Welcome to the Eighties Vamos a comenzar esto lanzando una pregunta dirigida mayormente a esos nostalgicos que añoran tanto el buen cine de los años 80 como toda la magnífica producción jugable que esa década y los 90 acumularon. ¿Qué os habría parecido tener en la Nintendo NES un juego que mezclara series como el Equipo A , títulos como Duck Hunt, Metal Gear -que ya estaban pero por separado-, o películas como Regreso al Futuro , todo ello a un ritmo visual, narrativo y jugable tan intenso que a su lado juegos como Burnout 3: Takedown o films como Crank 2 son poco más que sentarse en un parque a ver patos en un estanque? Nuestra respuesta sería así como el brazo derecho y parte de la pierna, porque en la época de NES, el disponer de un cartucho que mezclara todo aquello que eran iconos Pop del momento y que conforman algunos de los mejores recuerdos en las mentes de los gamers más veteranos habría sido casi como una epifanía. Retro City Rampage es esto mismo: una carta de amor al Pixel Art , un absoluto cocktail multi-referencial paródico que no deja títere de las tres últimas décadas de cine TV y videojuego con cabeza, y que además incorpora uno de los ritmos de juego más intensos del presente año. Que no os engañen estas capturas isométricas de píxeles que parecen tortugas, pues la que desde ya señalaremos como la obra maestra de Brian Provinciano -cuyo nombre va antes del título como en una peli de John Carpenter - se desarrolla a una velocidad que incluso sorprenderá a los usuarios acostumbrados al speedico y veloz ritmo de juego de la presente generación. Recién aparecido en Steam, y con su debut en consolas de sobremesa y portátiles previsto para Europa la próxima semana, vamos a ver lo que el Jugador nos tiene preparados. Con una buena dosis de rock MIDI al estilo de la época -una especie de Yuzo Koshiro de Streets of Rage con los bajos resonando aún más- es como este Brian Provinciano’s Retro City Rampage nos da la bienvenida, en una pantalla inicial que ya muestra el eterno fondo de la típica urbe USA iluminada de los Ochenta en perpetuo scroll horizontal a un lado. ¿Cuál es la historia que mueve estos pixeles que desafían a la HD más pura y la textura más recargada de producciones actuales y recientes? No, no estamos ante una conspiración a nivel mundial para desestabilizar economías mediante corporaciones privadas, ni ante indescifrables sistemas tecnológicos que hacen realidad recuerdos del pasado y nos permiten revivirlos. Esto tampoco es ninguna aventura de terror de tintes sobrenaturales y desquiciados personajes. No, esto es lo siguiente (literalmente sacado del manual): “El Mundo Abierto al completo está en peligro. El Jugador –nuestro personaje no tiene ningún nombre salvo el de Jugador- ha salido a correrse una juerga delictiva, cuando de repente es asaltado por los héroes villanos, que no se detendrán ante nada para intentar poner fin a la masacre indiscriminada que amenaza a los ciudadanos de Theftropolis (sublime el nombre de la ciudad). ¿Serás lo bastante malo como para derrotar a los héroes villanos? ”. Tras escoger idioma,el propio menú de opciones ya nos regala parte de esa magia clásica actualizada. pudiendo seleccionar entre diferentes modos de visualizar el juego.
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"Toasty!!!" En Modo de Visualización de TV podemos seleccionar entre varios modelos, a cual más Vintage y nostálgico. Lo podemos ver en formato tele de Tubo, tele de Píxeles (es como jugar en la tele clásica de Homer Simpson ), modo Recreativa con los flyers laterales de movimientos, enemigos, acciones y demás, o el modo que nos ha robado el corazón retro a más de uno: Game Boy , perdón, queríamos decir Video Brick –o como lo denominan en el juego, Ladrillo Supervideo, que reducirá el margen de pantalla bastante. También podemos no escoger ninguno, aunque jugar de esta manera ya desluce un poco esa experiencia retro que Provinciano y los suyos buscan. Después vendrá el modo de Color de TV, en el que podemos elegir entre varias de épocas clásicas como visualizarlo con una paleta de colores estilo Atari –llamado Ataro 2599-, o bien ver colores que veríamos en un PC con una salida VGA, en MS-DOS, en Blanco y Negro o en formato Quemada Virtual –puyazo épico y descacharrante al Virtual Boy de Nintendo. Incluso podemos escoger las líneas de pantalla, o cambiarlas por una matriz de puntos. Si había antes un ritual en los videojuegos clásicos, ese era el leerse el manual del juego de arriba abajo, algo que se ha perdido, pero que en RCR es un requisito no obligado, pero si recomendado, porque de nuevo la parodia se adueña hasta de un simple manual informativo en pantalla que hasta termina con el clásico apartado de Notas, por supuesto garabateado para la ocasión. El esquema de control será el habitual de un Sandbox -reseñamos los controles para el pad de 360, recomendado ya que el manejo con el teclado se hace dificultoso para movimientos como cubrirnos y disparar- : Con X atacaremos, ya sea a golpetazo limpio o a disparos. Manteniendo el botón pulsado fijaremos el blanco y podremos movernos a su alrededor. Con B cogeremos cosas –quien dice cosas dice también personas, un movimiento ideal para combatir a grupos de enemigos- y las lanzaremos, recomendándonos el juego que tiremos de la bici a los ciclistas que pasan a nuestro lado para que nos divirtamos "aún más". E incluso podremos cubrirnos detrás de barricadas, usando el joystick derecho para disparar de forma más segura desde nuestra posición. Y con Y entraremos y saldremos de los distintos vehículos. Al estilo GTA, cuanto más rebasemos el límite de la legalidad, ya sea porque estemos soltando puñetazos en una acera o reventando media ciudad a bordo de uno de los vehículos más conocidos de la historia del Cine, más subirá el nivel de amenaza y más policías nos perseguirán. La forma de evitar que nos metan la paliza de nuestra vida será ocultándonos o recoger Monedas de Policía para evitarlos. El Mapa será nuestra mejor baza como siempre para conocer lo que Theftropolis no ofrece. Los teléfonos –maravilloso guiño a los GTA clásicos, el primero de decenas- indicarán las misiones –un total de 62- que tendremos que realizar para avanzar en un modo Historia que se desarrolla siguiéndolo sin perder mucho tiempo entre una misión y otra durante unas 6-7 horas de juego –aunque esto es un Sandbox, luego ese tiempo es fácil que se multiplique-, surgiendo en pantalla la típica mano señalando a un lado con la exclamación “GO!” que tantos Beat ‘em ups nos mostraron en su época. Una Calavera Blanca indica una prueba de esas como las de matanza de los GTA de PSX, llamada Desastre de Matanza, existiendo 14 para completar. Una Calavera Gris nos ofrece un Desastre de Segunda Categoría (23 en total) en el que causaremos todos los daños que podamos con una sola arma, sea del tamaño, el peso y las dimensiones que sea.
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Pixel Art Duck Hunt, el Equipo A... el inicio es un verdadero apoteosis de acción sin descanso inspirado directamente (más bien plagiado tal cual) de un conocidísimo film que arrasó en taquilla hace años y que forma parte de una saga que no desvelaremos para no romper la sorpresa del usuario que lo reconozca y se quede tanto encantado como estupefacto de ver la descacharrante parodia pixelada que Provinciano y los suyos se montan. Y el cual termina con una parodia de una famosísima serie Sci-Fi que además se encadena con otro símbolo del cine de aventuras de los años 80. Todo ello en apenas media hora de juego, en la cual es fácil contar por lo menos diez referencias a juegos y films clásicos y modernos. Pero no os creáis que este es típico juego que comienza con un terremoto virtual y se viene abajo enseguida, sino que las parodias, en vez de disminuir, aumentan al estilo Padre de Familia, con series de TV y otras referencias que a los jugadores más jóvenes les costará mucho coger. El Jugador podrá ser personalizado en las tiendas y establecimientos de la ciudad de ladrones, para la cual recogeremos/robaremos las monedas que han soltado los ciudadanos que hemos ‘dormido’ previamente a tiros. Podremos desde cortarnos “las greñas” en una peluquería hasta comprarnos todo tipo de sombreros, máscaras y demás en Wonder Hats –el gorro con aspas promete convertirse en uno de los más adquiridos. Incluso podremos pasarnos por los FACE-R-US de MJ’s y cambiarnos el rostro mediante la cirugía estética. Pero aquí no termina la cosa, sino que RCR nos ofrece diversión alternativa al desarrollo sandbox mediante las tragaperras que encontraremos en Casinos y en Zoos; podremos jugar incluso a una versión alternativa del Super Meat Boy y demás en uno de los salones recreativos de Nolan’s Arcade. Y beber café para sentirnos mejor. Aunque también podemos beber leche, algo que será útil para sentirnos peor. Los corazones repartidos por la ciudad, así como la comida sana de las máquinas expendedoras recuperarán nuestra salud, como dice el juego: “igual que en la vida real, la comida y la bebida curan las heridas de bala”. Tres son los modos de Juego que RCR nos brinda: El modo Historia dividido en misiones, las cuales van alcanzando un nivel de parodia y surrealismo que va a costar que alguien lo supere; Jugar Desafíos de Arcadia, para dar rienda suelta a los minijuegos más adrenalíticos y destructivos o Juego Libre, que nos abre la ciudad, las armas, y nos recompensa con 999.999.999 de dinero para entrar en tiendas y hacer y comprar todo lo que queramos siguiendo solamente el espíritu de libertad absoluto sin misiones ni tiempo que rige todo buen sandbox. Como curiosidad, en las misiones del modo Historia no importe que la policía nos esté persiguiendo cuando llegamos a un objetivo, pudiendo acceder a la misión o establecimiento que sea sin tener que esquivar a medio cuerpo de policía de Theftropolis. Un detalle que contribuye a ese frenetismo narrativo que rige el juego y que es de agradecer, evitando el tedio de tener que ocultarnos -de nada sirve matar y matar, aparecerán cada vez más- para que nuestro índice de persecución disminuya. La variedad es otra de las tónicas predominantes, incluyendo misiones que verdaderamente, en una propuesta quizás más seria como sería un GTAV, resultarían especialmente llamativas. Y por si fuera poco, encima la perspectiva visual, constantemente isométrica, variará para mostrarnos secuencias jugables que a más de uno nos ha hecho soltar una lagrimita al recordar maravillas de arcade de velocidad como Super Hang-On y Out Run , con un scroll de profundidad tan rápido y al mismo tiempo tan clásico que es muy fácil dejarse llevar y pensar que acabamos de enchufar nuestra inmortal Mega Drive. El humor, que al igual que el La Fuga de Deponia no es un añadido ni un componente, sino base esencial de la propuesta, se apodera no solo de la acción en pantalla -los flashes que retrotraen a los primeros Mortal Kombat o a Duck Hunt -, sino de los Power Ups que obtendremos para ser más fuertes o más rápidos -la primera vez que usamos este, se mezcla la referencia al citado film taquillero con otra a un título de la Atari 2600 clásico entre clásicos.
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La jugabilidad de Retro City Rampage es por lo general intuitiva, sobre todo para los que hayan jugado a GTA y más aún a los primeros de esta saga en PSX, referente directo y base jugable. Nuestro Jugador responde bien a los controles, moviéndose velozmente en el entorno isométrico, y para nada lentamente como más de uno pensará por el estilo visual adoptado por el estudio. El mantener el botón de fuego para apuntar y no tener que pulsar ningún otro es un acierto, sobre todo en combinación con coger a alguien y lanzarlo primero, disparándole después. Las peleas contra hordas son una oda a lo Hack 'n Slash, a los machabotones en caso de que llevemos armas de mele o pistolas. El único 'pero' que algunos usuarios encontrarán vendrá a la hora de conducir los más de 40 vehículos de 2 y cuatro ruedas que pululan por la ciudad, ya que estos se rigen por una animación y una jugabilidad en la que la respuesta a la hora de girar no contará tanto hacia dónde movamos el joystick izquierdo como hacia dónde este mirando el frontal del coche, por lo que más de una vez girar en redondo o hacia un lado en vez de hacia otro no será tan intuitivo como en esta generación, sino que requerirá de acostumbrarse primero a su forma de ejecución. En cuanto al sistema de control, a pesar de que podemos jugar sin problemas con teclado en la versión PC, es muy recomendable el uso de un pad para que, como ya hemos dicho, no tengamos ningún inconveniente a la hora de disparar agazapados tras un obstáculo. Y la dificultad, digamos de ella simplemente que se va adaptando cada vez más a la que experimentábamos en la vieja escuela, resultando en un aumento significativo que nos hará sonreír en su tramo final ante lo que un en apariencia simple arcade retro nos está haciendo pasar -soberbio detalle el que se nos recompense con Menos 1 Vida cada vez que muramos en vez de quitárnosla -, una sensación que se echa de menos cada vez más. Si visualmente el estilo Vintage de la generación pixel está clavado en cada pantalla, escenario y localización -que más de una vez plagiarán diseños de las fases de verdaderos iconos del videojuego-, el soberbio conjunto se redondea con la posibilidad de elegir entre varios tipos de pantalla y estilos gráficos, el sonoro es todo un regalo para aquellos que adoramos el estilo MIDI de música y Fx de sonido en plan efectos monofónicos modulados. La BSO es un constante guitarreo rockero cuando hace falta mover la acción, pero también nos recompensa con temas más tranquilos, todo ello siempre dentro de un sonido puro 80s que enseguida retrotrae magistrales composiciones como los Streets of Rage de Yuzo Koshiro, por poner un ejemplo. Aunque no todo en RCR es bueno, ya que la localización de textos a nuestro idioma no es que tenga fallos, es que se asemeja a uno de esos doblajes horribles que salpicaban la 5ª Generación. Las bromas y los chistes -como el típicamente americano de "Play Catch" que se usa en el manual para cuando agarramos a alguien y lo tiramos- han sido muy mal traducidos, conteniendo incluso faltas de ortografía ocasionales que hacen poco menos que sangrar los ojos, por lo que aquellos que tengan conocimientos de inglés mejor que dejen el idioma por defecto.
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