Hace apenas pocos días coincidían en el tiempo varias noticias en relación al MMO más popular de todo occidente: World of Warcraft. En primer lugar, se celebraba el séptimo aniversario del título de Blizzard, que no es poca cosa dados los tiempos que corren en nuestra industria; en segundo lugar, se confirmaba el lanzamiento inminente del parche 4.3 (del que ya se están descargando los archivos pertinentes en segundo plano cuando iniciamos el juego) que trae nuevo contenido - gratuito - a los servidores y que inicia una nueva temporada de arenas. Y por último, que continúa el sangrado de suscriptores, con más de un millón en el último semestre, que poco a poco se desvinculan del producto y dejan de abonar mensualmente sus respectivas cuotas. Esto último ha provocado reacciones de todo tipo - inclusive la caída de las acciones de Activision en bolsa - pero en realidad creo que la situación merece un análisis que huya del dramatismo fanático y del recurrente 'WoW doomed'.
Y es que la realidad habla por sí sola: World of Warcraft tal vez no sea el juego multijugador masivo más jugado actualmente, pero si quitamos de las listas todas las alternativas 'free2play' como League of Legends (con 32 millones de usuarios registrados y más de 4 millones de personas jugando a diario), sus diez millones de cuentas que cumplen religiosamente con los pagos mes a mes le otorgan una salud ciertamente envidiable, amén de una fuente de ingresos importantísima para la compañía californiana. Además, la verdad por delante, no existe otro título de estas características con mayor cantidad de contenido a todos los niveles. Y sin embargo, la base de usuarios disminuye lenta pero paulatinamente.
En mi opinión eso se debe a unos pocos factores; el primero, que siete años son muchos, para cualquier cosa. Cierto que WoW ha ido añadiendo contenido (con 3 expansiones) y que tras Cataclysm se ha 'reinventado' para que los jugadores veteranos pudieran volver a disfrutar pasando por los parajes que ya habían cruzado centenares de veces. Pero siguen siendo muchos años y la gente, al final, se cansa de jugar siempre a lo mismo. A nivel técnico el hastío también se nota: el juego es accesible para un gran parque de ordenadores, correcto, pero los que compraron un equipo de 4 años en adelante ven como todas las alternativas, sin excepción, le dan un viaje al título de Blizzard que lo dejan temblando en este aspecto. La crisis mundial, por qué no ponerla aquí también, hace que la gente necesite recortar gastos de allí donde son más prescindibles. Habiendo alternativas jugables 'gratis', pues la gente se lo piensa antes de abonar más de cien euros al año por un mismo juego. Y por último, el doble filo de los 'resets' que Blizzard aplica al juego cada cierto tiempo y que de alguna manera ningunea las horas invertidas matando NPCs o en PVP. Hablo naturalmente de la adición de mejores armas o lotes, que evidentemente propician que muchos quieran poseer las nuevas versiones pero frustra a otros cuantos. Hablo aquí por propia experiencia también.
Y además, un factor extra contra el que World of Warcraft no se había enfrentado hasta ahora: dos competidores de auténtico relumbrón. El primero, la segunda parte del exitoso Guild Wars y que goza de la máxima popularidad en páginas especializadas, pero cuyo lanzamiento inicialmente previsto para este año se ha visto demorado algunas semanas mientras se llevan a cabo las últimas pruebas; y en segundo lugar, una franquicia con mucho peso y que bebe jugablemente de los cimientos del propio WoW, Star Wars: The Old Republic, de la mano de Electronic Arts y que verá la luz el próximo día 20 de diciembre en todo el mundo. Una licencia, la de Star Wars, que se considera que es la única capaz de arañarle la suficiente cantidad de suscriptores como para ser tomada verdaderamente en serio.
Tan en serio que la propia Blizzard ha reaccionado al respecto: en la pasada Blizzcon y por sorpresa se sacó una expansión de la manga que traerá hasta una nueva clase al juego, con Mists of Pandaria. Pero además, ha convertido a WoW en free2play hasta nivel 20, para captar nuevos usuarios y, como algo extraordinario y en una decisión sin precedentes, va a regalar - así, directamente - el esperadísimo (y de desarrollo carísimo) Diablo 3 a todos aquellos que se comprometan a seguir suscritos a World of Warcraft por lo menos un año más. Y esto, aunque desde la propia Blizzard se diga que se hace para agradecer a sus usuarios su fidelidad por la confianza y tal, no se lo cree nadie. De hecho, opino que es el primer reconocimiento 'oficial' de que el juego como tal pasa a su etapa final de vida.
Y es que lo que la compañía quiere simplemente es ganar tiempo; regalando Diablo 3 pero pagando WoW, les da igual si la gente migra de un juego a otro, les tiene ocupados en su producto mientras poco a poco ultiman 'Titan', el que está llamado a ser el sucesor de Warcraft. Y así, nunca dejas la órbita de Blizzard. Con lo cual, sí, probablemente el MMO más popular de todos los tiempos entra en su retiro dorado definitivo. Pero ojalá el de todos los juegos sucediera de esta manera, la verdad.
Esta columna es una opinión personal del autor que no representa necesariamente la de MeriStation.