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La “crisis” de Nintendo

Por primera vez en la historia, Nintendo cerró el año fiscal con pérdidas. A pesar del tremendo éxito de Nintendo 3DS y de las correctas ventas de Wii, la compañía no pudo soportar las pérdidas provocadas por la rebaja de precio masiva de la nueva portátil y el valor del yen. Satoru Iwata asume que debe adaptarse a las nuevas exigencias de la industria para evitar una catástrofe económica que todavía queda lejana.

Una llamada que provoca sonrisa. Descuelgo el teléfono para atender una conversación mundana con un colega y salta la pregunta: "¿Qué pasa con Nintendo, van a cerrar?". No precisamente pocos medios han encarado la publicación de los resultados anuales de Nintendo desde la perspectiva más apocalíptica posible. La compañía de videojuegos y consolas dirigida por Satoru Iwata perdió de 402 millones de euros entre el 1 de abril del 2011 y el 31 de marzo del 2012, doce meses que se han caracterizado por vivir los primeros momentos de existencia de Nintendo 3DS, la última gran apuesta de la portátil, y por convertirse en la primera vez en la historia de la empresa que se acumulan pérdidas en sus resultados anuales. “Crisis”, “colapso”, “peligro” y “viabilidad” son algunos de los vocablos que aparecen en los escritos de los colegas periodistas sobre las finanzas de Nintendo. Los jugadores, menos benevolentes en los siempre pasionales foros, lanzan venablos envenados contra la multinacional y auguran en tono de analista comercial el final para la responsable de Mario BROS. Incluso en Twitter me han asaltado varias personas para preguntar si, como se dice, éste es el “fin de Nintendo”.

¿Cómo puede una compañía que ha vendido más de 90 millones de una consola de sobremesa llamada Wii y condenada al fracaso por unos pocos, y más de 17 millones de una portátil tridimensional, la Nintendo 3DS, perder tamaña cantidad de dinero en sus resultados anuales? El refranero popular es sabio y refleja perfectamente con el morir de éxito la actual realidad de Nintendo, aunque tengamos que cambiar el verbo para adaptarlo. En agosto, la firma tomó una valiente pero arriesgada decisión: reducir el precio de Nintendo 3DS más de un treinta por ciento, de 249,99 euros a 169,99 euros. Después de un arranque sólido, las ventas de la portátil se congelaron hasta la rebaja de precio, cuando los consumidores comenzaron a sentirse atraídos por el sistema estereoscópico gracias a títulos como Super Mario 3D Land (5,84 millones), Mario Kart 7 (5,24 millones) y The Legend of Zelda: Ocarina of Time (2,69 millones). Y así la portátil superó a Nintendo DS en ventas comparativas durante su primer año de existencia.

Pero ahora Nintendo se enfrenta a 402 millones de euros perdidos por la exitosa rebaja de precio radical de la portátil, una reducción completamente necesaria, pero nefasta a corto plazo como ha quedado demostrado. De hecho, hasta finales de este año no se espera que la portátil sea rentable al estar vendiéndose por debajo del coste. El caso de Wii, que ha reducido progresivamente sus ventas en los mercados a pesar de colocarse en las estanterías de las tiendas con un más que asequible precio, es bien distinto y guarda relación con el curso cíclico que vive cualquier consola que vislumbra el final de su vida útil. Nintendo no tiene absolutamente nada más que hacer por la consola de sobremesa, que está completamente agotada y que debe dejar paso a Wii U. Es tiempo de que Wii descanse, que bien merece reposo después de convertirse en la resurrección de la sobremesa de Nintendo. Con una consola en cierre de ciclo y otra vendiéndose por debajo de su coste de producción, ¿quién no podía esperar pérdidas para la especialista en ocio digital?

Sin embargo, no negaré que estos resultados negativos pudieron ser menos llamativos de haberse tomado ciertas decisiones antes. Satoru Iwata tendrá sus motivos para no haber abrazado las descargas con tanta pasión como sus colegas en SONY y Microsoft, pero eso, como remarcaban meses atrás algunos analistas, le está pasando factura. El tímido acercamiento de Wii a los contenidos descargables y a sus formatos se podía dejar pasar dadas las características técnicas del sistema (2006), pero la repetición de esta misma jugada en los primeros pasos de Nintendo 3DS (2011) es absolutamente incomprensible. La eShop se afincó en el sistema después del lanzamiento de la consola, llegando tarde, y ha conseguido abrirse cierto camino entre los usuarios, aunque queda lejos en funcionalidades y servicios (conectividad con redes sociales, aplicaciones, contenidos audiovisuales, etc.) que otras plataformas equivalentes como la Playstation Store de Playstation Vita.

Aunque la regia cultura asiática valore las decisiones en tiempo bala, reflexionar es de sabios aquí y en Pekín. Iwata-san sabe que cometió un error al apartarse del online con Wii, al marcar su propio ritmo con el sistema de sobremesa y las descargas, y promete un cambio de rumbo en con ese barco llamado Wii U, donde se podrá acceder a Nintendo Network, la red de contenidos descargables y servicios tanto para este innovador sistema de sobremesa como para Nintendo 3DS. Incluso sin detalles sólidos sobre la mesa más allá de que los lanzamientos first party se lanzarán a la vez en descarga y en tiendas –E3 2012, sálvanos del desconocimiento–, este sistema para las dos consolas tiene mejor pinta que cualquier paso dado por Nintendo en el territorio online hasta la fecha. Tampoco se puede olvidar que uno de los asuntos que ha potenciado las pérdidas es la situación del yen. De hecho, Nintendo esperaba pérdidas mucho mayores.

No. Nintendo no está “muerta”. Ni mucho menos. Solo está recibiendo el revés económico que merece a partir de sus actos, de sus decisiones empresariales. Un revés que, por qué no decirlo, tendrá consecuencias positivas para los jugadores que esperan más de la Gran N en el terreno de las descargas, pero también una perjudicada. Y es que desde mi punto de vista, la gran sufridora de este traspié económico será Wii U. Me explico. La consola todavía no tiene precio y por lo que se ve tampoco lo tendrá en el E3. Imitar la explosión comercial en 2006 de la Wii original es un reto imposible, más teniendo en cuenta que la compañía debe recuperarse de las pérdidas. Una estrategia óptima para convertir el sistema en un éxito navideño en plena época de crisis es ajustar al máximo su precio, colocándolo incluso por debajo del coste. ¿Puede Nintendo permitirse vender otro sistema por debajo del coste de producción? Diría que no, sobre todo cuando las previsiones económicas de la firma esperan rentabilidad para el próximo año 2013, cuando Wii U llevará unos meses en las tiendas.

Sacar la bola de cristal y decir que Wii U costará poco más de 200 euros es de suicida. Decir que el precio se colocará en la horquilla de los 299-349 euros es ser realista. Nintendo no va a desparecer, tiene demasiada vida por delante. Pero sí debe acertar con sus próximas decisiones. Para todo hay una primera vez, también para dar pérdidas anuales, y para rectificar antes de que se produzca una catástrofe empresarial que algunos, equivocados, sitúan en el tiempo presente. Tranquilo, querido amigo, que tendrás Mario, Link, Donkey Kong, Samus Aran y Pikmin durante (al menos) una generación más.