Regreso a lo puro

Pero curiosamente, Nexuiz se adapta muy bien al mando de control. Por lo general, los shooters en primera persona de consola suelen ofertar un ritmo más pausado y medido de lo que era tradicional en el terreno del PC hace una década. De hecho, cuando Quake III Arena salió en Dreamcast el sistema de juego ideal era con el teclado y ratón que Sega había lanzado para su plataforma. A día de hoy, son muy pocos los títulos en consola que ofrezcan un ritmo tan frenético como el de Nexuiz, siendo Unreal Tournament 3 lo más próximo pero sin llegar a ser lo mismo. Y es que Nexuiz es, ante todo, vieja escuela adaptada a las nuevas tecnologías, un título que exige reflejos veloces y capacidad analítica para tomar la mejor decisión en un lapso de tiempo ínfimo.

Como juego multijugador que es, sus modos de juego se limitan a Deathmatch por equipos ocho contra ocho a través de Internet, con la posibilidad de usar bots en caso de necesitar rellenar los huecos para completar los equipos o bien para practicar de forma individual. El argumento, que no es más que una mera excusa para justificar los combates en los que participaremos, nos narra la guerra galáctica entre los Kavussari y los Forsellian, que se ha desarrollado durante siglos hasta que, por fin, llegaron a firmar un tratado de paz. Sin embargo, ambas razas siguen tensas y han decidido dirimir esa tensión mediante enfrentamientos en la arena, donde sus guerreros lucharán para defender el honor de su raza sin necesidad de que sus planetas sufran las consecuencias de la guerra.

En total, tendremos 9 mapas de juego diferentes, ambientados en los planetas natales de ambas especies y en el planeta destrozado de Atavirta. De dimensiones por lo general relativamente reducidas, dichos mapas fuerzan constantemente el enfrentamiento entre jugadores, y es ahí donde entra en juego la necesidad de reflejos por parte de cada competidor. En este shooter frenético, en el que el objetivo es sumar 50 muertes antes que los demás, no existe la pausa ni los momentos de tranquilidad: cada segundo es una lucha a vida a muerte en la que los diez minutos que puede durar una ronda son como una cuenta atrás hacia la supervivencia. De ahí la necesidad de poseer unos reflejos dignos de elogio, para poder responder a todos los ataques inesperados que podemos recibir desde cualquier dirección.

Y es que apuntar no se limita a fijar la mirilla en el cuerpo del enemigo, sino que a veces deberemos disparar hacia el lugar donde creemos que vaya a estar el enemigo un segundo más tarde, del mismo modo que nunca podremos estarnos quietos y tendremos que aprender a apuntar y disparar mientras saltamos y nos movemos lo más rápido que podamos. En Nexuiz, cada combate es emocionante por su propio concepto de no dar ni un segundo de respiro al jugador y por su uso inmejorable de la velocidad y del pensamiento táctico: hay que pensar siempre dos pasos más allá, comprender qué nos va a deparar el enfrentamiento dentro de un segundo y atacar, en cierto modo, al futuro, no tanto a lo que en ese mismo instante se ve en pantalla, ya que ese momento es efímero y desaparece antes de lo que se espera.

Llegar a dominar tanto el juego requiere mucha experiencia y práctica, y para los usuarios que nunca hayan disfrutado de un juego de este estilo, la curva de aprendizaje de Nexuiz es, en ese aspecto, realmente frustrante y, por momentos, confusa. En cambio, los incondicionales del género reconocerán viejas dinámicas y dominarán muy pronto un terreno ya conocido y que se echaba en falta en el mercado. Todo esto, con un apartado técnico muy digno, con un uso excelente del CryEngine 3 que permite que todo fluya con suma suavidad en pantalla, con personajes y fondos bien modelados y cuidados que se mueven con fluidez y logran transmitir con maestría esa sensación de ritmo frenético constante. De igual modo el apartado sonoro, que funciona a la perfección con melodías animadas e intensas que potencian la subida de adrenalina.