Las Quimeras abandonan de nuevo PS3 para hacer una escaramuza portátil en PS Vita en Resistance: Burning Skies, una translación absoluta de los esquemas jugables que rigen los FPS de consola. Afilad vuestras hachas, recordad un segundo a vuestras familias y ponéos el casco de bomberos, jugadores. Nueva York necesita héroes anónimos que luchen esta guerra. Y nos ha tocado.
BS nos lleva de un almacén en llamas a Staten Island, de subterráneos y laboratorios al Puente Colgante de Nueva York, en una campaña que dura entre 5 y 6 horas -entre 45 y 60 min cada nivel, dependiendo de la dificultad escogida. El problema es que ésta, la historia, tarda en arrancar, siendo el primer nivel una mera fase introductoria que para nada ejemplifica la escala que veremos en posteriores niveles. Y Riley no es precisamente el protagonista más empático de la saga, de hecho es el que menos. Tras el carismático Hale, el sufrido James Grayson y el anti-héroe Capelli, nuestro bombero apenas tiene motivación, apenas se deja ver a través del diálogo. Debe encontrar a su familia y punto. Una motivación poderosa -proteger la familia era el eje de Capelli en Resistance 3- pero que Nihilistic no termina de explotar tan bien como lo hizo Insomniac el pasado año, debiendo esperar al tramo final del juego para ver un desarrollo del personaje que debería habernos sido mostrado durante todo el juego, al menos para aumentar la empatía para con los jugadores. Aún así, varios momentos realmente conseguidos salpican el desarrollo, como el fugaz y breve encuentro en el tramo final del primer nivel con nuestra esposa e hija -logrado sobre todo por un gran doblaje al español- o los instantes en que rescatamos a compañeros caídos, cargando con ellos entre el fuego. Por fortuna, contamos con varios elementos añadidos como son los compañeros NPC, realmente los que más hablan y los escogidos para ir exponiendo el argumento. Aunque Ellie, a la que conocemos desde que la invasión comienza, es la única que destaca, ya que tanto su actuación como su animación es de las más cuidadas y sí tiene ese punto de carisma e icono de la Resistencia necesarios que Tom Riley -bombero de profesión para añadirle matices que justifiquen su heroismo- no posee.
Siguiendo el patrón de Uncharted: Golden Abyss, los escenarios han sido reducidos en escala y tamaño con respecto a sus homónimos de sobremesa. La linealidad scriptada básica de la serie se mantiene aquí y se potencia más que nunca, ya que BS está adaptado a la mecánica de partidas rápidas de las portátiles -el Trofeo Platino de este título es quizás uno de los más fáciles de obtener en una consola de Sony. Las escaramuzas contra las Quimeras serán continuas, aunque el número de set pieces de acción, de instantes memorables, no será tan alto como en capítulos anteriores. Tras un primer nivel realmente insustancial que no agarra como debería hacerlo un prólogo de un FPS, la acción y escala de Burning Skies (Spoiler, saltad de párrafo los que no deseen saber nada del desarrollo del juego) despegan a partir de los tramos finales del segundo nivel -impresionante Final Boss y gran argucia de guión la que nos lleva a enfrentarnos a este- y despliegan de lo que es capaz el juego en su recordada y quizás mejor fase: el Puente de Brooklyn, un nivel difícil y visualmente espectacular -gran trabajo en los fondos del cielo nocturno- que marca el ecuador del juego y certifica lo que Vita puede dar de sí en títulos venideros.
Vamos con las estrellas del juego: las Quimeras. A pesar de que su variedad es alta -soldados, Ejecutores, los Saltarines del Resistance 3, los repulsivos Grim y bastantes tipos más-, el problema es que su Inteligencia Artificial no llega al grado mostrado en las entregas de sobremesa. De hecho es bastante desigual, ya que en ocasiones se lanzarán hacia nosotros a lo loco -en procesión, como si quisieran suicidarse-, y en ocasiones, cuando estemos cubiertos, ni avanzarán, demostrando además un olfato y una puntería bárbaras para detectarnos desde tan lejos, aunque la mayoría de las veces las veremos atacar con un pequeño grado de coordinación, turnándose detrás de una barricada para cubrir a un soldado que avanza hacia nosotros o recorriendo las coberturas de una localización para vaciarnos el cargador en la cara mientras una acorazada la cubre y nos bombardea con una Perforadora en lo alto de una pared. El problema es que las rutinas enemigas están muy predefinidas dentro de los escenarios, algo que se hace evidente sobre todo con los Saltarines, que no tienen más allá de tres o cuatro puntos en el escenario -punto A, punto B, punto C y punto D- en los que posarse, por lo que solamente tenemos que memorizarlos (o marcarlos con la Bullseye), aunque bajo un fuego enemigo constante, esto puede complicarnos aún más las cosas. Otro ejemplo del desajuste en la IA es cuando lanzamos una granada a un grupo: en ocasiones los cogeremos por sorpresa, acabando con tres o cuatro de un golpe; otras, en cambio, es como si viesen la granada volando de nuestras manos justo antes de que la soltemos, por lo que se dispersarán a la velocidad del rayo y esta explotará sin ocasionar más daño que el de haber perdido una granada en vano. En cuanto a los espectaculares Jefes Finales, estos suponen algunos de los instantes más frenéticos de todo el juego, instantes que pueden convertirse en frustrantes hasta que aprendamos sus rutinas de ataque o les disparemos con el arma correcta.
En el multijugador de BS no hay de momento opciones ni para crear una partida personalizada, ni tampoco de invitaciones, sistema de clanes o elementos de cooperación. Es el multiplayer reducido a su elemento más sencillo: abrir el menú, escoger un modo, esperar a que se incorporen los jugadores necesarios, personalizar nuestra arma, escoger si somos Humanos o Quimeras y directos a alguno de los 6 mapas disponibles. La aplicación Fiesta permite conectarnos y jugar con los usuarios de nuestra lista de amigos, pudiendo usar el chat de voz -un añadido genial. Las habilidades que sí había en el multi de anteriores Resistance se limitan aquí meramente a subir de nivel, conseguir puntos de experiencia e ir personalizando las armas, algo que podemos hacer también desde el modo Campaña. Sin duda que Nihilistic tendrá planeados futuros añadidos para el Multijugador de este Resistance, ya que, a pesar de que es una buena opción para disputar unas cuantas partidas rápidas y divierte bastante, los más expertos echarán de menos una mayor profundidad y variedad.
Una de cal y otra de arena, porque detalles como la iluminación son soberbios, sobre todo cuando inciden en elementos del escenario o personajes, proporcionándoles un aspecto sobresaliente. También hay que destacar las animaciones de NPCs como Ellie; texturas como nuestras manos; el diseño de las armas; los efectos como partículas, humo volumétrico, reflejos -en el mango del hacha-, determinadas expresiones faciales, los fondos en escenarios abiertos y, sobre todo, las reinas de la fiesta: las Quimeras, que cuentan con los texturizados más altos, la mayor carga poligonal y lo mayor cantidad de movimientos de todos los personajes del juego, siendo un espectáculo cuando les acertamos en los tubos criogénicos -un detalle que se mantiene desde Resistance Fall of Men-, las abatimos con ráfagas cortas y las vemos tambaleándose hasta caer o les reventamos la cabeza o el cuerpo entero con el hacha. Una vez más, la tasa de imágenes por segundo se mantiene en 30, aunque disminuye cuando la pantalla se convierte en un caos de explosiones y hordas de enemigos. La fotografía mejora muy mucho cuando avanzamos, brindándonos más variedad según avanzamos en la historia.
6.5
Correcto
No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.