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Battlefield 3

Battlefield 3

  • PlataformaPC9.5PS393609
  • DesarrolladorEA DICE
  • Lanzamiento27/10/2011
  • TextoEspañol
  • VocesEspañol
  • EditorElectronic Arts

Así es la guerra

Después de meses de declaraciones y promesas, Battlefield 3 ya está aquí. La obra cumbre de DICE llega preparado para librar la mayor de las guerras a las que se ha enfrentado a lo largo de los años. Y lo hace con un remodelado motor gráfico.

Nota: El análisis publicado se refiere única y exclusivamente a la versión PC de Battlefield 3. Para las versiones de consola -Playstation 3 y Xbox 360- se publicará su pertinente análisis más adelante.

Esto es una guerra. Y en la guerra pasa esto. Son palabras sacadas de un momento concreto de Battlefield 3, que definen perfectamente a la obra de DICE, al desarrollo del juego y al objetivo que han perseguido desde el anuncio del mismo. Uno de los grandes lanzamientos para este 2011, el más grande de EA sin duda alguna este año, ya está entre nosotros dejando atrás declaraciones -demasiadas- y comparaciones. Un ruido totalmente innecesario alrededor de Battlefield 3. Sobre todo porque detrás de este juego estaba una garantía: Digital Illusions Creative Entertainment.

Los creadores de la saga Battlefield -y también de Mirror's Edge entre muchos otros- no tenían la necesidad de entrar al barro con Activision y su saga Call of Duty. Porque son buenos haciendo su trabajo, algo que han demostrado a lo largo de los años, y por encima de todo, porque su propuesta difiere bastante de lo que se ha visto recientemente en los Modern Warfare y en Black Ops. Aquí acaba, por lo tanto, cualquier mención a un juego con el que se compartirán plataformas de salida, período de ventas y género. Pero ya está. Este es el momento de Battlefield. El momento de mostrar la guerra desde todos los ángulos posibles. La tercera entrega numerada de la saga llega más de un año y medio después de que apareciera Bad Company 2 y seis años después de la salida del aclamado Battlefield 2. Las promesas han sido tan grandes como la ambición de la compañía. Desde el nuevo Frostbite 2.0 para llevar el juego a otro nivel técnico hasta la comunidad que se espera fidelizar con Battlelog, pasando por una campaña que ofrezca momentos inolvidables y añadiendo misiones cooperativas. Lo que nos íbamos a encontrar ya lo conocíamos de hace tiempo. Lo que ofrece cada elemento prometido es lo que convierte a Battlefield 3 en uno de los mejores lanzamientos de este año. Sin duda alguna.

Jaque a occidente
Battlefield 3 es una franquicia que ha apostado siempre por el modo multijugador como su principal atractivo. De hecho, el mismo Battlelog desde el que arrancamos el juego es toda una declaración de intenciones, teniendo en primer lugar a la izquierda las partidas competitivas, al centro el cooperativo y ya más a la derecha la campaña. Esto no significa que DICE no haya querido meter toda la carne en el asador para crear una historia principal que sirva de presentación de las bondades de esta nueva entrega, que no son pocas. Así se puede interpretar la construcción de una campaña variada y llena de intensidad. De tópicos, también. Guerra moderna, conflictos actuales. Así están las cosas en los shooters bélicos del momento, una cita a la que no ha querido faltar DICE en su intendo de ampliar todavía más el público al que se dirige. La trama principal nos sitúa en el conflicto con Oriente Medio como soldados norteamericanos. En nuestra misión inicial, el desarrollo nos llevará a descubrir que se están planeando ataques terroristas con bombas nucleares en occidente. Más adelante se añadirá a este cóctel sobradamente conocido la presencia de los rusos. Aunque es cierto que no hay nada nuevo encima de la mesa en este sentido, y que el sistema para narrar la historia -a base de flashbacks y puntos de vista que acaban encontrándose- tampoco es el adalid de la originalidad, la campaña nos mantendrá pegados ante el monitor.

Hay dos elementos diferenciales en la campaña de Battlefield 3 que nos hacen disfrutar en nuestra enésima batalla contra los terroristas de Oriente Medio. Uno de ellos es la variedad de situaciones; el otro, la narrativa cinematográfica que adopta la aventura. Somos un marine condenado por algo que desconocemos que intenta explicar y reconstruir qué pasó y qué está a punto de pasar ante dos agentes de la CIA que no son precisamente grandes amigos nuestros. Sus recuerdos, la mezcla con otros momentos claves para entender la trama y el clímax final son el envoltorio de una trama que avanza de manera lineal. Algo que no significa que sea pasillero.A lo largo de las doce misiones de las que se conforma la campaña probaremos muchos de los elementos con los que nos enfrentaremos a nuestros enemigos en el multijugador. La campaña de Battlefield 3 permite al jugador que sepa lo que es una guerra desde todos los ángulos posibles. Desde un escuadrón luchando a tiroteo limpio en las calles de Teherán a surcar los cielos con un caza acto seguido para luego empezar a bombardear bases enemigas sin rencor. Añadimos batallas de tanques, Jeeps con metralletas montadas, momentos de sigilo, una misión clásica de francotirador simplemente para enmarcar y luchas cuerpo a cuerpo mediante QTE's y tenemos un collage de situaciones tan rica como intensa.

Todo ello producido como si de una película se tratara. Las conversaciones, los contrastes de las localizaciones (zonas desérticas, grandes ciudades como París o Nueva York, una jungla, edificios de negocios…) y las secuencias que vamos viviendo nos meten en la piel de los protagonistas. Tanto por los movimientos de cámaras como por como está hilvanada la trama, llena de toques cinematográficos y espectaculares que sirven para dar continuidad a nuestro avance, la verdad es que por momentos nos sentiremos protagonistas de una película de acción. Sin descanso, además. Aunque tampoco se lo puede permitir teniendo en cuenta que en apenas 7 horas, incluso algo menos si no morimos más de la cuenta, estará liquidada en su dificultad normal.Esta intensidad y película de acción en la que nos intenta meter Battlefield 3 también acaba haciéndolo, eso sí a costa de algunos elementos que pueden fallar en momentos puntuales de la campaña. Nos referimos a los Scripts. A nivel narrativo no hay ningún problema con ellos, ya que están perfectamente incluidos en el desarrollo, sino con otros que pueden empañar la experiencia.

Por ejemplo, en un momento en el que tenemos que poner a salvo a un herido, si vamos más deprisa de la cuenta hasta llegar a la puerta en cuestión, esta no se nos abrirá a nosotros por mucho que estemos a salvo. Primero tendremos que acabar con esos enemigos que están escondidos a lo lejos. Algo similar pasa intentando escapar con un avión. No nos dejarán entrar en él aunque lleguemos al punto de extracción a tiempo… porque no han entrado otros NPC. Y moriremos ahí delante, masacrado por las balas intentando entrar en una compuerta abierta pero con una pared imaginaria que nos impide el paso. A esto se le añade, también, una IA enemiga que no es todo lo lista que nos podríamos esperar a la hora de cubrirse y buscar alternativas si los acechamos y a algún punto en el que hay un respawn exagerado si no avanzamos. Por norma, cada zona tiene sus enemigos y cuando limpiamos no aparecen más, pero es cierto que en un par de momentos esto no es así. Con todo esto, la campaña cumple con su cometido: dar espectáculo, ser variada y muy intensa. A pesar de tener estos pequeños errores -pequeños porque con el ritmo al que vamos algunos pueden pasar desapercibidos- y no ser demasiado larga.


A pesar de ir casi siempre en la aventura con un escuadrón o al menos un compañero a nuestro lado, tampoco en esta ocasión DICE ha puesto un cooperativo para la campaña principal, algo que ya se le reclamó por ejemplo en su último Bad Company 2. A cambio, eso sí, la compañía ha preparado un modo Co-op basado en seis misiones a superarse con un solo compañero. No hay juego a pantalla partida ni nada por el estilo, sino que solo se puede jugar vía online. El sistema nos permite buscar un matchmaking público si no tenemos ningún amigo en ese momento para hacer una de las misiones cooperativas que se nos presentan.La duración de estas misiones es un poco mayor que las de la campaña, además de ofrecer un tipo de batalla complementario a lo que jugamos en la trama principal. Escoltar desde los aires a un equipo de tierra que tiene que realizar un rescate, aguantar los ataques de los enemigos atrincherados durante un tiempo determinado o adentrarnos de manera coordinada en bases enemigas son algunos de los objetivos que deberemos cumplir. Entre las bondades del cooperativo está la posibilidad de revivir a nuestro compañero cuando esté abatido y de marcar enemigos y estrategias antes de ejecutarlas. Más madera para complementar lo realmente importante en Battlefield 3: el multijugador.

Guerra total
Vistos los aperitivos, es el momento del plato fuerte. Battlefield nació en su momento como una apuesta clara para la competición y colaboración multijugador. Ha sido la base de la franquicia a lo largo de sus entregas y de sus años, y es lo que la ha mantenido viva durante tanto tiempo. En DICE prometieron más y más, y el resultado es una apuesta clásica aprovechando al máximo las posibilidades técnicas actuales y un guiño a los FPS que triunfan actualmente en las plataformas en las que sale Battlefield 3. Nueve mapas, cinco modos de juego. No se necesita más para estar jugando una y otra vez sin descanso, intentando mejorar y, sobre todo, intentando ganar partidas. El rey absoluto del multijugador de Battlefield 3 es el modo Conquista, que ha caracterizado a la saga desde hace años y que es lo que más nos va a acercar a una guerra real. Tenemos una serie de puntos en el mapa que capturar con nuestra bandera, algo que nos permitirá crear lugares para regenerar jugadores e ir quitando puntos a nuestros enemigos si estamos dominando el mapa más que ellos. Cuando uno de los dos equipos tenga el contador a cero -también baja con cada muerte- se acaba la partida. Esto gana una nueva dimensión gracias a dos elementos claves: los abrumadores mapas en los que se suceden los encuentros y la batalla que se recrea en cada matchmaking. No hay nada que se le asemeje actualmente en este sentido.

La extensión de los mapas es tal que si vamos a pie podemos pasar minutos intentando cruzarlos de punta a punta. Además, la complejidad de cada escenario es digna de mención, de tal manera que podemos encontrar distintas estructuras según el punto en el que nos encontremos. Por ejemplo, en la Autovía Teherán tendremos montañas elevadas desde las que poder sorprender a nuestros enemigos, pero la zona de abajo está llena de casas, pequeños caminos laberínticos, una gran carretera central abierta a quien se atreva a cruzarla... y muchos vehículos. Tanques viniendo desde la izquierda, Jeeps que llegan a toda pastilla al corazón de la batalla. Y alguien en la esquina apuntándote con una mira láser roja.  La sensación de que nosotros por sí solos somos insignificantes ahí en medio, que el peligro puede llegar de cualquier lugar, abruma.  En otros mapas de dimensiones más generosas como Caspian Border o los Canales de Noshahr se incorporan los helicópteros y los cazas a la fiesta. Subir a uno de ellos e intentar limpiar una de las bases para que nuestros compañeros puedan dominarla no tiene precio. Estar abajo con un RPG preparado para hacer explotar a ese enemigo en el helicóptero… tampoco. Las posibilidades son múltiples, tanto en elementos de grandes batallas como los vehículos como a la hora de cruzar cada esquina y casa de por ejemplo el Gran Bazar, un escenario de refriega a pie con todo tipo de atajos.

Porque en Battlefield 3 lo más importante es el bien común. Es uno de los elementos diferenciales respecto a otros FPS y que aquí tiene más importancia que nunca teniendo en cuenta que se ofrecen hasta 64 jugadores compitiendo a la vez. Con tanta gente de por medio, de poco o nada servirá que un jugador tenga un ratio de muertes positivo si no se ha pensado en el grupo. Ir a lo loco cogiendo un Jeep sin pensar que tal vez con un compañero en la metralleta tengamos más posibilidades de éxito será nuestra perdición. Lo mismo con vehículos como los helicópteros. Para ello es importante el concepto de escuadrones, recogido directamente de Bad Company 2. Los jugadores de cada equipo se dividen en grupos de cuatro para poder cumplir con sus objetivos. Una garantía de éxito será, en la misma autopista Teherán que hemos comentado, ver a cuatro snipers preparados en una colina, un tanque con un ingeniero dentro por si van mal dadas de frente, otro grupo a pie flanqueando la zona, etc.  Si lo que importan son las muertes que cosechamos, lo mejor es ir directamente a los modos Deathmatch o Squad Deathmatch. Duelo por equipos o por escuadrones de cuatro jugadores como máximo. Ahí gana el primero que consiga sumar cien puntos, uno con cada muerte del enemigo. O el modo hardcore con armas que hacen más daño y sin mapa, más acción directa.

Por último, tenemos la modalidad de asalto, tanto normal como por escuadrones. Otro tipo de juego marca de la casa de la saga en el que un equipo tiene que conseguir unas bases enemigas y así poder avanzar y el otro tiene que defenderse hasta que se le acaben los ‘tickets' -muertes- a los que lanzan la ofensiva. Según el modo de juego que elijamos los mapas parecerán otros completamente distintos. En este caso las grandes batallas con vehículos y multitud de jugadores también están aseguradas, tanto de parte de los que se están defendiendo como de los que intentan atacar.

La nueva guerra fría
Para dar vida a esta batalla por tierra y aire tenemos dos facciones diferenciadas, los americanos y los rusos. Cada facción tendrá algunas armas particulares que no usarán las otras. A medida que vayamos sumando puntos por objetivos cumplidos, muertes cometidas y victorias en partidas, iremos subiendo experiencia y rango. No solo ganamos más prestigio, si no que vamos desbloqueando nuevos objetos y armas para poder usar. Desde mirillas a bípodes que permiten más estabilidad en ataques estáticos, pasando por nuevas metralletas, munición o lanzacohetes. O unas linternas que harán perder precisión a nuestro enemigo si intenta apuntarnos. Todo ello para mejorar nuestras armas, aunque también hay un apartado para añadir mejoras a nuestro soldado. Un ejemplo, el primero: esprintar, que nos permite correr más tiempo sin cansarnos. De esta manera podemos personalizar cada una de las cuatro clases que elijamos según nuestra manera de jugar. Naturalmente, el arsenal es el clásico para este tipo de juegos y su contexto actual -tanto que incluso se menciona a un conocido terrorista muerto recientemente durante la campaña-. Rifles de asalto como la AK7 o M16, carabinas como Scar H o G36C; ametralladoras como M249 o M60; francotiradores conocidos: Mk11 o SVD; fusiles, metralletas como la P90, escopetas y lancacohetes y lanzagranadas tales como los RPG, Javelin o Stingers. En total, más de sesenta que se unen a vehículos de todo tipo: Buggies, coches blindados, de combate de infantería, tanques, antiaéreos, helicópteros de todo tipo como Havoc o Super Cobra, Jets de caza, transportes navales y otros.

La clase de asalto es una mezcla entre la clase de toda la vida y añadidos médicos como son los kits y los desfibriladores, algo que cuando vayamos desbloqueando nuevas habilidades y objetos será relativo: si queremos enfocarlo a ser un soldado armado hasta los dientes así podrá ser; la segunda clase que está disponible es la del ingeniero, que son los encargados de arreglar vehículos y también destruirlos a base de RPG y otros proyectiles. Con ellos se pueden reparar los vehículos que los enemigos hayan dejado inutilizados antes de que exploten del todo. La clase de apoyo se basa en personajes que pueden usar fuego pesado con mayor estabilidad y potencia. Por último están los Recon, francotiradores y especialistas en las largas distancias y en reconocer el terreno para informar al resto del equipo. La posibilidad de tumbarse es un añadido importante para este tipo de jugadores. Entre ellos, los accesorios y las más de sesenta armas disponibles, toca elegir.

Battlelog
Todos nuestros avances, lo que nos queda para conseguir una medalla o subir de nivel, así como un historial de nuestras hazañas online quedará registrado en Battlelog, el sistema que vertebra Battlefield 3 y desde el cual podremos consultar cualquier dato que queramos saber del juego. Sirve también para filtrar servidores, escoger qué tipo de partida queremos hacer, buscar compañeros para el cooperativo, pasar feedback con otros jugadores… muy en la línea de lo que ha intentado instaurar EA recientemente en diversos de sus juegos, como Burnout: Hot Pursuit, y un lugar de encuentro inspirado en redes sociales como Facebook donde comunicarse, generar equipos para luego coordinarse en la partida y en definitiva, potenciar la comunidad que se espera haya detrás de Battlefield 3.

El sistema integra también un apartado de novedades que la misma compañía desarrolladora va actualizando, un foro en el que poder discutir sobre todo alrededor del juego y un apartado para crear nuestros propios clanes con nombre, un emblema personalizado y la posibilidad de invitar a quien queramos. Battlelog es la respuesta de EA a lo que la comunidad más competitiva quiere, un sistema que le facilite las cosas para su equipo, para poder competir y para poder saber todo lo referente a estadísticas. Y puede ser una de las primeras piedras para que el juego funcione a nivel competitivo. Una vez dentro veremos que no solo tenemos detallado todo lo que hemos hecho nosotros a modo de historial, sino que también comprobamos como podemos entrar en las partidas realizadas y mirar qué ha hecho cada jugador, quién ha destacado en precisión, en muertes, en objetivos, etc. La voluntad de dar soporte competitivo también está presente con DICE regulando mediante el feedback lo que sea necesario: Ajustes para aumentar el retroceso de una arma o añadir daño a otra si la comunidad lo cree necesario, por ejemplo.

Frostbite 2
Hay un elemento jugable que no se ha remarcado a lo largo del análisis pero que está presente en todos y cada uno de los modos de juego que se han desgranado páginas atrás. Es el de la destrucción del escenario. El nuevo motor Frostbite 2 ha permitido, además de dar un empujón gráfico sin igual a la saga que ahora comentaremos, aplicar una destrucción casi integral del escenario que puede cambiar radicalmente los mapas. Casas con francotiradores en lo alto que se desmoronan, rivales que se quedan sin una pared que les servía de cobertura, una columna que acaba hecha pedazos después de unas cuántas ráfagas de disparos o vehículos que vuelan por los aires. La gran mayoría de los elementos presentes en el campo de batalla -en los tres modos, pero sobre todo en el multijugador donde no hay limitaciones por exigencias del guión- se pueden destruir. Los que no, ya lo destruirán los tanques.

La destrucción de paredes, edificios y demás es un elemento diferencial que sirve para acabar con esas zonas que parecían seguras cañonazo mediante. Por no hablar de elementos que podemos disparar adrede para que caigan encima de los enemigos -como fachadas- y acaben con ellos. En el mismo modo campaña daremos buena cuenta de ello, cuando veamos que esas trincheras en las que estábamos escondidos desaparecen por los disparos de los enemigos o cuando comprendamos que en según que cajas o paredes finas, si disparamos sin cesar podemos acabar con el enemigo que está justo detrás pensando que estaba a salvo. Por otro lado, si bien es cierto que no veremos al final de una partida una gran ciudad convertida en un desierto de ruinas, sí que los elementos destruibles tienen una incidencia más que destacada en las partidas multijugador, cambiando los escenarios irremediablemente.

Pero el motor Frostbite 2 va más allá de los elementos de destrucción. Battlefield 3 es puro espectáctulo audiovisual. Impactante y sorprendente la primera vez que visitamos una de las doce misiones de la campaña, cada una de las misiones cooperativas y uno a uno hasta revisar todos los mapas multijugador. Las extensiones, el horizonte visible que tenemos desde nuestro punto y sobre todo el detalle con el que está recreado absolutamente todo es digno de mención. Nos encontramos con un motor que ofrece un sinfín de contrastes a un nivel excelso: zonas desérticas con una arena casi real, espacios boscosos llenos de matorrales, árboles y piedras recredas hasta el último detalle. O las ciudades, con paredes llenas de manchas y rasguños, escaleras metálicas gastadas por el paso del tiempo, el reflejo de las luces de los edificios y la lluvia en los suelos… El impacto visual de Battlefield 3 es el que es por unas texturas espléndidas en registros muy diversos. Sea una oficina, sea una alcantarilla o sea el interior de un avión de combate. Por su parte, la iluminación se ha renovado completamente. En la mayoría de casos cumple un papel más que destacado tanto con el juego de luces con el sol, a través de ventanas, puertas y demás, como con las sombras y como se van generando según el movimiento en pantalla.

A ello se le añaden personajes perfectamente detallados tanto facialmente como a nivel de indumentaria. La carga poligonal en este sentido es enorme, aunque más destacado todavía es el tema de las animaciones. Destacan sobre todo cuando estamos haciendo alguna acción particular como saltar una pared, bajar haciendo rapel o subir una escalera, pero también en momentos de acción a puñetazo limpio con enemigos (modo campaña) o, simplemente, en las cinemáticas mientras se establece un diálogo entre varios personajes. Mención especial al personaje Dima de la trama principal. Battlefield 3 y Frostbite 2 son un sinfín de detalles que, sumados, consiguen un excelente resultado. Las manchas que tenemos en el casco y que son visibles a contra luz, la recreación de las armas que empuñamos, la ceguera que nos provoca cuando nos apuntan con una mirilla láser, las nubes que cruzamos antes de abrir un paracaídas, las explosiones y el humo consiguiente que nos impide apuntar con la precisión que nos gustaría… son elementos vistosos y sorprendentes, pero que también acaban afectando positivamente en la jugabilidad del juego en sí.

Dejando a un lado tecnicismos, la fotografía constante y variada a la que somete Battlefield 3 es de las más espectaculares que hay actualmente. No está exento de algunos errores, como algún que otro soldado que se queda clavado en una pared, cuerpos de los enemigos que desaparecen al rato de haber caído muertos o algún detalle como matorrales que tardan más de la cuenta en cargar las texturas. Los requisitos técnicos mínimos piden 2 gigas de Ram, procesador 2ghz Dual Core, DIRECTX 10.1 con ATI Radeon de 3000 a 6000 y NVIDIA GEFORCE 8, 9, 200, 300, 400, 500 o las series 8800 GT o mayor y veinte gigas libres en el disco duro. Los recomendados suben a un procesador Quad-Core, 4 gigas de memoria ram y Directx 11 compatible con 1 giga de Ram con NVIDIA Geforce GTX 560 o ATI Radeon 6950.  Aunque los recomendados pueden ser muy exigentes para parte de los usuarios, lo cierto es que ya a nivel alto, sin ser ultra, el juego luce de manera más que destacada.

Tambores de guerra
La inmersión y el hecho de sentir que se está en medio de una guerra no sería el mismo sin un sonido a la altura. Sin entrar a valorar si es el sonido real o no de cada uno de los elementos, lo cierto es que sí es verosímil. No solo en las ráfagas de ametralladoras o la contundencia de los disparos de las escopetas recortadas, sino también en las explosiones, los tiroteos que suenan a lo lejos o los efectos que se consiguen según cada momento. Por ejemplo, la brutal ráfaga de la metralleta de un avión de combate, que dispara a una velocidad endiablada, acongoja la primera vez que se escucha. Y el hecho de parecer estar en un concierto de disparos y de pólvora, constantemente escuchando todo tipo de sonidos unos más cerca, otros más lejos, acompaña perfectamente a la acción. A esto se le añade en campaña una banda sonora que aparece poco, de manera sutil pero justo en el momento correcto -y casi siempre in crescendo para momentos claves- y un doblaje al castellano que cumple con su cometido.


Anexo
Battlefield 3 saldrá a la venta con un pase online que obligará a introducirse si se quiere disfrutar de lo que ofrece a nivel multijugador. Este mecanismo sirve para, en caso de que el juego se venda de segunda mano, su nuevo comprador tenga que adquirir otro pase online si quiere disfrutar de las funcionalidades en línea que tiene el juego. Además, el juego se ejecuta mediante el nuevo sistema de descarga de EA, Origin, que se instala directamente con el juego y en el que el jugador debe registrarse para poder usarlo. Se puede jugar a la campaña fuera de línea sin necesidad de estar conectado. Además, está previsto dentro de poco la salida de un pack expansión con cuatro nuevos mapas. Son algunos de los mejores mapas de la saga rehechos para esta entrega, entre ellos el mítico Karkand. Es gratuita para los que reserven la edición limitada del juego antes de su salida.

9.5

Excelente

Un título referente en su género, que destaca por encima de sus competidores y que disfrutarás de principio a fin, seguramente varias veces. Un juego destinado a convertirse en clásico con el paso de los años. Cómpralo sin pestañear.