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Los mayores fiestones y desfases del cine

“¿Sabes qué? Que no me acuerdo de nada de lo que sucedió…” Si hay una frase repetida en la Historia del Cine, es precisamente esta. Fiestas, resacas épicas, juergas que acaban con cargas policiales y desenfreno puro. Recorramos una parte de las mayores locuras vistas en una sala de cine.

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"Let's Get this Party Started!!"
Fiestas. Juergas. Diversión elevada del grado de popularidad social al de intervención de los antidisturbios. Baños nocturnos en fuentes. Mañanas de resacas del calibre 20 con bolsas de agua/hielo y un desayuno de Ibuprofeno, junto al volumen del mundo entero bien bajito ante una cabeza que nos cruje con cada aleteo de mosca. Lagunas de memoria. Arrepentimiento/sorpresa/sonrisa al ver junto a quién nos despertamos. Ropa –si sigue por ahí- mojada, con quemaduras, que huele a un catálogo de tabaquera o al repertorio entero de una barra de bar. Móvil gastado, hecho polvo si sigue aún con nosotros, lleno de fotos reveladoras (o comprometidas). Y, sobre todo, la sensación y la frase perenne en nuestro pensamiento durante el proceso de convalecencia dominguero de “menudo desfase el de anoche”.

El mundo del cine no es ajeno a esto, sino que lo ha usado de forma habitual en cintas dirigidas sobre todo a un público menor de 20 años, convirtiéndolo incluso en la base de sus propuestas. Con motivo del estreno de Resacón 3 en nuestras pantallas –cinta que la crítica no ha tratado bien y el público no ha respondido tampoco, quizás por haberse apartado demasiado del estilo de la primera cinta-, vamos a hacer un repaso en Meri+ de los más sonados, de los mayores desfases, fiestas y momentos socialmente incorrectos que hemos visto en una pantalla de cine. Como siempre no son todos los que están, pero hemos intentado cubrir más cosas que solamente el mero tópico de intoxicación etílica + fiesta con chicas de ensueño. Aquí vamos. Y preparad el chubasquero, porque arrancamos con fuerza y mucha…. Sangre.

Blade
Stephen Norrington – 1998

Una década antes de comenzar el proyecto Vengadores. Siete años antes de que Chris Nolan devolviese a Batman al status de icono oscuro que siempre le ha pertenecido. Y un año después de que Joel Schumacher perpetrase ese atentado colorista a los sentidos y al personaje en Batman & Robin, Marvel empezó a tomarse en serio el enorme potencial de su cantera tras las primerizas Capitán América, The Punisher y… Howard el Pato. Actualizando el personaje y su universo –Deacon Frost, el villano más recordado, se adaptó a la época de finales de los 90 también-, la primera Blade era una oda a la estilización videoclipera en base a música cañera y constantes movimientos de cámara. Pero también sigue siendo, a pesar de sus deficientes efectos CGI, una gran cinta, con la contundencia que el personaje requería. Su inicio fue una verdadera declaración de intenciones que nos dejó a muchos impactados ante lo que veíamos: Una pelirroja agresiva con un pasado de rosca rubito en un matadero en el que se celebra una Rave salvaje a ritmo del temazo dance Confusion, de los brits New Order. Chicas en sujetador, menages a trois y una estética con iluminación típica de pista de baile eran solo el principio. Porque pronto el supuesto invitado –atención a la presentación de Deacon- se daba cuenta de verdad de dónde estaba realmente. Una escena espectacularmente filmada. Efectista, pero contundente como pocas, en la que las palabras del DJ ‘Baño de Sangre’ no eran un mero truco. La culminación llegaba con la presentación de Blade, tan seca como sobria en la que incluso la música daba un martillazo sonoro y se detenía.

Desmadre a la Americana (National Lampoon's Animal House)
John Landis – 1978

A pesar de no ser la primera de su clase –luego hablaremos de El Guateque-, Desmadre a la Americana es una de las cintas más representativas del cine americano popular. Y su historia, homenajeada por ese capítulo de Los Simpson en que Homer asiste a la Universidad, consiste sobre todo en una hermandad de estudiantes borrachos, sucios, pasotas –y siempre tios que parece que tienen 30 años en vez de 20- que quieren hacerle la puñeta al Decano serio y prototípico de este sub-género en el que se incluyen Porky’s o La Revancha de los Novatos. Con una fabulosa Banda Sonora –si algo hace bien John Landis es escoger canciones-, seleccionar un momento de esta oda a las fraternidades universitarias yankees es difícil, sobre todo por el desfase de un John Belushi pletórico y a punto de caer en la decadencia de alcohol y drogas que lo mató. Pero nos quedamos con la escena de la canción Shout y el momento Fiesta de las Togas romanas, al que antecedió ese grito de guerra USA que podéis ver aquí: Toooga, toooga, tooooga!!!”

Pulp Fiction
Quentin Tarantino – 1994

Amado/Odiado. Condenado/Reverenciado. Lo cierto es que Quentin Tarantino es un tipo que o es un genio del cine, o un reciclador constante de la caspa de Serie B y Z, del spaguethi western más cutre o de títulos olvidados hasta por sus creadores. Pero de lo que no se puede dudar es de la increíble fuerza que su consolidación sigue teniendo. Pulp Fiction, quintaesencia de lo Tarantiniano, nos despliegua un telón de personajes con adicciones de toda clase –Samuel L. Jackson y su verborrea bíblica, simplemente geniales- que culminan en varios highlights visuales. Y quizás el más recordado es el del agujazo a una pícara Uma Thurman, esposa del jefe de John Travolta, cuando ésta se ha puesto hasta arriba de la heroína de alto octanaje que Vincent Vega había pillado. Tras entrar en shock, Vega la lleva a la casa de su camello para administrarle una inyección de adrenalina. Con surrealismos marca de la casa como el momento rotulador, el apuñalamiento y posterior reacción de Mia siguen impactando, sobre todo con ella temblando y la aguja clavada en su pecho mientras intenta saber qué ha pasado. Como remataba Vincent al dejarla en su mansión, “ahora me voy a casa a tener un ataque al corazón”.

Dos Policías Rebeldes II (Bad Boys II)
Michael Bay – 2003

Que el cine de Michael Bay es sinónimo de odio crítico es algo usual, pero que este tipo tiene un talento único para crear experiencias visuales sin parangón es algo que se debe tener en cuenta también. Oda a la estética absoluta, la secuela de su debut Dos Policías Rebeldes (Bad Boys 1994) cogió por sorpresa a una audiencia que no se esperaba semejante torrente visual, estilístico y pasado de rosca –el plano de las dos ratas teniendo sexo es delirante-, encabezado por un Jordi Mollá remedo visual y sonoro del Pacino de Scarface. Desfase define cada escena de Bad Boys II, llevadas todas a su límite, pero sólo el genio visual de Bay podía concebir un plano que comenzase en los cielos de Miami, con un helicóptero entrando en encuadre, siguiese con un picado radical hacia un edificio, navegase por entre conductos de ventilación y terminase en un club en el que la cámara navega siempre en contrapicado extremo por entre las piernas y pechos de Go Gós de ensueño, entre las que se incluía una adolescente Megan Fox (en las escenas cortadas del DVD). Saturación de luz extrema, ángulo extremo, y todo extremo, el tema trance Stuck in the Middle de Starecase casa perfectamente con este universo de los clubs VIPS USA que Bay siempre nos brinda, por más que algunos prefiramos el portentoso tiroteo contra los haitianos filmado magistralmente.

Scary Movie
Keenen Ivory Wayans – 2001

En una película sobre la que un crítico señaló que “la sangre es el segundo fluido corporal que más sale”, los hermanos Wayans –los mismos de Dos Rubias de Pelo en Pecho y demás- no escogieron la parodia estilo de los Zucker y las Spoof movies estilo Aterriza como Puedas, sino que los chistes a costa de Scream, Se lo que hicisteis el último verano y demás Slashers 90s de cuando el género resurgió se adscribieron al sub-género de las Gross Out Movies en el estilo de Algo Pasa con Mary o Dos Tontos muy Tontos, protagonizando uno de los momentos más recordados cuando el Wayans más joven y sus colegas se quedan sin recursos para liarse una pipa y usan un enorme  acuario. El instante en que el asesino de la máscara blanca aparece dispuestos a matarlos y termina pegándole un  buen chute al acuario mientras todos gritan “Cala, cala, cala!!”, surgiendo con la expresión de la máscara convertida de amenaza a sonrisa, arrancó sonoras carcajadas de los espectadores. Aunque el rap posterior que el asesino se marcaría no terminó con muy buenos resultados, al igual que la escena de sexo de Anna Faris, el instante más carcajeante de toda la cinta.

Dredd
Pete Travis – 2012

Bastante mejor de lo que sus stills de rodaje hacían presagiar, lo cierto es que el nuevo film basado en el contundente Juez Dredd que vimos el año pasado se dejó de elaborados diseños de producción y recargado vestuario del original de Silvester Stallone –que en ocasiones más parecía una reinona Drag con esos tacones y los brillos dorados, aunque la BSO era un portento de Silvestri- para entregarnos una ultra-violenta y pesimista visión que acertaba con la esencia justiciera del personaje. Con un Karl Urban que jamás se quita el casco, la trama de este Dredd que obtuvo el beneplácito de la crítica pero no del público (una peli a redescubrir sin duda) nos presentaba a un villano que la tatuada Lena Heady -300, Las Crónicas de Sarah Connor, Cersei Lannister en Juego de Tronos- cargó de presencia con pocas escenas en pantalla. Añadiendo unas gotas de la rockera Patty Smith y sus propios tatuajes, Heady interpretó a su Ma, ( Ma-Ma en español) prostituta rajada por su chulo al que castró a posteriori en plena felación, que se erigiría en jefa y distribuidora de una nueva droga, la Slow-Mo, que te hace ver la realidad a un 1% de su velocidad normal. Las escenas filmadas a cámara superlenta ilustraron momentos como un violentísimo tiroteo, pero también remarcaron la plástica presentación de Ma-Ma en escena de forma hipnótica tras tomarse una dosis de su propia co-invención.

Sin City
Robert Rodriguez & Frank Miller – 2005

Desde luego, esta escena no era la más desfasada de la cinta, pero a los fans de la Jessica Alba de Dark Angel, Honey o Los 4 Fantásticos ciertamente nos dejó desfasados cuando la vimos bailando con una sensual cadencia como hasta ese momento no la habíamos visto. “La dulce y flaca Nancy Callahan” había crecido, y como, desde los primeros momentos hasta la segunda parte de la magistral Sin City en la historia de Ese Bastardo Amarillo que muchos consideran la mejor de las tres líneas narradas en el film. La voz de un Bruce Willis enorme como Hartigan era el remate a uno de los pocos instantes que no eran absolutamente fidedigno como el resto de la cinta –simplemente el detalle de que Nancy bailaba en Top less en el comic de Miller, algo que Alba rechazó de pleno. Uno de los mayores reclamos en la campaña de promoción-algunos seguimos con ese poster colgado en la pared-, lo cierto es que estamos deseando ver si casi una década después, Nancy Callahan volverá a bailar en la secuela que Rodriguez ha rodado.

Cara a Cara (Face Off)
John Woo – 1997

Nicolas Cage, él solo, ha pasado de convertirse en un respetado ganador del Oscar a tener una carrera que cada vez se aparta más de aquella de finales de los 80-mediados de los 90. En su trilogía de acción post-Oscar, tras la épica La Roca y la divertida Con Air, Cage trabajó junto a John Travolta y el maestro John Woo en Cara a Cara, una cinta 100%100 Woo que se convertiría en lo mejor de su director en la etapa americana, antes de que por fortuna regresase a su Oriente natal a filmar de nuevo maravillas como Red Cliff. En su papel de Castor Troy, un super-delincuente pasado tres veces de rosca, podemos destacar media película, pero sin duda nos quedamos con su delirante momento como un cura bailongo al son del Haleluya de Haendel. Entre esos pasos más apropiados para un Zumba Fitness que para un tema clásico, su canto y esa cara única de verdadero loco que sabe poner cuando ‘ayuda’ a la virginal adolescente, Nic Cage se lo ha ganado a pulso. Aunque posteriormente tenga más fama por el momento “Not the bees!” de The Wicker Man, carne de meme en estado puro.

Blade II
Guillermo del Toro – 2002

Con una cinta que tuvo buenos resultados de taquilla, New Line y Marvel quisieron seguir con la historia “del que ha visto la luz”. Blade II se convirtió en manos del siempre estupendo Guillermo del Toro en un torrente de filtros de luz y purísima adrenalina visual. Quizás excesiva, ya que prácticamente un 70% de la cinta eran escenas de acción y el resto apenas daba para construir esa historia Shakesperiana de drama familiar vampírico con los Segadores. Repitiendo secuencia con un club lleno de chupasangres y música dance, y aunque el tema era también muy bueno –Tao of The Machine, de The Roots y BT que luego oiríamos en la BSO del NFS Most Wanted de PS2-, lo cierto es que carece del impacto y la visceralidad sanguínea del original de Blade, por más que Del Toro nos enseñe besos con cuchillas de afeitar o modificaciones corporales extremas en primer plano. A recordar sin duda el momentazo con las miras lasers entre Wesley Snipes y el icónico Ron Perlman. Y la sonrisa de Snipes al pillar a Santiago Segura.

El Gran Lebowski
Joel & Ethan Coen – 1998

Orgulloso de su alfombra. Gran jugador de bolos. Y bebedor compulsivo de Rusos Blancos –Vodka, licor de café y nata líquida o leche. Dejadnos que os presentemos a El Nota (The Dude), uno de los personajes más redondos que existen en la filmografía de los Hermanos Coe y que Jeff Bridges dio vida con una convicción absoluta. Sus sueños son varios a lo largo de la absurda y disparatada trama de mafiosos y alfombras meadas –como siempre una excusa argumental para que los Cohen desplieguen su lisérgica magia-, pero este de aquí era el remate absoluto en el que se mezclan desde Saddam Hussein dándole unas zapatillas de bolos doradas y plateadas, hasta valkyrias, herramientas, coreografías y pesadillas castradoras. Imposible de describir visualmente, mejor nos callamos ya y dejamos que El Nota se presente por sí mismo.

Moulin Rouge
Baz Lurhman – 2001

"¡Le Can-Can!" Nos cantaba un speedico Harold Zidler como introducción a su Moulin Rouge, un absoluto delirio visual del firmante de la ahora en pantalla grande The Great Gatsby. Su mejor película sin duda, Lurhman usó de nuevo su estilo de golpetazos de cámara constante acelerando o decelerando la imagen a su gusto, siempre buscando hacernos sentir como el personaje de Ewan McGregor, sorprendidos ante nuestra primera visita a un París bohemio como nunca habíamos visto. Una absoluta extravaganza de colores, comedia, drama trágico y pastiche musical de canciones clásicas y modernas mezcladas unas con otras, Moulin Rouge sigue siendo un musical tan extraordinario como poco recomendado para los amantes de cosas más clásicas como Chicago o Les Miserables, ya que montajes al son de FatBoy Slim pueden agotar a los menos acostumbrados. Y aunque la parte de El Tango de Roxanne tenga la mayor fuerza de la cinta –Baz lo bordó al ponerse serio-, este primer viaje al mítico cabaret parisino era mucho más desfasado “Cause is good for your mind!!” que cantaba el inocente Christian hasta arriba de la mágica Absenta.

Step Up Revolution
Scott Speer -  2012

Con cintas como Step Up Revolution, es tentador establecer esa facilona comparativa con el cine para adultos en el que se pasan las escenas de diálogo porque no interesan, yendo directamente a la acción. Esta nueva entrega de la serie, que de nuevo cruzó la barrera de los 100 millones de dólares en la taquilla USA, tenía una historia de esas predecible no, tópica tampoco, sino lo siguiente, por lo que las escenas de baile en 3D se convertían en el mayor reclamo. Y de hecho empezaba tan fuerte, que apenas superaba el paroxismo de su inicio. Un flashmob repentino en las calles de Miami –esa DJ que monta el equipo en dos golpes de plano- cierra el Boulevar Ocean para representar una espectacular coreografía cuidada al detalle que incluye coches pegando saltos junto a los bailarines. Y momentos tan estúpidos como ese padre que tapa los ojos a su niña para que no vea a las bailarinas, aunque el torso desnudo del prota sí que lo filman y de cerca además.  Con un final que se anticipa desde el tráiler, la cinta es eso: Una escena de baile tras otra sin más. Aunque más de uno le ha criticado el apartarse de las coreografías de las otras Step Up más realistas y acercarse demasiado al espectáculo.

House Party
Reginald Hudlin – 1990

En los 80 eran Flashdance o Footloose. En la actualidad son las Step Up. Y en los 90 el ritmo de un Hip Hop que abanderaría gran parte del estilo de los primeros años de la última década del siglo XX, se convirtió en el centro de House Party, uno de esos films montados alrededor de un grupo de música para que se luzcan en la BSO y en las coreografías. Esta escena en particular resume el espíritu del momento y de la comunidad afroamericana. Con dos papeles escritos inicialmente para Will Smith y su DJ Jazzy Jeff, finalmente el grupo Kid N Play –atención al del peinado estilo Bart Simpson gangsta- protagonizó la película y lució un vestuario y pasos de baile ahora risibles, pero de últimísima moda en el 90. Si os suena el DJ os daremos una pista sobre quién es: imagináoslo con una pistola junto a Will Smith.

La Naranja Mecánica (A Clockwork Orange)
Stanley Kubrick – 1971

Portentosa. Prohibida. Demente. Hipnótica. Repulsiva. Se usen los adjetivos que se usen, La Naranja Mecánica será por siempre una de las películas más violentas, complejas, enfermizas y la definición por excelencia de un director siempre en boca de todos a cada film que estrenaba. El genio de Stanley Kubrick se atrevió con un relato que transgredió como pocas obras lo han hecho en forma de puñetazo directo hacia la familia, la sociedad, y un Villano de protagonista que jamás se redime. Su obertura, al son del Funeral of Queen Mary ya deja entrever su poder de fascinación con un lento travelling que se inicia en la icónica mirada de Alex, rodeado de sus tres drugos, tomando la leche adulterada Plus del Milk Bar y su grotesca y machista –es bien sabido de Kubrick- decoración, que les “aguzaba los sentidos y nos dejaba listos para una nueva sesión de ultraviolencia”.

Sherlock Holmes
Guy Ritchie – 2009

Hace pocos años, y con la complicidad de Robert ‘Iron Man’ Downey Jr, Guy Ritchie usó su particular estilo visual y narrativo de Lock & Stock y Snatch para renovar a un personaje tan brit como el venerado y complejo Sherlock Holmes, pillando desprevenido a los que se pensaban ver una adaptación clásica. Con toques de Steampunk aunque con más toques de fidelidad de lo que muchos creyeron en un momento –la cojera de Watson, la capacidad de visualización de detalles de Sherlock-, esta perversión con toques sonoros y argumentales del cine de Jerry Bruckheimer –una partitura de Hans Zimmer tan extraña como redonda- contenía un momento en el que la adicción de Holmes a ciertas sustancias lo ayudaban a pensar con claridad para resolver la trama y dar con el culpable –otro detalle de los cuentos de Conan Doyle. Downey Jr, el actor ideal para una escena tan lisérgica como esta, era el centro de un montaje a golpes de flashes tan efectista como efectivo. Una pena que la oscuridad de su inicio se diluyese en un tramo final de peleas, explosiones y resolución de hilos.

Abierto hasta el Amanecer (From Dusk till Dawn)
Robert Rodriguez – 1996

Que levanten la mano los que alguna vez se hayan tomado un chupito. Y ahora los que alguna vez lo han hecho en vez de un vaso, directamente de la pierna de Salma Hayek y de su boca. Abierto hasta el Amanecer, un film que ha envejecido bien, tenía muchas cosas buenas si sabíamos aceptar esa radical vuelta de género que pegaba en su mitad, convirtiendo un relato de dos hermanos fugitivos –enorme el carisma que George Clooney despliega- en una jungla de cristal de Serie B vampírica al sur de la frontera que abraza el gore divertido y el puro cine de género sin complejo alguno. Hay varias escenas a destacar –estando Tom Savini y llamándose Sex Machine imagináos-, pero por supuesto nos quedamos con la Hayek demostrando poderío y curvas latinas, con una serpiente enroscada y bailando de una forma irresistible el sensual After Dark de Tito & Tarántula. Alucinados nos quedamos muchos en su momento, aunque ese era el fin de Satánica Pandemonium…

Batman
Tim Burton – 1989

Puede que algunos solamente hayan conocido al insigne personaje de la DC en cines a través de las soberbias adaptaciones de Christopher Nolan, pero esas vinieron después. Y fue el venerado Tim Burton el primero que se atrevió a poner en pantalla la oscuridad de Batman y la locura psicótica de El Joker después de la campy y colorista versión sesentera, que luego Joel Schumacher recuperaría. A pesar de que Warner no le dejó filmar su versión de esa obra maestra que es El Regreso del Señor de la Noche de Frank Miller, Burton se vengó adueñándose de parte de su oscuridad en un film que ahora mismo muchos padres USA no dejarían ver a sus niños Disney Channel –y mucho menos la secuela de Batman Returns y ese Pingüino que nos amargó la infancia a más de uno. Está claro que no es Nolan, su estética o pulcritud, pero sí que es puro Burton, un Batman igual de oscuro y vengativo, atrapado por su pasado, que se mueve en una ciudad de gótica atmósfera, aspecto, arquitectura y con ese aroma a comic destilando en cada plano, amén de un Danny Elfman que para siempre inmortalizó al héroe con su banda sonora.  Con un Jack Nicholson GIGANTE como El Guasón, su interpretación en esta escena entrando en el Museo de Gotham al son del Partyman de Prince es inimitable, delirante y genial junto a cada movimiento y línea de diálogo como ese “¡Afeitale la barba!”. Citando al antaño Jack Napier: “Caballeros, entramos en el templo de la cultura”.


El precio del Poder (Scarface)
Brian De Palma – 1983

Masacrado en su momento por la crítica y la comunidad cubana en los USA por sus excesos en forma de violencia gráfica –la escena del baño- y lenguaje ofensivo, hoy considerado pieza de culto sobre todo en la comunidad afroamericana rapera, El Precio del Poder es hoy día un ejemplo vivo del cine ochentero, de su estética, su ecléctica BSO y vestuario, que narra el ascenso al poder  y el sueño americano de un inmigrante cubano, al que Al Pacino interpreta con un imposible acento pero con una convicción y fuerza considerables como lo suelen ser en Michael Corleone o Sérpico. En uno de los mayores desfases fílmicos del cine, cortesía del maestro De Palma, tenemos aquí la escena de un ya condenado Tony Montana corroído por sus demonios, que prescinde de toda sutilidad y mete la cabeza entera en un montón de coca dentro de su opulenta mansión convertida en mausoleo familiar. Una cinta única, ahora no tan chocante como en su estreno, que merece la pena verse al menos una vez, y cuya influencia sigue presente en canciones, discos o incluso sagas como GTA.

Airbag
Juanma Bajo Ulloa – 1997

Estrenada en las peores fechas posibles para una película española –en pleno verano del 97, con estrenos como Batman & Robin, Con Air o El Quinto Elemento-, masacrada a mansalva por la crítica, Airbag se convirtió en un bombazo que superó los mil millones de pesetas de recaudación y que solamente fue superada por Torrente un año después. Con una excusa argumental nimia y estructura de corto hinchado, la gamberrada del antipático Bajo Ulloa sigue siendo una locura que si bien en ocasiones tiene chistes y situaciones que no funcionan y se alargan en exceso, como las persecuciones, cuenta con personajes como ese político corrupto de Santiago Segura, o el genial gallego mafioso de Manuel Manquiña –“El conceto… Esa es la cuestió”, o soluciones visuales sorpresivas en el cine español de hace 16 años. La búsqueda de un anillo perdido en el culo de una prostituta mulata arrastra a tres niños pijos de prostíbulo en prostíbulo buscándolo, mezclándose la trama con drogas, personajes variopintos y momentos que siguen haciendo reir. Hemos destacado este momento de los Airbag, que cargados de una droga que no les pertenece, lía todavía más la trama, al tiempo que convierte al coche de Konrad en una bolsa de coca gigante. Una peña que Karlos Arguiñano no siguiera en el cine, pues podía ser uno de los mejores actores de comedia español.

300
Zack Snyder – 2005

Adaptar a Frank Miller respetando su estilo exige mucho. Robert Rodriguez lo consiguió en Sin City. Y Zack Snyder hizo otro tanto en 300. Una macho movie en el pleno sentido del término, la gesta épica del rey Leónidas I y sus trescientos espartanos fue plasmada con una estética que estilizaba al máximo las viñetas de Miller en una orgía de sangre, abdominales perfectísimos y decapitaciones a cámara ultra lenta cuyo estilo y estética han sido repetidos e imitados –Immortals lo intentó, pero sin lograr su éxito-, pero no igualados. Aquellos que no estaban familiarizados con la obra original, se quedaron de piedra al ver a un Jerjes algo alejado del real, más en plan aspirante a reinona Drag Queen. Y, sobre todo, el momento de la fiesta de Jerjes, cuando el traidor Ephialtes acude a él tras ser rechazado por los espartanos. Y es que entre mutilados, deformes y animales tocando cítares, el Rey de los Persas sí que sabía cómo divertirse. Este año lo veremos en una precuela en la que él será el protagonista. A ver con qué excesos nos deleita esta vez.

El Bar Coyote (Coyote Ugly)
David McNally – 2000

Alcanzar tus sueños y el paso de un ambiente más de campo a una gran ciudad eran algunos de los temas que El Bar Coyote manejaba, una cinta que prometía más en su tráiler pero que finalmente se quedó en una cinta correcta y con esa carga de buenos sentimientos y superación que al cine USA se le da tan bien. Lo mejor venía sin duda de una BSO variada y de las fiestas que las camareras se montaban en el Coyote Ugly al ritmo ya fuese de INSX o de aromas Country. La newbie Violet alucinaba al ver a unas desfasadas Tyra Banks, Izabella Miko y Bridget Moynahan dándolo todo subidas a una barra de bar que hasta ardía en llamas para acompañar a la coreografía. Los momentos country con las cinco Coyotes bailando el The Devil went down to Georgia y el poderoso Unbelievable de EMF, que acompasaba al tráiler, siguen siendo objeto de imitación en más de una fiesta cuando la inhibición se ha perdido en la madrugada. Pero un consejo a las más atrevidas que se lancen a lo alto de la barra: Tened cuidado con las botellas vacías.

Beavis y Butthead recorren América (Beavis and Butthead do America)
Mike Judge, Yvette Kaplan - 1996

Cuando antaño en los 90 la animación gamberra tenía en Los Simpson su máximo exponente, la MTV contraatacaba con Beavis y Butthead, dos amigos asociales adolescentes sin moral, casi analfabetos obsesionados con el sexo y con su tele y la música. Cuatro años después, y dado el enorme éxito que tuvieron en esa época en que la MTV sí era un canal de videos musicales, su creador Mike Judge dio a sus criaturas el salto a un largometraje en el que las obsesiones y la forma de ser de ambos los llevaba en una misión por recuperar su televisión por toda América -delirante el momento en que el rubio Beavis toma una sobredosis de píldoras de café y empieza con lo de "Soy Porculete, papel para mi ojete" una y otra vez. En un momento dado, ambos terminan en un desierto sin agua ni nada, y empiezan a tener alucinaciones con la ayuda de un cactus de peyote. A partir de este momento, y durante casi dos minutos, asistimos a un delirio surrealista absoluto que recordará al estilo Brütal Legend pero llevado al extremo. Una secuencia soberbiamente diseñada y animada que corrió a cargo del conocido Rob Zombie, músico metido con éxito a director que firmó la bizarra La Casa de los Mil Cadáveres o Los Renegados del Diablo entre otras.

Una Jaula de Grillos (The Birdcage)
Mike Nichols – 1996

Aunque en comparación con la original francesa perdía algo de mala leche, lo cierto es que en plena América de los 90, Nichols nos arrancó carcajadas –y lo sigue haciendo- en base a un plantel de actores que están simplemente soberbios. Desde un Robin Williams con bigotón hasta su ‘esposa’, un Nathan Lane pletórico o más bién 'pletórica', Hank Azaria (Los Simpson, Godzilla) de criado alocado, rematando con el mejor: el serio Gene Hackman, uno de los mejores actores de su generación, que se pasaba toda la película como un castrista senador americano ultra-republicano de esos que condenan la homosexualidad y la libertad de expresión y elección. Al final, para evitar el acoso de la prensa, su personaje acaba travestido con un pelucón tan blanco como su traje (“¡Les dije que el blanco me hace gordo!)” y canturreando el himno ‘We Are Family’ en la secuencia más tronchante de la cinta, acompañado de su hija, una Calista Flockhart pre-Ally Mcbeall. Y aún nos quedaba el remate del cachondeo de su conductor, y de la boda con un Lane lloroso y una plétora de invitados del novio y de la novia que se miran como su fueran de mundos distintos, cuando en realidad todos somos familia.

Casi Famosos (Almost Famous)
Cameron Crowe - 2000

Tras la oscarizada Jerry McGuire y su “¡enseñame la pasta!”, Cameron Crowe retrocedió a su época Teen en la que trabajó como reportero para el magazine Rolling Stone en una época de música y desfase como fueron los setenta.  De los momentos más recordados es el famoso “I’m on Drugs!!“ que un colocado Billy Crudup como miembro del grupo Stillwater entona antes de tirarse desde lo alto de una casa a la piscina. Una cinta que sigue siendo una delicia por un plantel de actores que incluían a Philip Seymour Hoffman, Jason ‘Mallrats’ Lee, el descubrimiento de Kate Hudson o la encantadora Zooey Deschanel y la True Blood Anna Paquin, Crowe nos dejó fuera mucho de esa época de excesos, pero a cambio entregó una de esas cintas USA que siempre dejan una sonrisa al terminar y buenos sentimientos en el espectador.

Torrente
Santiago Segura – 1998

Aunque ahora ya lo conocemos bien tras cuatro películas a cual más zafia  -aunque el colmo vino con la última, Lethal Crisis, y el uso más asqueroso del efecto 3D que se ha hecho con diferencia- el policía machista, guarro como él solo, pervertido, sin moral y del Atlético de Madrid a muerte, que Santiago Segura bautizó como Jose Luis Torrente ya es parte de la cultura de este país, ya que varias veces ha salvado la cuota del cine español amén de crear el estilo de humor torrentil. Con una quinta entrega en ciernes tras el taquillazo de la cuarta, hemos querido volver a la primera, la que sentó las bases, para mostrar uno de sus mejores momentos: Torrente dejando K.O. a un DJ y colando en plena discoteca el temazo Torito Bravo de su adorado El Fary. Spain is Different.

Very Bad Things
Peter Berg – 1998

Antes de convertirse en firmante de carísimos blockbusters como Hancock o BattleShip, el debut del actor reconvertido en director Peter Berg hacía suponer una carrera distinta de la que al final ha tomado. Una despedida de solteros que sale mal es algo usual. Pero una que termina con una prostituta con la cabeza atravesada y un guarda muerto a cuchilladas no lo es tanto. Y como “lo que sucede en Las Vegas se queda en Las Vegas”, Cristian Slater y su grupo –entre ellos un Jon Favreau antes de convertirse precisamente en otro director de espectáculos como Iron Man o Cowboys Vs Aliens- no tienen otra cosa más que descuartizar los cadáveres. Humor negro, negrísimo y corrosivo que ya desde ese coitus interruptus por la muerte desemboca en un final tan depresivo y poco sutil como el resto de su desarrollo. Y es que, como cantaba Chris Isaak, “Baby did a bad, bad thing”

Project X
Nima Nourizadeh - 2012

“Restringida. Menores de 17 requieren del acompañamiento de un adulto. Contenido Sexual y Violento, Desnudez, Drogas, Alcohol, Lenguaje Soez, Comportamiento Destructivo, y Adolescentes envueltos en todo tipo de Locuras”. La propia MPAA ya advierte antes del tráiler de lo que vamos a ver. El found footage, ese género que consiste en narrarlo todo a través de videograbaciones encontradas estilo Holocausto Canibal –pionera-, La Bruja de Blair o Paranormal Activity se está adueñando de todos los géneros (el ejemplo Chronicle en el cine de superhéroes), y la máxima novedad de Project X, enésima historia del geek yankee virgen que intenta convertirse en popular por una sola vez en su vida, fue precisamente su narración usando esta técnica. Queriendo ir más allá de todo lo visto, pero contando lo mismo que Desmadre a la Americana lleva contándonos desde 1978, Project X se dedica a poner en imágenes una rave en la que los tópicos de tias buenas y dispuestas, minifaldas cortísimas, alcohol, drogas, nerds que se convierten en dioses por una noche y ligan con auténticos bellezones y una piscina para tirarse, conforman la base de una fiesta que termina siendo llevada al extremo absoluto del género y que acaba con una carga policial antidisturbios, coches hundidos, helicópteros, lanzallamas y tres amigos que al día siguiente serán los reyes del instituto. Criticada por provocar precisamente fiestas en la vida real a gran escala que terminaron mal, todo Project X es un desfase que pronto tendrá secuela en la que la escalada será aún mayor, prometiendo un desfase mayor.

Footloose
Herbert Ross - 1984

La música. La ropa. La estética. El baile. Todo lo que dieron de sí los años 80 lo convirtieron en una década irrepetible y rompedora. Y el cine, que en esos diez años estrenó títulos míticos como Indiana Jones, El Imperio Contraataca, Regreso al Futuro, Los Cazafantasmas o Los Goonies, no se quedó atrás. De entre las cintas musicales de la época hay para escoger –Flashdance, Fame, Dirty Dancing-, pero nosotros nos quedamos con la mega-party que se montan cuando ya el drama ha terminado bien y hay que salir del cine no sólo con una sonrisa, sino canturreando y marcándonos unos pasos. Y nada mejor que Kenny Loggins y su eterno Footloose, que abría y cerraba la cinta original. Esta fue objeto de un remake hace dos años, potenciado para un público MTV con nuevas rutinas que reemplazasen a las ‘risibles’ de hace 30 años. Pero ni el nuevo prota tenía el carisma de Kevin Bacon ni mucho menos la horrenda versión Country de Footloose tenía la misma potencia que la original. Nada más cierto en este caso que eso de que las comparaciones son horribles. 

Resacón en Las Vegas (The Hangover)
Todd Philips – 2009

Si desde luego hay un sitio en el mundo, un escenario único para que las cosas pasen de 0 a 180 en un segundo, esa es desde luego la fabulosa Las Vegas. Con su regla de que todo lo que allí ocurre no sale jamás de sus fronteras, ¿a quién no le ha pasado lo que a los tres amigos de Resacón en Las Vegas? La super-exitosa comedia –un verdadero éxito económico que su secuela aumentó encima-  nos regala todo tipo de situaciones provocadas por la típica juerga que empieza suave, se desenfrena y luego, cuando nos hemos despertado –en cualquier parte menos en la cama-, se nos ha perdido el novio que se nos casa en cinco horas, tenemos un tigre en la habitación o hemos perdido un diente. Podemos destacar la escena del Táser en la comisaria –ese niño a cámara lenta- o el tigre en el asiento trasero del coche a lo Saints Row The Third. Pero si de verdad hay un momento absurdo, desfasado y descacharrante es el asiático saltando desnudo por completo y peleándose en pelotas contra Bradley Cooper y cia, que tenéis a partir de 08:32. Como diría Elvis Presley: “Viva Las Vegas”.

 

Superfumados (Pineapple Express)
David Gordon Green – 2008

La soberbia Amor a Quemarropa del tristemente difunto Tony Scott tenía a un Brad Pitt pre-megaestrella en uno de los papeles más recordados de la cinta, el de un porreta colgado todo el día de nombre Floyd. El productor/director Judd Apatow se preguntó qué pasaría en una historia que se dedicase a seguir a este personaje saliendo a la calle y viéndose perseguido por los malos en medio de una trama de asesinato. Dicho y hecho, el guión de Superfumados mezcla testigos de asesinatos, humo a raudales y una droga, la Pineapple Express, que solamente distribuye un colgado James Franco que lo borda y se convierte en lo mejor de toda la cinta: Verlo describir su creación o la forma en que ha concebido el porro perfecto – con tres puntas en uno de sus extremos que se supone fue diseñado por el mismo arquitecto que diseñó el Golden Gate…- que se enciende por tres partes “para que el humo converja creando una trifecta de poder del cigarrillo. Esto es lo que tus nietos van a fumar. Es el futuro”. Por tener, la cinta tenía hasta persecuciones y una parte final de acción y pelea, como no podía ser de otra manera, dentro de un criadero de plantas.

El Guateque (The Party)
Blake Edwards – 1968

Diez años antes de Desmadre a la Americana, el maestro Blake EdwardsDesayuno con Diamantes, La Pantera Rosa- sentó las bases del desmadre fílmico en interiores con una sencilla premisa, El Guateque, en la que el genial Peter Sellers interpreta a un actor hindú –se pasa toda la cinta con la cara maquillada de oscuro- que es invitado a una fiesta en Hollywood y la acaba liando considerablemente. La parte final, con la casa entera convertida en un gigantesco baño de espuma, es uno de los instantes más definitorios de una cinta rompedora, chocante para la época y que fue vista como “un experimento radical” en la que el talento de Sellers da pie a una serie de set-pieces (la escena del cuarto de baño) que la convirtieron en un film de absoluto culto. En esta escena, quizás muy 60s para la mayoría, brilla con luz propia el tema de uno de los genios de las bandas sonoras por excelencia, Henri Mancini, mientras la espuma y la felicidad lo inundan todo y a (casi) todos.

Spring Breakers
Harmony Korine – 2013

“Algunos niños quieren crecer y convertirse en presidentes…Otros quieren convertirse en doctores…Yo sólo quiero ser malo”

La mayoría de ejemplos que hemos visto en este reportaje hasta ahora, como Project X, ese club de Bad Boys II, Step Up Revolution o House Party se han dedicado a quedarse con los tópicos de los desfases: Sexo, drogas, machismo, mujeres espectaculares y divertirse sin más, sin asumir la responsabilidad. Y Spring Breakers, estrenada este mismo año, también los tiene, añadiéndole toques lésbicos y personajes salidos de un Scarface del Siglo XXI. Pero en la soberbia, radical, rompedora, speedica cinta que un siempre lisérgico Harmony Korine ha concebido en un conato de enorme lucidez dentro de su habitual carrera –realmente hay que echarle narices para soportar sus alucinaciones como la desagradable y puramente freak Gummo y la demasiado experimental y ciertamente insoportable Trash Humpers-, es otra cosa. Korine nos sumerge en la tradición de vacaciones de primavera que hay en Estados Unidos, mostrándonos lo divertido que es el exceso cuando se tiene dinero. Pero la diversión no es gratis, sobre todo cuando la pasta la has obtenido atracando. Las cuatro amigas de perennes bikinis conocen lo que es pagar por tus actos, y la salvación viene en forma de un inmenso James Franco como un Tony Montana a ritmo Trance.

Descrita de cientos de maneras –nos quedamos con esa de que la peli es un “El Precio del Poder conoce a Britney Spears”- Spring Breakers puede ser vista como una sencilla historia tópica contada a ritmo de chute y sampler fusionado con un estilo visual extremo, o también como la deconstrucción absoluta jugando y a la vez pervirtiendo sus reglas de la actual moral y comportamiento de la juventud USA, sobre todo de esa corriente de princesas Disney Channel que nos invade –Selena Gomez, por descontado, es la que menos se pringa las manos, aunque se le reconoce la valentía de participar en ella. Una gozada, una auténtica gozada visual, sonora  y estilística que es al cine comercial lo que juegos como Catherine son para las librerías de PS3 y 360, Spring Breakers es un desfase constante tan desatado como a la vez calculado en su caos, que empieza fuertísimo –la violencia que suscita ese trabajo de cámara en el atraco, remedo del de Tony Kay en la soberbia American History X- y que continúa para desembocar en un final que remata con el mismo nivel de violencia sugerida una película que esperamos sirva para que Harmony Korine continúe en esa onda en un futuro.

Dawn

Y terminamos ya este repaso por todo lo que han dado de sí varias décadas de desfase, fiestas, juergas, resacones y demás en la Historia del Cine. Nos hemos dejado muchas, muchísimas, y hemos intentado cubrir no solo ejemplos de fiestas sin más. No están todas las que son ni son todas las que están, por lo que os animamos a contarnos cuáles ejemplos habríais escogido vosotros. Pero ahora nos despedimos. Y lo haremos al son del temazo ‘Scary Monsters And Nice Sprites’ de Skrillex (autora de la BSO del film), que precisamente fue usado para el tráiler de la última película comentada.

Amanece. En la playa, en el campo, en la ciudad, en donde sea que estemos. Amanece, la noche termina. No sabemos bien qué ha pasado, no nos acordamos, la cabeza nos martillea, la boca nos sabe a destilería, a barra de bar, a cenicero… Pero sonreímos de manera inconsciente, quizás porque subconscientemente nuestra mente nos está chivando sin querer que sepamos toda la verdad que ciertamente lo hemos pasado de muerte las horas anteriores, justo cuando la noche es más oscura y las risas más fuertes. Y seguimos sonriendo. Estamos hechos polvo, con ganas de vomitar, o hambrientos hasta la médula, cansados sin poder dar un paso. Puede que incluso medio vestidos y sin el móvil que nos podría aportar las pruebas veraces de lo sucedido...

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...Pero seguimos sonriendo.

“Spring Break 4Ever, Bitches”