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Surface, el tablet de Microsoft

Microsoft acaba de certificar el giro radical que supone Windows 8 al convertirse en fabricante de PCs con Surface, la tableta que estrenará la nueva versión de su sistema operativo.

Microsoft acaba de dar un giro radical a su estrategia al presentar su primer ordenador, Surface. Partiendo de una marca que ya habían dado a conocer gracias a sus mesas táctiles, que ahora pasarán a llamarse PixelSense, la compañía de Redmond presenta batalla a su máxima amenaza a día de hoy. Han pasado de ser únicamente proveedores del sistema operativo, a convertirse en fabricantes, todo en respuesta al éxito arrollador que está teniendo Apple con el iPad y que pone en riesgo más de 20 años de dominio absoluto en el mundo del PC. Windows 8 es la forma de llevar su longevo sistema operativo a la era de las pantallas táctiles y la movilidad, y Surface será el caballo de Troya sobre el que se introducirán en el mercado. Una convergencia de propuestas que demuestra que los portátiles van camino de su extinción, siendo absorbidos por los teléfonos inteligentes y las tabletas.

Para intentar abarcar todo tipo de usuarios, Microsoft lanzará dos dispositivos diferentes que emplean CPUs distintas, lo cual tiene implicaciones significativas. Surface con Windows RT utilizará un procesador ARM, que es el que emplean la gran mayoría de teléfonos y tabletas Android y Windows Phone, además del iPhone y el iPad. La gran ventaja de esta tecnología es su menor consumo gracias a una arquitectura más moderna y simplificada respecto a los x86-64 de Intel. Al lado nos encontramos con la otra propuesta, Surface con Windows 8 Pro, o sencillamente Surface Pro, con un Core i5 de la generación anterior (Ivy Bridge). A nivel de hardware, hay algunas diferencias relevantes. Surface pesa 676g frente a los 903g de la versión Pro, también es más delgado con 9.3mm frente a 13.5mm, y la pantalla presumiblemente no será Full HD (1080) ya que éste calificativo sólo se le ha otorgado a la del Pro. Por otro lado, Surface con ARM sólo se venderá en versiones de 32GB y 64GB, mientras que con Intel empezarán en 64GB hasta los 128GB.

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SurfaceSurface Pro
Sistema OperativoWindows RTWindows 8 Pro
Peso676g903g
Grosor9,3mm13,5mm
Pantalla10.6” ClearType HD Display10.6” ClearType Full HD Display
Consumo31.5 W-h42 W-h
ConexionesmicroSD, USB 2.0, Micro HD VideomicroSDXC, USB 3.0, Mini DisplayPort Video
AccesoriosTouch Cover, Type Cover, Soporte VaporMg Case & StandTouch Cover, Type Cover, Pen with Palm Block, Soporte VaporMg Case & Stand
Capacidad32 GB, 64 GB64 GB, 128 GB

Junto a las tabletas, aunque Microsoft ha evitado en todo momento emplear ese término para definirlas, nos encontramos un par de accesorios que inevitablemente han recordado a la Smart Cover del iPad por su cierre magnético. En realidad su función va más allá de cubrir la pantalla del dispositivo, ya que ambos hacen las veces de teclado. El primero de ellos es el Touch Cover, un delgadísimo teclado (3 mm) que emplea tecnología capacitiva, similar a la de las pantallas táctiles actuales, con lo que resulta completamente plano. Type Cover es otro teclado que aun siendo también bastante fino, tiene un mayor grosor (5 mm) ya que sus teclas son más similares a las de un teclado normal, con retroceso. Este último tiene la curiosidad de que, además de incluir su propio acelerómetro, dependiendo del color elegido, cambiará el fondo de pantalla. Surface Pro se queda con un acompañante más en exclusiva, una especie de lápiz óptico con 600 dpi de resolución que recibe el nombre de Pen with Palm Block, a falta de traducción oficial.

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Windows RT vs Windows 8 Pro

La existencia de dos variantes de Windows tiene una gran relevancia. Los procesadores de Intel son más potentes en general que los existentes de ARM, pero para el mundo moderno que lo que demanda es simpleza y movilidad, son demasiado caros. La arquitectura de ARM es sumamente óptima, lo que permite rebajar los costes no sólo al ser más baratos, sino también requerir un menor consumo o refrigeración, con lo que también se puede ahorrar en otros componentes como la batería. Ése ha sido uno de los motivos que ha llevado a que sea ampliamente adoptado para la fabricación de teléfonos móviles y tabletas. El otro, que ARM no es fabricante, sólo diseñador, con lo que cualquier compañía puede adquirir una licencia y utilizar sus propias plantas o buscar los suministradores que prefiera, alterando igualmente las CPUs para adaptarlas a sus necesidades. Eso han hecho empresas como Apple, Samsung y NVIDIA, siendo precisamente esta última la encargada de fabricar el chip que integrará Surface gracias a su tecnología Tegra.

Esto pone en cierto modo en jaque a Intel, ya que ha sido relegada a un segundo nicho, con el nombre de “Pro”, que viene a indicar que Microsoft sólo confía en sus procesadores para tareas más intensivas. Cabe decir que la respuesta de Intel a ARM son los procesadores Atom, pero su rendimiento aún no es equiparable y el coste sigue siendo bastante mayor. Con este movimiento los de Redmond se cubren las espaldas, ya que cubren todo el espectro del mercado, desde los smartphones a los servidores, incluyendo el segmento de las tabletas que dada su novedad aún no habían entrado en él, y su reacción ha sido realmente rápida teniendo en cuenta cómo se mueve un gigante de ese tamaño. Aún está por ver cómo se tomará el resto de fabricantes que Microsoft se meta en su terreno. Ya con Windows Phone se habían acercado a la forma de funcionar de Apple, limitando muy claramente las especificaciones de los terminales con este sistema operativo. De esta forma pueden controlar la experiencia de usuario y evitar una fragmentación como la existente en Android. Algo parecido pretenden hacer con Windows RT, pero lo que no se esperaba es que dieran el salto para convertirse en los creadores de su propio hardware.

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Un cambio tan radical ha supuesto hacer algunos sacrificios a nivel de software, como el hecho de que emplear arquitecturas tan diferentes hace que haya una incompatibilidad a nivel binario entre las aplicaciones compiladas para ARM y toda la historia de programas para Windows hechos para x86. Por lo tanto, Windows RT pierde el escritorio clásico quedándose únicamente con la nueva interfaz Metro. Ahí entra la otra gran restricción, y es que las aplicaciones con interfaz Metro sólo se pueden distribuir a través de la tienda de aplicaciones oficial para Windows, y tienen mucho más limitado cómo pueden interactuar con el sistema operativo. Esto por por un lado mejorará la experiencia de usuario como ocurre con el iPhone y el iPad, pero también recortará la libertad de los usuarios. Los programas que emplean la interfaz Metro utilizan tecnologías, como son .NET y Javascript/HTML5, que permiten que se ejecuten en distintos procesadores funcionando del mismo modo al funcionar sobre sendas máquinas virtuales. Aún existe la posibilidad de compilar a la antigua usanza C/C++, pero eso obviamente hace incompatibles los binarios generados entre las diferentes versiones de Windows 8.

Esto desemboca en que la propia Microsoft ha tenido que hacerse trampas a sí misma y a las reglas que les impone a los desarrolladores. Es imposible que una empresa de tal tamaño se mueva velozmente al unísono, y el paso a Windows 8 ha impactado especialmente en el equipo de Office ya que adaptar la suite ofimática a la interfaz Metro en tan corto espacio de tiempo era una tarea titánica. Así que Surface para ARM incluirá Office 15 de regalo, ya que debe ejecutarse como una aplicación tradicional y no con estilo Metro, de manera que no puede distribuirse de la manera en la que Microsoft obliga a los demás a hacerlo, a través de su tienda. El otro gran punto de discusión es el de los navegadores, puesto que Internet Explorer 10 también se saltará la norma accediendo a recursos vetados a otros como Mozilla o Google si quieren lanzar su navegador para Windows RT. En definitiva esto nos deja algunas dudas sobre cómo de bien funcionará la transición a Windows 8 a todos los niveles, y es que Microsoft ha sido realmente atrevida rompiendo con el pasado para dar una respuesta rápida y contundente a la competencia. El panorama para este 2012 se presenta cuanto menos interesante.