El mayor legado de la desaparecida Ensemble está si duda en la saga Age of Empires , que durante mucho tiempo fue uno de los grandes referentes de los amantes de la estrategia y es uno de esos títulos que enciende rápidamente la nostalgia del aficionado. La premisa básica de la saga era sencilla: combinar la variedad de posibilidades y evolución de un 4X por turnos con la reinante estrategia en tiempo real que ya empezaba a imponerse. En su día, la manera cómoda de definirlo era “Civilization conoce a Warcraft ”, aunque en realidad el juego original se quedaba corto por ambos lados, era difícil que Ensemble cuadrara el círculo y consiguiera lo mejor de ambos mundos sin problemas. Con todo, el resultado brilló, era un juego que ofrecía partidas más largas y laboriosas que las de un RTS de la época, un título distinto a lo que había y a lo que llegaría a existir en el género, una fórmula ganadora que alumbraría a su vez una excelente secuela: Age of Empires II: Age of Kings . Lanzado en 1999, el original es considerado todo un clásico en el género, en buena parte gracias al hecho de que iteró acertadamente sobre lo que hacía especial a la primera entrega y logró mejorarla en todos los apartados, profundizando en los elementos principales de su estructura de juego. Básicamente, lo que el juego ofrecía era un gran punto intermedio entre dos formas diferentes de ver la estrategia. Por un lado estaban las largas campañas mientras veías como tu civilización iba avanzando por las cuatro eras, desarrollando su economía, construyendo estructuras clave, e investigando a través de al árbol de desarrollo para establecer un dominio de recursos que nos permitiera avanzar antes de los rivales. Esta era una faceta propia de los Civilization y 4X similares, el placer de dejar pasar las horas viendo y dirigiendo el crecimiento de tu pueblo, algo que en Age of Empires era especialmente placentero porque los edificios eran a escala. No es que construyeras grandes civilizaciones que ocuparán regiones enteras como en Civilization, pero sí construías grandes núcleos urbanos con altos muros y edificios imponentes -nuevamente ese cruce de caminos, ni construir países enteros ni tampoco esas bases diminutas propias de los Warcraft de la época-.
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Pero por otro lado, Age of Empires tenía esa inmediatez de los RTS, ese sentido de la acción, el placer de ver grandes ejércitos moverse en tiempo real y enfrentádose entre ellos, la emoción de una gran batalla de asedio mientras unos defendían su fortaleza y otros usaban lo que podían para superar las defensas. Ningún RTS de la época ofrecía algo parecido, el concepto de “asedio” como tal era muy diferente. Hay algo distintivo en ver a los pequeños soldados al lado de grandes máquinas de guerra, de ver a tu pequeño ejército intentando conquistar muros y fortalezas que realmente parecen serlo. Generalmente los RTS ofrecen algo de abstracción en pos de mantener la esencia estratégica, especialmente en aspectos como la escala de las unidades frente a la de los edificios o los vehículos. Es esa combinación entre ambos mundos lo que hacía el juego especial. Han pasado muchos años desde entonces, pero Age of Empires II sigue siendo un juego formativo para muchos de los que lo disfrutaron en su día, para muchos fue su primer contacto con la estrategia en tiempo real o con el aspecto multijugador de un juego. Son muchos los que pueden recordar con vividez todas las horas que se pasaron viendo sus pequeños imperios crecer, morir o triunfar frente a los enemigos. Sin lugar a dudas, estamos hablando del juego más importante de la saga, el que la terminó de definir y con seguridad el más recordado y valorado. Por todo eso, Microsoft parece haber tenido a bien dejar a Hidden Path -los creadores de Counter Strike: Global Offensive - relanzar el clásico para ordenadores modernos y en Steam - en una versión renovada que incluye tanto el juego original como la expansión Conquerors, lo que permite disfrutar de un total de 18 facciones y de sus nueve campañas para el jugador individual, cada una liderada por una figura histórica como Juana de Arco, William Wallace o Atila , entre otros.
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Está todo como lo estaba en su día, las civilizaciones tienen sus propias ventajas e inconvenientes, unidades o desarrollos que pueden emprender o no, pequeños toques que las diferencian aunque tengan el tronco común. La estrategia de combate sigue estando basada en un claro Piedra-Papel-Tijera donde ciertas unidades son débiles contra unas y fuertes contra otras. En un mundo donde esas mecánicas tan claras están bastante más difuminadas y donde todo es más complejo, es agradable volverse a encontrar estas viejas estrategias, tan bien delimitadas, aunque con suficientes piezas móviles como para crear variedad, creando tácticas y contra-tácticas que seguramente serán recordadas naturalmente por los que dedicaron horas en su día. La única diferencia jugable está en el límite de población, que ha sido fijado a 500 para dar cabida a más unidades en pantalla y aprovechar mejor el aumento de resolución. Un aumento por cierto que es lo que es. Realmente no se es que se haya retocado o recreado el juego, el resultado es más bien parecido a lo que sería un Age of Empires II parcheado. No se puede negar que es fiel al original, pero vemos que es un trabajo repleto de inconsistencias, como se puede apreciar en aspectos como menú e interfaz. Es un proyecto muy pequeño y buena parte del material original se ha perdido, así que el estudio ha hecho lo que buenamente ha podido, pero el resultado es decepcionante, especialmente en aspectos como la presentación, las ilustraciones que acompañan a las campañas individuales y otros aspectos que quedan francamente cutres. En el propio juego por un lado no apreciamos grandes cambios más allá del aumento de la resolución, excepto en detalles como el agua o ciertas superficies en los que sí se aprecia una cierta puesta al día. Por otro lado, los gráficos originales de Age of Empires II se mantienen razonablemente bien en la actualidad y no desentonan, aunque queden obviamente lejos de los espectáculos de otros RTS contemporáneos.
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Aunque el retoque gráfico es mínimo, el gran aliciente de Age of Empires II HD Edition es sin duda su aspecto online y la integración con Steamworks , una magnífica oportunidad para volver a encender la llama de una comunidad desperdigada pero muy presente que ha seguido jugando durante todo este tiempo-. Los comienzos no fueron del todo prometedores, el juego se lanzó el 5 de abril para los que habían reservado y los intentos de partidas multijugador fueron generalmente frustrantes, con múltiples caídas. Afortunadamente, un parche el día de lanzamiento (ayer) parece haber funcionado bien y reducido los problemas, lo que es un alivio porque realmente es el mayor aliciente de esta conversión. Con todo, hay aspectos bastante negativos en este apartado como la (absurda) ausencia de LAN , o detalles no menos absurdos como un lobby bloqueado por regiones, que está dificultando encontrar partidas pese a que los miles de jugadores que hay en estos momentos. No ha sido el mejor lanzamiento del mundo, muchos jugadores están experimentando problemas, especialmente en multijugador. Un problema habitual es que los que no han actualizado el juego con el último parche están experimentando fallos de sincronía sin que se les advierta que tienen que instalar el parche -en el caso de que no lo tengan automatizado en Steam-. Se espera que se solucionen buena parte de los problemas con el tiempo, pero eso no cambia que para los que ya tienen el Age of Empires II original, la motivación de adquirir este juego ahora mismo es nula, especialmente si saben como acceder a parches y usan servicios para jugar online con su comunidad de siempre. No se niega que poner al día un título con tanto tiempo tiene su trabajo y esfuerzo, pero por el precio, el resultado ahora mismo es algo decepcionante.
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