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Project Zero 2

Project Zero 2

  • PlataformaWii7.3
  • DesarrolladorTecmo
  • Lanzamiento26/04/2011
  • EditorTecmo

Project Zero 2: Wii Edition

La mariposa carmesí escondía un juego aún hoy muy recordado, una japonesada muy oscura capaz de hacer saltar del asiento al espectador. Ocho años después Tecmo Koei se ha atrevido con su remake, completamente pensado para Wii. ¿Siguen funcionando tan bien los horrores de Mayu y Mio? Lo cierto es que no del todo...

En 2004, la saga original Fatal Frame trajo a Europa Project Zero 2: Crimson Butterfly, el que para muchos es el mejor Project Zero de todos los tiempos. Podéis leer su Análisis original aquí. Ha pasado casi una década, y Tecmo Koei se decidió hace unos años a rehacerlo por completo para llevarlo hasta Wii y su control por movimiento. De hecho, la idea del Wiimote como linterna fue una de las primeras mostradas al explicar Nintendo Wii, y este juego la recoge con total soltura. Mayu y Mio se adentran ahora en una Aldea Perdida poligonal, con vista desde detrás de la protagonista en tercera persona, tal y como expuso Fatal Frame IV. Las dos gemelas mantienen en este remake exactamente la misma historia, diálogos y sustos, pero ahora los veremos desde una perspectiva más actualizada y pensada para ser manejada con Wiimote + Nunchuck. No faltan, además, los nuevos contenidos, como un par de modos multijugador, un nuevo final, más lentes y carretes para la Cámara Oscura o un ingenioso y tenso sistema de recogida de objetos.

La mariposa carmesí vuelve a llamar la atención de la vulnerable Mayu en esta Wii Edition, y las dos jovencitas - controlaremos a Mio- vuelven a adentrarse, como recordarán los que probaran el original, en la Aldea Perdida y cada una de sus casas y secretos. No se ha perdido ni un ápice del suspense y sobresaltos que lograba el título de 2004, un survival horror muy certero donde no hay armas ni monstruos o vísceras, sino que solo la oscuridad y espectros deambulantes por los intrincados escenarios logran mantener al jugador en absoluta tensión. La Cámara Oscura es el objeto central del juego, un dispositivo que al hacer fotos es capaz de captar elementos sobrenaturales como espíritus o sellos espectrales, y que será la única defensa de las jóvenes ante la amenaza constante del más allá y todos sus enfadados súbditos.

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La misma trama desde otro ángulo

Project Zero 2: Crimson Butterfly utilizaba una perspectiva de cámaras fijas al estilo de los primeros survival horror con elementos 3D (los tres Resident Evil iniciales, Dino Crisis, Parasity Eve...). Con este remake se han rehecho todos los escenarios para hacerlos poligonales y de cámara libre, siempre detrás y muy cerca de Mio para no dejar excesiva visibilidad y que las sorpresas sean mayores. Precisamente sobre visibilidad, este juego es realmente oscuro, exagerado al principio hasta que nos acostumbremos a que no ver nada es parte de su encanto. Pero también, semejante exceso de negro da la sensación de ser un truco para esconder unos gráficos bastante planos y simples en los escenarios, poco detallados, grisáceos y con definición realmente mediocre. Gráficamente este remake de Project Zero 2 está algo por debajo de las expectativas, hay efectos bien logrados -como los movimientos y gesticulación de los espectros- pero especialmente los escenarios dejan bastante que desear. Se repiten elementos, todo parece muy vacío, no se distinguien bien las puertas, etc.

Al jugarlo desde detrás del personaje, ahora nos vemos más sumergidos en el propio ambiente claustrofóbico y la exploración en busca de objetos, que brillan muchísimo sobre la oscuridad y se identifican desde distancias largas, facilitando en parte los momentos de búsqueda. El diseño de los escenarios, a menudo súper estrecho, y la presencia casi constante de la gemela coprotagonista -Mayu- hace que moverse sea incómodo y hasta molesto a veces. Esto ya era así en el juego de 2004 y forma parte de su búsqueda de la angustia del jugador, para que le cueste echar a correr cuando aparezcan enemigos. Sin embargo, ahora y manejado con vista en tercera persona se hace realmente engorroso en algunas partes y se pierde visibilidad y control del entorno. Se puede decir que este juego tiene un manejo tosco y poco pulido, que hace años era el estándar pero que hoy lo hará injugable para los más exigentes en materia de manejo. Esto es un problema, innegable, aunque habrá quien lo justifique como una mejor sensación de agobio, algo voluntariamente insertado por sus creadores.

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Una novedad importante y jugable recae en la nueva forma de recoger objetos del suelo, armarios, mesas y otros lugares. Con el botón A pulsado Mio estirará el brazo hasta el item lentamente y si lo soltamos dejará de hacerlo al instante. Cada vez que cojamos algo puede aparecer la llamada "mano espectra agarrando el brazo de Mio y haciéndole algo de daño a su barra de salud. Por eso habrá que pensarse bien si coger objetos o no, por ejemplo, una hierba curativa cuando nos quede muy poca vida. Es un sistema que aporta mucha tensión y está reforzado con la vibración del mando y un subidón del sonido que harán que demos algún que otro respingo cuando aparezca de repente la mano incorpórea. También hay novedaes en los propios objetos que recoger, como algunos nuevos diarios y notas, y, lo más importante, lentes y rollos de película para la Cámara Oscura, que ahora llegará a tener más potencial y alguna función inesperada.

A pesar de estar ante el mismo argumento y líneas de diálogo -texto en castellano con voces en inglés-, la Wii Edition incluye también un nuevo final inédito y un reenfoque de las secuencias cinemáticas. No se ha revisado demasiado el aspecto gráfico de los personajes, las chicas siguen sin tener demasiada expresividad en sus rostros, pálidos y angelicales como es del gusto japonés para este género psicológico del terror (La Maldición, The Ring...). Los fantasmas, en cambio, sí están mejor terminados, especialmente en sus caras al abalanzarse hacia las inocentes gemelas o al moverse por las estancias, caer abatidos por los flashazos de la cámara, etc. El gatillo Z permite fijar su posición para hacerles más daño, por lo que también se han hecho algo más fáciles de detectar y mantener.

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La Cámara Oscura desde el Wiimote

Las cámaras se mueven con el propio movimiento del mando y también el eje vertical de la Cámara Oscura, que sigue con vista en primera persona como si miráramos por un visor. Para girarla en horizontal se hace con el stick, lo que también mueve al personaje y permite alejarse de los ataques. El círculo de obturación amarillo que va recargándose hasta ponerse rojo para repeler golpes y hacer más daño se mantiene tal cual. Podremos cambiar de carrete en cualquier momento, pero no las lentes, que hay que equiparlas desde el menú de pausa. Los puntos para mejorar el alcance, la velocidad o el daño que hacen las fotos siguen intactos. También la radio que lee piedras preciosas con mensajes ocultos, que ahora se oye a través del altavoz del Wiimote con una interesante textura de sonido para las psicofonías. En este sentido no hay demasiados cambios y todo recuerda al Project Zero 2 original. Los espectros se mueven igual de lentos y siguen atacando a ambas hermanas por igual, lo que nos obligará a actuar rápido y tomar posiciones en defensa de la inocentona y siempre vulnerable Mayu.

La dificultad está ajustada -con cuatro niveles de intensidad- y lo rejugable del título, como antaño, recae en mejorar del todo la Cámara, coleccionar los objetos que nos falten y ver los diversos finales, muy distintos entre sí. Unas 9 o 10 horas de juego supone esta trama centrada en la exploración y la búsqueda continua de llaves para abrir más y más puertas a la vez que se va avanzando en las intrigas de su argumento, narrado con parsimonia pero con importantes giros que hacen que siempre queramos saber un poco más. Los objetos de inventario serán cruciales en los últimos enfrentamientos, contra espectros muy rápidos y dañinos, que requieren además buscarles el punto débil más allá de lanzarles fotos a lo loco. El mapa, importantísimo en este remake tan oscuro y poco visible, permanece en la esquina superior de la pantalla y ayuda a recorrer las zonas más angostas y con poca perspectiva. Además podremos desplegarlo al completo desde el botón +.

Multijugador de miedo

El último gran añadido de Wii Edition es sus dos modos multijugador para dos usuarios. Por un lado está la posibilidad de jugar la historia en cooperativo, con un acompañante que solo tiene que pulsar al unísono el botón A en su Wiimote para hacer que la Cámara Oscura haga daño adicional a los espectros. También tiene otros leves momentos de interacción, pero básicamente se trata de un modo de apoyo por un segundo jugador, que lo hace más fácil, algo que ya hemos visto en otros títulos, como el propio Super Mario Galaxy y la recogida de destellos por parte del que actúe como ayudante. Por otro lado está la Casa Encantada, un modo adicional que es una especie de shooter sobre raíles donde el Jugador 2 nos esconde varios sustos y espectros en un recorrido para ponernos a prueba y que hagamos la mejor puntuación posible. Este modo es muy divertido en sus primeras partidas pero se agota pronto. Hay suficientes puntos donde colocar espectros y eso lo hace siempre impredecible, pero más mansiones encantadas u otros minijuegos del estilo se hubieran agradecido. No es un modo muy amplio, se queda en curiosidad.

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He oído algo...

El sonido, por su parte, también ha tenido una revisión para hacerse más acorde a un juego en tercera persona y con cámara en el hombro de la protagonista como éste. Las voces son las originales y los momentos con música, pero ahora hay más efectos para los contactos con el más allá, la recogida de items, la apertura de puertas y cajones, los pasos... En Tecmo Koei tenían claro que éste era un punto a mejorar del juego de 2004, y aunque no es ninguna sorpresa explosiva, sí que todavía funciona muy bien el audio en un juego de este tipo, donde es muy importante que los sustos se apoyen de ruidos escandalosos y estridentes al aparecer.

7.3

Bueno

Cumple con las expectativas de lo que es un buen juego, tiene calidad y no presenta fallos graves, aunque le faltan elementos que podrían haberlo llevado a cotas más altas. Cómpralo sin miedo.