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Dragon's Dogma: Dark Arisen

Dragon's Dogma: Dark Arisen

  • PlataformaXBO7.5NSWPS47.53608PS38PC8
  • GéneroAcción, RPG
  • DesarrolladorCapcom
  • Lanzamiento26/04/2013 (360, PS3)15/01/2016 (PC)03/10/2017 (XBO, PS4)23/04/2019 (NSW)
  • TextoEspañol
  • VocesInglés
  • EditorCapcom

Dragon's Dogma: Dark Arisen

Capcom lanza una expansión para su Action RPG Dragon's Dogma que amplia la experiencia de juego en una gran cantidad de horas, nuevos enemigos y nuevos secretos. El 26 de abril para Xbox 360 y Playstation 3.


Capcom, últimamente en el punto de mira de los usuarios por sus más que controvertidas polémicas con los contenidos descargables y los extras de los que nutre a sus juegos, lanza esta semana Dragon’s Dogma: Dark Arisen. Una expansión enorme del Action RPG que apareció hace ahora un año en Xbox 360 y Playstation 3. Ampliar durante horas y horas la experiencia original con un nuevo escenario, más duro y difícil, y una gran cantidad de nuevos enemigos. La Isla Bitterblack, la isla maldita en la que habita un poder mucho mayor de lo que uno puede pensarse en un primer momento. La experiencia definitiva de Dragon’s Dogma está en esta edición, que llega además a un precio reducido por debajo de los 30 euros.

Dragon’s Dogma apareció a finales del mes de mayo del año pasado como una nueva propuesta en el formato de rol occidental, un género que está teniendo mucho protagonismo en la presente generación de consolas. De Oblivion a Skyrim, pasando por Dark Souls o Kingdoms of Amalur, este estilo de rol está triunfando por encima del clásico JRPG que tantas horas había dado en su época dorada. Entre todos ellos, una compañía japonesa ha sido la encargada de dar otra iteración dentro de este tipo de RPG con Dragon’s Dogma, un juego que ya en su momento no tenía sentido alguno que se comparara con otras propuestas. Naturalmente tiene influencias de muchos de los juegos ya citados (y de tantos otros) usando además una ambientación fantástica medieval que tiene mucho tirón. Pero lo dijimos en el review de hace un año y lo repetimos ahora: Dragon’s Dogma tiene su propia personalidad.

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El juego de Capcom acabó siendo un título notable en términos generales, con algunos elementos realmente brillantes y bien ejecutados. Un Action RPG en el que debíamos recorrer un enorme mundo lleno de monstruos y enemigos de grandes dimensiones que nos darían más de un dolor de cabeza dada la elevada dificultad del título (algo que va yendo drásticamente menos cuando vamos ganando nivel y habilidades en el tramo final del juego). Una aventura pensada para jugarse en solitario, con la presencia de la fórmula de los peones -acompañantes con IA propia que son autónomos en sus acciones- y un sistema de combate que es de los más interesantes de cualquier Action RPG actual. La gran cantidad de problemas técnicos, ciertos desequilibrios en la jugabilidad y una falta de alma y empatía destacada en los personajes mermaron un título de lo más interesante.

El original
Dragon’s Dogma: Dark Arisen no es una expansión al uso ni tampoco una secuela del título original. Es una nueva versión del primer juego, que añade como principal novedad la nueva localización en la que se suceden los acontecimientos de Dark Arisen. Más allá de esto, que no es poca cosa como veremos más adelante, estamos ante el mismo título que apareció hace un año. Aunque lo mejor para estar al día de todos los detalles del juego es repasar el análisis que hicimos en Meristation en su momento, vamos a repasar los grandes rasgos que están presentes en Dragon’s Dogma y que se repiten en esta nueva entrega.  En la pequeña aldea de Cassardís empieza la aventura del título de Capcom. Un temible dragón rojo que de manera cíclica acecha este universo está de vuelta, y nosotros como protagonistas nos enfrentamos a él. El dragón nos extraerá nuestro corazón, pero no moriremos: “Si quieres enfrentarte a mí, ármate bien nuevo Arisen”.

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Somos el “elegido” para acabar con este temible enemigo. Pero antes de dar con él tendremos que construir a nuestro personaje eligiendo entre la gran variedad de clases disponible. Luchador que destaca en el cuerpo a cuerpo, Strider que ataca con dagas a corta distancia y arco a lo lejos, o el mago y su gran cantidad de ataques y habilidades curativas. Un primer paso que luego podemos ampliar con vocaciones más complejas, como por ejemplo un arquero mágico. Junto a nuestro personaje tenemos los peones, unos entes que no son humanos y que nos acompañan en la aventura. Uno de ello lo creamos nosotros, mientras que los otros los podemos reclutar o en una falla (un lugar al que entramos desde misteriosas rocas y donde se encuentran todo tipo de peones) o en las calles y caminos por los que vamos. Saber equilibrar el equipo es importante, ya que si somos un strider seguramente necesitaremos luchadores cuerpo a cuerpo y magos que nos ayuden. Lo peones actúan de manera autónoma, por lo que atacarán como consideren a los enemigos.

La principal virtud de Dragon’s Dogma es el sistema de combate. Con los botones superiores y gatillos podemos activar habilidades especiales y atacar con las armas principales o secundarias. Cubrirnos con escudo, disparar flechas, hacer ataques mágicos, etc. Además de estas habilidades, que dependen de cada personaje que nos hayamos creado y de las habilidades y ataques que aprendamos y asignemos posteriormente. Además, tenemos dos tipos de golpes básicos (flojo y rápido) y una habilidad interesante: los agarres. Sirven no solo para coger cosas y lanzarlas (como barriles o cajas) sino para cogernos de los enormes enemigos que tenemos delante y escalar encima de ellos como si estuviéramos jugando a Shadow of the Colossus. Nuestras posibilidades se acaban con un botón de salto y la posibilidad de correr. Todas nuestras acciones especiales (correr, atacar con los botones superiores, agarrarnos) consumen barra de energía, que cuando llega a cero nos deja hastiados y sin poder movernos con nuestra habitual agilidad.

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Con todas estas herramientas debemos aprender a superar enemigos de enormes dimensiones. Saber debilitarlos, buscar sus puntos flacos y tener los peones adecuados es vital para superar el reto constante que propone el juego. El camino hacia alguna misión principal o secundaria está lleno de monstruos que seguramente nos matarán. Saber dar la media vuelta y volver más adelante es inteligente. Morir cada dos por tres, el resultado natural y lógico en nuestros inicios. El mapeado que Capcom ofrece es extenso y está lleno de secretos: cuevas, fortalezas, llanuras… todo ello lleno de cofres y tesoros. Objetos curativos, que nos facilitan el movimiento por el mapeado; armaduras, nuevas armas, de todo. En total, un juego que puede superar tranquilamente las 25 horas y doblarlas si queremos recorrerlo absolutamente todo y acabar con cualquier monstruo que se nos cruce por el camino. A esta fórmula se le añade Dark Arisen, que no cambia el concepto de juego pero añade mucho más contenido.

Dark Arisen
Los inicios de este contenido descargable se dan desde Cassardís, el pueblo en el que empieza el título de Capcom. Ahí nos encontraremos a una misteriosa mujer llamada Olra, que nos pedirá ayuda para una misión de lo más extraña. Si aceptamos, nos enviará a la isla de Bitterblack, donde aguardan algunos de los peores secretos del universo Dragon’s Dogma. La idea de Capcom es que por lo menos se tenga nivel 50 para acceder y poder superar los retos de esta zona, y la verdad es que la sensación que hay es que ni así será sencillo. Una vez allí, y a medida que vayamos avanzando, entenderemos que Olra necesita recuperar la memoria de quién era. Para hacerlo tenemos que adentrarnos en los laberintos de Bitterblack, lleno de monstruos, algún Arisen perdido y jefes finales realmente frustrantes. También tesoros y equipamiento, faltaría más.

Bitterblack es un escenario enorme y con muchas posibilidades. Los primeros minutos con esta nueva localización así lo atestiguan: diversos caminos que elegir, misiones secundarias que están en un tablón a las afueras de la isla con retos diversos (mejorar armas de una manera concreta, recuperar una serie de objetos desperdigados por el laberíntico escenario…) y un desafío importante a nivel jugable. Hay enemigos cada dos por tres, y muy a menudo nos encontraremos con grandes jefes de zona. La dificultad es bastante elevada, y lo más normal es que muramos diversas veces con muchos de los grandes monstruos que nos encontraremos. Incluso probando el modo fácil tendremos más de un dolor de cabeza con ciertas bestias. Con la extensión de terreno de la isla y el ensayo-error al que nos someterán los monstruos, unas quince horas pueden servir para terminar Bitterblack, aunque son muy relativas: habiendo escapado sin mirar atrás en algunos momentos y olvidándonos de muchos de los secretos que todavía aguardan en la expansión.

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La estructura de Dark Arisen es de lo más interesante. Encontramos muchos puntos interconectados entre sí, y de hecho a medida que vayamos avanzando iremos abriendo atajos –incluso la posibilidad de volver por caminos rápidos al inicio de la isla- que nos facilitarán la vida en un mundo laberíntico que va combinando pasillos estrechos con grandes habitáculos llenos de enemigos. Bitterblack está repleto de secretos y tesoros, y la exploración es uno de sus ganchos. No solo para encontrar elementos que nos explican más sobre el argumento de la expansión (como memorias que descubren el texto de una lápida que hay al inicio del juego), sino también una gran cantidad de nuevos objetos de todo tipo entre los que destacan nuevos y potentes anillos y los objetos malditos. Éstos objetos malditos son inútiles hasta que los purifiquemos (algo que la propia Olra puede hacer) y que nos ofrecen poderosos objetos y equipamiento. En total hay un centenar de novedades en forma de objetos, que se unen a nuevas mejoras y nuevas habilidades que podemos ir desbloqueando durante nuestra aventura dentro de la isla.

Fauna y flora
Durante la beta preview que pudimos probar hace un mes ya comentamos la presencia de algunos enemigos duros de pelar. Dragones, leones con cabeza de gallo o un enorme ojo acorazado nos dieron la bienvenida. Un primer contacto que tiene su dificultad hasta que damos con la fórmula para acabar con ellos pero que es un paseo si lo comparamos con los enemigos que van apareciendo a medida que profundizamos en la isla. Lo dicen los carteles que aparecen en los tiempos de carga: como más entramos en el laberinto, más duros son los necrófagos que nos atacan. Y no solo en referencia a los jefes finales, que son seguramente los más poderosos de todos (cíclopes, dragones controlados por un necrófago hechicero, guardianes armados con hachas) sino también por la dureza de los enemigos rasos e intermedios.

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La gran cantidad y variedad de monstruos que nos vamos encontrando cada dos por tres hacen de Dark Arisen un reto constante y a ratos frustrante. Ver unos lagartos envueltos en fuego atacándonos sin cesar mientas somos incapaces de reducirles su barra de vida es desesperante. Luego uno entiende que hay algunas acciones –como ataques de hielo- que acaban con ellos en un santiamén. El problema es que si no somos mago, por ejemplo, nuestros peones deciden por su cuenta cuando atacar por esta vía. Y a veces pueden estarse rato mareando la perdiz. Los errores de IA de los peones ya eran un contratiempo en el juego original, y se echa en falta poder ordenarles hacer ataques concretos o que sean más precisos una vez se ve qué ataque acaba con un monstruo. Por nuestro camino se cruzarán muchos otros: esqueletos de dos metros de alto que atacan con fuerza, caballeros que tienen la habilidad de regenerar su vida, súcubos que nos agarran y nos lanzan desde las alturas y una gran cantidad de necrófagos de dificultades variables. Un añadido es la presencia de piedras de falla rotas, que podemos reconstruir gastando puntos y gestionar los peones. Cuando encontramos una quiere decir que viene un reto de aúpa. Y gestionar el equipo necesario para acabar con el monstruo que viene (por ejemplo, había un guardián que era muy vulnerable a ataques mágicos pero casi invencible contra guerreros) es imprescindible para avanzar.

No es raro encontrarse enemigos duros que nos den 8.000-10.000 puntos de experiencia por acabar con ellos de manera casi constante. Avanzar en Dark Arisen es complicado por la dificultad de los enemigos y sobre todo los jefes finales, pero no acaban ahí los problemas. Cuando pensamos que hemos limpiado una zona y queremos volverla a visitar al cabo de un tiempo para ir por caminos que dejamos a medias, es bueno saber que ahí tendremos enemigos más fuertes que los primeros. Los restos muertos de los monstruos abatidos llaman a otros monstruos carroñeros que atacan con fuerza. Desde lagartos gigantescos a grupos de orcos de tres metros de alto. O dragones. Esto hace que la experiencia sea todavía más desafiante si se quiere completar al 100%. Y que tengamos que ir con cuidado con las zonas que nos dejamos de visitar, porque más tarde a lo mejor es más complicado llegar a ellas.  Sufrimos al avanzar, pero es un contenido que vale mucho la pena: muchos tesoros y secretos nos esperan.

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Con la expansión Dark Arisen también llega para el experto en Dragon’s Dogma un par de añadidos que ya se vieron en formato DLC. Son dos modalidades nuevas pensadas para los más atrevidos. Se trata del modo contrarreloj, que nos propone terminar el juego luchando contra el tiempo y haciendo el mejor registro posible y un modo difícil que añade todavía más reto a un juego que ya de por sí es exigente. No hay grandes novedades a nivel online, sistema que se basa en la compartición y gestión de peones. Por lo que los que esperaban una fórmula multijugador del título deberán seguir esperando. Además, esta versión permite también disfrutar de las voces japonesas. Destacar que Dark Arisen es una experiencia paralela a Dragons Dogma, con su propia trama y su propio final. Acabada podemos seguir con el juego original, dejar a medias Bitterblack y seguir con Dragon’s Dogma y luego volver, etc. Es una zona más que visitar cuando creamos conveniente, en definitiva. Destacar que aquellos que tengan el juego original pueden usar su partida guardada con este nuevo título, aunque eso sí la expansión no se puede comprar por separado.

Apartado técnico
Dragon’s Dogma era un juego que tenía ciertos problemas a nivel técnico. Un par o tres escalones por debajo de lo que es lógico en los tiempos que corren. Y eso sigue siendo la tónica general en esta nueva entrega, que amplia la experiencia pero mantiene intacto todo lo demás. Por lo tanto, estamos ante un videojuego que ofrece grandes efectos en explosiones o ataques mágicos, que tiene un buen diseño artístico a nivel de enemigos y su variedad, pero que a nivel técnico necesita mejorar y mucho. No es raro encontrarse texturas planas y pixeladas a medida que avanzamos por los escenarios en paredes y suelos. Algo que sumado a los problemas a nivel de animaciones, algunas muy bruscas y mal hilvanadas, y a la pobre carga poligonal de los personajes dan un resultado bastante mejorable.

Todo esto está presente en Dark Arisen, y hay efectos y elementos que siguen estando presentes de manera negativa. Veremos popping exagerado con enemigos enormes que se nos aparecen relativamente cerca, clipping constante con monstruos que atraviesan partes de paredes, suelos y objetos mientras nos atacan y algún que otro tirón a nivel de framerate cuando la acción se torna intensa por la gran cantidad de enemigos que hay en pantalla. En definitiva, un juego que no está bien cuidado a nivel técnico.  A todo ello añadimos algunos problemas de cámara y cierto caos en pantalla con la gran cantidad de efectos mágicos tanto de aliados como de enemigos, que hacen que perdamos fácilmente la acción. Sobre todo en Bitterblack, donde hay muchas zonas pasilleras.

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Gráficamente Dragon’s Dogma es un título que tiene mucho margen de mejora, pero que también ofrece algunos elementos vistosos. Nos enfrentamos a enemigos que tienen unas dimensiones más que considerables, y algunos juegos de luces son realmente espectaculares. Por suerte para el título, el diseño artístico de los escenarios y los monstruos aguantan el tipo. Eso sí, la trama que nos encontramos en Dark Arisen también sigue la esencia del juego original, ofreciendo unos personajes planos que tienen muy poca expresividad. Olra está en un momento de vida o muerte, pero nos habla como si fuera un robot. Algo que pasa también con Barroch, un mercader dentro de Bitterblack que habla de peligros y se sorprende de que sigamos vivos, pero sin expresividad ninguna a nivel visual.

La banda sonora tiene momentos interesantes, como algunas melodías realmente impactantes en batallas contra gran jefes (de toque bélico y creciente) o la música que suena en la pantalla de inicio del juego. En general acompañan muy bien en las luchas y dentro de Bitterblack da el toque necesario de tensión cuando avanzamos por zonas desconocidas. Las voces de los personajes están en inglés –o japonés si queremos- pero a cambio tenemos traducidos todos los menús y subtítulos, tanto de las cinemáticas como de los peones que van hablando durante la aventura.

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8

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.