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Bad Piggies

Bad Piggies

  • PlataformaOSXAND7.3IPD7.3PCIPH7.3
  • GéneroPuzle
  • DesarrolladorRovio
  • Lanzamiento27/09/2012

Bad Piggies

Los fans de Rovio pueden estar tranquilos; ya está aquí el nuevo título de la compañía finlandesa, protagonizado esta vez por los antagonistas de Angry Birds, los malvados cerditos verdes. Basado en el motor de sus anteriores juegos, Bad Piggies para dispositivos iOS y Android nos propone crear nuestros propios artilugios para así recuperar los planos repartidos por los diferentes niveles en un rompecabezas basado en físicas de objetos muy adictivo, donde nuestro ingenio será necesario para superar todo tipo de obstáculos. Veamos en nuestro análisis si su propuesta consigue dar un soplo de aire fresco a tan exitosa saga.

El caso de Rovio es realmente particular; en apenas unos años ha pasado de ser un pequeño estudio finlandés con una delicada situación económica a ser uno de los desarrolladores más populares a nivel de títulos para smartphones y tabletas, haciendo llegar Angry Birds –su franquicia más famosa– a todo tipo de plataformas tradicionales, como PC, Mac, PlayStation 3, Xbox 360 o Nintendo 3DS. Cada nuevo movimiento de la compañía es seguido por millones de fans de todo el mundo, causando sensación con sus sencillos pero adictivos títulos, siempre presentados bajo un estilo entrañable. Bad Piggies para dispositivos iOS y Android es su última propuesta en juegos rompecabezas basados en físicas de objetos; tomando como punto de partida a Angry Birds, han otorgado todo el protagonismo a los malvados cerditos verdes, a los que deberemos ayudar a recuperar sus planos gracias a curiosos artilugios que nosotros mismos construiremos. Repasemos en nuestro análisis las claves de esta nueva aventura que tiene como objetivo aportar novedades a unas mecánicas, ciertamente, algo desgastadas.

¿Cerditos cabreados?
Bad Piggies toma como base el mundo creado para Angry Birds, con los cerditos como grandes protagonistas del juego; los pajaritos no hacen acto de presencia, así que podemos esperar novedades a nivel de concepto y mecánicas. Tanto es así que Bad Piggies poco o nada tiene que ver este con los anteriores Angry Birds, de los que toma el motor para trasladar las físicas de objetos a este nuevo rompecabezas. El juego se estructura de la misma manera, es decir, varios mundos –con muchos más por llegar en futuras actualizaciones– repletos de niveles y estrellas que conseguir. Al principio de cada fase se nos facilitará un conjunto de piezas –como cajas, ruedas, ventiladores, paraguas, globos, dinamita o motores, hasta un total de 33 diferentes– con las que podremos construir nuestro propio artilugio mediante unas casillas predefinidas.

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Gracias a dicho artefacto tendremos que llegar a la meta a través de las rutas más variopintas, que suelen contener todo tipo de obstáculos a superar, como abismos, rampas, rocas o loopings, entre muchos otros. Y no será tarea fácil, puesto que nuestro artilugio deberá soportar todo tipo de golpes y caídas sin desmontarse; y es que nuestro cerdito o grupo de cerditos viajarán sobre ellos, tratando de recuperar unos planos –con detalles sobre cómo robar más huevos– que han perdido a través de infinidad de niveles. La historia –tan cómica como inocente– sirve como excusa para meternos de lleno en una serie de desafíos realmente adictivos, donde nuestra creatividad e ingenio serán claves a la hora de salir airosos de todas las situaciones para hacernos con la mayor cantidad de estrellas.

Una vez tengamos listo nuestro vehículo podremos pulsar el botón “play” para ver si nuestro diseño resulta exitoso y hace llegar a los cerditos hasta la meta. Así, nuestras monturas se deslizarán por rampas gracias a las ruedas, se impulsarán mediante ventiladores o se sostendrán en el aire gracias a globos o propulsores. En ocasiones aparecerán iconos que podremos pulsar para que funcionen ciertos objetos o incluso hacer estallar cajas de TNT. Podríamos definir a Bad Piggies como una mezcla entre Angry Birds y Amazing Alex –el anterior título de Rovio–, donde la gravedad y la interacción de los objetos demuestran si nuestros diseños e ideas resultan exitosas o, por el contrario, fracasan estrepitosamente. Eso sí, Amazing Alex, por ejemplo, permitía una mayor libertad, ya que en Bad Piggies debemos ceñirnos a una cuadrícula definida, resultando mucho más sencillo y escueto.

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Ya en movimiento seremos meros espectadores de lo que ocurre en pantalla, con la posibilidad de participar mínimamente en momentos puntuales; la gravedad y la física de objetos harán el resto. Resulta divertido ver qué ocurre con nuestro estrafalario vehículo y si nuestro sufrido pasajero sale disparado tras un aparatoso choque. Bad Piggies es muy entretenido y pondrá a prueba nuestra creatividad; eso sí, en conjunto resulta predecible y más sencillo que otras propuestas similares, incluso dentro de la misma compañía, dejando poco espacio a la aleatoriedad más caótica. Veremos con futuros nuevos niveles si consigue sorprender con nuevas mecánicas más anárquicas.

Toneladas de diversión
Si nuestro cerdito llega a la meta ganaremos una estrella; para conseguir las otras dos, tendremos que dar con ellas probando diferentes estrategias o cumpliendo con ciertos requisitos, aumentando así un nivel de desafío, por lo general, no muy elevado. También podremos encontrar calaveras ocultas repartidas por los diferentes escenarios. En su lanzamiento Bad Piggies ya ofrece casi cien niveles –con muchos más por llegar, tal como ocurre en anteriores títulos de Rovio–, treinta de los cuales requerirán que consigamos un número determinado de estrellas para desbloquearlos, resultando mucho más complejos que el resto. Según el momento, quizás sea más beneficioso un vehículo ligero y aerodinámico, o por el contrario, una especie de buggy más pesado pero resistente; nosotros decidimos cómo encarar cada nivel y el nivel de profundidad que queremos alcanzar.

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En ocasiones se nos retará a completar un nivel en un tiempo determinado o a no usar las piezas más evidentes de nuestro inventario; estos pequeños retos favorecerán la rejugabilidad para así hacernos con la mayor cantidad de estrellas posibles, probando diferentes soluciones para conseguir un mismo objetivo. Lamentablemente –y a diferencia de Amazing Alex–, el título no cuenta con ninguna característica social que permita compartir nuestros diseños e ideas, más allá de los logros de Game Center; Bad Piggies demuestra una vez más que no es tan complejo como otras propuestas, quedando como una divertida experiencia para un jugador, pero que podría explotarse mucho más con ciertos añadidos de comunidad. Por otro lado, en los niveles llamados sandbox debemos hacernos con el mayor número de estrellas posibles en recorridos verdaderamente largos sobre artilugios mucho más complejos; es aquí donde podríamos sacar más provecho de un hipotético editor de niveles del que la comunidad saldría muy beneficiada.

Bad Piggies mantiene el diseño artístico made in Rovio y que tan bien han sabido explotar con sus diferentes franquicias; el mismo estilo cartoon de Angry Birds, el mismo tipo de música alegre y desenfadada y unos efectos de sonido graciosos y amenos. Nada nuevo en este sentido. El interfaz es rápido e intuitivo y en pocos minutos estaremos construyendo los artilugios más estrambóticos; arrastrar las piezas a las casillas deseadas, así como realizar los cambios que creamos convenientes será tarea sencilla. Asimismo, contamos con la ayuda de un libro donde se nos explicará todos los detalles del juego mediante dibujos de lo más ocurrentes. El juego llega con los –mínimos– textos en castellano a un precio de 0,79 euros para iPhone y iPod touch, a 2,39 euros en su versión HD para iPad y totalmente gratis para Android, aunque con molestos anuncios en esta última versión; también podemos recurrir a micro-pagos por si somos perezosos con nuestros diseños, algo que tiene poco sentido si tenemos en cuenta el verdadero objetivo del juego.

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7.3

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.