Siete años después del homónimo "Santuario" que vivimos en PS2, llega a nuestras pantallas la reedición de la Batalla contra los Caballeros de Oro por parte de Seiya, Shun, Shiryu, Ikki y Hyoga en defensa de Saori, reencarnación de la diosa Atenea. En un formato completamente nuevo, nos embarcamos en la aventura para derrocar al Patriarca, si es que es él quién de verdad se esconde tras su máscara...
Es posible que cuando uno termine de leer nuestro análisis de Saint Seiya: Sanctuary Battle tenga la impresión de que en realidad el juego es peor de lo que realmente es. Es algo que difícilmente se consigue evitar porque al pormenorizar en todos y cada uno de sus apartados, se evidencia que en ninguno de ellos el título que distribuye Namco-Bandai sobresalga sobre sus competidores más convencionales o atesore determinadas virtudes que lo conviertan en una experiencia única en su clase. Dicho de otra forma, en las comparaciones objetivas con sus rivales es relativamente fácil que salga perdiendo. Pero sin embargo es innegable que este “Batalla por el Santuario” tiene su aquel, su “magia”, en especial si uno ha seguido el manga o el anime al que refiere cuando era chaval. Y con toda sinceridad, si no ha sido así, será difícil que se puedan pasar por alto algunas deficiencias que aquí encontramos y que deliberadamente a menudo pasamos por alto por ser éste uno de esos productos dados a llamarse “fan service”, hecho por y para los fans de la saga que aquí en España conocimos como “Los Caballeros del Zodíaco”.
Saint Seiya, que así se llamaba originalmente en Japón, fue un manga shonen concebido y dibujado por Masami Kurumada a mediados de los años 80 y que tuvo gran aceptación allí (con más de 25 millones vendidos) y aquí también, en especial su adaptación en formato de serie de animación. Básicamente narra las aventuras de los caballeros de bronce Seiya, Hyoga, Shun, Ikki y Siryu en su misión permanente de proteger a la reencarnación de Atenea con la ayuda de sus armaduras sagradas. De los tres arcos argumentales que tuvo el manga (cuatro en el anime), aquí se nos presenta la parte nuclear del primero de ellos y probablemente el mejor de todos, cuando los cinco amigos deben enfrentarse al patriarca del Santuario y para ello son instados a cruzar las doce casas del zodíaco custodiadas por sus temibles y poderosos caballeros de oro. La fidelidad con respecto al anime es prácticamente total (aunque éste no es igual de respetuoso con el manga, valga decir), permitiéndose algunas licencias solamente en formato spin-off, con lo que sirve perfectamente para revivir sensaciones y sentimientos de antaño, si es eso lo que se busca, o para conocer los orígenes de Saint Seiya: Next Dimension, actualmente en producción.
Durante estas fases, la cámara permanece fija y no podemos girarla. Montones de rivales se agolparán ante nosotros y, siempre que apuntemos en un arco de visión de alrededor de 270 grados, será relativamente sencillo despacharlos con premura. El problema es cuando estos enemigos se colocan justo donde la cámara no enfoca y no habrá forma de saber hacia dónde estamos apuntando o cuántos enemigos hay en esa dirección. La tentación inicial es mover el stick derecho buscando la rotación de la vista o intentar alejarla un poco del escenario, pero al no ser posible se convierte en un claro fallo de diseño que, cuando termina con alguien embistiéndonos sin ser capaces de evitarlo, produce cierto nivel de frustración. Afortunadamente el nivel de dificultad de estas fases es bastante pobre y la mayoría de ellas están puestas como mera excusa para hacernos practicar un poco las mecánicas del juego y mejorar nuestras técnicas especiales.
Una vez hemos terminado con estos preámbulos previos a la llegada a alguna de las doce casas del zodíaco, eventualmente entraremos en la morada de un caballero de oro. La elección del Santo que pelea contra él viene dada por la misma narrativa, con lo que será Seiya quien luche contra Aldebarán de Tauro, Hyoga contra Camus de Acuario e Ikki contra Shaka de Virgo, por poner algunos ejemplos. Evidentemente, si somos fieles seguidores de la serie, es conocido que hay determinados combates en determinadas casas que simplemente no sucederán. Pero es en estos momentos, en estas peleas de uno contra uno, cuando Saint Seiya: Batalla por el Santuario muestra todo su esplendor; cada introducción al combate hecha con el motor del juego representan su original, cada caballero de oro está perfectamente recreado y cada una de sus técnicas especiales son muestras fidedignas del poder de su rango.
Dominar el juego no es tarea fácil, porque en realidad el combate tiene muchos matices; pero tampoco es necesario hacerlo porque bastan un par de conceptos asimilados para avanzar con bastante tranquilidad por los páramos del Santuario. Cierto que recibimos una clasificación basada en nuestros méritos – principalmente el tiempo empleado – al acabar cada fase, pero muy raramente deberemos reiniciar un combate por culpa de que se nos terminen las reintentos que se nos conceden de propio. Sin embargo, mejorar nuestras puntuaciones es posible porque al acabar cada interludio ganamos puntos de experiencia y de cosmos para aplicar a nuestras estadísticas, subir nuestras técnicas especiales y para comprar habilidades que luego podremos equipar. Mejorar las técnicas y el poder de nuestros ataques mejora dramáticamente nuestro rendimiento, rebajando el nivel de dificultad a un punto a menudo insultante que ni incluso en su selector más exigente puede llegar a suponer un reto una vez nos hemos aprendido los patrones de los enemigos.
6.5
Correcto
No es lo último ni lo más original, tampoco cuenta con la mejor ejecución, pero puede divertir si te gusta el género. Bien, pero mejorable. Cómpralo si te gusta el género y te gusta tenerlos todos.