Sonic Generations
Como en los viejos tiempos
Llega por fin a nuestras consolas la promesa de Sega para reconciliar a los amantes de Sonic tras una carrera con altibajos estos últimos diez años. Si en Sonic Colours ya recuperábamos la confianza, ahora podemos afirmar sin ningún lugar a dudas que nos encontramos ante el mejor título basado en el incombustible erizo de la última década.
La trayectoria de Sonic estos últimos diez años ha sido un tanto irregular. Si bien su estreno tridimensional en Dreamcast en Sonic Adventure fue más que satisfactorio, a un sector de fans del erizo no terminaba de convencerles el modo en cómo se adaptaron las aventuras del erizo azul, o bien mostraban disconformidad por la inclusión de otros personajes jugables que rompían el ritmo y la esencia del juego. Tras un Sonic Heroes correcto en la anterior generación, el erizo azul comenzó a experimentar un declive con Sonic the Hedgehog, el de 2006, producto al que aún le quedaban muchas cosas por pulir, fruto de las prisas por lanzarlo coincidiendo con los quince años del personaje. Tras multitud de intentos, como un Sonic que se transformaba de noche en hombre lobo, otro que empuñaba una espada, y demás fórmulas fallidas, el Sonic Team ha dado un golpe sobre la mesa volviendo a las raíces en un doble homenaje a su mascota.
En Sonic Generations recorreremos los veinte años de historia del erizo, en un paseo a través de mundos que los seguidores vamos a reconocer. Sega esta vez ha apostado sobre seguro, y nos trae un título que pretende ser un vínculo para volver a unir al sector de jugadores que se fragmentó tras adentrar a su mascota a la tercera dimensión. Por ese motivo, disfrutaremos por partida doble con dos Sonics distintos: el clásico de 1991, bajito, regordete y mudo, en niveles que tendrán un desarrollo respetuoso con los orígenes de Megadrive, en contraposición al Sonic moderno, más estilizado, que nos invitará a recorrer los mismos mundos en un desarrollo tridimensional, más cercano a los Sonic Adventure de Dreamcast y el más reciente Sonic Colours para Wii.
El argumento de Sonic Generations es sencillo, pero resulta entretenido y se conforma como una excusa para unir de forma coherente las dos mecánicas de juego que el título pone ante nosotros. Con la mascota azul celebrando sus veinte años, un extraño ser abre un portal que se los lleva a una dimensión pasada. En esta situación, el erizo conocerá su otro yo, su anterior versión en un universo falto de color, teñido por un blanco infinito que oculta la identidad de los nueve mundos que componen esta aventura. Nuestro cometido entonces, será revisitar dichas zonas para reparar el daño que este misterioso ser está creando y descubrir por qué está causando dicha alteración en el espacio-tiempo.
Así pues, empieza una frenética aventura plataformera que nos llevará a disfrutar de dos actos en cada mundo, con las dos mecánicas anteriormente mencionadas. Empecemos por el modo clásico, donde regresaremos de lleno a los años 90, con un acertada combinación de plataformas y velocidad en scroll lateral. Aquí, como en los primeros Sonic, se omite todo tipo de habilidad especial, salvo el spin-dash', posibilidad que se introdujo en Sonic 2 para Megadrive y nos permite salir propulsados a toda velocidad rodando a ras de suelo, agachándonos y pulsando repetidamente el botón de salto, aunque también lo podremos hacer de forma simplificada manteniendo pulsando el botón X en 360, o cuadrado en el caso de PlayStation 3. En este tipo de niveles, las plataformas puras pesan en el desarrollo, combinándose inteligentemente con secciones de velocidad.
Lo que no puede faltar en un Sonic de pura cepa son los loopings, los muelles, puentes que se derrumban, que amenizan cada nivel de forma espectacular. El modo clásico se muestra muy respetuoso con sus orígenes jugables, aunque en algunas ocasiones la cámara variará ligeramente su ángulo para dar espectacularidad a ciertos momentos. Veremos elementos jugables de antaño, como por ejemplo el recorrido por las enrevesadas escaleras de caracol que ceden a nuestro paso, presentes en las torres de Sky Sanctuary en Sonic & Knuckles, o los túneles acuáticos por donde nos arrastra la corriente y nos debemos agarrar entre barras quebradizas, entre muchos otros elementos. Un recorrido por la nostalgia que sigue funcionando tan bien como antes.
Lo moderno también tiene cabida en Sonic Generations, así que jugaremos el segundo acto de cada mundo en un desarrollo en tres dimensiones, donde tienen cabida las habilidades que se fueron introduciendo en las nuevas entregas en 3d desde los Sonic Adventure, como el spin attack, que nos permite apuntar fácilmente a nuestros enemigos, el turbo que nos permite aumentar drásticamente nuestra velocidad arrasando todo a nuestro paso, o la capacidad de deslizarnos agachándonos, para pasar por debajo de ciertos obstáculos. El resultado en estos niveles, donde prima la velocidad respecto al modo clásico, sin olvidarse de secciones de plataformas, también se conforma como muy gratificante.
Algunas entregas tridimensionales fueron criticadas por la sensación de falta de control y problemas de cámara en algunos momentos, factor que se ha pulido mucho en esta ocasión pese a las altas velocidades que podremos alcanzar con el Sonic moderno. Estos niveles se componen por secciones con la cámara situada detrás del erizo donde recorremos largos caminos donde podemos arrasar con el turbo y grindar constantemente por raíles, alternando en ciertos momentos con un desarrollo lateral que se va combinando de forma dinámica en todo momento. Todo ello, aderezado por momentos más pausados de plataformas, que dan ritmo y variedad al desarrollo de estas fases.
En cualquiera de los dos casos, nos acompaña un buen diseño de niveles, llenos de recovecos, atajos, zonas secretas, emblemas y rutas alternativas con las que intentar batir nuestros tiempos. Sin duda alguna, uno de los puntos fuertes de el caso que nos ocupa es la alta rejugabilidad que atesora cada una de sus pantallas, que nos insta a descubrir cada fase al detalle. Y es que la exigencia real del título no se basa en superar las fases, sino que nos insta a hacerlo consiguiendo todos los secretos y esto no va a ser tarea fácil.
Una de las mayores virtudes de Sonic Generations es la de saber utilizar el factor nostalgia con inteligencia, empezando por la selección de mundos que se ha llevado a cabo y el respeto con el que se ha tratado a cada uno de ellos. Encontramos tres mundos divididos en tres eras distintas, que dan un repaso a toda la trayectoria del erizo azul. Empezamos con la época de Megadrive, Green Hill (Sonic the Hedgehog, 1991), Chemical Plant (Sonic the Hedgehog 2, 1992) y Sky Sanctuary (Sonic & Knuckles, 1994).
Continuamos con un salto de los 16 a los 128 Bits en la segunda era, con Speed Highway y City Escape, de Sonic Adventure 1 y 2 respectivamente, ambos aparecidos en Dreamcast. Cierra la segunda era Seaside Hill, aparecida en Sonic Heroes de 2004, multiplataforma de la anterior generación. Seguimos con la era moderna, compuesta de Crisis City, aparecida en el discreto Sonic the Hedgehog de 2006, Rooftop Run de Sonic Unleashed, y Planet Wisp, de Sonic Colours para Wii.
No faltarán caras conocidas en el desarrollo del título y constantes guiños a la saga, como un inocente Tails del pasado que no reconoce Green Hill al verlo, algo obvio siendo un personaje introducido en Sonic the Hedgehog 2. El Dr. Robotnik, o Dr. Eggman, como le gusta que le llamen ahora, incombustible enemigo del erizo, tampoco puede faltar a la cita, mostrándose también por partida doble. Las recreaciones en tres dimensiones de los personajes clásicos resultan muy fieles, y permiten diferenciarlos perfectamente en todo momento de sus versiones modernas.
Para acceder a los distintos niveles que componen el título, nos moveremos dentro de esta grieta espacio-temporal teñida de blanco en sus inicios, que se irá coloreando según vayamos superando las fases, rescatando también así a nuestros compañeros atrapados en estos mundos. Esta sección es como un nivel más, y desde aquí accederemos a todo el contenido jugable que Sonic Generations tiene por ofrecer, que no es poco. Pese a que no nos llevará mucho tiempo completar el desarrollo principal, y aunque nos deja con ganas de más, sería un error pensar que todo termina aquí.
Según progresamos en el desarrollo de la historia, se nos desbloquean desafíos a los que podemos acceder desde el mismo mapa de niveles. Son fases de todo tipo, algunas nuevas, otras con variantes añadidas, en las que se nos incita a superarlas cumpliendo algún requisito determinado. Carreras contra un doble, o superar un nivel teniendo solo un anillo son solo una muestra. Algunos son más divertidos y elaborados que otros, pero una cantidad de ellos encierran mecánicas de juego que no veremos en el modo historia, sobre todo en lo referente al modo clásico, pudiendo utilizar por ejemplo, power-ups que se introdujeron en Sonic 3, como el escudo de fuego. Un apartado de parada obligatoria, que nos aguarda alguna que otra sorpresa.
Por supuesto, no pueden faltar los grandes jefes finales que hacen acto de presencia, y nos resultan familiares, entretenidos y variados, aunque los encontraremos en menores ocasiones de las que nos hubiera gustado. Y es que a diferencia de los primeros Sonic de Megadrive, donde encontrábamos uno al finalizar cada mundo, aquí tendremos uno para cada era, conformando un total de tres jefes por era, al que se les une un jefe final. Para complementar este apartado tenemos minijefes en forma de rivales de Sonic, así que veremos de nuevo a Metal Sonic entre otros conocidos, aunque estos encuentros no resultan tan emocionantes.
El nivel de dificultad del título, se nos antoja asequible y bien balanceado, y aumentará progresivamente según vayamos avanzando sin llegar a ser frustrante en ningún momento, gracias al sólido control del erizo en cualquiera de sus dos modos. Si bien las primeras fases podremos superarlas en cerca de dos minutos una vez nos las conozcamos, necesitaremos bastante más tiempo en los niveles posteriores, más largos, complejos, y donde deberemos medir muy bien nuestros saltos si no queremos empezar a perder vidas de forma gratuita.
Y si algo no le falta al último título del erizo es una generosa cantidad de contenido extra que podremos ver en la Habitación de coleccionables, en forma de Artes desbloqueables, Música sacada de títulos anteriores, Vídeos y una galería de personajes, que iremos desbloqueando de forma progresiva. También tendremos habilidades extra que podremos adquirir en la tienda, como por ejemplo la capacidad de mantener los anillos un tiempo extra si somos alcanzados por un enemigo. Todo esto lo conseguiremos invirtiendo la puntuación que vayamos obteniendo tras superar niveles. Incluso, como gran añadido, se incluye el Sonic the Hedgehog original de Megadrive. Un regalo para los fans, que a su vez nos permitirá apreciar el salto entre la Green Hill de 1991 y la de 2011.
En lo que a gráficos se refiere, no hay más que ver como luce Sonic Generations para darse cuenta del buen hacer que el Sonic Team ha puesto en su Hedgehog Engine. Los entornos son variados y muy coloridos, factor que queda reforzado gracias a una buena iluminación que le da una apariencia plástica, casi como si de una película de animación se tratara. Todo ello, acompañado de efectos de profundidad de campo, desenfoque de movimiento, una buena distancia de dibujado y unos treinta fotogramas por segundo, empañados en ciertos momentos por algunas ralentizaciones en secciones con mayor carga gráfica. Con todo, cumple, y se ve apoyado por un diseño artístico a la altura que muestra un gran respeto por los títulos en los que se basa.
Si el apartado visual ya luce a un buen nivel, no podemos hacer más que rendirnos ante un apartado sonoro que nos toca la fibra gracias a la acertada remasterización de todos los temas que componen la banda sonora del título. Ya desde el instante que escuchamos el tema principal de Green Hill en modo clásico, revivimos de forma instantánea los grandes ratos que tuvimos en su momento con Megadrive. Cuando cambiamos al moderno, disfrutamos también de una acertada puesta al día de dichos temas. Lo mismo ocurre a la inversa, al ver como los temas de los Sonics modernos se han adaptado al modo clásico. Así con cada una de las pistas que conforman la música. En cuanto a efectos de sonido, estos nos van a ser muy conocidos también. Ya sea a la hora de saltar o recoger anillos entre otras acciones, todo nos va a resultar familiar. Uno de los mejores apartados para un Sonic, que por primera vez, habla un perfecto castellano con una interpretación más que correcta en todo momento.
Muy Bueno
Juego de notable acabado que disfrutaremos y recordaremos. Una buena compra, muy recomendable para amantes del género. Está bien cuidado a todos los niveles. Cómpralo.