Mario and Donkey Kong: Minis on the Move

Pequeños y automatizados, los Minis llegaron a la serie Mario Vs. Donkey Kong hace mucho tiempo, obligando al jugador a actuar rápido para ponerlos a salvo, en una propuesta que recordaba a grandes clásicos del puzle contrarreloj como Lemmings o The Humans. Ahora la serie se ha reconvertido en Mario and Donkey Kong, y abraza una dinámica más semejante a Pipe Mania y otros "colocapiezas" sobre cuadrícula para formar el camino sobre la marcha. Todo esto, claro está, en el universo Super Mario y con una jugabilidad tan robusta y precisa como la que suele caracterizar a las producciones que llevan la licencia del fontanero. Mario and Donkey Kong: Minis on the Move es una idea sorprendente en la subserie ya que llega a complicarse tanto que en los últimos niveles de su colección de más de 200 fases tendremos que estar pendientes de auténticas obras de ingeniería, geniales y retorcidos laberintos donde un solo fallo upone el error.

Hasta ese momento, el juego -solo en formato descargable desde la eShop y a un irresistible y agradable precio de 9,99 euros- va sofisticando paulatinamente su propuesta, y aunque no se libra de algunos repuntes de dificultad desmesurados y desequilibrados, en general consigue que el jugador vaya sintiendo más potencial en sus manos, más capacidad para resolver rompecabezas a priori casi incognoscibles, que el Stylus fluya por la pantalla táctil con plena soltura y naturalidad. Ése es el acierto de este título, la satisfacción que ofrece a cada mundo avanzado de los cuatro que ofrece. Pero con eso no basta, Nintendo también ha querido dar forma a un contenido adicional generoso y un editor de niveles para compartir online que lo haga casi infinito, preparado para recibir las genialidades que diseñen los jugadores más sesudos. Minijuegos, galerías y tablas de rankings se suman a este creativo modo extra.

Ampliar

Minis on the Move está completamente pensado para 3DS, sacando provecho de la doble pantalla y con una dinámica de juego absolutamente táctil, donde las piezas no paran de caer por la tubería y deben ser rápidamente colocadas en el esquema del tablero, fomentando el avance y supervivencia ante las trampas de los mecanizados Minis hacia la línea de meta. Los items, coleccionables, potenciadores de puntos, y otros objetos opcionales salpican la cuadrícula, para que los que quieran las puntuaciones y desbloqueos más exigentes extrujen aún más sus reflejos y cerebro. Es divertido, es rápido y es desafiante, aunque puede llegar a caer en la repetición si se le pide una variedad que de base es prácticamente imposible que tenga. Como otros puzzle games, no gustará a todo el mundo, aunque funciona de maravilla en su género.

De la tubería a la Estrella

Lanzados como juguetes de cuerda que avanzan automáticamente por la ruta que les confeccionemos, los diversos Minis de Mario, Toad o Peach van a enfrentarse uno a uno o en grupo saliendo desde distinta casilla a cuatro mundos diferentes: Mario en Marcha, Palacio de las Fichas, Revuelta de Minis, Enredo Selvático, de distinta composición por niveles y ambientación cada uno. Lo que al principio parecerá un fácil y obvio trazado, pronto irá ganando dificultad y empezaremos a perder Minis cayendo a los paneles de pinchos, explotando o al vacío al salirse del tablero. Gran parte del aumento de exigencia en este Mario and Donkey Kong viene por la cantidad de fichas distintas que van introduciéndose, poco a poco, cada varios niveles, además de por la velocidad de las figuras al recorrer el casillero y las fichas cayendo por el tubo, claro.

Ampliar

Pronto, a los pocos niveles, Mario and DK muestra al jugador las nuevas fichas que actúan como papelera y donde al arrojar otras conseguimos que caigan por la tubería fichas mágicas azules, polivalentes para cualquier posición. También se puede formar una de éstas papeleras dibujando una circunferencia con cuatro piezas curvas. Más adelante se introducen las fichas Catapulta Kong que hacen saltar a los Minis dos posiciones o las piezas púrpura que permiten su colocación en columna, encima de otras. No tardan tampoco en presentarse las piezas Pivote que se pueden girar una vez colocadas o las Obstaculizadoras que harán a las figuras darse media vuelta. Todas estas fichas van insertando más posibilidades y formas de resolver los puzles, pero otros componentes en forma de items juegan al mismo tiempo un papel importante, por ejemplo los martillos, que dejan a los Minis golpear a los Shy Guy que pueblan algunos niveles.

Otro tipo de estrategias que tendremos que poner en práctica sobre todo en niveles avanzados parecen de pura lógica una vez descubiertas, pero pueden llegar a atascar incluso al más hábil antes de conocerse. Por suerte los tutoriales y consejos dan pistas. Se trata por ejemplo de crear un bucle donde el Mini se quede dando vueltas y nos haga ganar tiempo mientras esperamos que caiga esa pieza concreta que necesitamos para unir caminos hasta la meta o superar un obstáculo o enemigo. Otro truco consiste en ocupar las esquinas con piezas inservibles en ese momento, piezas que ya no se podrán recuperar pero que generan atasco en la tubería.

Ampliar

Todo se complica hasta el punto de que en los últimos niveles los tableros no cabrán en la pantalla y tendremos que desplazarnos de una zona a otra, cambiando la vista desde la cruceta (o los botones A, B, X e Y para los zurdos) a toda velocidad mientras no dejamos de colocar fichas y controlar que todas las figuras avanzan por rutas sin peligros. Incluso hay interruptores que nos permiten girar el tablero completo en vez de una ficha concreta, lo que supone ya el rizado de rizo que logra volver completamente loca la propuesta, sencillamente genial. Algunas fases -como introducíamos antes- son un perfecto ejercicio de lógica y toma de decisiones rápida, una obra de ingeniería muy bien pensada. No faltan los niveles de bonus, los de tiempo pausado y algunos secretos que se abrirán al conseguir una calificación de 3 estrellas.

Más por el mismo precio

Mario and Donkey Kong: Minis on the Move reta de entrada al jugador a conseguir todas las figuritas de los Minis, las monedas, las calificaciones más altas y de tres estrellas en todos los puzles y los desbloqueables. Pero más allá de este tipo de extras de rejugabilidad incorporados en casi todos los títulos del estilo, existe un modo Minijuegos que actúa como producto adicional, un obsequio que poco o nada tiene que ver con la mecánica central pero que alargará la vida útil del descargable. Por desgracia, estos minijuegos no son ninguna sorpresa ni un cúmulo de ideas innovadoras, ni mucho menos. Tres de ellos funcionan de forma parecida, con disparos de catapulta desde la pantalla táctil, en un caso a dianas, en otro a formas geométricas gigantes formadas por piezas y bombas, y en el tercero a Shy Guys que pescar. El efecto 3D de la pantalla superior es amortizado aquí ya que ayuda a calcular las distancias (profundidad) y con ello la fuerza de los tiros.

El cuarto minijuego de los recogidos consiste en recoger monedas con Mini Mario subido a una plataforma que elevaremos y bajaremos girando una manivela en la pantalla táctil. Al mismo tiempo hay que esquivar balas de cañón y otros riesgos, lo que lo hace pronto muy intenso y adictivo, probablemente el mejor de los cuatro incorporados. A parte de éstos, la otra gran baza de Minis on the Move reside en el editor de niveles, completísimo y con todas las piezas y herramientas que contiene el juego para que demos rienda suelta a nuestra imaginación y formemos los desafíos más desquiciados y exigentes que se nos puedan ocurrir. Una vez formados los rompecabezas y comprobado que tienen solución Mario and DK da la opción de compartir estas fases propias con el resto del mundo, a través de la conexión online de la consola. También, claro está, podremos descargar creaciones de otros jugadores, señaladas por popularidad, lo que prolonga enormemente la vida del juego.

Ampliar

Estilo Super Mario

Y, por último, claro está, el aspecto audiovisual del juego no desentona ni un poquito en la estética habitual de los juegos del fontanero. Color radiante, formas redondeadas y brillos y destellos para las superficies reflectantes son la tónica en un apartado gráfico que luce de forma notable pero que no se puede considerar totalmente destacable en el catálogo de la consola, no la amortiza y se queda en un acertado resultado conformista. El aspecto desenfadado, la coherencia de físicas o la suavidad de todo lo que ocurre en ambas pantallas se refuerza de una banda sonora con canciones reconocibles y otras menos esmeradas, efectos de sonido habituales de los juegos de la primera línea de Nintendo y alguna que otra intervención oral, pocas.