PES 2013
Pro Evolution Soccer 2013
Konami da un último empujón a su decana serie de fútbol digital con una propuesta interesante que echa el resto y mejora todo lo visto en este equipo y esta generación hasta el momento. El balón empieza a rodar en esta nueva temporada, y con ella, el cierre de un ciclo para PES.
La temporada futbolística arranca a finales de septiembre, como cada año, con los mismos contendientes de siempre dando su particular visión del mundo del balompié. Siempre pasa lo mismo: el verano cierra el curso del deporte rey y da un parón que sirve para que se empiece a alimentar la bestia que está por venir cuando arranca de nuevo el fútbol. Pro Evolution Soccer, o la aceptada abreviatura de PES desde hace algunas ediciones, es el primero en saltar al campo virtual, y lo hace con una propuesta que tiene el gran mérito de no solo ser PES destacado en comparación con las últimas iteraciones de la serie, sino de ofrecer una oferta futbolística de primera línea. ¿Un punto de inflexión? De Konami dependerá.
La saga Pro Evolution Soccer ha tenido un camino de altos y bajos más o menos aceptado por todos. Despuntó en Playstation con los ya clásicos ISS Pro, herederos de la saga International Superstar Soccer que tantas alegrías dio a los amantes del fútbol virtual en plataformas como Super Nintendo o Nintendo 64 (para el recuerdo ese Deluxe o ese ISS’98). En la primera consola de Sony se empezó a buscar la verdadera simulación, acercarse al mundo del fútbol real. Y se consiguió. El salto a Playstation 2 no fue sencillo, y tras dos primeras entregas de transición, Pro Evolution Soccer 3 se convirtió en el simulador definitivo (con permiso de ese importado y totémico Winning Eleven 6: Final Evolution que llenó más de una Gamecube occidental, como la de un servidor). Konami había dado definitivamente el salto a la nueva generación de consolas con toda la artillería. Llegaron un PES 4 excesivamente arcade y un PES 5 que tuteaba al tercero, convirtiéndose ambos en los mejores de la saga.
La generación actual arrancó con Pro Evolution Soccer 6 para Xbox 360. Fue el primero en HD, manteniendo la jugabilidad clásica de la saga y poco más. Pero Konami se perdió. Arcade en PES 2008, el desastre en PES 2009… la serie no encontraba su sitio al mismo tiempo que la competencia apretaba los dientes. Fue en el tránsito 2009 y 2010 que la corona de rey cayó de la cabeza de PES ante un FIFA de EA (casi única vez que citaremos al juego, ya que este es el análisis de PES y no una comparativa entre juegos) que había recogido el testigo tras años en el ostracismo. Durante los tres últimos años Pro Evolution Soccer ha ido mejorando en diversos elementos, siendo la entrega 2012 la reconocida como mejor de toda la generación. Pero insuficiente por motivos ya sabidos por todos. Hasta hoy. PES 2013 es como el Muhammad Ali de mediados de los setenta: más lento y menos fuerte que en su época dorada, pero capaz todavía de sacar fuerzas para ganar a George Foreman en el Zaire. Con la diferencia que Foreman, en este caso, no es un rival de carne y huesos sino el escepticismo alrededor de los PES actuales.
Donde destaca PES2013 a nivel de control es en los añadidos tanto en defensa como en el control de pases y de disparos. Uno de los gatillos se ha asignado para poder ofrecer a los jugadores que juegan en modo asistido, el que viene de serie, la posibilidad de realizar tanto disparos como pases manuales. Se trata de una herramienta muy útil para poder sorprender con pases que estén a caballo entre la asistencia en profundidad y el pase al pie, permitiendo por ejemplo pequeños desplazamientos o desmarques de nuestro receptor que además de marcar hacía donde queremos que vaya, puede desplazarse y superar la cobertura del rival. Dejando pulsado el gatillo sale una flecha de dirección que podemos mover con el stick derecho. Damos la potencia deseada y ahí irá el pase o el disparo (más complicado de ajustar en este segundo caso).
La otra gran novedad en el control tiene que ver en la gestión de la defensa de nuestro equipo, cambiando el esquema clásico que ha tenido siempre la serie y acercándose a la defensa táctica que se estrenó en FIFA12. La nueva fórmula ofrece más posibilidades defensivas que la clásica presión de los PES anteriores. Con A/X pulsado el jugador que controlamos contiene al rival que lleva el esférico, pudiendo así marcarlo y seguirlo con precisión hasta el momento en el que queramos entrarle. El sistema es más agresivo respecto al que se inspira y tiene sus propias particularidades, ya que pulsando dos veces el botón de contención podemos hacer una entrada al rival para robar el esférico por ejemplo.
Todo puede pasar en un partido de PES, esto caló hondo en el pasado y se mantiene en el juego que nos ocupa. La famosa aleatoriedad de situaciones que ofrece PES juega un papel fundamental para que los partidos sean lo que son. Rebotes del balón, jugadas que cambian en un segundo de forma y de perspectiva… el juego ofrece escenarios diversos para jugadas similares, y eso se agradece. Aunque en realidad no sea eso lo mejor de PES. Lo mejor del juego es que es divertido. Puede no ser el mejor PES de la historia y tener muchos errores evidentes, pero los partidos son divertidos y recrean la emoción del fútbol.
En todo esto tiene que ver también la IA de la CPU que acompaña nuestras partidas. Alejados de grandes desbarajustes en defensa –sigue habiendo algún que otro hueco entre laterales y centrales que podría mejorarse más- los compañeros siguen las jugadas con más o menos acierto, con escapadas por banda y movimientos de los delanteros a la hora de buscar un desmarque. No es nada –ofensivamente hablando- que destaque por encima de PES 2012, pero como a esto le podemos añadir desmarques manuales con el stick derecho o paredes con desmarques personalizados, el resultado es que podemos tener cierto control mayoritario de lo que queremos que suceda en el campo. La CPU rival es otro mundo. La dificultad parece bien ajustada con los seis niveles que ofrece –alevín, cadete, juvenil, profesional, estrella y leyenda- de tal manera que podemos pasarlo mal con un equipo TOP en Profesional y dominar claramente un partido en Estrella ante un equipo de clase C-D. Eso sí, hay algunos abusos contra según qué equipos en la máxima dificultad y en algunos partidos estrella que nos pueden complicar la vida.
El contratiempo más destacado respecto al balón se encuentra cuando éste va a ras de suelo. Como hemos comentado, no es una situación opuesta a la verosimilitud del balón por los aires, pero sí es un elemento mejorable. El golpeo de la pelota cuando el jugador la está conduciendo es irregular, ya que mientras a veces se comporta de manera excelsa –esa croqueta, ese autopase- en otras de manera más general la sensación es de exceso de peso. Un jugador conduciendo en línea recta el balón muestra unos golpecitos al mismo que parece que el esférico pese demasiado. Y hay otro elemento a tener en cuenta, los pases. Estos salen a buena velocidad y con el balón rodando de manera creíble, pero en algunas asistencias largas al espacio por ejemplo, puede frenarse de manera un tanto brusca y poco creíble. La trayectoria final no rueda como debería (da la sensación, a veces, que responde como si estuviera lloviendo y se frenara en un charco). Pero en términos generales, a pesar de estos detalles, el balón sigue siendo un elemento diferencial y recreado de manera excelsa.
Entre los jugadores que no están recreados con ID pero sí se han mejorado tenemos a la especie tan difícil de catalogar dentro del mundo del fútbol: los porteros. En PES 2012 eran de lo peor del juego, rompiendo la experiencia más o menos satisfactoria que se podía tener en el juego. Y han mejorado lo suyo. Tenemos porteros que controlan mejor su espacio, que paran más balones –siguen atajando poquitos eso sí- y que en general responden de manera más satisfactoria a los envites de los delanteros. Pero distan de ser perfectos, y la mejora puede ser insuficiente para algunos jugadores. No se trata de alguna salida en falso que acaba en gol –a Casillas y a Valdés les pasa en la vida real- sino de algunos despejes y balones que dejan muertos dentro del área que nos pueden frustrar en exceso. Chuts tiernos que dejan muertos a los pies de otro delantero para que marque a placer, balones que se escapan en el peor momento… es mucho menos habitual que antes, pero sigue habiendo elementos de estos. El saque con la mano, un globo en la demo, se ha mejorado, aunque es seguramente cuando peor veremos el esférico en los aires.
Que la experiencia PES no sea completa se debe precisamente al motor del juego. Ese mismo capaz de ofrecer novedades interesantes en movimientos ya citados o en la recreación de un balón de manera verosímil trae consigo una mochila de contratiempos que se ven tanto en pocos partidos como a la larga. La física de colisiones y bregas entre jugadores mantiene el nivel, pero podría ser mucho mejor y se echa en falta más situaciones distintas en este sentido, por ejemplo. Más grave son algunos elementos que se arrastran desde hace años. Disparos y pases con la puntera que están alejados de la realidad y que no son para nada convincentes, giros de jugadores excesivamente lentos y robóticos, sobre todo en movimientos de 45 grados. Ahí el ritmo y la fluidez se frenan para ver movimientos anticuados y poco agradables. Veremos jugadores que intentan cambiar la dirección de su rumbo con exceso de lentitud, y vemos un juego que a pesar de los años y las mejoras no consigue quitarse de encima –del todo- la sensación de las “ocho direcciones” del jugador. Tiene más matices, pero la sensación está ahí por un motor que no da más de sí y que es capaz de ofrecer elementos brillantes y defectos del pasado. Como ese Alí de los setenta, al que todos eran capaces de verle sus defectos –y más comparándose con la leyenda de su pasado- pero que de una combinación sorprendente podía noquear al campeón de campeones actual.
A nivel de estrategia mantenemos la esencia de PES 2013, con la figura del entrenador que puede automatizar elementos como cambiar estrategias, sustituciones y demás elementos. Tácticas de libre formación según nuestros gustos, jugadores que se cansan, estados anímicos a modo de flechas que marcan también las posibilidades de nuestra plantilla en juego y todo lo que conocemos ya de las jugadas a balón parado, donde su gran éxito radica en la posibilidad de controlar a los jugadores que deben recibir los córners, faltas o incluso saques de banda. Fue un acierto y lo es mantenerlo, ya que podemos personalizar mucho más estas jugadas: Nosotros decidimos donde va el jugador, no solamente donde va el balón.
La liga brasileña, algunos de Portugal y 23 equipos europeos entre los que hay tres rusos, el Bayern de Múnic, Celtic de Glasgow o Dinamo de Kiev entre otros. De nuevo nos quedamos sin una liga de primer nivel como la Bundesliga, una pérdida que la serie -aunque tampoco la tenía licenciada- no ha sabido recuperar. El juego vuelve a destacar positivamente en el tema de selecciones –predecesoras en los ISS clásicos- donde hay una ochentena de combinados nacionales a elegir. No todos están licenciados –Holanda tiene los jugadores inventados directamente- pero se agradece tanta variedad. Sin rival en selecciones, es así. El otro problema derivado ya no es el tema de las licencias, sino la gestión de las mismas. Hace ya alguna entrega que PES destaca por ofrecer la Copa Libertadores, homónima de la Champions League en Sudamérica, pero se empeñan en frustrar al jugador con la propuesta en cuestión.
Dentro del apartado Copa Libertadores tenemos 38 equipos sudamericanos –algunos repiten al ser brasileños, liga disponible- que tocan auténticos clásicos del fútbol que hay cruzando el charco: Boca Juniors, Cruz Azul, Universidad de Chile, Peñarol, Lanús, Vélez, Santos, Corinthians… así hasta casi cuarenta. Pero en un ecosistema a parte, solos. La gestión de esta licencia es como menos dudosa, ya que estos 38 conjuntos solo pueden enfrentarse entre ellos. Nada de torneos con los equipos europeos, tan siquiera se pueden realizar amistosos. Que nadie intente hacer un Boca-Barça para despedir a Riquelme, que se retira del fútbol, porque es simplemente imposible. Cuesta entender que se tenga un potencial como este, licencia oficial de la Libertadores, tan encorsetada como para no poder cruzar estos equipos con los europeos.
En el caso de la Libertadores al menos se puede disfrutar de esta competición con sus equipos, algo imposible de hacer con la otra licencia oficial destacada de PES: La Champions League. Vivimos la competición europea de la mejor de las maneras gracias a su diseño, su música… su ambiente. Todo. Menos los equipos. Si competimos en el modo Champions no tendremos la selección actual, sino la selección de equipos licenciados. Si estamos en la liga Master y jugamos la Champions, nos podemos encontrar con el North London de turno como rival. Es una lástima tener la licencia de la Champions pero no poder jugar con el Manchester City o el Arsenal. O todavía más grave, no poder jugar con el campeón alemán, Borussia Dortmund, porque directamente no está.
La modalidad por antonomasia de la saga PES ha sido y es la liga Master. Y en esta edición no es una excepción. Tenemos dos maneras de disfrutarla, una con un equipo inventado que debemos subir de Segunda a la primera liga y crecer con desconocidos para ir fichando y hacerse un hueco entre los mejores (o elegir un equipo real con jugadores inventados), o cogiendo un equipo real y competir con él en todas las competiciones en las que se encuentre. Sea como sea, lo primero será crear al entrenador a nuestra imagen y semejanza. Una vez hecho, gestionaremos todos nuestros elementos desde un despacho donde nuestra secretaria nos irá informando de todo lo que se cuece, desde si tenemos novedades sobre el rival de la próxima semana a si Xavi Hernández quiere hablar con nosotros. Más allá del aspecto meramente estético (salimos haciendo arengas en los entrenamientos cuando viene un partido importante, o la presentación en sala de prensa) lo destacado son los elementos de gestión que tenemos.
A medida que vayamos jugando, ganando y mejorando obtendremos más puntos de desarrollo que podemos ir asignando a diversos atributos en el entrenamiento y mejorar esos puntos para los jugadores de la plantilla. Podemos diseñar estrategias, cambiar dorsales, convocar y desconvocar, fichar a jugadores que nos interesen, buscar en el filial, contratar ojeadores y entrenadores que mejoren todos estos parámetros, ojear el presupuesto y gestionarlo y una de las novedades: potenciar atributos de jugadores concretos mediante los artículos. Cuando ganemos partidos sumaremos GP, unos puntos que podemos gastar en artículos de diversa índole. Por ejemplo mejoras de diversos puntos en habilidades que queramos. Gastamos puntos GP en comprar “entrenamiento personal más 3” y ese artículo lo personalizamos: mejora en ataque, defensa, remate, regates, pases, velocidad, precisión, efecto, portero, reacción, etc. Una vez escogido el tipo, lo asignamos al jugador que queramos y le subirán dichos atributos. Son artículos que duran su tiempo, aunque acaban caducando.
No es lo único que permite mejorar a los jugadores, ya que iremos desbloqueando diversas modalidades de botas que también se pueden equipar a los jugadores mejorando, eso sí, habilidades concretas que ofrece la bota en cuestión, no a nuestro gusto como los artículos de la tienda. Esto nos puede ayudar sobre todo si empezamos con equipos inventados, ya que toda ayuda es poca para mejorar en este sentido. Como es habitual, los jugadores progresan y decaen según la edad que tengan. Podremos competir en la liga, en la Copa y si entramos también en competiciones internacionales. Champions League si hemos elegido este camino o Libertadores si hemos escogido este. No hemos podido cambiar de equipo al acabar la temporadas master, por lo tanto tampoco cruzar el charco. La liga Master Libertadores es bastante deslucida, ya que solo tenemos la liga brasileña para elegir o la liga PES (no real).
El sistema de juego es sencillo: controlamos a nuestro jugador y el resto del equipo funciona de manera automática. Se echa en falta la posibilidad de hacer órdenes cuando la pelota la tiene un compañero nuestro para que nos hagan más caso, pero la idea es recrear la experiencia de un jugador solo en el terreno de juego. Podemos avanzar rápidamente todos los acontecimientos que no nos atañan, haciendo que el juego vaya mucho más rápido hasta que entramos en juego. Esto agiliza algo más la experiencia en términos generales. Además de poder competir y ganar con nuestra selección si somos buenos, por primera vez podremos fichar por equipos del otro continente, viajando de Sudamérica a Europa y viceversa si tenemos ofertas para ello.
Por último, dentro de Football Life tenemos la Liga Master en línea, para competir en campeonatos con otros jugadores y entrar en el mercado de fichajes abierto en todo el mundo. El objetivo, crear un equipo potente para ganar. Además de ello, PES 2013 cuenta con la posibilidad de hacer partidos amistosos de manera igualada, modo jugador para personalizar las particularidades de la partida o visualizar partidos de otros jugadores. El juego trae consigo un modo de comunidad para gestionar grupos de amigos, ver resultados y estadísticas y demás.
A nivel sonoro, PES 2013 ofrece dos caras como son los comentaristas. Carlos Martínez ofrece una buena variedad de comentarios y una pasión que siempre ha demostrado en las narraciones del Plus. Le da emoción al fútbol real y también se lo da con su voz y ritmo a PES, sobre todo a la hora de cantar goles. Por otro lado está Maldini, una figura imprescindible dentro del periodismo deportivo español, que está algo desaprovechado. Es una eminencia en fútbol internacional y conocimiento de los jugadores de todo el mundo, pero en el juego mantiene un perfil secundario haciendo comentarios complementarios que no son los que haría en la vida real, donde los detalles, datos y matices estarían a la orden del día. Hay a priori una buena variedad de griteríos según la nacionalidad de los equipos, y acompañan bien en términos generales aunque el problema del sonido –tanto ambiente como comentarios- es que tiene una calidad discutible, ya que suena a veces como muy enlatado.
Por último, añadir que el juego cuenta con ocho canciones más o menos conocidas (como Michel Teló con Ai Seu te Pego o la canción dance de Rednek, They Call me) que van sonando por los menús. Las escucharemos demasiado porque cada vez que cambiamos de escenario la canción se corta y empieza otra. La elección no está mal, pero falta más variedad. A título personal, On Top of The World da alegría, la misma que quiere transmitir el juego. Se pueden añadir temas clásicos de Konami y franquicias suyas como Castlevania, Gradius o Mystical Ninja.
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.