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Sleeping Dogs

Sleeping Dogs

Sleeping Dogs

Las tríadas hongkonesas se han dejado arrastrar por las mejores ideas del sandbox criminal y algunas propuestas frescas para el género. Sleeping Dogs es uno de los títulos del verano y del año para Xbox 360, PC y PlayStation 3, una evolución tangible dentro de los videojuegos abiertos, grandes y bien terminados, pero para nada sorprendente o genuino. Wei Shen empuña su destino.

Square-Enix era consciente de que podía tener entre manos un gran producto, material que supo quitar hábilmente a Activision cuando todavía el proyecto se llamaba True Crime Hong Kong y no alcanzaba ni por asomo estas proporciones y calidades finales que llegarán a las estanterías este viernes 17 de agosto. Mafia china, mucho recogido de GTA IV y un puñado de arreglos e ideas para hacerlo más jugable eran alicientes suficientes como para que de semejante mezcla saliera un título de aptitud intachable en las actuales plataformas HD (PS3, Xbox 360 y PC), que es lo que ha acabado siendo. Ahora bien, la sorpresa, la espontaneidad, la originalidad y todos esos parámetros que solemos acuñar a los videojuegos realmente sobresalientes y memorables no están en Sleeping Dogs, que sí que es uno de los mejores sandbox criminales –por no mojarnos en este Análisis a decir que en muchos puntos es el mejor- que se haya visto jamás.

Variedad y tamaño son dos garantías de calidad en todo videojuego, pero Sleeping Dogs no se conforma con esto y busca recoger todo lo avanzado hasta hoy en los géneros de los mundos abiertos o la acción, tomando características de mastodontes como Batman: Arkham City,  Deus Ex: Human Revolution, Saint’s Row: The Third y, por supuesto, Grand Theft Auto IV, al que referencia e imita exponencialmente con estupendos resultados. Su desarrolladora, United Front Games, partía de una base ambiciosa: conseguir el mejor sandbox jamás hecho sin descuidar por ello una trama madura y compleja, digna de las películas orientales ambientadas en el mundo del crimen, como algunos de los éxitos de John Woo. La ambientación, aspecto gráfico y redondez de los personajes eran otros factores clave para lograr un guión perfectamente representado, quizá no tan bien conseguidos como otros muchos apartados centrales.

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Sleeping Dogs puede considerarse uno de los juegos del verano por muchos motivos, pero principalmente porque es muy duradero y está perfectamente tratado en la mayoría de sus facetas, tanto técnicas como jugables. Lo respalda el trabajo concienzudo de un vasto equipo durante más de cuatro años, proceso largo y con alarmantes parones que ha acabado por llevarse a buen puerto. Tiene ases en su manga que lo hacen directamente atractivo y apetecible, como la ambientación hongkonesa, la plena libertad de movimiento o la cantidad de material al alcance del jugador, pero sobre todo sabe llenar un vacío en el género sandbox que no ha sido llenado todavía, tampoco por el  prometedor Grand Theft Auto V, al que este Sleeping Dogs, de entrada, no tendrá nada que envidiar, salvo sorpresas demasiado agradables con el futuro título de Rockstar.

La enormidad y generosidad de contenidos es quizá el punto más destacable de Sleeping Dogs, que se esfuerza por invitarnos a rejugar sus misiones y compartir los resultados con el resto del mundo, tendrá diversos DLCs que amplíen la historia, muchos coleccionables para encontrar disgregados por el nada despreciable mapa de Hong Kong, el llamado Club Social donde ponernos en contacto con el resto de jugadores del título y formar un sistema de comunidad con torneos y eventos, etc. Si terminar su hilo de misiones central no nos va a llevar menos de 14 horas -menos de lo habitual-, sacarle el verdadero partido al juego al completo puede suponer más de 140, diez veces más, ya que una gran parte de su encanto está en ir descubriendo todo lo que a priori esconde pero poco a poco va enseñando, dejando la sensación de que no para de crecer y aumentar sus posibilidades. Obviamente, como en la mayoría de casos, la trama principal está compuesta por los mejores momentos, dejando lo menos sorprendente para todo esto que llamamos “opcional”.

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Doble vida

United Front nos pone a los mandos de Wei Shen, un eficaz ayudante de la Policía que se ve obligado a aceptar un peligroso caso centrado en poner fin a las tríadas más pudientes de Hong Kong desde dentro, ganándose la confianza de los mayores capos chinos e infiltrándose entre sus filas. Así, el jugador y Shen recorrerán los ambientes más tórridos y conflictivos de la capital china, en una historia que va complicándose a medida que el protagonista tiene que debatirse entre ayudar al Orden Público mejorando sus habilidades de agente o convertirse en un extraordinario gánster todoterreno. Ahora bien,  esto no quiere decir que Sleeping Dogs deje una destacable elección de caminos o modifique sus finales según las decisiones tomadas. El jugador seguirá una historia lineal narrada a partir de las misiones principales y donde solo podrá decantarse por apoyar más una u otra facetas de Wei, mejorándolo en habilidades criminales o habilidades profesionales. Así, la estructura de juego repite el modelo hbitual de un hilo de misiones centrales que activar acudiendo a determinados puntos para que nos den más encargos aderezado de toda una ristra de tareas secundarias opcionales que nos aportarán beneficios como mejor experiencia, armas  y vehículos únicos, o buenas cantidades de dinero. Pero nada más, no por ayudar a un NPC haremos a Wei más amigo de su banda, o cambiaremos el transcurso de su historia.

La violencia y la crudeza de las imágenes ayudan a dotar de realismo y seriedad un sandbox para nada tan desenfadado y desparramado como GTA o Saint’s Row. Sleeping Dogs es un juego esencialmente de acción, tanto armada como cuerpo a cuerpo, con buenas dosis de conducción y carreras a pie, minijuegos, puzles, infiltración, exploración o rol. Mezcla de forma dinámica, natural e inteligente todas estas mecánicas y hasta alguna otra, pero su grueso está formado por disparos y puñetazos dentro de un guión bien hilvanado y coherente. La tortura, los asesinatos, las traiciones y el honor son conceptos demasiado serios como para añadirle gags y bromas bizarras, de los que Sleeping Dogs no tiene nada, manteniendo también la tónica y tono de True Crime, como lo que empezó siendo. En este juego no podremos robar un helicóptero y estrellarlo contra un club nocturno para que salgan todas las prostitutas corriendo, ni ir por la calle con el personaje desnudo pegando con un consolador. Esto le quita en parte libertad plena de actuación, pero por otro lado consigue sumergir mucho más en un drama interesante y creíble, sin locuras excéntricas.

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El ambiente oriental sienta de maravilla a una historia de este tipo, y está perfectamente recreado, con el ajetreo habitual de la urbe con miles de personas por las calles que siguen con sus vidas, se interrelacionan y parecen comportarse de forma inteligente, aunque bien observadas rápidamente veremos que no es así. El espacio recordará a películas del género, una vez más a Grand Theft Auto e incluso podría decirse que a los barrios del centro del inolvidable Shemue. Los valores y la cultura asiática pueden casi respirarse, lo que nos regala también grandes momentazos dramáticos, con giros y personajes que, aun respondiendo a clichés y formatos ya bastante vistos, le dan un punto de personalidad. Punto que Sleeping Dogs necesita alarmantemente.

Un mapa lleno de valizas

Hong Kong es una urbe grande y bien recreada en Sleeping Dogs, no fotorrealista ni obsesionada por captar el milímetro pero sí muy bien expuesta y con partes populares de la ciudad presentes en su lugar correspondiente, como los muelles del puerto sur o el mercado nocturno del centro con todos los tenderetes y neones de colores. El diseño de todas las partes está pensado teniendo en cuenta el juego con las persecuciones a pie, los tiroteos, las peleas, la extorsión y demás conductas delictivas que tendremos que llevar a cabo a menudo para poder infiltrarnos bien entre la mafia china. Hay muchos obstáculos a media altura que bien sirven para entorpecer y que tengamos que saltarlos al correr –pulsando repetidamente el botón X en PS3- o bien para que tomemos cobertura en los cruces de disparos. También, todas las misiones principales del juego se desarrollan en partes creadas a conciencia para estos trabajitos, para que sea más épico y variado atenderlos, como un callejón con escaleras de emergencia que se caen o una autopista repleta de tráfico donde tenemos que perseguir a un motero. También en el puerto o los parques tienen una arquitectura especialmente ideada para crear momentazos y retos jugables. Queda muy bien disimulado, pero el ojo habituado al género de los sandbox sabrá reconocer el trabajo pormenorizado de United Front para crear espacios únicos.

Las primeras dos horas de juego son bastante lineales, con varios tutoriales que nos introducen en el manejo y algunas de sus muchísimas posibilidades al mismo tiempo que se nos presentan a personajes principales como Jackie u Ojos de Perro. Llega un momento en el que Shen es premiado con un piso franco propio y un garaje, y justo aquí comenzará la estructura habitual de los juegos del género: comprobar mapa, señalar objetivo y dirigirnos allí para activar esa misión. En el mapa de Sleeping Dogs se indican las tiendas de ropa, los locales de juego, las farmacias, los viandantes que necesitan favores, las pistas que deja la Policía sobre crímenes o hasta los supermercados para comprar ítems que nos refuercen la salud, la fuerza o la velocidad, por ejemplo. Esto convierte al mapeado desplegado en un concurrido cúmulo de calles y símbolos, en una ciudad desordenada como es Hong Kong y donde cada vez tendremos constancia de más y más establecimientos y misiones activas. El piso franco será nuestra primera base de operaciones, al igual que este primer garaje el centro donde guardemos todas nuestras adquisiciones motorizadas, algunas auténticas maravillas, compradas o robadas.

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En el piso también está el armario, desde donde gestionaremos la ropa y complementos que colocamos a Shen para reforzar algunos atributos como el prestigio o la protección. En todo el juego hay cientos de objetos de vestimenta y equipo del personaje, que irá mejorando sus atributos con cada prenda o accesorio que descubra. Esto potencia el coleccionismo y la exploración, al igual que los más de 150 altares repartidos por toda Hong Kong, algunos muy bien escondidos para que desbloquear todo el contenido del juego sea realmente duro. Y, por otro lado, en el piso está el ordenador con acceso a cámaras de vigilancia, que si vamos pirateando poco a poco con varios curiosos minijuegos podremos poner a nuestra disposición para controlar zonas y, por ejemplo, ordenar arrestos sin correr peligro. Los ciclos de día y noche pasan con naturalidad, por lo que dormir también será buena opción cuando queramos acelerar el tiempo y activar una misión que solo se pueda dar a una hora determinada.

Moverse por Hong Kong no es difícil gracias a varias ayudas que incorpora Sleeping Dogs, como el GPS que nos traza la ruta más corta legal hasta los sitios, o los taxis, que como en GTA podremos tomar para ir de forma automática a cualquier lado. También los podremos robar y trabajar de taxista, como el resto de vehículos, ya sea un furgón policial, un autobús lleno de niños, una moto o un deportivo velocísimo. Cada bólido tiene su propio peso, velocidad y maniobrabilidad, aunque, como es habitual en el género, las físicas de todos los elementos de las calles e incluso de los propios coches están muy rebajados, de manera que nos llevaremos por delante farolas, semáforos o peatones sin problema o parón alguno. Es interesante el comando embestida, que el juego introduce para facilitar las carreras mientras somos perseguidos o cuando queramos dejar fuera de juego a otro vehículo. Funciona muy bien pero hace algo fáciles las misiones de enfrentamientos sobre ruedas.

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Y es que en general Sleeping Dogs no es muy difícil, y esto puede jugar en su contra ya que parece más corto de lo que en realidad es dado a que al jugador experimentado no le matarán demasiado en la trama central. Sin embargo, sabe mantener en todo momento un tono muy espectacular y divertidísimo, ya que todos los géneros que conjuga los explota genialmente y refuerza. Por ejemplo, en cuanto a tiroteos, no tiene nada que envidiar a obras del calibre de Spec Ops: The Line o Uncharted. En conducción bien podría pasar por un Need For Speed –de hecho tiene señales luminosas cuando usamos el GPS que recuerdan mucho a la serie de coches de EA-. Y en combates equipararlo los brillantes Arkham Asylum y Arkham City no es para nada descabellado, tiene un sistema muy completo de combos, contraataques, cogidas y golpes recargados, bien medido y equilibrado salvo por el potencial de los agarres, que quizá sea desmesurado. Pero es una minucia, todas las ramas jugables de Sleeping Dogs funcionan de maravilla. Es una poderosa sorpresa desde los mandos.

En cuanto a misiones, las habituales de este tipo de juegos (vé-recoge-mata-vuelve) están muy presentes pero también hay algunas rompedoras sorpresas, como carreras de lanchas entre los astilleros del puerto, triangular un teléfono móvil para encontrar un punto concreto del mapa, cobrar y extorsionar a drogadictos imprevisibles, asaltar una discoteca con Quick Time Events y disparos, o llevar un autobús de parada a parada con cuidado para que la satisfacción de los viajeros no descienda, entre muchas otras inesperadas. En su trama central, no es un juego tan largo como cualquier Grand Theft Auto por lo que no da tiempo a tener la sensación de repetición de misiones y tareas que sí se produce a menudo en las entregas de la marca de Rockstar. Sin embargo, los trabajitos secundarios no están tan inspirados ni utilizan tan bien el escenario o generando scripts como sí hacen algunas misiones principales, que llegan a modificar para siempre la apariencia de una determinada zona de la ciudad y son por lo general un verdadero espectáculo, sobre todo las de las últimas horas.

Variedad de armas e ítems es otro factor en que no falla Sleeping Dogs, para agarrarse un poco más a ese punto rolero que ya abraza con su sistema de equipo mediante la ropa y, lo más importante, el desarrollo del personaje y los puntos de experiencia de cada modalidad. Al acabar misiones o realizar hazañas únicas recibiremos Puntos de Tríada o de Policía según hayamos actuado. Estos puntos van rellenando un medidor que al llegar al final otorga una habilidad a escoger entre las disponibles. Los árboles de aprendizaje en este sandbox son muy planos y lineales, con solo una bifurcación inicial para seguir una rama u otra de habilidades y mejoras de atributos físicos. No crearemos al Wei Shen que queramos sino que simplemente manejaremos su velocidad de mejora según vayamos completando las misiones y cuáles. Es una pena, pues con un robusto y más abierto sistema de desarrollo el juego hubiera ganado varios enteros en su leve faceta de RPG.

Una película de acción y artes marciales

Eso intenta parecer Sleeping Dogs, muy volcado con el aspecto cinematográfico en todo momento, desde ángulos de cámara en cinemáticas hasta el carácter de ciertos personajes o los ambientes que recrea y cómo juega con la luz, uno de sus mejores aspectos visuales. Es un juego vistoso por la enorme cantidad de polígonos que mueve con total soltura -solo con algunas ralentizaciones ocasionales-, pero como ocurre con casi todos los títulos de proporciones vastas, no sabe sacar partido al pequeño detalle o las particularidades, sino que más bien luce al exponerse de forma general. El popping, otra lacra para los mundos abiertos, está totalmente presente en los rascacielos de Hong Kong y hasta los coches que se dibujan súbitamente en la lejanía. Se podría haber recortado en cierta medida, a veces es demasiado llamativo, sobre todo con las sombras, que las gestiona mal y lentamente. Otro punto llamativamente mediocre es el constante brillo en las pieles de los personajes, que parecen muñecas de plástico en vez de humanos, algo que solo se contrarresta con sus esmeradísimas animaciones, variadas y muy bien expuestas, muestras de todo el trabajo de motion capture que ha habido detrás del título durante largas sesiones con todos los actores.

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En cuanto a sonido, empezando por la música, a pesar de haber varias emisoras de radio que intercambiar con la cruceta siempre que estemos montados en un vehículo –a lo GTA una vez más-, no hay mucha diferencia entre éstas y no hay demasiados temas de licencia reconocidos. Está la emisora de música clásica, la oriental o la de hard rock, pero en ningún caso se ha abusado de temas de renombre, sí algunos autores, quedando así algo por debajo de lo que esperábamos. Tampoco se han volcado demasiados presupuestos en  los efectos sonoros, a menudo repetidos como en los motores de coches diferentes o en cómo suenan las recargas de las armas. El doblaje al inglés cuenta con un reparto de auténtico lujo, eso sí, con participación de actores reconocidos del género. Tiene una perfecta localización al castellano subtitulada.

Prolonga la experiencia

Venimos hablando todo el Análisis de que Sleeping Dogs es un título al que hay que saber sacarle partido y que una vez terminado en su hilo de misiones centrales ofrece todavía mucho más. Para empezar, están todas las galerías de desbloqueables, ropas y accesorios que encontrar, los altares o los puntos de foto, algo que estará relacionado directamente con los Logros y Trofeos. Square-Enix ha incorporado al juego el llamado Club Social, un área del menú de Pausa desde donde podremos ponernos en contacto con toda la comunidad de jugadores del título y comparar estadísticas y puntuaciones obtenidas tanto en las misiones como en determinadas pruebas y eventos, algunos todavía no desvelados pero que se irán anunciando en los próximos meses para mantener el juego candente y con vida. United Front prepara contenidos adicionales y DLCs para que el jugador no se quede en las 30 o 40 horas que a buen seguro dedicará al producto de entrada. Va a ser lo que hoy llamamos un "juego vivo", con ampliaciones durante al menos seis meses y continuos retos accesibles desde este Club Social desde el que también podemos contemplar las marcas de nuestros amigos, grabar vídeos o alistarnos en rankings.

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8.6

Muy Bueno

Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.