La franquicia Dynasty Warriors continúa con su constante presencia en el mundo de los videojuegos, presentándonos esta vez la segunda expansión de la séptima entrega numerada. A todo el contenido visto en DW7 y DW7 Xtreme Legends se unen ahora las posibilidades estratégicas de Empires. China nos aguarda.
Si el personaje que controlamos no posee en ese momento alguno de los cinco cargos que pueden tener presencia en un consejo de guerra, ni participaremos en él ni podremos saber las decisiones que se han tomado hasta que no se nos asignen órdenes y misiones, las cuales deberemos obedecer y cumplir sin rechistar aunque no estemos de acuerdo con la política que se ha tomado. En ese caso, paciencia y perseverancia, dado que cumplir con éxito dichas misiones hará que subamos de rango poco a poco, hasta que acabemos alcanzando un puesto dentro del consejo de guerra del reino. La fase de planificación, que tendrá lugar una vez al mes, ya es común a todos los rangos del juego, y en ella podremos visitar la ciudad principal para hacer compras, gestionar los diferentes aspectos y parámetros de nuestro personaje, establecer relaciones con otros oficiales, hacer preparativos para batallas futuras, cumplir las misiones que se nos encomienden desde las altas esferas, etc.
Es la hora de las tortas
Tras efectuar un repaso de las posibilidades que ofrece la vertiente estratégica de Dynasty Warriors 7: Empires (son muchas más además de las mencionadas, aunque en lugar de profundizar preferimos que las vayáis descubriendo sobre la marcha), es la hora de centrarnos en el alma y eje central de todo juego de la franquicia Musou que se precie de serlo: el combate. Ya sea para cumplir una misión, tratar de conquistar un territorio enemigo o disponernos a defender el nuestro de un ataque exterior, tarde o temprano tendremos que empuñar nuestra arma y lanzarnos a la batalla. Son muchas las adiciones y novedades que tendremos en esta parcela del juego respecto a lo visto en DW anteriores, todas ellas consecuencia o producto de las decisiones estratégicas llevadas a cabo con anterioridad. Una parte destacada de estas adiciones son las estratagemas. Dependiendo del rango y el nivel de nuestro personaje, podremos seleccionar hasta 5 simultáneamente para llevar en el combate. Cada estratagema solo puede ser activada una vez en la batalla, y las hay de la más diversa índole: desde invocar a un tigre que nos acompañará durante el resto de la refriega y atacará a nuestros enemigos, hasta provocar un alud de rocas para cortar una línea de suministros rival, pasando por riadas para anegar determinadas secciones del campo de batalla, acciones que suben la moral, el ataque y defensa de nuestras tropas, etc.
Eso sí, como en la vida real, todo tiene un precio; y las estratagemas, sobre todo las más poderosas y con más posibilidad de influir en el devenir del combate, consumirán una determinada cantidad de nuestro almacén de recursos, divididos en tres tipos: comida, información y oro. Estos recursos, además de para obtener estratagemas, servirán para comprar objetos, armas y seguidores. Si también somos el mandamás del reino, más nos vale usar además estos recursos para pagar a nuestros subordinados regularmente, o acabaremos encontrándonos con un ejército más menguado que el club de fans de Mariano Rajoy. Pero la cosa no acaba aquí ya que, si poseemos un rango suficientemente alto, podremos dar órdenes a los oficiales de nuestro ejército (escoltar, atacar a una determinada unidad, asaltar o defender bases…) al tiempo que controlamos a nuestro propio avatar. Con todo esto, las clásicas refriegas de Dynasty Warriors adquieren una nueva dimensión, ya que gracias a las estratagemas obtenemos control directo en lo que antes eran eventos predefinidos y lineales, mientras que el sistema de órdenes nos brinda también control directo sobre un ejército que antes iba por libre y casi completamente ajeno a nuestras acciones.
En muchas ocasiones, conquistar las bases enemigas de manera que podamos formar una línea de suministros estable entre el campamento principal y el frente será la llave de la victoria para nuestro bando. Contar con una buena línea de suministros es crucial para que el área de influencia de nuestro ejército sobre el campo de batalla crezca, lo que hará a nuestra armada más fuerte al tiempo que el enemigo se debilita. Las líneas de suministro tienen tal importancia que no pocas de las estratagemas que podemos usar en combate se centran en ellas, ya sea para fortalecerlas o mermar su eficiencia. Así mismo, existen diferentes tipos de base que brindarán diversas ventajas en la batalla, por lo que es crucial estudiar el mapa detenidamente para trazar una línea de acción eficiente. En definitiva, Dynasty Warriors 7: Empires no solo ofrece una parcela de acción plenamente satisfactoria a pesar de que la mayoría de novedades se centran en el terreno estratégico, sino que además las características añadidas las hacen más divertidas e intensas que en DW precedentes, incluidos la séptima entrega original y su primera expansión.
En lo referente al apartado técnico, se nota cierta mejoría respecto a juegos anteriores, tanto de esta rama principal de los Musou como de otras series de la franquicia. Sigue habiendo popping, por lo que la aparición y desaparición brusca de enemigos y soldados aliados volverá a estar a la orden del día; pero al menos esta vez Koei parece haber puesto énfasis en tratar de ocultar dicho defecto lo máximo posible, por lo que no seremos tan conscientes del popping como sí lo éramos en Warriors Orochi 3, por ejemplo. Aun así, esperemos que, para la próxima y cada vez más inminente generación, Koei trabaje en un nuevo motor gráfico que destierre al fin este problema. Otra solución podría ser la de reducir el número de elementos presentes en pantalla hasta dejar una cifra que pueda ser controlada sin que el engine tenga continuamente que verse obligado a ocultar sus vergüenzas, y es que este “quiero pero no puedo” ya cansa después de tantos juegos. Al menos la velocidad permanece en todo momento estable, lo que es muy de agradecer. Como también es de agradecer que la instalación de datos en el disco duro (casi 4 gigas) se lleve a cabo de manera automática y en segundo plano, por lo que no tendremos que vernos obligados a esperar media hora para jugar la primera vez que introduzcamos el disco en nuestra PS3.
7
Bueno
Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.