Guerra Mundial Z llega a nuestras carteleras para hacernos pasar miedo con los muertos vivientes. Pero por supuesto, no es el primer intento de explotar a estas criaturas en el cine, ni en los videojuegos o el cómic. Te ofrecemos una guía para sobrevivir a cualquier tipo de no-muerto cinematográfico, literario o videojueguil.
Podríamos decir que estamos ante una moda, pero sería bastante poco realista. La figura del muerto viviente o zombi fascina al ser humano por sus propiedades y fórmulas, por permitir hablar de temas serios a través de una carcasa de aparente fantasía, o sencillamente por esa necesidad de saber si habrá algo más allá de la muerte; aunque sea reencarnado en forma de cadáver ávido de comer carne humana. ¿Pero dónde y por qué se origina este boom? Este viernes se estrena en España una de las películas más esperadas por los amantes del género, Guerra Mundial Z, una superproducción de 190 millones de dólares dirigida por Marc Forster y con Brad Pitt a la cabeza. Aprovechando esta situación, hacemos un repaso por las mejores aproximaciones a la figura del muerto viviente no sólo en los videojuegos, sino también en el cine, los cómics y la literatura. Eso sí, centrándonos en aquellas en las que éstos son el eje de la historia.
Orígenes
Si bien es cierto que a día de hoy tenemos una idea muy clara de lo que son los zombies, habría que aclarar que esta figura fantástica se redefinió bien entrados los años 60 y que hasta entonces la palabra que utilizaba más bien para definir a otro tipo de criaturas relacionadas, sobre todo, con el vudú. Término tribal, se denominaban así a los muertos vivientes reanimados por brujería o magia negra, y que servían a su señor sin ningún tipo de pensamiento propio, como si fueran marionetas carentes de deseos o cualquier tipo de ambición más allá de obedecer a sus amos. Todas estas leyendas sirvieron como eje al escritor William Seabrook a la hora de concebir en 1929 la novela The Magic Island (acreditada como la primera en usar el término) y al director de cine Victor Halperin, cuando rodó en 1932 la película White Zombi, primera de cierto renombre en tener a la figura como eje central.
La mitología de los zombis asociados al vudú no ha sido tan explotada en el cine y los videojuegos como lo que veremos a continuación, sin embargo, si que ha habido ejemplos además de los ya citados. Clásico entre los clásicos, Yo anduve con un zombie (I Walked with a Zombie, 1943) de Jacques Torneur es quizá el más reconocido de todos ellos, un excepcional film de poco más de una hora de duración y que introducía al espectador en unas plantaciones para mostrarle desde dentro las leyendas locales. La producción de Val Lewton es la más reconocida pero no la única, pues yéndonos más adelante en el tiempo toparíamos con La serpiente y el arco iris (The Serpent and the Rainbow, 1988) de Wes Craven, con Bill Pullman en el papel principal. ¿Y en videojuegos? El clásico Shadow Man de Acclaim, con sus licencias, podría servirnos, o el olvidado Akuji the Heartless de Crystal Dynamics.
Zombies clásicos. Los vástagos de George A. Romero
Los zombis que conocemos en la actualidad tuvieron su origen en una película estrenada en 1968. Desde entonces, lo que hemos podido entender como 'clásico' alude a una serie de características que han sido replicadas cientos, incluso miles de veces, en producciones de cine, televisión, u obras literarias de carácter puramente textual o incluso gráfico. ¿Cuáles son? En este caso, los muertos reviven no por la magia sino por la mano del ser humano, gracias a (o por culpa de) experimentos científicos o de distintos gobiernos, como intento de crear nuevas armas o propósitos similares. Este tipo de criaturas son muertos, que se levantan de sus tumbas con una única función: alimentarse. Privados de sentimientos, personalidad o alma, vagan por la Tierra con un instinto puramente animal.
La película que lo cambió -y redefinió- todo. Night of the Living Dead (1968) de George A. Romero fue una producción de bajísimo presupuesto escrita entre el propio Romero y John A. Russo, que contaba cómo de la noche a la mañana los muertos se levantaban de sus tumbas para acabar con los vivos, a causa de las radiaciones de un satélite. Desarrollando la acción en Pennsylvania y centrando la trama en una joven, Bárbara, y varios personajes que junto a ella debían sobrevivir sitiados en una casa en el bosque, Romero aprovechaba la excusa de los muertos vivientes para criticar a la sociedad y esgrimir una sátira política que se llevaría mucho más lejos en las siguientes películas del director, convirtiéndose en una de sus armas más poderosas. La película -vista hoy en día- no es particularmente terrorífica pero conserva su efectividad gracias a estas lecturas de las que muchas películas actuales de género prefieren no hablar.
Si bien el fenómeno creado por Romero fue explotado en múltiples territorios, con alumnos aventajados como el italiano Lucio Fulci (Zombi 2 -1979-, El más allá -1981-) o el español Jorge Grau (No profanar el sueño de los muertos, 1974), quizá para encontrar otro clásico del subgénero deberíamos hacer una parada en Re-Animator de Stuart Gordon. Basada en un texto de H. P. Lovecraft (Herbert West: reanimador), con un marcado tono entre la seriedad y la comedia muy negra, se convirtió en una cinta de culto por su visión de la figura zombi y su amor hacia la serie B más carismática, con gore extremo y una notable interpretación de Jeffrey Combs. Los zombies aquí no buscaban cerebros humanos y respondían más a esos cuerpos sin alma movidos por impulsos, pero eran definitivamente cuerpos reanimados por la mano del hombre y, por tanto, encajan con esta visión ofrecida a partir de a 1968.
Resident Evil (1996)
El arranque de 28 días después era rotundo: una Londres totalmente abandonada, sin gente caminando por las calles (¿recordáis el prólogo de la española "Abre los ojos"?), como si se tratara de un escenario propio del post-apocalípsis. Un hombre se descubría allí y debía sobrevivir. Pronto descubriría la verdad sobre lo sucedido: un virus había sido filtrado desde un laboratorio convirtiendo a los habitantes de Reino Unido en unos seres hambrientos de carne humana. La reimaginación de la figura de Romero sirvió a Alex Garland para hacerse un nombre propio dentro de las ficciones zombis y confirmó a Danny Boyle como uno de los realizadores de fantástico a tener en cuenta, faceta que explotaría más adelante con la aventura espacial Sunshine (2007) y en el teatro con Frankenstein (2011). La película, de presupuesto moderado, fue un éxito rotundo y generó una continuación llamada 28 semanas después (2007), de una calidad muy superior a lo habitual en estas continuaciones. Dirigida por el español Juan Carlos Fresnadillo, con un reparto lleno de caras conocidas, de extraordinario prólogo sigue poniendo los pelos de punta y se ofrecieron nuevos elementos narrativos a lo visto en la original: escenas de visión nocturna, zombies con conciencia y la unidad familiar como eje de la historia. El proyecto de 28 meses después, por cierto, se anunció y de momento no parece que vaya a seguir adelante.
Resident Evil (películas)
Antes de que Charlie Brooker conquistase la pequeña pantalla con su excelente miniserie Black Mirror (2011-2013), el británico ya se había aliado con Channel 4 para crear la que es una de las mejores producciones de zombis realizadas -como poco- en lo que va de siglo. Dead Set recuperaba la mala leche del cine de George A. Romero a la hora de criticar la sociedad, creando un escenario apocalíptico que giraba en torno a Gran Hermano, a qué habría pasado si los habitantes de la casa del reality show se hubieran mantenido aislados y sin noticias de que en el exterior había habido un apocalipsis zombi. Con este punto de partida lo que se consigue en apenas cinco episodios (que suman unas dos horas en total) es milagroso: sátira muy ácida, un estilo de dirección deudor del de Zack Snyder, con cámaras nerviosas y sangre para dar y regalar. Pese a algún elemento de brocha gorda (la figura del productor), en Dead Set se constata que el ser humano nunca dejará de ser como es ante situaciones límite.
Stuart Aitken de Axis Animation se coronó cuando le pidieron realizar un cortometraje promocional para un videojuego llamado Dead Island. Decidió hacer algo nuevo, original, presentando una historia narrada desde dos puntos de vista, a varios tiempos, en el que una joven niña zombie volvía a la vida para terminar perdiéndola. El impacto emocional de aquel trabajo hizo que Dead Island (título anunciado en los albores del inicio de la generación, y caído en el olvido) se convirtiera desde ese momento en un fijo a seguir, y lo cierto es que el producto final no decepcionó a grandes rasgos, aunque -lógicamente- tampoco sobrevivió al 'hype' del tráiler. Los polacos de Techland crearon un survival horro de mundo abierto en el que varios supervivientes debían mantenerse con vida frente a oleadas de enemigos, todo esto en primera persona. El juego tenía sus problemas, varios de ellos arreglados en una continuación, Dead Island: Riptide, lanzada en abril de este mismo año. Como nota curiosa: se prepara película de este universo. Y a nosotros no nos cabe duda: deberían ofrecérsela a Stuart Aitken.
Vamos a apartar un poco los zombies caníbales para irnos a una revisión más calmada, casi bucólica, de este tipo de criaturas. Imaginad que el zombie inteligente de Day of the Dead se convierte en un estándar y los seres humanos han ido capaces de controlar a los no-muertos, hasta el punto de convertirles en algo así como mascotas, o más bien sirvientes. De este punto de partida nace Fido, una película canadiense dirigida por Andrew Currie y ambientada en un entorno de barrio de clase alta ubicado en la ciudad de Willard. ¿Y cómo consiguieron someter a las criaturas? Gracias a un collar creado por una empresa denominada ZomCom. Pero claro... no todo puede mantenerse bajo control eternamente y a veces, pasa lo inesperado. Si bien su tercer acto rompe con la tranquilidad de lo anterior, se trata de una producción estimable que ofrece un punto de vista del zombi más amable, con un marcado tono cómico que evoca a la nostalgia.
Planet Terror (2007)
No es conocido Robert Rodriguez por ser el director más controlado del mundo. Autor de películas como El mariachi, Desperado, la magnífica Abierto hasta el amanecer y el film de culto Sin City (vale, sí, también hizo la saga Spy Kids), quizá su película más desfasada hasta la fecha sea Planet Terror, la segunda mitad del pack 'Grindhouse' que él y su inseparable Quentin Tarantino lanzaron en Estados Unidos en 2007 con ambición de programa doble y haciéndoselo pasar muy bien a la gente. A España llegó por separado de su otra mitad (Death Proof) pero a cambio ganamos minutos de metraje de puro desfase: rollos perdidos, imagen quemada, zombis muy salvajes y un reparto de órdago para la heredera directa de Braindead en este siglo XXI, una cinta que se disfruta por sus excesos y que dificllmente puede aburrir a cualquier al que le guste el género zombi.
Bienvenidos a Zombieland (2009)
Sorpresa inesperada la de Zombieland, película dirigida por Ruben Fleischer y que apareció de la nada para hacerse con todo. Configurada visualmente en paralelo a obras pop como Scott Pilgrim, con carteles apareciendo en pantalla y una serie de reglas locas que jugaban con la ruptura de la cuarta pared, esta road movie cómica que involucraba a un pringado de manual, un veterano cazador a la búsqueda de pastelitos y dos hermanas de armas tomar en un viaje a lo largo de Estados Unidos para frenar el avance de los muertos vivientes. Por el camino, un espectacular bloque con cameo de Bill Murray para una película muy simpática y que, pese a ciertos errores, conseguía lo más importante: poner una sonrisa en la cara a costa de nuestros poco afortunados cadáveres. Como curiosidad, este mismo año Amazon intentó sacar adelante una serie online basada en este materia, pero el piloto funcionó tan mal (y con razón: es flojísimo) que decidieron dejar las cosas como estaban. Siempre nos quedará la promesa de una Zombieland 2 en un futuro a medio o largo plazo.
Lollipop Chainsaw (2012)
Empezando por el principio: la idea de que un personaje femenino se arme con una motosierra para acabar con zombies no es nueva, y de hecho en Japón podríamos rastrear al referente en el cortometraje gore de animación de plastilina Chainsaw Maid, un verdadero éxito viral creado por Takena Nagao. Pero Lollipop Chainsaw es un juego de Suda51 y eso hace que le demos más vueltas al concepto de comedia de horror, teniendo aquí como protagonista a una animadora que lleva la cabeza de su novio casi a modo de llavero, usa pompones como arma y además invoca iconografías cute para vencer a sus ex-compañeros de clase, zombificados. Los zombies aquí hablan, algunos incluso tocan la guitarra... es un juego de su creador, definitivamene, como un anime hiperbólico al estilo Apocalipsis en el instituto, pero con aún menos complejos. Cierto es que el título no estuvo a la altura de las expectativas, pero las cosas como son: a diversión pura y directa le ganan pocos. Un beat'em up desenfadado con una historia tan chorras como fácil de aceptar.
El alucinante mundo de Norman (2012)
Posesión infernal (1981)
En 1978 un joven llamado Sam Raimi se juntó con un amigo íntimo, llamado Bruce Campbell, para filmar un mediometraje llamado Within the Woods. Aquel trabajo serviría como germen para lo que realizarían tres años más tarde, The Evil Dead, una producción que se ha convertido en uno de los hitos del cien de género independiente, una pura serie B que aprovechaba su condición 'en los márgenes' para llevar tan lejos como quería sus obsesiones con los códigos del género. Si bien es cierto que aquel film no presentaba zombies al uso, sino más bien cuerpos poseídos por entes malignos, merece una mención en este artículo por abrir las puertas al terror con elementos cómicos en aquella época (algo que se reforzaría en su secuela, Terroríficamente muertos), dando inicio a producciones como algunas de las citadas a lo largo de este artículo o, por ejemplo, El terror llama a su puerta (Night of the Creeps, 1986) de Fred Dekker. The Evil Dead tuvo dos continuaciones y este mismo año se ha estrenado un remake llamado exactamente igual, "Posesión infernal".
Demons/Demons 2 (1985/1986)
Dèmoni es indiscutiblemente otro de los clásicos de culto del género, y eso que los zombies son, en realidad... bueno, no son zombis. Se trata en realidad de personas convertidas en criaturas asesinas por el influjo de una especie de conjuro y eso si, al moderse entre sí mutan en zombies al uso. Dirigida por Lamberto Bava y con un guión de Dario Argento, la primera entrega de la saga encerraba a los personajes en un cine y les hacía sobrevivir en un entorno cerrado, opresivo. La segunda iba más lejos, abriendo el escenario a un bloque de edificios, manteniendo al equipo técnico y artístico. Se trata de dos películas que remiten claramente a la imaginería de los zombis, y que pese a tener momentos ridículos (especialmente la secuela) conseguían dar algo de miedo. Al menos, vistos con ojos de niño y sin saber muy bien qué esperar. Clásicos menores, pero a fin de cuentas, clásicos.
Resident Evil 4 (2005)
Elegimosla cuarta entrega pero podríamos englobarlas todas. No, en la Españacon acento sudamericano que visitaba Leon S. Kennedy no había zombis enun sentido estricto, pero sí aldeanos mutados que respondían a un malmayor, actuando como los no-muertos convencionales si obviamos el uso delas armas. ¿Para recordar? El excelente bloque en el que atacaban a unacabaña, como homenaje a la película clásica de Romero. La franquicia hapresentado no obstante numerosas mutaciones, como los lickers o elmismísimo Némesis, zombies de todas formas y colores como lo erantambién los perros. Capcom nunca se limitó a los caminantes, ya losabemos, pero sobre todo en su etapa inicial lograron un equilibrio queluego se fue saliendo un poco de los límites. Y han creado escuela, noobstante: como ejemplo, los humanos infectados de cordyceps fungus enThe Last of Us.
Saga [•REC] (2007-2014)
Sí, es exactamente lo que parece: Orgullo y Prejuicio adaptada al mundo zombi. La obra romántica de Jane Austen fue pasada por el támiz de los no muertos en 2009, por obra y gracia de Seth Grahame-Smith, consiguiendo convertirse rápidamente en un éxito. ¿El truco? Respetar el texto original e introducir a los zombies como algo natural sin alterar la trama, de forma que la novela se entendía como una reescritura del texto sin ser extremadamente infiel a éste. Suena raro pero funcionaba, y de qué manera, hasta el punto de haber generado una novela gráfica y, es más, Hollywood lleva años intentando desarrollar una película sobre el material. La última noticia a este respecto ponía a la joven actriz Lily Collins en el radar, en el papel protagonista.
Warm Bodies (2010)
Cerramos este artículo recomendando dos series de televisión que han hecho que los cimientos del género se tambaleen, una producción francesa y otra británica, que comparten el presentar a los no-muertos con cierta humanidad, sin demonizarlos, tratando de integrarse en el mundo. Les revenants parte de la base del film de 2004 La resurrección de los muertos de Robin Campillo, explicando qué habría pasado si varios cadáveres se levantasen de sus tumbas sin saber que habían fallecido, y cómo reaccionaría la sociedad a un hecho semejante. La serie aborda este conflicto de forma muy notable, incorporando elementos políticos vistos -por ejemplo- en el episodio de Joe Dante para Maestros del Horror, Homecoming. In The Flesh hace un trabajo similar con la figura, una miniserie de tres episodios que ahonda en el lado humano de estos cadáveres reanimados. En ambos casos no váis a ver sangre, gore y todo el imaginario tradicional del zombi; el enfoque es totalmente distinto. Pero funciona.