una Locomotora “viva” y desbocada, o a una cuna de samuráis ocultos por el nivel. Las doce misiones principales funcionan en líneas generales bien, con casos contados de escasa solvencia y parsimonia para el jugador -de nuevo, los dichosos sueños salen a relucir-. Incluso Suda51 se atreve incluso a romper la cuarta pared cuestionando al jugador sobre el porqué de la violencia en videojuegos.

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Tampoco faltan las referencias a otros medios audiosivuales, con el citado caso de Alicia como un exponente más al que sumar el innegable parecido entre Moon River con Audrey Hepburn y algún que otro chascarrillo menos visible que no desvelaremos para mantener la experiencia de juego en el necesario margen de la sorpresa. La banda sonora sigue la línea marcada por los anteriores juegos de Suda51, con temas electrónicos que funcionan sin resultar especialmente memorables. El estilo Kill Bill se deja llevar por oscuridad de Killer7, sin llegar a la seriedad de este último y evitando lo mundano de No More Heroes, para configurar una historia ajustada al canon del autor.

El acabado visual no es más que el reflejo en Alta Definición del estilo cel shaded habitual al que nos tiene acostumbrados Suda51, santo y seña de la casa y elemento indisoluble de sus juegos, arrastrando tanto puntos fuertes como flaquezas. Esta independencia artística con respecto a lo habitual en la industria no es tan sorpresiva con en sus anteriores juegos, y hasta puede llegar a ser demasiado simplista y poco exigente para quienes erróneamente busquen un entorno realista en KILLER IS DEAD. Gráficamente, se trata de una experiencia atractiva, diferente y alternativa, no de un espectáculo visual con alardes técnicos. De nuevo, hay que conocer la particular mano artística del diseñador nipón para entender su propuesta.

El juego no cuenta con un mundo abierto como el primer No More Heroes, sino con una estructura lineal establecida desde el menú de selección de misiones, que nos permitirá rejugar cada uno de los retos tantas veces como queramos y alterando el nivel de dificultad para compartir nuestras marcas en los rankings con los amigos a través de Playstation Network y Xbox LIVE. La rejugabilidad del título, cuya campaña tiene una duración de unas quince horas -eso nos duró la primera vuelva centrándonos en la trama principal-, depende de las ganas que tengamos de desbloquear todos los extras ocultos en los escenarios con forma de la enfermera cachonda Scarlett.

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Además de encontrar a esta fémina para recibir su particular inyección de amor, Mondo Zappa acudirá al “Modo Gigoló” para cautivar a otras tres damiselas con sus artes de seducción. Este modo se sirve de un sistema de juego diferente donde tendremos que ir mirando a las jovenzuelas hasta llenar el medidor pertinente y conseguir llevarlas al huerto. El hombre-cyborg no tendrá reparos en invertir recursos en regalos (flores, perfumes, etc.) para acelerar la conquista de las chicas, que no resulta tan sencilla como puede parecer. Este modo es una seña más de la actitud de Suda51 a la hora de diseñar sus videojuegos.



Completar la aventura al cien por cien puede llevarnos a emplear más de 20 horas en total, sobre todo si nos empeñamos en jugar los escenarios en el mayor nivel de dificultad (tras la primera vuelta desbloquearemos un modo todavía más difícil). Teniendo en cuenta la duración de otros juegos del género, poder echar dos decenas de horas delante de la consola con un título de estas características es un aliciente más para decantarse por KILLER IS DEAD. Como decíamos en líneas anteriores, resulta de agradecer que exista una variedad palpable entre los escenarios, a pesar de que el ritmo sea lento en algunos momentos al dejarse llevar por una narrativa densa no del todo precisa.

8

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.