Historia a través de los videojuegos

El formato de novela histórica es uno de esos géneros literarios que más impacto ha tenido últimamente en el mundo del libro. Ambientar novelas de ficción en momentos y contextos históricos y reales ha sido una fórmula que ha funcionado en nuestro país con grandes best-sellers que se han derivado de esta idea. El hecho de poder describir lugares, personajes y momentos que funden la ficción de la novela en cuestión con la realidad del momento en el que se ubica la acción es –si se hace bien- un éxito por la riqueza descriptiva del libro y las imaginaciones verosímiles que evoca al lector. Pero ni la literatura ni el cine son los únicos artes que usan la historia real de la humanidad para crear nuevas historias. Los videojuegos también apuntan  cada vez más hacia esa dirección.

Una herramienta clásica es recrear momentos bélicos de primera índole como puede ser la Segunda Guerra Mundial. Hubo un tiempo en el que la sensación general era que si se quería hacer un juego de acción en primera persona realista –alejado de la ciencia ficción por lo menos- solo podía ser recreando la mayor guerra que ha sufrido la humanidad y la última que ha tenido lugar en el Viejo Continente. Pero más allá de esto, lo cierto es que los videojuegos cada vez se han atrevido más con otros momentos puntuales que han evocado en juegos de primer nivel. 

El último gran ejemplo es Assassin’s Creed, la franquicia que Ubisoft lleva cinco años trasladando a PC y a consolas de todo tipo, portátiles incluidas. Con muchas licencias y concesiones de por medio para encajar elementos que no rompan el desarrollo argumental del título, eso sí. Lo que en periodismo se dice ‘que la historia no te arruine un buen titular’. Repasar la recreación de la historia a través de los videojuegos y vivir también en medio de ambientes y contextos inspirados en momentos reales vividos por nuestros antepasados. Con estas dos premisas repasamos algunos de los momentos históricos que podemos vivir a través de los videojuegos.

Assassin’s Creed es uno de los títulos que aprovecha un momento histórico para contar su propia historia ficticia dentro de un contexto más o menos realista. La primera de las entregas de la franquicia de éxito de Ubisoft tuvo que ver con el viaje que Desmond Miles hacía a través del Animus reencarnando a un antepasado suyo que tuvo un papel importante en la época de las cruzadas: Altaïr. La historia narra la batalla entre los asesinos, conocidos como nizaríes o Hashshashin y su batalla contra los templarios, batalla que se traslada a la actualidad y que según la misteriosa gente que captura a Miles sigue estando perfectamente vigente en los días actuales.

Nos encontramos ante un escenario que se ubica alrededor de los años 1180, momento en el que la tercera cruzada empezaba a fraguarse. Las cruzadas son el intento de los ejércitos cristianos de recuperar la Tierra Santa. En esta tercera una de las figuras más importantes fue el Rey Ricardo I de Inglaterra, que sabiendo del mal estado de Jerusalén quiso emprender la batalla por recuperar el territorio. El camino de Altair como miembro de los asesinos, la relación que tiene con el propio rey inglés dentro del juego en el que hace acto de presencia son algunos elementos históricos con licencias. Lo que realmente merece mención especial es la recreación de ciudades como Jerusalén, Acre y Damasco, perfectamente ambientadas en la época tanto por las estructuras de la ciudad como por los monumentos religiosos o la caracterización de los ciudadanos presentes en ellos. 

Los videojuegos de corte bélico han tenido en las grandes guerras que ha sufrido la humanidad un auténtico filón para recrear en formato videojuego muchos de estos  enfrentamientos. La Segunda Guerra Mundial fue un caso de sobre explotación incluso en momentos determinados por la facilidad que muchos desarrolladores de FPS tenían por acabar ambientándose en dichos acontecimientos. Los nazis, por decirlo claro, eran un enemigo evidente y fácil de dibujar como el malo del videojuego sin herir sensibilidades, algo que no siempre se puede hacer si se cogen conflictos entre bandos. Call of Duty 2 es uno de los grandes que recrearon diversos momentos de la Guerra Mundial con acierto, aunque se tomara algunas licencias en ciertas misiones “cambiando” el curso de la historia. Todo sea para que ganen los buenos.

Se podía disfrutar de la campaña británica con la aportación del Reino Unido a la guerra contra el ejército de Hitler, o la campaña norteamericana con momentos claves en la historia como el desembarco de Normandía, inicio del fin de la guerra. La tercera campaña era la rusa, entre la que había la recreación de la Batalla de Stalingrado, la más sangrienta de toda la humanidad con más de tres millones de muertes. Una lucha en la que los soviéticos intentaban frenar el avance alemán y su objetivo de controlar la ciudad rusa. La batalla de Stalingrado fue un golpe decisivo para el fin del nazismo. Una de las misiones de esta campaña en Call of Duty lleva el nombre de la famosa orden 227 de Iosif Stalin “Ni un paso atrás”, recreando las batallas para llegar a los puntos claves de la ciudad. La última misión de la campaña, Fortaleza Stalingrado, narra el asalto al centro de la ciudad, la limpieza de la plaza central y ayuntamiento y la posterior defensa de este punto del asedio enemigo.

LA Noire es uno de los títulos más especiales que ha creado Rockstar en los últimos tiempos. A pesar de contar con muchos elementos similares a otros grandes producciones de la compañía, lo cierto es que la compañía apostó por una fórmula distinta que creó controversia entre los adoradores de este thriller negro en formato virtual y los que echaron en falta muchos elementos jugables que daban por imprescindibles. Uno de los factores más destacados de este videojuego es sin duda la ambientación histórica: Los Ángeles antes de las autopistas, que decía el equipo de desarrollo. Una ciudad de post-guerra y en pleno crecimiento antes de construirse hasta lo que es hoy.

Más allá de recrear un hecho concreto, Team Bondi tuvo mucha cura de recrear al dedillo lo que era Los Ángeles antes de ser Los Ángeles. Mediante fotografías aéreas recrearon de manera completamente exacta lo que era esa ciudad de mediados del siglo pasado, sin olvidar que algunos caminos son hoy en día fácilmente reconocibles si se juega al juego y se visita la ciudad de las estrellas. Como se vivía el boom del momento de pleno crecimiento, los grandes platós de la época, la vestimenta de ellos y de ellas, los vehículos, la publicidad o el estilo de casas o las zonas industriales… incluso se inspiraron en algunos crímenes de la época encontrados en periódicos de los años cuarenta. El objetivo era hacerla lo más real posible con los datos que recogieron, y el resultado en este sentido fue intachable.

Una de las virtudes que ha tenido Assassin’s Creed es que ha sabido recrear con acierto diversos momentos históricos según las necesidades y los antepasados que Desmond Miles conociera. En la segunda entrega de la saga el protagonista moderno de la franquicia daba un salto de unos cuantos siglos y se iba hasta la Italia renacentista de los siglos XIV y XV, un momento diametralmente distinto al vivido en la época de las cruzadas y que permitía dar otro punto de vista más a nivel histórico. Con muchas licencias, pero con la presencia de personajes reales que dieran peso al momento que se estaba viviendo.

La historia gira alrededor de la figura de Ezio Auditore, un joven italiano que vivía de la lujuria y el divertimento hasta que descubre que unas familias de la ciudad conspiran contra su padre, que acaba finalmente asesinado. La historia  de Ezio se enmarca primero en la venganza, aunque todo crecerá a pasos agigantados. Ver la recreación de ciudades como Florencia, Forli o Venecia con sus ya clásicos canales de por medio es interesante, aunque lo es más todavía la presencia de personajes reales interactuando con nuestro protagonista. Leonardo Da Vinci además de pintor también fue inventor, y será el particular ayudante de Ezio en su cruzada contra otro personaje real y cabeza visible de los templarios:  Rodrigo de Borja, uno de los Papas de la iglesia católica que fue víctima de sus propias malas artes.  La recreación de la familia Alberti, la más poderosa a nivel político en Florencia durante la época u otra figura real como Catalina Sforza, condesa de Forli, también ayudan a fundir ficción y realidad de manera brillante. El uso de pinturas reales para ciertos extras del juego o la presencia de Minerva, diosa de la sabiduría, son otros elementos históricos dentro del juego.

Uno de los momentos más tensos dentro del mundo bélico norteamericano tiene que ver sin duda alguna con el ataque a Pearl Harbor, una ofensiva de las tropas japonesas por aire que tenía como objetivo ser un ataque preventivo para evitar que los Estados Unidos intervinieran en las acciones que el imperio nipón estaba realizando contra zonas controladas por el Reino Unido y los propios Estados Unidos entre otros. El ataque, que fecha del 7 de diciembre de 1941, supuso un duro golpe para los Estados Unidos, que decidieron tomar parte de la Segunda Guerra Mundial tanto en Europa como en el Pacífico. Medal of Honor siempre se ha ambientado hasta las últimas entregas en momentos históricos como este. Rising Sun es un ejemplo.

En esta misión del juego de EA la idea principal era desde una torreta de un bote norteamericano luchar contra la embestida de los japoneses. Defender la zona naval norteamericana, escoltar el USS Nevada mientras intentaba escapar de Harbor y de paso destruir casi un centenar de aviones japoneses que estaban asediando la zona norteamericana. Estratégicamente el ataque fue perfecto, aunque eso tendría consecuencias devastadoras para Japón. En el juego se tomaron algunas licencias, como el hecho que estructuras como la USS Nevada no tuvieran exactamente las torretas que se recreaban en el juego. Una misión espectacular sobre raíles, eso sí.

El género de la estrategia se ha dado siempre a usar contextos históricos de todo tipo para recrear batallas que se han ido sucediendo a lo largo de la historia. Tenemos un gran número de juegos de este género que se han ambientado en distintas épocas, contextos y países según cada momento. Total War es una de las franquicias que más se ha volcado a la hora de ofrecer contenidos emplazados en momentos históricos que tal vez nos queden lejanos al ser de un lugar tan exótico como Asia. El último caso es Shogun 2: Total War, un videojuego de estrategia excelente que recrea el Japón feudal del Siglo XVI. Y lo hace con acierto y gusto.

Entre los elementos históricos reales destaca la Guerra de Onín, una batalla que devastó el país del sol naciente por culpa de la guerra entre los shogunes. El juego se instala justamente después de esta guerra civil, recreando el enfrentamiento político y militar que enfrenta a los nueves grandes señores de la guerra con el objetivo de conseguir el poder del país. Los clanes son fácilmente reconocibles para los amantes de la historia japonesa: Chosokabe, Shimazu, Date, Hojo, Mori, Oda, Tokugawa y Uesugi además de algunos otros que también estarán en el campo de batalla.

FX Interactive está en el corazón de muchos jugadores de este país por el trabajo que han realizado en diversos frentes a lo largo de los años. Entre sus trabajos se encontraban algunos juegos de estrategia como es la saga Imperium, de la que queremos destacar la tercera entrega por enfocarse en diversos hechos históricos de la época romana, una era que también ha dado muchas adaptaciones, más o menos ficticias, sobre lo que sucedió durante ese tiempo en el que Roma era el centro del mundo. En el caso de la tercera entrega de Imperium el juego se centró en las grandes batallas de Roma.

La grandeza de este título radicaba no solo en la simulación de batallas históricas del imperio romano como el desembarco en África, Augusto en el Nilo, la Conquista de Britania o Marco Aurelio en la germania, todo entre los años 204 y 77 antes de Cristo. Es que además de estos emplazamientos históricos el juego contaba también con personajes clave para comprender estas batallas y el desenlace del mismo. El general Aníbal en Cartago, la guerra en Galia, Marco Antonio junto a otra figura histórica como Cleopatra o el emperador Octavio Augusto, cada uno de ellos en la batalla concreta que vivieron en sus carnes y que se recrea en el juego. Hasta seis encuentros distintos durante esa franja de tiempo.

Durante mucho tiempo se promovió a The Saboteur como uno de los grandes juegos que estaban por llegar, un sandbox que removería los cimientos del género y si más no conseguiría dar un enfoque totalmente nuevo desde el atractivo punto de vista en el que se quería ubicar. Estamos ante un videojuego en el que el protagonista es un irlandés que acaba escapando de su país debido a la invasión nazi durante la Segunda Guerra Mundial. La recreación de zonas de europeas controladas por el ejército de Hitler, con los campos verdes y grandes espacios abiertos llenos de miembros del ejército de Hitler, es solo un pequeño anticipo de lo que ofrece un juego que si bien no ajusta el desarrollo del juego a la realidad histórica, sí sabe jugar muy bien las cartas de la ambientación. Algo que se destaca más al centrarse en París.

Como videojuego, The Saboteur ofrecía cosas muy interesantes y divertidas, pero muchos otros elementos mejorables. La mayor parte de la acción pasa en las calles de París en pleno apogeo Nazi en la capital francesa. Ese es otro de los puntos interesantes, ya que la guerra contra el nazismo no es solo en formato FPS. Ver un París con esas calles antiguas de las cuáles hoy en día se conserva alguna, el tipo de personajes que pueblan la ciudad o pequeños puntos característicos de la época como los clásicos cabarets con mujeres “que fuman” nos llevan de lleno sesenta años atrás. El perfil de los personajes, muchos inmigrantes que han escapado de su país, y su carácter que se mantiene por las ganas de sobrevivir y la rebeldía contra los nazis también ambienta perfectamente una obra llena de licencias históricas, pero con ciertos puntos interesantes.

La saga Medal of Honor siempre ha tenido reconocimiento dentro de los FPS. El parón que sufrió y las últimas entregas seguramente no han hecho justicia con lo que ha llegado a ofrecer la franquicia de EA a la hora de recrear diversos momentos históricos de la Segunda Guerra Mundial. Si Pearl Harbor lo ofreció desde dos puntos de vista distintos en juegos diferentes, hay otro momento clave en la historia de las guerras de la humanidad que se vive de manera intensa en un juego de la franquicia: El desembarco de Normandía. Una operación además clave para que los Estados Unidos pudieran asestar el golpe definitivo al ejército de Hitler y compañía. De hecho, se conoce al desembarco de Normandía como el Día D, descripción que se ha usado desde ese momento a nivel popular para remarcar la importancia de una fecha.

La operación Overlord, donde arranca la acción de los Estados Unidos para realizar el famoso desembarco sirve para dar inicio al juego. La secuencia es fácilmente recordable ya que se ha visto en distintas películas con mayor o menor acierto. A bordo del USS Thomas Jefferson el protagonista del juego, el teniente Patterson, se lanza con su equipo al agua, desde donde llegan a la orilla y sorprenden contra pronóstico en una de las estrategias más brillantes a nivel bélico que se recuerdan. La misión sigue con nuestro objetivo de destruir una serie de elementos claves para el juego, incluido un bunker que hay en la playa para que se pueda completar el desembarco del resto del ejército.

Es cierto que la Segunda Guerra Mundial siempre ha tenido muchas más adaptaciones en todo tipo de artes. En videojuegos ha sido algo constante durante años y años, mientras que en otras artes como las novelas o el cine tampoco ha escaseado. Al contrario. A pesar de ello no hay que olvidar que la primera Guerra Mundial también se ha recreado en diversas ocasiones, aunque en el caso de los videojuegos sean muchas menos de las esperadas sobre todo si lo comparamos con la Segunda Guerra Mundial. Rise of Flight: The First Great Air War es un simulador de vuelo aparecido el año 2009 para PC que recupera los hechos acontecidos entre 1916 y 1918. Una versión más reciente con la coletilla Iron Cross Edition llegaría más tarde a España.

Uno de los elementos más destacados de este simulador es la brutal realidad que recrea a la hora de controlar la decena de aviones que están disponibles. Esto lo hace interesante como juego para los amantes de los simuladores, pero en el tema que nos ocupa se encarga de cumplir gracias a los mapeados y misiones que se encargan durante la campaña, ambientadas todas en la batalla de la primera guerra mundial. Aviones que recrean los de la época y la recreación de todas las facciones que estuvieron presentes en la dicho encontronazo de tamaño global: el imperio alemán y las potencias centrales por un lado y la triple Entente formada por Francia, Reino Unido, Imperio Ruso y otros que se unieron como Bélgica y posteriormente los Estados Unidos.

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Con la llegada de los conflictos modernos mediante los Call of Duty de Activision parecía que el adiós a conflictos antiguos dentro de la franquicia eran un hecho. El tiempo ha ido modulando la perspectiva de los conflictos a recrear, y Treyarch decidió que podía ambientarse en un momento cercano a la actualidad pero sin ser guerra moderna en Oriente Medio. Escogió con Black Ops sorprender con un punto de vista particular sobre la Guerra Fría, esa tensión extrema en la que los Estados Unidos y la Unión Soviética competían a todos niveles, se amenazaban sin hacerlo directamente, se iban rearmando y tenían carreras abiertas en todos los puntos: tecnología, ciencia, armamentística. Lo que hiciera falta para imponer un modelo de mundo por encima de otro.

La licencia sobre los acontecimientos de esa época durante la segunda parte del siglo XX son muchas y grandes, al estilo de lo que hace Assassin’s Creed con los hechos y personajes históricos con los que juega en sus entregas. En este caso hay muchos elementos que tocan más o menos momentos y lugares de la Guerra Fría, como puede ser nuestro inicio recreando la Operación 40, una misión secreta de la CIA en la que el objetivo principal era asesinar a Fidel Castro. Algo que aunque parece que sí, no se consigue en el juego. Faltaría. Más allá de recrear esta operación en el juego toman partido personajes tan importantes como el presidente de la época, John F. Kennedy, o la entrada en una batalla tan cruenta como real como fue la de Vietnam, que también se toca por encima en el juego de Treyarch. Black Ops 2 pretende ofrecer algunos elementos de conflicto de los años ochenta en su nueva entrega, siguiendo el camino de esta primera iteración.

El tercer emplazamiento que cogemos de Assassin’s Creed es muy cercano, ya que el juego ha salido hace escasos días en nuestro territorio. El camino de Desmond Miles recorriendo sus antepasados lo lleva hasta un tercer escenario que es totalmente distinto al que se vivió en las cruzadas o en la Italia renacentista. Aquí Miles reencarnará a un asesino que se encuentra en medio de la Guerra por la independencia de los Estados Unidos, algo que se dio alrededor de 1777, cuando da comienzo el videojuego en cuestión.  La revolución norteamericana a través de los ojos de un nativo que es mitad americano y mitad británico: Connor. 

La historia como es habitual en los Assassin’s Creed tiene muy pocos elementos verídicos más allá de las localizaciones, algunos hechos puntuales y los personajes. Todo ello removido y modificado para hacer que la historia del videojuego, que es lo importante, tenga sentido. Boston y Nueva York, dos de las ciudades más importantes en la revolución en cuestión son las protagonistas de un juego que vuelve a recrear con maestría tanto las ciudades como los ciudadanos de esa época, además de los grandes parajes clásicos en los Estados Unidos. La presencia de George Washington, Thomas Jefferson, Samuel Adams o Benjamin Franklin entre otros dan el punto histórico que Ubisoft aseguró quieren representar con verosimilitud. Los padres fundadores se recrean como son, según ellos.  Además, se pueden jugar hechos históricos reales como la trama de Benedic Arnold, una figura del bando norteamericano que se destapó posteriormente como traidor.

Uno de los productos patrios de hace cinco años hacía referencia directa a un hecho histórico que ha marcado el devenir de España, la Guerra Civil. Sombras de Guerra era un proyecto de Legend Studios publicado por Planeta de Agostini que pretendía acercar la guerra que se generó entre los nacionales y los republicanos. Aunque se trata de un producto seguramente minoritario por la temática y por la ambición del propio proyecto, lo cierto es que a nivel de calidad de juego tampoco se consiguieron grandes resultados con esta propuesta de estrategia en tiempo real.

La principal característica destacada de este juego de estrategia era la posibilidad de cambiar el rumbo de la historia, ya que se nos permitía jugar con los dos bandos combatientes con sus respectivas facciones. Entre los nacionales se podía jugar con la legión Cóndor, los italianos y los nacionales. Por el otro lado, las brigadas internacionales, las tropas soviéticas y los republicanos formaban parte de la resistencia.  El juego ofrece momentos crudos de nuestra historia como la Batalla del Ebro o el bombardeo de Guernica. La polémica estuvo servida por la temática del juego, por la falta de rigor histórico y licencias tomadas y por añadir mucha más ficción de la esperada: había una campaña secreta en la que España podía ser conquistada por el ejército de Noruega. Una expansión posterior contaba con nuevas misiones como el bombardeo de Barcelona o la defensa del Mazuco entre otras.

Juegos de Estrategia, en busca del realismo

Aunque en este repaso nos hemos concentrado en juegos capaces de desplegar una representación visual propia y representativa de la época en cuestión, hay muchos títulos que mantienen el realismo histórico en otros aspectos y son mucho más concienzudos en sus representaciones precisamente porque eso es lo que su aficionado espera. El mundo de la estrategia siempre han apostado por el realismo en mayor o menor medida, con wargames que se concentran en recrear grandes batallas con un grado máximo de detalle en cuanto a terreno, suministros, unidades e incluso situación geopolítica. Aquí hay que diferenciar lo que por un lado son juegos de estrategia militar, entre los que hay ejemplos brillantes dentro del catálogo ofrecido por Matrix Games, con títulos War in the Pacific, un título capaz de alcanzar un grado de detalle casi obsesivo con los acontecimientos de la guerra USA-JAPÓN; War in the East o Crown of Glory, basado en las guerras napoleónicas. En la otra categoría están los juegos de Gran Estrategia más centrados en aspectos geopolíticos y en el discurrir de las naciones, un género en el que el gran referente es Paradox. Repasando su catálogo encontramos juegos en donde la representación histórica es fundamental pero incluso dentro de este género especializado hay categorías y hay quien piensa que juegos como Europa Universalis o Crusaders Kings no tiene el suficiente grado de detalle o rigurosidad histórica, por lo que prefieren irse a títulos como el imponente Victoria o su segunda parte, juegos con un grado extremo de detalle dentro de su contexto.